Panorama Económico Latinoamericano – Del 20 al 27 de marzo de 2024

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México: defensa de la estatal Pemex, por una transición energética soberana

Gerardo Villagrán del Corral*

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador llamó a no escuchar el canto de las sirenas y seguir apostando por consolidar Petróleos Mexicanos (Pemex) como una empresa pública para beneficio y bienestar de la nación.

En su discurso conmemorativo por los 86 años de la expropiación petrolera, el presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió sobre quienes propugnan el remate y desmantelamiento de la industria energética nacional para favorecer intereses privados y volver a sumir al país en la situación de dependencia energética en que lo colocaron los gobiernos neoliberales.

El mandatario mostró su satisfacción con los datos sobre la plena recuperación de Petróleos Mexicanos (Pemex) ofrecidos por su director general, Octavio Romero Oropeza, quien aseguró que para 2025, el primer año de gobierno de la siguiente administración, México tendrá autosuficiencia de combustible, es decir, que la totalidad de las gasolinas que se consumen serán producidas en territorio nacional.

Asimismo, López Obrador señaló que la fortaleza de Pemex puede aportar los recursos necesarios para financiar el cambio a energías alternativas o renovables, siempre pensando en no afectar la naturaleza y garantizar el bienestar de las nuevas generaciones.

Tras tres décadas de saqueos, endeudamiento, inviabilidad inducida y entrega al sector privado, el gobierno puso su esfuerzo en poner en pie a Pemex, con el que se revirtieron  el enfoque realista, soberanista y con sentido social con que se visualiza la transición energética.

López Obrador recordó la decisión histórica tomada por el general Lázaro Cárdenas de nacionalizar el petróleo, con la que no sólo se recuperó este recurso natural para el país, sino que lo concibió como palanca de desarrollo. Y en alusión al proyecto de sus opositores en torno a la industria petrolera, convocó a dejar de lado el absurdo de exportar crudo e importar combustibles. Nada de cerrar o abandonar refinerías, dijo.

Ante las voces que insisten en privatizar el sector y dejar de priorizar el recurso con el argumento de la renovación de energías fósiles por las limpias, el mandatario señaló que el país debe calcular bien los tiempos de esa transición energética para no volver a caer en la dependencia del extranjero por dejar anticipadamente de invertir en la extracción de petróleo y en la producción de gasolinas y combustibles.

“Cuidado con los nuevos vendedores de cuentas de vidrio, con los que piensan que la riqueza de las naciones no depende de la producción y del trabajo, sino de la especulación financiera y de las bolsas de valores”, alertó el presidente.

Indicó que mientras no exista la certeza total de que se podrá sustituir el petróleo sin dificultades y en poco tiempo, México debe continuar con la estrategia adoptada en su mandato: no vender petróleo crudo, procesar toda la materia prima en el país y abastecer primero el mercado interno. “No a la dependencia”, insistió.

Un poco de historia

La falta de derechos y beneficios laborales para los trabajadores de la industria petrolera en México fue un problema recurrente durante muchos años. En 1937, los trabajadores decidieron tomar acción y llevar a cabo una gran huelga para demandar mejores condiciones de trabajo y derechos laborales.

A pesar de la valentía de los trabajadores, las empresas mantuvieron su postura inflexible, lo que llevó al presidente Cárdenas, en su compromiso con los derechos de los trabajadores, apoyar la creación del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana y el 18 de marzo del año 1938 decretó la expropiación petrolera, una decisión que cambiaría el futuro de la industria petrolera del país, al poner ese recurso bajo control del Estado mexicano y garantizar la soberanía nacional.

La decisión histórica del general Lázaro Cárdenas, hace  86 años, permitió a México utilizar el petróleo como una herramienta de desarrollo y progreso.

Transición

López Obrador remarcó que la transición energética tomará tiempo, por lo que recomendó seguir potencializando Pemex a fin que se alcance la autosuficiencia energética y, con las utilidades generadas, crear un fondo que en un futuro se aplique en la reconversión a las energías limpias.

Y recordó las palabras del general Cárdenas según las cuales quien entrega los recursos naturales de México a extranjeros es traidor a la patria, ieario bajo el cual, dijo, ha basado su propia posición en torno a esta industria.

Pemex calcula que la demanda de hidrocarburos llegará a su máximo en 2035, lo cual confirma la necesidad de recuperar el sector y rechazar presiones corporativas que recurren a pretextos ambientalistas para forzar desembolsos multimillonarios de los estados en los productos y tecnologías que comercializan.

Según la Agencia Internacional de la Energía, la demanda global de combustibles fósiles seguirá en aumento por lo menos hasta 2028, siempre que se mantengan las predicciones más optimistas de ventas de vehículos eléctricos, las cuales dan señales de estancamiento en varios mercados.

El rescate de la industria energética permitió a México enfrentar los choques externos derivados de la pandemia de covid sin incrementos en los precios de la electricidad y los combustibles, y se ensanchó de manera apreciable la soberanía en la materia. En especial, se destaca la reducción de la dependencia respecto a Estados Unidos.

Con la rectoría del Estado sobre sus recursos naturales e industria energética están puestas las bases para echar a andar una política cuidadosamente planificada que articule una transición hacia energías limpias de manera ordenada, sensata, viable, soberana y, ante todo, orientada al bienestar de las mayorías, señala un editorial del diario La Jornada.

*Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Chile: sin política industrial no habrá desarrollo

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Roberto Pizarro

En definitiva, para avanzar al desarrollo, la política económica no puede remitirse exclusivamente a ordenamientos monetarios y fiscales, como ha sido característico de nuestro país, sino que precisa de iniciativas estatales que apunten a modificar la estructura productiva, superando el extractivismo. Sólo así será posible generar mayor empleo, reducir las actividades informales y, también, frenar la delincuencia.

Sergio Arancibia, en artículo de El Mostrador (01-03-2024), destaca dos cuestiones centrales sobre el comercio exterior de nuestro país. Por una parte, la composición exportadora de bienes primarios, consecuencia de la inexistencia de una política económica externa e interna que favorezca el desarrollo industrial. Por otra parte, la inestabilidad de precios que muestran los bienes primarios en el mercado mundial, consecuencia de las manipulaciones especulativas y la geopolítica de las naciones dominantes.

