Brasil, aliado de EEUU e Israel, la Amazonia y el caso de los médicos cubanos

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Elmer Pineda dos Santos

El anunciado alineamiento del nuevo gobierno brasileño con Estados Unidos e Israel amenaza con cambiar el mapa geopolítico latinoamericano-caribeño, y los analistas no dudan que Brasilia se convierte en el ariete, bien pertrechado por nuevos armamentos de estos dos países, de arremetida contra los gobiernos progresitas de la región.

El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, tras reunirse con el nuevoi presidente Jair Bolsonaro, aseguró que Brasil y EEUU comparten «objetivos y valores» y dejó claro que la sintonía con la administración de Donald Trump es total. Pompeo prometió trabajo conjunto contra los «gobiernos autoritarios» de Venezuela, Cuba y Nicaragua,, pero evitó hablar de intervención militar.El presidente Bolsonaro con Pompeo, jefe de la diplomacia de EEUU.

Bolsonaro celebró la nueva etapa de las relaciones con Washington: «En Brasil hubo una larga tradición de elegir a presidentes que por algún motivo eran enemigos [de EEUU]; ahora es lo contrario, somos amigos», aseguró. Poco antes había celebrado la nueva amistad con el gobierno genocida de Israel, encabezado por el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien se apresuró a hacer negocios con Bolsonaro incluso antes que asumiera.

Médicos cubanos, en áreas marginales que los brasileños evitan

El presidente Cubano Miguel Díaz-Canel consideró -diplomáticamente- que el Bolsonaro, actuó de forma «soberbia e insensible» al cuestionar el profesionalismo de los médicos de la isla que trabajaban en ese país a través de un convenio con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

«No teníamos otra opción que la retirada de Cuba del programa Más Médicos», dijo Díaz-Canel en una ceremonia de homenaje a los 7.635 profesionales de la salud (90% del total) que retornaron a La Habana y que atendían principalmente sectores menos favorecidos, en plazas que no habían sido ocupadas por profesionales brasileños. Otros 836 optaron por permanecer.

«Era imposible quedarnos de brazos cruzados ante un gobierno (electo) soberbio e insensible, incapaz de entender que nuestros médicos llegaron a su país movidos por el impulso de servir al pueblo», aseguró.

Bolsonaro arremetió contra un artículo publicado por el diario oficial cubano Granma que calificó su elección como “nefasta”; dijo que uno de sus mayores aciertos fue el de no invitar al “dictador cubano” a su investidura y ofreció asilo político a los médicos cubanos que se quisieran quedar.

En noviembre, cuando aún no había asumido, Bolsonaro, afirmó que Cuba tenía «agentes e integrantes del Ejército» infiltrados entre los galenos y aseguró, en una transmisión en directo realizada a través de sus redes sociales, que unos 200 profesionales de los más de 8.000 que dejaron recientemente Brasil «no tenían que ver con la medicina». Obviamente, sin prueba alguna, pro en el intento de volcar el imaginario colectivo contra los médicos cubanos.

«Los 200 primeros que se fueron eran todos agentes cubanos o integrantes del Ejército cubano. Estaban aquí vigilando el trabajo esclavo practicado por ellos aquí dentro, con la connivencia del Partido de los Trabajadores» (PT) del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, señaló Bolsonaro.

El Ministerio de Salud Pública de Cuba, señaló que “los pueblos de Nuestra América y del resto del mundo conocen que siempre podrán contar con la vocación humanista y solidaria de nuestros profesionales”, y recordó que en el último lustro cerca de 20 mil colaboradores cubanos atendieron a 113 millones 359 mil pacientes en tres mil 600 municipios, llegando a cubrir un universo de hasta 60 millones de brasileños.

En su momento, los galenos de la isla constituyeron el 80% de todos los participantes en un programa ideado en 2013 por la entonces presidenta Dilma Rousseff con la OPS, con el objetivo de garantizar la presencia de médicos nacionales y extranjeros en zonas pobres y apartadas del país sudamericano.

La labor de los profesionales cubanos en lugares de pobreza extrema, en favelas de Río de Janeiro, Sao Paulo, Salvador de Bahía, en los 34 Distritos Especiales Indígenas, sobre todo en la Amazonía, fue ampliamente reconocida por los gobiernos federal, estaduales y municipales, y por la población de esos territorios.

