Pobreza para todos: salario real por el piso y programas sociales sin presupuesto

Juan Guahán|

Que el salario real esté en su punto más bajo de estos últimos 10 años y el hecho que –en estos siete meses- se haya consumido el 90% de programa sociales son dos datos significativos sobre la situación que atraviesa la inmensa mayoría del pueblo argentino. Se trata de esa mayoría que trabaja o percibe algún tipo de salario social o ayuda alimentaria estatal, igual suerte corrieron los ingresos de aquellos que viven de changas.

A valores constantes, los datos oficiales indican que -en estos 10 años- el salario perdió un poco más del 10% de valor que tenía. Esto es consecuencia de que los ingresos no acompañan la suba de la inflación. El hecho que la economía no “despegue” agrega el contexto general en el que se da esta situación.

Esta pérdida del valor de los ingresos ha sido una constante, en toda la última  década, con un breve período -campaña electoral 2015- donde esa relación, entre salarios e inflación, había mejorado. Eso pasó, por un tiempo, en el que hubo una política de tarifas congeladas y tipo de cambio atrasado. La mayor pérdida se produjo a partir de 2018.

En estos primeros siete meses del año 2021 el apoyo alimentario y los programas sociales -como el Potenciar Trabajo- ya consumieron el 90% de lo previsto para todo el año. Vale como comparación que los gastos generales del Estado fueron ejecutados –en ese mismo período- en un 58%. Esto hace que la obra pública, por ejemplo, solo se haya realizado en un 43%, posiblemente en este segundo semestre –tiempo electoral- ese número cambie.

Que las políticas de apoyo alimentario, entre ellas la Tarjeta Alimentar, se hayan ejecutado en más del 99% indica que la hambruna se está amortiguando de ese modo. Estos datos son una foto de la dramática social de la Argentina de hoy.

 Tres provincias votaron antes: su mensaje

Después de muchos vaivenes el cronograma electoral indica que el 12 de septiembre tendremos las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y el 14 de noviembre las elecciones legislativas nacionales. Casi todos los distintos distritos electorales votan el mismo día previsto para las elecciones generales.

Sin embargo cuatro provincias (Salta, Jujuy, Misiones y Corrientes) se salieron de ese libreto y sus respectivos gobiernos convocaron a elecciones provinciales para otras fechas. Las razones fueron distintas pero el hecho está y veamos su significado. En tres de ellas (Salta, Jujuy y Misiones) ya se votó, falta Corrientes que lo hará el domingo próximo, donde –junto a miembros del Poder Legislativo- se elegirán Gobernador y Vice, por tener un cronograma diferente.

Abrió el juego la provincia de Misiones. Allí se votaron diputados provinciales el 6 de junio. Triunfó el oficialismo local del Frente Renovador de la Concordia con el 46,6% de los votos. Le siguió Juntos por el Cambio, con el 27,8% y en tercer lugar el Frente Encuentro Popular Agrario y Social por la Victoria, una fuerza con cierto arraigo que –tradicionalmente- supera el 10% y que, en estas elecciones al servicio de la agrupación kirchnerista La Cámpora, reunió el 14,3% de los votos.

La izquierda, con la boleta del  Partido Obrero, recogió un 4,5%. Votó el 63,5% cuando en las parlamentarias del 2017 lo había hecho el 78%.

El 27 de junio se votó en la norteña provincia de Jujuy para elegir legisladores provinciales. Obtuvo una rotunda victoria el oficialismo local encabezado por el radical Gerardo Morales quien reunió el 41,7% de los votos, le siguió el Frente de Todos (encabezado por el Partido Justicialista) que obtuvo el 13,6% y el tercer lugar fue para el Frente de Izquierda y los Trabajadores con el 7,5%. Votó el 65% del padrón, en las elecciones provinciales del 2017 había votado el 73,9%.

Finalmente el domingo 15 fueron las elecciones provinciales en Salta. Su objetivo era la renovación legislativa y elecciones de constituyentes para redactar una nueva Constitución, que considerará –entre otras cuestiones- el tema indígena y las posibilidades de reelección del gobernador.

El gobernador Gustavo Sáenz fue reivindicado por dos agrupamientos distintos: Unidos por Salta que reunió el 32,1% de los votos y Gana Salta que salió tercera fuerza que juntó 11,9%. Segundo resultó Juntos por el Cambio con el 17,5% y en cuarto lugar el Frente de Todos (kirchnerismo) con  el 9,2%.

La izquierda, sumando los votos de dos partidos, alcanzó un 7,9%. El voto en blanco superó el 12% y el porcentaje de participación fue del 60% del padrón. En las elecciones parlamentarias de 2017 había votado el 73,4% y el voto en blanco fue del 5,5%.

Estas treselecciones provinciales (una del Noreste y dos del Noroeste), a tres semanas de  las próximas PASO generales, dejan varios detalles no menores. Entre ellos se pueden destacar la baja participación electoral (entre 60 y 65%), y en algunos casos –como Salta- con un alto porcentaje de votos en blanco. De lo que se deduce que –allí- más de la mitad de la población no votó o lo hizo en blanco.

Otro aspecto significativo es que, en todos los casos, hubo vigorosos triunfos de los oficialismos locales. Por último cabe destacar la floja presencia del oficialismo nacional y del kirchnerismo en el resultado de estas consultas electorales.

Habrá que ver si el gobierno logra revertir estos resultados en las próximas convocatorias mucho más “nacionalizadas”. Es lógico pensar que la situación social y las últimas “derrapadas” del presidente Alberto Fernández no generan el mejor clima para el oficialismo nacional.

Todo ello, sin contar que la campaña del oficialismo está exageradamente vinculada a lo que ocurra en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires y que son varias las provincias donde los gobiernos provinciales insisten en mantener el control sobre los legisladores nacionales.

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)