La apertura radical al mundo y la gran cantidad de tratados de libre comercio, que caracterizan la economía chilena, han ayudado a consolidar la exportación de bienes primarios pero, al mismo tiempo, cierran oportunidades a la industria local.

Con aranceles prácticamente en cero, junto a la nula regulación de las inversiones extranjeras se ha producido un doble fenómeno. Por una parte, las importaciones provenientes de países con mejores tecnologías y sofisticación industrial (y también los bajos salarios de las empresas chinas) han impuesto sus mejores condiciones competitivas, obligando al cierre de empresas nacionales manufactureras de larga tradición.

Por otra parte, un Estado inmóvil, sin política industrial, hace que la inversión extranjera se dirija a los sectores extractivos, los que entregan elevadas rentas y tienen menor complejidad empresarial.

La elite empresarial y la clase política, de variados signos, tanto de derecha, centro e izquierda, están convencidos que nuestro país puede desarrollarse -que en Chile es sinónimo de crecer-, vendiendo nuestros recursos naturales, sin procesamiento alguno, para el progreso económico chino y de los países desarrollados.

La elite empresarial y política no se da cuenta (o quizás no le interesa) que el elevado desempleo, el crecimiento de la informalidad, los bajos salarios e incluso el aumento de la delincuencia, son consecuencia de la escasez de actividades industriales y de los limitados procesos de transformación en el sector de servicios.

La elevada apertura de la economía chilena al exterior, sin ningún grado de regulación, se ha hecho efectiva mediante la decisión unilateral de las autoridades de reducir las restricciones a las importaciones, y otorgar el mismo trato al capital extranjero que al nacional y facilitar los flujos del capital financiero. Pero, también, esa apertura se ha profundizado gracias a la gran cantidad de tratados de libre comercio negociados en las últimas décadas.

Así las cosas, frente a una dura competencia externa (incluso desleal) y con un Estado inmóvil, nuestra economía ha sido incapaz de diversificarse; pero, la elite económica y política vive contenta con su tesis del crecimiento -que ahora es cada vez menor-, fundada en la actual matriz productiva-exportadora, a lo que se agrega un sector financiero que la alimenta, especialmente con el sistema de AFP.

La elite no quiere reconocer que el camino del desarrollo se construye diversificando la matriz productiva-exportadora. Y le da lo mismo cualquier tipo de crecimiento, mientras le sirva para acumular ganancias en su favor.

Como bien señala el economista Ha-Joon Chang, de la Universidad Cambridge, el sector manufacturero es clave para aumentar la productividad y avanzar al desarrollo. Porque en la industria es donde se potencian los avances tecnológicos al conjunto de la economía y se hacen más efectivas las habilidades productivas de las personas. O sea, el progreso técnico y los trabajadores educados son fundamentales para el desarrollo de los países.

Los argumentos de Chang caen en el vacío en nuestro país, porque no hay esfuerzos del Estado orientados a modificar la matriz productiva y exportadora de recursos naturales, ya que en la lógica neoliberal debe ser exclusivamente el mercado el orientador de los operadores económicos.

Por tanto, si se quiere modificar la matriz productiva-exportadora no se puede depositar la fe en el libre mercado y habrá que convertir al Estado en un agente activo de la transformación productiva. Esto lo han entendido muy bien los países asiáticos en las últimas décadas y, por cierto, en el pasado, las economías hoy desarrolladas.

A diferencia de la industria manufacturera, los cambios tecnológicos que se realizan en las actividades extractivas no se difunden al conjunto de la economía. Además, la producción y exportación de bienes primarios concentra el poder económico en un reducido núcleo empresarial, cuyas rentas extraordinarias le ha permitido domesticar a la clase política. Este modelo productivo es el fundamento material de las desigualdades y explica, en gran parte, la dificultad para convertir a Chile en país desarrollado.

En consecuencia, para avanzar en la transformación productiva se requiere:

En primer lugar, que el Estado despliegue una política económica activa, porque la industrialización no ocurre espontáneamente. Requiere de una dirección, con políticas cuidadosamente diseñadas, con inversiones y esfuerzos coordinados con el sector privado. Por cierto, hay que reconocer que las políticas industriales de hoy día no pueden limitarse a replicar las del pasado.

En segundo lugar, se necesita un decidido impulso de inversiones en ciencia y tecnología, ya que hoy día esta es apenas el 0,4% del PIB, bastante menor a la media de los países de la OCDE, que es el 2,4% .

En tercer lugar, es preciso impulsar educación gratuita en favor de todos los jóvenes del país, con elevación sustantiva de su calidad. Ello les permitirá manejar las nuevas tecnologías y mejorar procesos productivos ligados a la industria y a servicios más sofisticados. La vinculación entre industria y educación es esencial para la formación especializada, la investigación y el fomento del emprendimiento científico-tecnológico.

En cuarto lugar, la industrialización hoy día ayuda a luchar contra el cambio climático, acelerar el crecimiento económico y generar empleos dignos, al tiempo que aprovecha mejor las tecnologías de vanguardia; además, en comparación con otras actividades, la industria manufacturera contribuye de forma importante a la innovación ecológica: el 60% de todas las patentes verdes del mundo pertenece a empresas industriales (Informe sobre el Desarrollo Industrial 2024, ONUDI, noviembre 2023).

En definitiva, para avanzar al desarrollo, la política económica no puede remitirse exclusivamente a ordenamientos monetarios y fiscales, como ha sido característico de nuestro país, sino que precisa de iniciativas estatales que apunten a modificar la estructura productiva, superando el extractivismo. Sólo así será posible generar mayor empleo, reducir las actividades informales y, también, frenar la delincuencia.

Potencia energética de Brasil en el vuelo de los biocombustibles

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Mario Osava*

Brasil cuenta con sus biocombustibles para afirmarse como potencia energética en el futuro próximo, como ser determinante proveedor del combustible de bajo carbono para los aviones, una exigencia de la crisis climática.

