Argentina: En repudio al partido judicial y en defensa de Cristina , el movimiento feminista y disidente volvió a ocupar la calle

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Emilia Trabucco y Yésica Leyes

El pasado sábado 3 de junio, el movimiento feminista y disidente argentino ocupó las calles a lo largo y ancho del país, como lo hace todos los años desde aquella masiva y fundante primera movilización que ocurrió en junio de 2015 al grito de ¡Ni una menos!

Aquel día inaugural tuvo repercusiones en toda América Latina y el Caribe. “Ni Una Menos” fue una consigna que a partir de allí articuló los colectivos feministas en varios países como Chile, Bolivia y Perú, y logró presencia a través de alianzas con movimientos locales, como es el caso de Brasil. En todo el continente, Argentina se ha convertido en un punto de referencia para la lucha feminista.

En la ciudad de Buenos Aires, la capital argentina, las calles frente al Congreso de la Nación, Tribunales y Plaza de Mayo, fueron ocupadas por miles de mujeres y disidencias organizadas para hacer oír sus consignas. La movilización con epicentro en el Congreso, fue resultado de un proceso organizativo, con tres masivas asambleas abiertas realizadas en distintos territorios, expresión de las redes que hace años viene tejiendo el heterogéneo movimiento feminista popular en Argentina.

Un movimiento que supo hacer síntesis e identificar con claridad a los enemigos del campo popular, visibilizando los mecanismos estructurales por los cuales se somete a múltiples violencias a las mayorías, agudizadas cuando se trata de las mujeres y disidencias.

El documento construido colectivamente y leido en el escenario por referentas sindicales, políticas y sociales, volvió a apuntar contra el plan de ajuste del FMI, la complicidad de Juntos Por el Cambio-quienes tomaron la deuda ilegal durante el gobierno de Macri- y la extorsión de los grupos económicos concentrados, exigiendo que paguen la deuda los que la fugaron, y apuntando al Partido Judicial, principal brazo ejecutor de un entramado económico-político-judicial-mediático que viola sistemáticamente las garantías constitucionales y democráticas, pidiendo ante ello el Juicio Político a la Corte Suprema de Justicia y una urgente reforma judicial feminista, estructural, que termine con los privilegios y la impunidad de jueces que el pueblo no elije.

“¡Ni una menos! Vivas, libres, desendeudades y en las calles nos queremos” y “Con este poder judicial no hay ni una menos”, fueron las consignas centrales este año.

Como cada 3J, tuvieron protagonismo les familiares de las víctimas de femicidios, travesticidios y transfemicidios, que exigieron justicia por todas y todes las que ya no están, denunciando el abandono de una justicia racista, clasista y patriarcal, que garantiza la impunidad de los femicidas, junto a la complicidad de los monopolios mediáticos. Lo que sigue preocupando al movimiento es que, a pesar de los años de lucha, las cifras no se modifican.

De acuerdo con los datos que ofrece el Observatorio de las Violencias de Género “Ahora que sí nos ven”, desde la primera marcha de Ni Una Menos que se organizó en Argentina, en 2015, hasta mayo de 2023, ocurrieron 2257 femicidios, donde al menos 1932 niñes quedaron sin madres. Entre enero y abril de este año, 99 femicidios. Sólo en el mes de abril ocurrieron 24. En 2023, el observatorio contabiliza que ocurre un femicidio cada 29 horas. Esta cuenta, se ubicaba en 30 o en 31 en informes anteriores, lo que revela una marcada agudización de la violencia machista, un fenómeno estructural basado en el disciplinamiento hacia las mujeres y disidencias. Otro dato alarmante y que muestra la desidia judicial, es que en 379 casos, existía una denuncia previa, y en 220, tenían medidas judiciales.

Por otro lado, este año pudieron contabilizarse 3 transfemicidios, que en informes anteriores no se consignaban, debido a que son invisibilizados en los medios de comunicación y ésta es la fuente de la que se recogen los datos.

