Por qué los ultracatólicos arremeten contra el papa Francisco. ¿Un intento de golpe?

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 Ricardo Carnevale|

Los ultracatólicos aprovechan los casos de pederastia en la Iglesia para arremeter contra el Papa Francisco: la carta del ex nuncio vaticano en Estados Unidos, el conservador arzobispo Carlo Maria Vigano, quien lo acusa de encubrir abusos sexuales cometidos por un cardenal estadounidense, se convirtió en una bomba contra el Pontífice y su mandato.

Es un ataque orquestado y coordinado contra el papa Francisco, señaló un editorial el National Catholic Reporter (NCR), semanario católico estadunidense. Un golpe está en marcha y si los obispos estadounidenses no defienden en bloque al Papa en las próximas 24 horas, hay riesgo de un cisma, advierte el editorialista, Michael Sean Winters. Los enemigos de Francisco le han declarado la guerra.

▲ El Papa Francisco reza en el Santuario de Knock, condado de Mayo, el domingo anterior, durante su visita a Irlanda para asistir al Encuentro Mundial de Familias 2018.

Esta acusación de encubrimiento de abusos sexuales viene acompañada de un movimiento organizado y poderoso en los sectores más conservadores de Estados Unidos, que ven en este Papa la fuente de todos los males para la Iglesia y una pérdida de las esencias del Cristianismo. Por ello, no es de extrañar que buena parte de los 11 folios de la carta de Viganò se dediquen a la denuncia de un ‘lobby gay’ en el Vaticano, que estaría detrás de las supuestas aperturas de la Iglesia a los gays, los divorciados vueltos a casar, los distintos tipos de familia o la acogida a los refugiados.

La operación fue montada por el ex embajador del Vaticano en Washington, una figura oscura, un mentiroso, ambicioso e intrigante, acusó, al recordar que no recibió el título cardenalicio y ha perdido su elegante residencia dentro del Vaticano. Un amargo ex empleado que no logró la carrera soñada, recuerda NCR, que suele elogiar las posiciones progresistas del Papa en temas como divorcio y homosexualidad.

Es una dura andanada al centro del poder vaticano en un momento especialmente delicado, tras las revelaciones de los escalofriantes casos de Pensilvania, durante la visita papal a Irlanda y justo antes de que tuviera lugar la tradicional rueda de prensa en el vuelo de vuelta. «No diré una sola palabra; la carta habla por sí misma», se limitó a decir Bergoglio a las preguntas concretas de los periodistas

Las acusaciones –o las fake news- de Viganò, que tienen detrás al mismo lobby ultracatólico que financió buena parte de la campaña electoral de Donald Trump, y que en Italia defiende las políticas antiinmigración del italiano Metteo Salvini, se van desinflando sin necesidad de que Francisco, como anunció en el vuelo papal, tenga necesidad de decir una sola palabra.

Detrás de la carta de Viganò están los grupos ultraconservadores que achacan a Bergoglio haber sacado del debate central el aborto, la eutanasia o las relaciones sexuales, obsesiones durante las últimas décadas, especialmente entre los católicos estadounidenses y el Opus Dei, con un paralelismo evidente a lo que sucede entre los grupos tradicionalistas italianos y españoles.

Desde entonces, Viganò forma parte del selecto grupo de cardenales y obispos de la Curia (junto a Carlo Cafarra, Joaquin Meisner, Walter Bradmüller y Raymond Burke, y el exprefecto de Doctrina de la Fe, el cardenal Müller) que han pasado de la crítica silenciosa a la oposición abierta a Francisco.

Además de Di Nardo, varios cardenales estadounidenses han desmentido tajantemente el contenido del ‘Yo acuso’ de Viganò. Uno de los principales afectados es el cardenal de Washington, Donald Wuerl, de quien el ex nuncio asegura que informó en persona de las sanciones que Benedicto XVI habría impuesto sobre McCarrick y de las que nadie tiene constancia. Lo cierto es que el excardenal siguió celebrando misas en público, incluso con el propio Ratzinger.

En un comunicado, la Archidiócesis de Washington desmiente con rotundidad a Viganò, afirmando que éste «nunca proporcionó al cardenal Wuerl ninguna información sobre el alegado documento del papa Benedicto XVI [predecesor del actual] acerca de unas directivas de Roma sobre el (ex)arzobispo McCarrick». La diócesis también subrayó que Viganò no tiene «ninguna prueba verificable» contra él. Asimismo explicó que nadie se ha presentado nunca ante el arzobispo como víctima de los abusos de McCarrick.

La Iglesia latinoamericana, reunida el último fin de semana en Medellín para celebrar los 50 años de un congreso que proclamó la Teología de la Liberación en el continente, mostró su apoyo al Papa «por su servicio abnegado a la Iglesia y por su testimonio», lamentando que Bergoglio está siendo atacado «de una manera vergonzosa».

«El pontificado de Francisco está cargado de espinas y sacrificios fortalecido con el bálsamo de la gracia», destacó el cardenal de Bogotá y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, Rubén Salazar, quien denunció que los ultracatólicos «si en el pasado atacaban a la institución, hoy atacan a la persona».

Para Nicolas Senèze, del diario católico francés La Croix, se ha pasado a un nivel más alto. Para algunos Francisco es peligroso para la misma Iglesia, comentó. En Italia, el sitio especializado Il Sismografo, que hace reseñas de prensa mundial sobre las noticias de la Iglesia, sostiene que se trata más bien de una venganza personal.

Por su parte, el Vaticano retiró la referencia a recurrir a la siquiatría cuando un padre confirme tendencias homosexuales en un hijo, de las declaraciones hechas por el papa Francisco la víspera, en el avión que lo llevaba a Roma tras visitar Irlanda. La palabra fue retirada de la versión oficial de la conferencia de prensa dada a bordo del avión para no alterar el pensamiento del Papa, explicó un portavoz del Vaticano.

Debido a esas declaraciones, asociaciones lésbico-gay, bisexuales y transexuales (LGTB) francesas denunciaron este lunes que se trataba de palabras irresponsables del pontífice al tratar la homosexualidad como si fuera una enfermedad.

Los medios hegemónicos y las fuerzas ultraconservadoras y oscurantistas de la Iglesia Católica arremeten contra el papado de Francisco. Y para no quedar atrás en este mundo de la posverdad, lo hacen con falsedades, o las fake news . En le historia de los papados, hay numerosos casos de pontífices asesinados, y en todos queda el recuerdo de Juan Pablo I, cuya repentina muerte en 1979, apenas un mes después de ser elegido, consolidó las teorías conspirativas del sector ultraconservador.

*Doctorando en Comunicación Estratégica, Investigador del Observatorio en Comunicación y Democracia, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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