La electrificación de los automóviles tiende a jaquear la fuerte agroindustria del etanol y el biodiésel, desarrollada en el país desde los años 70. Pero el llamado combustible sostenible de la aviación (SAF, en inglés) le ofrece ahora una posibilidad de nueva y fuerte expansión por muchas décadas.

Aviones impulsados a electricidad no son viables con la tecnología actual, y por un largo tiempo. “Las baterías son muy pesadas y almacenan poca energía”, observó Arnaldo Walter, ingeniero mecánico y profesor de la Universidad de Campinas.

Tampoco el hidrógeno verde, el combustible ecológico de moda, no es una alternativa para la aviación, por la dificultad de almacenaje y la necesidad de temperaturas negativas de más de 250 grados centígrados para tenerlo en la forma líquida utilizable. Además habría que cambiar todo el diseño de los aviones, un proceso que solo podría concretarse a largo plazo.

Brasil tiene todo para ser un importante productor de hidrógeno verde, que se genera  por electrólisis del agua, pero exige mucha electricidad de fuentes renovables. Es el caso de este país, especialmente de su región de Nordeste, con gigantesca potencialidad en energía eólica y solar, además de puertos más cercanos a Europa que los de otros competidores.

La solución es el combustible derivado de biomasa, que no exige alterar el formato de los aviones ni sus turbinas, al sustituir naturalmente el queroseno de aviación, cuyo uso genera 2 % de las emisiones globales de gases del efecto invernadero.

Exigencias climáticas

“No sirve cualquier biocombustible, tiene que cumplir los requerimientos para obtener la certificación de sostenibilidad ambiental, social y económica”, destacó Walter a IPS, por teléfono desde la sureña Campinas, una ciudad de 1,1 millones de habitantes a 90 kilómetros de São Paulo.

La deforestación, por ejemplo, es un talón de Aquiles de Brasil, ante las denuncias de bosques eliminados para el cultivo de la soja, cuyo aceite será probablemente una de las principales materias primas del SAF. No basta descarbonizar el combustible, sino también todo el proceso de su producción.

Se trata de cumplir la meta fijada por la Organización de Aviación Civil Internacional (Oaci), de emisiones netas cero de gases del efecto invernadero hasta 2050.

“El SAF es la única alternativa viable económicamente y disponible, pese a sus desafíos de sostenibilidad”, acentuó Amanda Ohara, ingeniera química y especialista en combustibles del no gubernamental Instituto Clima y Sociedad, en entrevista con IPS en Río de Janeiro.

Soja y caña, abundantes pero disputadas

Brasil es el mayor productor mundial de soja, con 154 millones de toneladas en 2023, cerca de la mitad exportada a China. Su aceite es la principal materia prima del biodiésel, que se mezcla al diésel fósil en una proporción actual de 14 %. El legislativo  Congreso Nacional discute la posibilidad de elevarla a 25 % en el futuro.

Además de su próspera agricultura, de oleaginosas y caña de azúcar, que puede abastecer las plantas de SAF, el país cuenta con amplia posibilidad de expandirlas.

“Brasil dispone de condiciones favorables para los biocombustibles, como tierras disponibles, clima y lluvias, aunque ahora más inciertas que antes”, sostuvo Walter. Decenas de millones de hectáreas de tierras degradadas por la ganadería extensiva en el pasado pueden servir a una recuperación productiva.

En el país más extenso de América Latina, con 850 millones de hectáreas del territorio, solo 61 millones estaban dedicados a la agricultura y 164 millones a pastizales ganaderos en 2022, según el MapBiomas, una plataforma de monitoreo de una red de organizaciones volcadas al cambio climático.

El gobierno fijó como meta recuperar 40 millones de hectáreas de tierras degradadas en 10 años, casi lo mismo del área cultivada de soja hoy, 44,6 millones de hectáreas.

La soja ya tiene un mercado y consumidores establecidos. Destinar parte de su aceite al SAF compite con esos usos y exigirá gran expansión de su cultivo, es decir nuevas tierras y el riesgo de deforestación que junto a cambios en el uso del suelo constituyen la gran fuente de gases invernadero en el país.

Representan costos económicos y ambientales que estimulan alternativas.

La macauba, una palmera tropical cuyo nombre científico es Acrocomia aculeata, es atractiva por su gran productividad de aceite y estar presente en casi todo el territorio brasileño, además de otros países latinoamericanos con variados nombres, como cocoyol, tamaca, corozo, grugru o totaí.

Aún no tiene producción comercial, ni tan siquiera ha sido domesticada, es una apuesta a largo plazo y de riesgo.

Pero Acelen, una empresa controlada por la Compañía de Inversión Mubadala, de los Emiratos Árabes Unidos, impulsa un proyecto para cultivar la macauba en 200 000 hectáreas de tierras en noreste de Brasil para producir SAF a partir de 2026.

Para ese objetivo cuenta con una refinería de petróleo en Mataripe, a 70 kilómetros de Salvador, capital del nororiental estado de Bahia, adquirida en 2019 a la estatal petrolera Petrobras.

El etanol es otra alternativa de materia prima, que como el aceite de soja, tiene la ventaja de una producción en gran escala, pero compite con otros usos. En Brasil la caña de azúcar es la principal fuente del etanol, cuyo consumo como combustible casi alcanza el de la gasolina.

En su forma anhidra compone hoy 27 % de la gasolina vendida, una mezcla que se piensa elevar a 30 % o incluso 35 %. Pero también se usa el etanol solo, en su forma hidratada. Actualmente en Brasil casi todos los automóviles tienen motor flexible, impulsado por gasolina o etanol o incluso por una mezcla de cualquier proporción.

Etanol de caña y de maíz

El etanol lleva un rezago en relación a los aceites vegetales para la producción del SAF, pero se beneficia de un boom productivo esperado para los próximos años. Podrá triplicar su producción anual, que alcanzó 31 000 millones de litros en 2023, sin necesidad de expandir mucho el área cultivada, según dirigentes del sector.

Brasil ya es el país que más cultiva caña en el mundo, lo que le permite liderar el mercado de azúcar y ocupar el segundo lugar en etanol, superado solo por Estados Unidos, donde el maíz es la principal fuente.

