Paraguay: Tres semanas difíciles para GANAR/Três semanas difíceis para GANHAR
Celso Guanipa Castro- CLAE
El domingo 22 de abril, la Alianza GANAR, conformada por el Partido Liberal y el Frente Guasu que lidera Fernando Lugo, se medirá con el favorito candidato del Partido Colorado, Mario Abdo Benítez, con supremacía financiera y de ocupación de los tres poderes del Estado a través del actual mandatario Horacio Cartes.
En un clima enardecido por la pelea por cargos, en ausencia de programas de rescate social y de candidatos de calidad, se da en la alianza opositora la inversión de papeles: a diferencia del 2008 un liberal, Efraín Alegre, encabeza la fórmula presidencial y Leo Rubin va de vice en representación de la corriente de Fernando Lugo.
Las encuestas que manejan los medios hegemónicos de comunicación, ponen al oficialista Partido Colorado (54 %) por delante de la Alianza GANAR (30 %) en la intención de voto en las elecciones presidenciales. En el Senado, Cartes obtendría el mayor porcentaje en intención de votos con 26,8%, sobre la lista del Partido Liberal con Blas Lanzoni (15,9 %) y la del Frente Guasú, con Fernando Lugo (15,5 %).
Más allá de las encuestas, los estudios revelan que la gente no vota porque consideran que su voto no cambiará las cosas; su poder para realizar cambios en la política es limitado. Con un panorama de desinterés generalizado por la política de una ciudadanía mayoritariamente joven, un escenario de crecimiento de la abstención no es descartable.
En cuatro años de gobierno, Horacio Cartes, impulsor de la incursión en el país de capitales privados extranjeros, sin importar su origen y planes de inversión, endeudó al país en más de siete mil millones de dólares, con intereses a pagar semestralmente, lo que difícilmente pueda ser respetado. El 31 de marzo de 2017, la represión violenta a manos del gobierno de Cartes contra ciudadanos movilizados contra la enmienda constitucional para permitir la reelección presidencial, se saldó con la vida del joven liberal Rodrigo Quintana, la quema del Congreso.
Mientras el oficialismo evita los debates, GANAR moviliza al electorado inconforme con la gestión de Cartes y el Partido Colorado, contra la corrupción endémica y la impunidad latente que dificulta cambios profundos en el sistema político.
Y para colmo de males, la narcopolítica se ha instalado financiando a numerosos candidatos en todos los niveles institucionales, en particular a los aspirantes a ocupar curules en ambas cámaras y también en el Parlasur.
El analista José Antonio Vera señala que el desplazamiento de las Fuerzas Armadas, de la trilogía que desde la mitad del siglo pasado acaparó el poder en Paraguay (junto al Partido Colorado y al sector empresarial), quizás sea el fenómeno político más relevante en los últimos cinco años.Si bien ha sido marginado de la dirección del poder fáctico sigue siendo útil al modelo imperante, y su jerarquía está satisfecha por integrar las Fuerzas de Tareas Conjuntas (FTC), que tiene por misión “combatir la guerrilla y el narcotráfico”, tarea que solo ha agravado la corrupción interna de la institución, enriqueciendo a la mayor parte de los altos oficiales, comprometidos en prácticas de contrabando.
Traducido, esto significa reforzar la represión del campesinado y de las luchas populares, en un territorio de 400 mil kilómetros cuadrados deforestado, y con muchas desigualdades sociales y lacerante injusticia.
Las FTC, asesorada por expertos de EEUU, Israel y Colombia, militarmente son un fracaso pero con un costo financiero exorbitante, que deja sin presupuesto para atacar los acuciantes problemas de la salud pública, la educación laica, un transporte urbano calamitoso, un desempleo creciente, el 40% de la población en situación de pobreza y un tercio en extrema miseria, frente al autismo del universo copartidario.
Preocupan en Paraguay los acuerdos suscriptos por el Pentágono con los gobiernos de Argentina y Brasil, para instalar una base en la Triple Frontera con Paraguay, relanzando la Doctrina de Seguridad Nacional que desde 1964 oficializó la irrupción de las tiranías cívico-militares que asolaron la región durante tres décadas. Hoy no necesitan generales, tienen civiles a tono como Cartes, Michel Temer, Mauricio Macri o Sebastian Piñera.
Desde hace más de una década se habla de guerrilla del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), supuestamente atrincherado en las zonas nororientales, sojeras y ganaderas, próximas a Brasil. Pero la policía y los medios hegemónicos la culpan de todos los delitos de cualquier banda delictiva. Pero jamás se ha dado un enfrentamiento armado con el Ejército, ni se conoce un documento oficial con su fundamentación ideológica.
Las supuestas acciones ilícitas del EPP sirven de argumento para que paramilitares asesinen campesinos, y el gobierno ordene arrasar humildes rancheríos de las familias de labriegos, forzando su abandono del campo en beneficio de los grandes grupos transnacionales del agronegocio.
Pero lo cierto es que FTC no han impedido secuestros y extorsiones de empresarios rurales, ni el narcotráfico, que tiene a Asunción como uno de sus escenarios de muertes, al igual que las ciudades fronterizas con Brasil, invadidas por paramilitares contratados por la mafia.