Guillermo Boulos, expretendiente presidencial y coordinador nacional del Movimiento de la Trabajadores Sin Techo (MTST), siguen las declaraciones irresponsables de Bolsonaro, quien ‘cada vez que abre la boca…causa un incidente internacional. “Esta vez quien va a pagar el precio es el pueblo más pobre que se benefició con Más Médicos”.

Marina Silva, excandidata presidencial de la derecha, señaló que esa situación ‘puede agravar a corto plazo la atención a la salud, principalmente de las poblaciones indígenas, ribereñas y de quienes viven en los pequeños municipios del interior y regiones aisladas de Brasil’.

Privatizar la Amazonia

Era necesario sacar a los cubanos de la Amazonia para poder avanzar en los planes de privatización de la Amazonia, señala el agrarista brasileño Araújo Moreira das Neves, tras el anuncio de Bolsonaro de estar dispuesto a estudiar la instalación  de una base militar estadounidense en territorio amazónico..En Brasil, seis billonarios concentran, juntos, la misma riqueza de los 100 millones de más pobres del país.

La demarcación de las tierras indígenas y de los territorios quilombolas –vestigios de la época de la esclavitud que aún perduran, recordando los quilombos, campamentos de los africanos esclavizados que conseguían escapar de las haciendas–, han pasado a ser –por decreto del nuevo gobierno, un cometido del ministerio de Agricultura.

Esta cartera, comandada por la ministra Tereza Cristina, es la que maneja los intereses del agronegocio, uno de los principales enemigos de las comunidades indígenas. La nueva ministra, además, era hasta ahora la líder del Frente Parlamentario Agropecuario, la denominada bancada ruralista.

Hay que recordar que uno de los mantras de Bolsonaro en los últimos años ha sido el de que las reservas indígenas que protegen a los pueblos originarios significan un estorbo para el desarrollo económico del país. Hasta el momento, la demarcación de los territorios era misión de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), en el caso de las reservas indígenas, y del Instituto Nacional de la Colonización y la Reforma Agraria (INCRA), en el caso de los quilombos.

Las verdades de Juan

Juan Delgado, médico cubano entonces de 40 años,  llegó en 2013 a Brasil para trabajar en una remota aldea del estado brasileño de Maranhao, desde donde hizo un diagnóstico de la situación: «Se tarda mucho para obtener diagnósticos y las consultas con especialistas para definir un tratamiento adecuado para el paciente”. «Supero las dificultades y atiendo a los pacientes. El médico cubano va donde le mandan. No vemos dificultades para salvar y cuidar cualquier vida. Es parte de nuestra formación», sostuvo.

Cuando se dirigía, a su llegada,  a la comunidad indígena del noreste de Brasil a donde estaba destinado, lo esperaba una turba de médicos y estudiantes de medicina brasileños descontentos que lo abuchearon y lo llamaron «esclavo».  No volvió a sufrir ataques como los de Fortaleza, al el entonces ministro de Salud de Brasil calificó de «pasillo polaco de xenofobia»,Imagen relacionada

Y Delgado, que trabajó con salud indígena en un lugar de muy difícil acceso –a donde se negaban a ir médicos brasileños- dijo que, mientras en Brasil, se tarda más de un mes conseguir una cita para un ultrasonido, en su país «no hay dificultades (…) para conseguir consultas con especialistas o cualquier examen de diagnóstico», tras señalar otros problemas de trabajar en el interior como la carencia de infraestructuras adecuadas para llevar a cabo las consultas y la falta de medicinas.

¿Cómo subsanará Brasil el déficit de asistencia sanitaria que dejan los médicos cubanos en los territorios más pobres de Brasil?, es la pregunta que los analistas no saben responder. Lo cierto es que detrás de la salida de las galenos cubanos, está la exigencia de las grandes potencias y sus empresas trasnacionales, de apoderarse de las riquezas amazónicas, y Bolsonaro no quiere a nadie que “moleste” en esos territorios, señala Moreira das Neves.

* Periodista cubano asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

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