Raízen, una empresa conjunta de la transnacional petrolera británica Shell y la brasileña  Cosan, estudia el nuevo biocombustible, incluso en asociación con universidades, mientras amplía su producción de etanol, de que es líder nacional.

Es pionera en etanol de segunda generación, extraído del bagazo de la caña y otros desechos con celulosa. Eso asegura hasta 50 % más de etanol, sin necesidad de nuevas siembras. La empresa ya puso en marcha ocho plantas de esa modalidad y prevé tener 20 en operación hacia 2030, pese a que tienen un costo superior al de las convencionales.

La productividad de la caña también debe aumentar en los próximos años, según investigadores agronómicos, que esperan doblar la producción principalmente por la siembra de nuevas variedades con mejoras genéticas.

Además el maíz de segunda cosecha, en general sembrado después de la soja en la misma área, permitió una producción creciente de etanol especialmente en la región Centro-Oeste de Brasil. Ya representan 17 % del total nacional.

Hay otras alternativas, como derivados fósiles pero con emisiones reducidas de gases invernadero, la madera que de árboles que crecen más rápidamente en países tropicales como Brasil, aceites de origen animal, incluso aceites usados en las cocinas.

Cada una exige tecnologías distintas, con costos, tiempos de maturación y efectos ambientales propios, señaló Walter. También las condiciones logísticas, dispersión o facilidades de recolección de las materias primas, pueden determinar las alternativas más prometedoras.

“No hay una solución única, una bala de plata. Habrá que combinar alternativas variadas, según la escala pretendida o posible”, matizó Ohara. La elección ya no es puramente económica, responde también a la emergencia climática, porque “las emisiones de gases tienen que bajar con urgencia”, acotó.

La expansión de los monocultivos será inevitable en un país que, como Brasil, pretende asegurar un suministro sostenible, pero se puede mitigar sus daños con los sistemas agroforestales, combinando oleaginosas con otros cultivos, que diversifican la vegetación y conservan el suelo, propuso la química y ambientalista que por seis años trabajó con biocombustibles en el consorcio estatal Petrobras. 12-03.24

* Corresponsal de IPS en Brasil desde 1980. Es miembro de consejos o asambleas de socios de varias organizaciones no gubernamentales.

 

Dominicana firma acuerdos con Chile y Panamá en seguridad energética

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La rúbrica de los acuerdos tuvo lugar durante la Sexta Reunión Ministerial de la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA), que tiene por sede la ciudad dominicana de Punta Cana.

Ambos convenios, que tendrán una vigencia de dos años, persiguen el aprovechamiento integral de los recursos energéticos para las generaciones presentes y futuras, bajo los criterios de transparencia y sostenibilidad ambiental, económica y social.

También buscan impulsar acciones que contribuyan a que estos países puedan fomentar la implementación de políticas públicas, en sus respectivos sectores, sobre la base de las posibilidades y necesidades.

Trascendió que con la firma de estos pactos, los tres países se comprometen a compartir experiencias y mejores prácticas en áreas clave, como la de planificación, políticas y transición energética, fortalecimiento del marco legal regulatorio e institucional y la descarbonización de la matriz de generación.

Además, se fomentará la producción de energía eléctrica a partir de fuentes renovables no convencionales, la eficiencia energética y el uso racional de la energía, almacenamiento y digitalización de los sistemas energéticos y redes inteligentes.

El ministro de Energía y Minas dominicano, Antonio Almonte, representó al país en estas firmas. Por parte del gobierno chileno suscribió el memorando el subsecretario del Ministerio de Energía, Luis Felipe Andrés Ramos, mientras que Rosilena Lindo, de la Secretaría Nacional de Energía, hizo lo propio por Panamá.

El titular Almonte expresó su satisfacción respecto al convenio con Chile, y destacó la colaboración continua en áreas claves como la regulación, la licitación y el fortalecimiento de capacidades.

El acuerdo con Chile tiene el objetivo de explorar tecnologías en desarrollo e investigación, en particular, sobre el hidrógeno verde, así como la identificación de oportunidades e incentivos vinculados al desarrollo de este. Igualmente, generación distribuida y licitaciones de suministro de energía y potencia.

Tras la firma de los acuerdos, la titular ejecutiva de la Secretaría de Energía de Panamá, Rosilena Lindo, expresó su regocijo por continuar creando espacios en términos de interconexión con países con los que se mantienen tan buenas relaciones.

De Chile, país con el que Panamá también suscribió un convenio, Lindo dijo que ese acuerdo representa una oportunidad para continuar el desarrollo de políticas adecuadas, principalmente en materia de hidrógeno verde.

 

Más del 70 por ciento de población de Guatemala en economía informal

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Trabajadores de empresas de menos de seis personas, por cuenta propia o autónoma, sin incluir profesionales o técnicos, aquellos implicados en servicios domésticos y los familiares sin remuneración conforman ese rubro, detalló la entidad.

Solo el 28,9 por ciento de los habitantes de este país (17, 1 millones en total) labora en el sector formal, precisó el INE en base a los resultados de su última Encuesta de Empleo e Ingresos.

En la parte informal sobresalen los mayores de 24 años, distribuidos de la siguiente manera: 10,7 por ciento en el área metropolitana, 20,6 en el resto urbano y 45,4 por ciento en lo rural.

Dentro de ese sector en este territorio centroamericano predominan la actividad agrícola con un 34,2 por ciento, seguida del comercio, un 28,2, e industrias manufactureras con un 12,9 por ciento.

Comunicaciones registra 0,1 por ciento y resalta así como la actividad económica con menor incidencia en la distribución de ocupados a nivel nacional en la informalidad.

La clave no está en combatir tal fenómeno sino en crear condiciones para que las empresas generen más empleo, explicó el coordinador de análisis macro fiscal del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Abelardo Medina.

Consideró que se logrará promoviendo la diversificación, competencia y competitividad para que hayan más puestos laborales y sean mejor remunerados.

La informalidad es una consecuencia de la falta de suficientes y buenos empleos, por lo cual aparece en el horizonte como consecuencia la migración, acotó el experto en declaraciones al medio de prensa.