*Periodista y politólogo paraguayo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
EN PORTUGUÉS
Três semanas difíceis para GANHAR
por Celso Guanipa Castro
No domingo 22 de abril, a Aliança GANHAR, conformada pelo Partido Liberal e pela Frente Guasú (liderada pelo ex-presidente Fernando Lugo), se medirá com o candidato favorito do Partido Colorado, Mario Abdo Benítez, que tem a seu favor a supremacia financeira e a hegemonia política sobre os três poderes do Estado, representando o governo do atual mandatário, Horacio Cartes.
Num clima enrarecido, condicionado pela briga por cargos, e em meio a uma campanha marcada pela ausência de programas de resgate social e de candidatos de qualidade, a aliança opositora mostra uma espécie de inversão de papéis: diferente de 2008, é um liberal, Efraín Alegre, quem lidera a chapa, com o jornalista Leo Rubin, representante do partido de Lugo, como vice.
As pesquisas publicadas pela imprensa hegemônica confirmam o favoritismo do Partido Colorado (54 %) contra a Aliança GANHAR (30 %). Na disputa para o Senado, Cartes teria a maior porcentagem de intenções de votos: 26,8%, superando o candidato liberal (Blas Lanzoni, com 15,9 %) e Fernando Lugo, da Frente Guasú (15,5 %).
Independente das pesquisas, os estudos indicam uma provavelmente alta abstenção. As pessoas não acreditam que seu voto poderá mudar as coisas no país, e que seu poder para renovar ou melhorar a política é limitado, dentro de um panorama de desinteresse generalizado pela política por parte de uma cidadania majoritariamente jovem.
Em quatro anos de governo, Horacio Cartes, impulsor de uma política de atrair capitais estrangeiros privados sem importar sua origem, endividou o país em mais de sete bilhões de dólares, com juros a serem pagos semestralmente, o que dificilmente poderá ser respeitado. No dia 31 de março de 2017, a repressão violenta do governo de Cartes sobre os cidadãos que se manifestaram contra a emenda constitucional para permitir a reeleição presidencial terminou com a morte de um jovem militante liberal, Rodrigo Quintana, durante o incêndio do Congresso.
Enquanto o candidato governista evita os debates, a Aliança GANHAR mobiliza o eleitorado insatisfeito com a gestão de Cartes e do Partido Colorado, contra a corrupção endêmica e a impunidade latente que emperra as mudanças no sistema político.
E para piorar a situação, a narcopolítica se instalou no país, financiando vários candidatos em todos os níveis institucionais, em particular os aspirantes a ocupar cargos em ambas as câmaras, e também no Parlasul.
O analista político José Antonio Vera afirma que a retirada das Forças Armadas do triunvirato que dividiu o poder no Paraguai durante mais de meio século (e que ainda mantém a aliança entre o Partido Colorado e o setor empresarial), talvez seja o fenômeno político mais relevante nos últimos cinco anos.
Embora marginalizados da direção do poder fático, os militares continuam sendo úteis ao modelo imperante, e sua hierarquia está satisfeita, por integrar as chamadas Forças de Tarefas Conjuntas (FTC), que têm como missão “combater a guerrilha e o narcotráfico”, embora os resultados desse trabalho tenha sido o agravamento da corrupção interna na instituição e o enriquecimento meteórico da maior parte dos altos oficiais, envolvidos em práticas de contrabando.
Traduzindo, isso significa que reforçar a repressão aos camponeses e às lutas populares num território de 400 mil quilômetros quadrados, marcado pelo desflorestamento, muitas desigualdades sociais e injustiça disseminada é algo que compensa.
As FTC, assessoradas por especialistas dos Estados Unidos, Israel e Colômbia, são militarmente um fracasso, mas um fracasso caro. O custo financeiro das operações é exorbitante, e diminui as verbas que são destinadas a enfrentar os problemas da saúde pública, para melhorar a educação laica, para consertar o caos no transporte urbano, para combater o desemprego crescente e a pobreza que já atinge 40% da população – sendo um terço em situação de miséria extrema miséria.
Também são preocupantes para o Paraguai os acordos assinados entre o Pentágono e os governos da Argentina e do Brasil, para instalar uma base na Tríplice Fronteira, relançando a Doutrina de Segurança Nacional – que desde 1964 oficializou a irrupção das tiranias cívico-militares que assolaram a região durante três décadas. Hoje, não necessitam mais generais, tendo ao seu lado civis como Horacio Cartes, Michel Temer, Mauricio Macri ou Sebastian Piñera.
Há mais de uma década se fala da guerrilha do Exército do Povo Paraguaio (EPP), supostamente atrincheirado nas zonas nordeste do país, próximas ao Brasil. Porém, jamais se soube de um enfrentamento real entre este e o Exército, e tampouco se conhece um documento oficial com sua fundamentação ideológica.
As supostas ações ilícitas do EPP são usadas, principalmente, como justificativa para que grupos paramilitares assassinem camponeses, e o governo ordene arrasar as pequenas propriedades rurais, forçando o abandono do campo por famílias inteiras, para beneficiar os grandes grupos transnacionais do agronegócio.
A verdade é que as FTC não impediram os sequestros e extorsões de empresários rurais, nem o narcotráfico, que tem a cidade de Assunção como um dos seus cenários de morte mais comuns, assim como as cidades fronteiriças com o Brasil, invadidas por paramilitares contratados pela máfia.
Celso Guanipa Castro é jornalista e cientista político paraguaio, do Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)