La organización feminista y disidente no es ajena al hecho que marcó profundamente la política argentina en la historia reciente: el intento de magifemicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Este 3J se denunció nuevamente el plan sistemático de violencia, hostigamiento y persecución contra su persona, exigiendo el fin de la proscripción, el urgente esclarecimiento del atentado y el fin de la persecución judicial que incluye el armado de cientos de causas en su contra. 

El apoyo a Cristina Fernández de Kirchner esta vez se materializó en el despliegue de una gran bandera rodeada de militantes simbolizando un abrazo, frente a su despacho en el Congreso de la Nación y al costado del escenario,  con la consigna: “Ni presa, ni muerta ni proscripta. Ni una menos. Vivas, libres y en democracia nos queremos”, junto a la leyenda “CFK o FMI”.


La persecución a Cristina es entendida como el ejemplo paradigmático de un perverso mecanismo de disciplinamiento social, que incluye además, los casos de las presas por luchar. El movimiento se pronunció ante la deuda pendiente de la liberación de Milagro Sala, referente del movimiento popular Tupac Amaru en el norte del país, exigiendo el indulto. También pidió por la libertad de las mujeres mapuche y sus niñes, presas por defender sus territorios al sur del país en octubre de 2022. Se destacó la victoria conseguida días atrás, con el avance de la mesa de diálogo de la comunidad mapuche con el gobierno, que tuvo como resultado el compromiso de las autoridades de reconocer el rewe como lugar sagrado para que la machi Bethiana, líder espiritual, pueda regresar, acuerdo que será la garantía para la libertad de las presas. Victoria que fue festejada con la consigna “luchar sirve. el pueblo mapuche y las redes feministas lo lograron”.

La profundización de las violencias contra las mujeres y disidencias se da en un marco general de ofensiva de las derechas reaccionarias, en Argentina y en la región. Las fuerzas conservadoras llevan adelante un plan de acción que incluye la legitimación de la violencia como herramienta política contra los movimientos populares, principalmente agudizada contra el feminismo, que identifica como uno de sus principales enemigos.

A través de la construcción de sus discursos de odio -y la amplificación por los medios de comunicación cómplices-, pretende avanzar sobre los derechos conquistados, con especial hincapié en la construcción de estereotipos misóginos, homofóbicos y transfóbicos (odiantes). Ejemplos de ello es su voluntad explícita de eliminar los Ministerios de Mujeres, Géneros y Diversidad, o la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

En este marco, el intento de magnifemicidio contra Cristina Fernández de Kirchner ha logrado condensar, de manera dramática, esta reacción de las fuerzas neoconservadoras al avance progresivo en materia de derechos. La magnitud de la reacción, (el intento de aniquilación de la figura central de la política argentina) parece ser proporcional a la amenaza que ella supone, para un proyecto especulativo, fugador y concentrador de la riqueza. Un modelo de país donde la variable de ajuste son los sectores populares.
El feminismo, en su amplia heterogeneidad, es consciente de las consecuencias de esta avanzada conservadora, y es por ello que viene articulando sus luchas no solo a nivel nacional, sino también regional y globalmente. Un movimiento que fue capaz de organizar un paro de trabajadoras contra Mauricio Macri, y que se constituye en una fuerza con capacidad de erigirse en defensa de los intereses de las mayorías, como punta de lanza del proyecto más amplio de la clase trabajadora.
El contexto lo exige: debemos habitar las calles como principal escenario de lucha, seguir tejiendo y fortaleciendo la organización territorial y local, articulando las múltiples demandas contra los enemigos del pueblo y construyendo mecanismos de democracia participativa y poder popular. El feminismo popular y disidente ha vuelto a demostrar que está decidido a hacerlo.

 

*Trabucco es Psicóloga, magíster. Maestranda en Políticas Públicas y Feminismos (UNPAZ).Coordinadora del Área de Género, Universidad y Trabajo del IEC-CONADU. ** Leyes es Profesora en Psicología. Secretaria de Juventud de la CTA (Central de Les Trabajadores de Argentina). Ambas colaboradoras del Centro de Estudios Feministas (CEFEM), asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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