Al recibir un bajo salario de este sector, las personas tienen poca capacidad de consumo y ello genera un círculo vicioso, advirtió el coordinador del Icefi.

La economía de este país cerró el 2023 con un crecimiento de 3,5 por ciento de su producto interno bruto, una cifra menor al 4,1 del 2022 y al ocho por ciento de 2021.

El Banco Nacional prevé para el presente periodo anual una subida similar a la pasada, aunque –a juicio de las Naciones Unidas- la desigualdad afecta especialmente a los pueblos indígenas y afrodescendientes.

Las remesas continúan como la locomotora de la economía, al superar al vestuario, café y banano, lo que muchos ven como estabilizador del proceso y llaman a incentivar las inversiones y el desarrollo en Guatemala.

Chile zafó retroceso con un crecimiento de 0,2% en 2023

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El Banco Central publicó el informe de “Cuentas Nacionales de Chile: Evolución de la actividad económica cuarto trimestre 2023”, detallando que en términos anuales la actividad aumentó 0,2%.

El año pasado tuvo tres días hábiles menos que 2022, resultando en un efecto calendario de -0,1 puntos porcentuales.

La demanda interna retrocedió 4,2% incidida, principalmente, por una contracción en el consumo de los hogares.

Y desde la perspectiva del origen, las mayores contribuciones al crecimiento del PIB se registraron en EGA (Actividad suministro de electricidad, gas, agua y gestión de desechos), servicios personales y transporte.

“En cambio, a la baja destacó principalmente el comercio”, indicó el Banco Central.

El informe remarcó que en términos desestacionalizados, el PIB exhibió una aceleración en el último trimestre del año incidida, mayormente, por las actividades de servicios personales y transporte.

En contraste, la actividad minera retrocedió en términos trimestrales, compensando en parte el resultado anterior.

“Desde la perspectiva del gasto, la demanda interna disminuyó en línea con un
menor consumo de los hogares e inversión”, sostuvo.

El consumo de los hogares disminuyó 5,2%, reflejo de una caída en el gasto en bienes no durables y, en menor medida, durables. En cambio, el gasto en servicios aumentó.

PIB por trimestre

En 2023, durante el primer trimestre el PIB creció 0,3%. En el segundo trimestre, en contraparte, anotó -0,4%. Los siguientes dos trimestres creció 0,6% y 0,4%.

En el informe, el Banco Central mencionó que se actualizaron las cifras correspondientes a 2021 y 2022: en ambos años el PIB se revisó cuatro décimas a la baja, de 11,7 a 11,3% el primero y de 2,4 a 2,1% el segundo.

Respecto de las cifras preliminares publicadas en el Imacec para el año 2023, la variación anual del PIB se revisó al alza en cuatro décimas, de -0,2 a 0,2%.

“Esta revisión se explicó, principalmente, por la incorporación de información no disponible para las estimaciones previas y al proceso de conciliación de los
cuadros de oferta y utilización de las Cuentas Nacionales trimestrales”, explicó el instituto emisor.

Panorama Internacional

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China: la próxima década

Michael Roberts

La reunión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN) de China tiene lugar estos días. La APN es oficialmente el órgano deliberativo superior de China, que decide ostensiblemente las políticas económicas y sociales cada año. En realidad, esas políticas han sido elaboradas por los líderes del Partido Comunista Chino con antelación y luego presentadas a la APN para que las vote (por unanimidad). Sin embargo, la reunión de la APN ofrece a los líderes del PC la oportunidad de explicar sus respuestas políticas para hacer frente a los problemas económicos y sociales actuales del país.

Como de costumbre, es tarea del primer ministro de China presentarlas ante la APN. Este año se estrena Li Qiang. Pero el discurso de Li estuvo muy en línea con el del año pasado del anterior primer ministro Li Keqiang. Al igual que el año pasado, Li Qiang estableció un objetivo de crecimiento del PIB real en 2024 de «alrededor del 5 %» y afirmó que China buscaría «transformar» el modelo de crecimiento económico de China.

la APN también considerará el presupuesto anual. Se espera que el gasto en defensa aumente un 7,2 %, y el de seguridad pública aumente un 1,4 %, sin duda necesario dado el cerco militar de China por las potencias occidentales. Se espera que los gastos del gobierno central aumenten un 8,6 % para reducir un poco la carga de los gobiernos locales altamente endeudados. Otros objetivos anunciados por Li incluyen la creación de 12 millones de nuevos puestos de trabajo urbanos y el aumento de los precios al consumidor en aproximadamente un 3 % (aparentemente para evitar la deflación, véase más abajo). Li dijo que estos objetivos «no serían fáciles», pero que el «desarrollo de alta calidad» seguía siendo la prioridad.

Todo esto está prácticamente en línea con los objetivos establecidos en el último plan quinquenal de China. El decimocuarto plan acordado en 2021 fue un documento omnicomprensivo que cubría todos los aspectos de la economía china en detalle. Pero tenía algunos objetivos clave. En particular, China tenía como objetivo convertirse en una economía «moderadamente desarrollada» para 2035 y reducir la desigualdad entre las zonas urbanas y rurales. El plan se basó en el modelo de doble circulación, en el que la expansión de las exportaciones manufactureras, la clave del crecimiento milagroso de China hasta ahora, se combina con el desarrollo de la economía nacional y la reducción de la dependencia de las importaciones y la inversión extranjeras. El objetivo es que China pueda seguir creciendo y aumentando los niveles de vida a pesar de los intentos de los gobiernos occidentales de frenar o estrangular dicho crecimiento.

¿Puede China tener éxito, lograr su objetivo de crecimiento para este año y alcanzar los objetivos a más largo plazo durante los próximos diez años, más o menos, consiguiendo para casi 1.400 millones de personas unos niveles de vida que solo disfrutan un pequeño grupo de naciones de Europa, América del Norte y Asia Oriental?

Según la prensa occidental y sus economistas, las posibilidades de que China lo consiga no son mejores que las de una bola de nieve arrojada al sol. La posición casi unánime de los economistas occidentales, en particular de los «expertos en China», es que el «milagro» chino se ha agotado, y lo que es peor, China se dirige a una espiral de deflación de la deuda que significará que los objetivos de crecimiento no se cumplirán en el mejor de los casos, y es más que probable que haya una crisis importante. Y ello a pesar del hecho de que en 2023 China tuvo una tasa de crecimiento oficial del 5,2 %, más del doble que el «boom» de la economía estadounidense, y cinco veces la tasa de crecimiento del resto de las principales economías capitalistas del G7. (No quiero entrar en la discusión de que la cifra de crecimiento de China es falsa y el crecimiento es mucho menor. Quienes argumentan esto tienen poca evidencia en la que apoyarse.)

Ah, pero la industria manufacturera está en recesión (según las encuestas oficiales), el consumo es débil (todavía por debajo de los niveles anteriores a la pandemia) y la inversión extranjera, considerada el motor de la economía china, se ha estancado.

Y lo que es peor, los precios de los bienes y servicios están cayendo. Los lectores se sorprenderan al escuchar que los economistas occidentales, que pasan gran parte de su tiempo exigiendo que las tasas de inflación en sus países se reduzcan a no más del 2 % anual tras la espiral inflacionaria post COVID de los últimos tres años, no vean ningún mérito en la falta de aumento de los precios (y, por lo tanto, en el aumento de los salarios reales) de la economía china: la «inflación es mala para los EEUU, pero no para China».

En un reciente artículo, John Ross ha demostrado que para alcanzar el objetivo para 2025 del PIB del Plan chino, es decir, duplicar el PIB a partir de 2021, se requeriría un crecimiento anual promedio del 4,7 % anual. Hasta ahora, China está por delante de ese objetivo con un crecimiento promedio anual en 2020-2023 de alrededor del 5 %. De hecho, desde el comienzo de la pandemia, la economía de China ha crecido un 20,1 % y los Estados Unidos un 8,1 %, es decir, el crecimiento total del PIB de China desde el comienzo de la pandemia ha sido dos veces y medio mayor que el de los Estados Unidos.

Sí, las tasas de crecimiento anual de China se han ralentizado desde el vertiginoso ritmo de la década de 1990 y la mano de obra china está disminuyendo. Pero basta mirar el aumento del PIB per capita que China ha logrado en comparación con las economías del G7 desde 2019, algunas de las cuales incluso se han contraído (datos del FMI). El aumento per capita es aún mayor en comparación con los EEUU (casi cuatro veces).

Sí, cada vez más China no puede confiar en la expansión de la mano de obra barata de las zonas rurales para lograr más producción, sino que debe aumentar la productividad de la fuerza de trabajo existente, especialmente a través de la inversión en innovación técnica. Y lo está haciendo. El Banco de la Reserva Federal de Dallas muestra que la «productividad total de los factores» (que es un índice general de la innovación) está creciendo al 6 % anual, mientras que ha estado cayendo en los Estados Unidos.

A pesar de esta evidencia, cada año los expertos occidentales en China (e incluso muchos en la propia China) predicen el estancamiento, dados los enormes niveles de deuda en todos los sectores. China se va a estancar como lo ha hecho Japón en las últimas tres décadas. La única manera de evitar la «japonificación», dicen estos expertos, es «reequilibrar» la economía frente a la «inversión excesiva», el «ahorro excesivo» y las «exportaciones excesivas» con una economía nacional dirigida por el consumidor como en Occidente, y reducir el control estatal de la economía para que el sector privado pueda prosperar.

Este año, con motivo de la APN, Martin Wolf, el gurú keynesiano del Financial Times, volvió sobre este tema, haciéndose eco de los argumentos de otros expertos keynesianos en China como Michael Pettis. Según Wolf, el crecimiento de China se ralentizará como en el caso de Japón porque está sobrecargada por la deuda excesiva y porque no ha reequilibrado su economía hacia «el consumidor». China necesita que su cuota de consumo llegue a los niveles occidentales o no podrá crecer y, por lo tanto, se estancará en la trampa de los «ingresos medios».

China generó el 28 por ciento del ahorro global total en 2023. Un poco menos que el 33 por ciento de los EE. UU. y la UE juntos. Un error, dicen Wolf y Pettis. Lo que se necesita es un giro del «ahorro excesivo» al consumo. Hay una inversión excesiva en propiedad e infraestructura, en lugar de subsidios a los hogares. China solo crecerá desde ahora si lidera el consumo, no la inversión.

Si quiere leer más sobre esta tontería de que el consumo lidera el crecimiento, vea mi reseña de las teorías de Pettis aquí.

Pero, ¿cómo puede alguien afirmar que las economías maduras «dirigidas por el consumidor» del G7 han tenido éxito y logrado un crecimiento económico constante y rápido, o que los salarios reales y el crecimiento del consumo han sido más fuertes allí? De hecho, en el G7, el consumo no ha logrado impulsar el crecimiento económico y los salarios se han estancado en términos reales en los últimos diez años, mientras que los salarios reales en China se han disparado. Además, estas economías dirigidas por el consumidor se han visto afectadas por crisis regulares y recurrentes en la producción que han supuesto perdidas billonarias de producción e ingresos para sus poblaciones. La ironía es que la tasa de crecimiento del consumo de China es mucho más alta que en las economías del G7.

China no ha tenido una contracción en los ingresos nacionales en ningún año desde 1976, mientras que las economías del G7 lideradas por los consumidores han tenido caídas en 1980-2, 1991, 2001, 2008-9 y 2020. Se ha hablado mucho de la «desastrosa» política de cero COVID de China. Pero aparte de salvar millones de vidas, China no cayó en una crisis en 2020, a diferencia de todas las economías del G7 en 2020.

Sí, China tiene la relación más alta entre la inversión bruta y el PIB entre las principales economías. Pero esta economía supuestamente «sobreinvertida» y con «ahorro excesivo» ha crecido más de cuatro veces más rápido que las economías de la OCDE dirigidas por los consumidores y, como resultado, un 40 % más rápido que la India. Lo que esto sugiere es que si China «reequilibrara su economía hacia el consumidor y redujera la inversión; y si redujera el sector público y «liberara» al sector privado (el sector que proporciona la mayoría de los bienes de consumo en China), las tasas de crecimiento caerían aún más que en los últimos años.

Además, los argumentos de los expertos occidentales de que China está atrapada en un viejo modelo de industrias manufactureras para la exportación liderado por la inversión y que necesita «reequilibrarse» hacia una economía nacional dirigida por el consumidor en la que el sector privado tenga rienda suelta, simplemente no son empíricamente válidos. ¿El débil sector de consumo de China está obligandola a intentar exportar manufacturas «por encima de su capacidad»? No según un estudio reciente de Richard Baldwin. Su conclusión es que el modelo liderado por las exportaciones funcionó hasta 2006, pero desde entonces las ventas nacionales han aumentado, por lo que la relación entre las exportaciones y el PIB en realidad ha caído. «El consumo chino de productos manufacturados chinos ha crecido más rápido que la producción china durante casi dos décadas. Lejos de ser incapaz de absorber la producción, el consumo interno chino de productos fabricados en China ha crecido MUCHO más rápido que la producción del sector manufacturero de China».

Los expertos occidentales explican el tamaño del superávit de exportación de China, a saber, la cuenta corriente (el saldo de los ingresos del extranjero en relación con los pagos), alegando que el superávit es tan alto como el 4 % del PIB de China. Y las exportaciones de China representan el 15 % del total mundial. Y solo en el último mes, las exportaciones aumentaron más del 7 %, por lo que la balanza comercial de China con el resto del mundo alcanzó un máximo de 125.000 millones de dólares en febrero.

Pero lo que eso demuestra es que los fabricantes chinos siguen siendo muy competitivos en los mercados mundiales, a pesar de todos los esfuerzos de Occidente para imponer aranceles y otras medidas proteccionistas. A China le está yendo particularmente bien en la producción de vehículos eléctricos, la energía solar y otras tecnologías verdes. Pero como señala Baldwin, este éxito de las exportaciones no significa que China dependa de las exportaciones para el crecimiento. China está creciendo principalmente debido a la producción para la economía doméstica, como los Estados Unidos.

Es cierto que el crecimiento de la inversión «productiva» ha vuelto a caer en China. En mi opinión, los sucesivos gobiernos chinos cometieron un gran error al tratar de satisfacer las necesidades de vivienda de su floreciente población urbana mediante la creación de un mercado privado de viviendas, dejandolo en manos de hipotecas y promotores privados. En lugar de que los gobiernos locales lanzaran proyectos de vivienda en alquiler para alojar a la gente, vendieron activos estatales (tierra) a promotores capitalistas que procedieron a endeudarse a lo grande para construir sus proyectos. Pronto la vivienda ya no era para vivir, sino para especular (según Xi). La deuda del sector privado se disparó, como en la burbuja inmobiliaria en Occidente. Y estalló con la pandemia de COVID cuando los promotores y sus inversores quebraron.

Lo que el gobierno chino tiene que hacer ahora es hacerse cargo de estas grandes promociones inmobiliarias y traerlas de vuelta a la propiedad pública, terminar los proyectos y convertirlos en viviendas de alquiler. El gobierno debe denunciar la deuda de los promotores con los inversores extranjeros y solo cubrir las obligaciones con los pequeños inversores; y poner fin al sistema hipotecario y de financiación privada de forma permanente. El improductivo sector inmobiliario ha crecido tanto en China como parte de la inversión y la producción que ha erosionado seriamente el crecimiento. Aquí es donde la economía necesita un reequilibrio. Tiene que haber un giro hacia la inversión productiva en las industrias de tecnología y conocimiento. Si el Plan Quinquenal significa algo, parece que el liderazgo chino actual es consciente de ello.

Los anteriores líderes del PC también dependían demasiado de la inversión extranjera y de un creciente sector capitalista para hacer crecer la economía. Pero el sector capitalista de China ha experimentado una caída de su rentabilidad (al igual que en Occidente) y, por lo tanto, ha reducido la inversión productiva. El sector estatal ha tenido que dar un paso al frente. Lo que eso exige para que China mantenga su éxito económico, contrariamente a las opiniones de los expertos occidentales, no es menos inversión y más consumo, no menos inversión pública y más privada, no menos inversión estatal y mas extranjera. Es justamente lo contrario.

Contribución colombiana al acervo lingüístico de la delincuencia financiera

Renán Vega Cantor*

No hace mucho tiempo la delincuencia de alta alcurnia en Colombia obtuvo un reconocimiento mundial, al ser incorporado un extraño vocablo al acervo lingüístico del castellano. Dicho término es ABUDINEAR y fue acuñado en honor de Karen Abudinen, quien se desempeñó fugazmente como Ministra de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones durante el gobierno de Iván Duque. Lo que la hizo célebre fue su participación en un desfalco al Estado colombiano por 70 mil millones de pesos.

Desde el momento del escándalo mediático que suscitó ese robo de dineros públicos, en forma espontánea alguien convirtió en un verbo el apellido de la “honesta ministra” y empezó a utilizar abudinear como sinónimo de robar. Y así ha quedado establecido, porque la Real Academia Española [RAE] señaló que tiene documentados los verbos abudinar o abudinear como términos simétricos a robar y estafar.

En virtud de lo acontecido el 19 de noviembre de 2023 en una corte de España, se puede hablar de Chaquirear o chaquiriar (españolizado), un derivado verbal del seudónimo o alias de Shakira, una cantante nacida en Colombia. El verbo surge para referirse a su continuado comportamiento delictivo en materia fiscal. El delito financiero fue reconocido por la cantante, lo que hace de ella una delincuente confesa y condenada. Chaquirear tiene varios significados:

  1. Por extensión, más allá del caso concreto sucedido en España, defraudar al fisco de un Estado determinado.
  2. Ocultar y esconder dinero en paraísos fiscales para evadir los compromisos impositivos de una persona natural.
  3. Crear sociedades ficticias o fantasmales para ocultar los ingresos de una persona natural con la clara finalidad de reducir el pago de impuestos o, sencillamente, no pagarlos.
  4. Practica de evasión fiscal característica de los viejos y nuevos ricos, entre los que sobresalen figuras del Jet Set internacional y del deporte.
  5. Por vulgarización del léxico, en el estilo colombiano el verbo se usa para referirse a la evasión de impuestos.

Sinónimos: evadir, desfalcar, defraudar, eludir, evitar, esquivar, orillar, soslayar, capear, sortear.

Más allá de una explicación lingüística, vale la pena recordar los hechos de la vida real que dan origen al verbo chaquirear (que originalmente se escribiría como el extranjerismo shakirear, lo que se ve muy mal).

Entre 2012 y 2014, alias Shakira defraudó al fisco de España por una suma de 14.5 millones de euros y para hacerlo posible organizó un entramado delincuencial, con el fin de negar que había vivido en ese país durante más de 183 días continuos, tiempo mínimo requerido en España para ser considerada un residente fiscal que debe pagar impuestos. Durante más de ocho años la cantante negó que hubiera incurrido en fraude y proclamó su inocencia. La Fiscalía investigó y reunió 117 testigos contra Shakira y constató los cuantiosos gastos personales en tiendas, peluquerías, centros médicos, que demuestran que ella si residió en España más tiempo del que reconocía. Esta batería de testigos e innumerables pruebas, testimoniales y documentales, demuestran la culpabilidad de la cantante de los delitos que se le imputaron.

Además, la Fiscalía descubrió que, para evitar pagar impuestos, la artista se valió de 15 sociedades ficticias, domiciliadas en las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán, Malta, Panamá y Luxemburgo. Estas falsas sociedades aparecen como titulares de las rentas y patrimonios de la cantante, que oculta su nombre, para no ser detectada por el sistema fiscal de España. Esto no sorprende, porque Shakira es una delincuente fiscal de larga data y su nombre aparece en los documentos filtrados sobre multimillonarios que invierten en paraísos fiscales, tales como Panama Papers, Pandora Papers y Paradise Papers. Con tales antecedentes de evasión, la Juez que ratificó el caso contra la cantante señaló que existían “indicios suficientes de criminalidad”.

La cantante siempre se declaró inocente y durante años se negó a establecer cualquier acuerdo con el ministerio público y manifestó su decisión de ir a juicio, para demostrar que ella factura en forma honesta y no es capaz de robarse un euro. Por eso, la Fiscalía la llamó a juicio, el cual empezó y terminó el 19 de noviembre de 2023.

Lo que se esperaba iba a ser un juicio largo, en el que la cantante demostraría su pretendida inocencia, se convirtió en un proceso relámpago que tan solo duró 8 minutos, el tiempo de comparecencia en el banquillo de los acusados y el tiempo justo para que Shakira aceptara, por su propia e insoportable voz, que es una delincuente financiera y aceptó pagar el 50% de la cuota defraudada, 7.3 millones de euros, y una pena de cárcel por tres años que, a su vez, burló con el pago de una multa de 432 mil euros. La multa original solicitada era de 23, 8 millones de euros y de 8 años de cárcel.

Una cosa es clara, y no tiene ninguna duda ni discusión, Shakira admitió ser una delincuente y como tal llegó a un trato con el fisco español. El acuerdo implica que Shakira no ingresa a prisión, un privilegio que favorece siempre a los millonarios de viejo y nuevo cuño, pero quedó registrada para la posteridad como una vulgar delincuente fiscal. En su próximo disco, de seguro Shakira entonará un estribillo que diga: “Las mujeres no lloran, las mujeres facturan en moneda dura (euros y dólares) y entre más facturan más desfalcan al fisco”.

Debemos hablar de chaquirear para hacer alusión al fraude fiscal. Se podría decir que es injusto, discriminatorio y sexista usar el alias de una mujer para construir un verbo, porque los nuevos y los viejos ricos del capitalismo realmente existente son evasores de impuestos, y entre ellos se encuentra una interminable lista de machos, en la que aparecen multimillonarios, fabricantes de armas, escritores (Mario Vargas Llosa entre ellos), futbolistas, tenistas, y un interminable etcétera.

Pero si seguimos la lógica del feminismo liberal que pide que se reconozca el rol de la mujer en los grandes asuntos del capitalismo y la guerra (que les lleva a pedir que las mujeres actúen en los ejércitos como los hombres, es decir, maten y torturen, como en Abu Ghraib, Irak; o que se diga con orgullo que el ejército sionista y genocida de Israel es el más feminista del mundo) debemos exaltar a una delincuente, condenada y confesa, como Shakira y bautizar el fraude fiscal con su seudónimo artístico, para que se inmortalice, porque su mediocridad como cantante no la va a dejar en la historia musical del mundo, aunque cotice en dólares, puesto que, como se sabe, facturar no es sinónimo de ser buena cantante.

Con chaquirear estamos enriqueciendo la lengua de Cervantes desde Colombia, donde todavía se presume que hablamos el mejor castellano del mundo, el cual nutrimos todos los días a partir de las prácticas delincuenciales, y no sólo las del bajo mundo (de donde surgieron, por ejemplo, el verbo traquetear y el sustantivo impropio traqueto, ambos de alcance internacional). Al fin y al cabo, los 70 mil millones de pesos que dieron origen al verbo abudinear representan casi la misma cifra que defraudó Shakira en España, y eso en una sola maniobra plena de “honestidad y buena fe”, porque ella tiene otros delitos en el tintero, cuyo montó monetario supera con creces el dinero que una ministra contribuyó a robar en Colombia. Y no pueden discriminaciones sexistas para dejar de reconocer el gran aporte delincuencial de la cantante nacida en Barranquilla, hasta el punto de que su seudónimo sirva de soporte lingüístico al nuevo verbo chaquirear, sinónimo universal de fraude fiscal por parte de los ricos del mundo.

*Historiador. Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, Colombia. Doctor de la Universidad de París VIII. Diplomado de la Universidad de París I, en Historia de América Latina. Autor y compilador de numerosos libros, dirige la revista CEPA (Centro Estratégico de Pensamiento Alternativo). e integra el Consejo Asesor de la Revista Herramienta

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