DOSSIER: Ucrania, escenario de las disputas globales

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🔴 Guerra Rusia-Ucrania, en vivo: el ejército ruso ya está en Kiev | TN¿Qué pasa en Ucrania?

Paula Giménez y Matías Caciabue*

El enfrentamiento bélico que se desarrolla en Ucrania, guarda estrecha relación con el carácter profundamente contradictorio de la crisis orgánica y estructural que atraviesa el sistema capitalista, acentuada desde la pandemia. Ucrania es, también en ese marco, el escenario de las disputas mundiales.

Observamos que la cuarta revolución industrial modificó la estructura productiva mundial, aceleró los tiempos sociales de producción y acortó los tiempos de circulación de las mercancías (incluyendo la fuerza de trabajo). Este acortamiento deviene en una disminución en el tiempo social de producción que asume un carácter estratégico, ya que la esfera de la circulación, por definición, es un momento de desvalorización del sistema.

Este desarrollo de las fuerzas productivas trajo aparejada la consolidación de una nueva “Aristocracia Financiera y Tecnológica”, que va tejiendo un entramado de redes productivas y cadenas de suministros que pasan de un momento productivo de carácter más vertical, a un momento productivo más horizontal, dominando centralmente los puntos estratégicos de la cadenas de valor (como la industria de chips y semiconductores) sumado a una base de producción global común para todas las producciones. Dicha base fue variando en la historia de la humanidad: en el feudalismo fue la tierra, en el capitalismo fue la máquina, en esta fase son las plataformas digitales, creadas, controladas y dominadas por esta Nueva Aristocracia.

Sin embargo, esta revolución en la estructura económica productiva pareciera expresar un desfasaje de tiempos en relación a la superestructura jurídica, política e institucional a nivel mundial. En otras palabras, la revolución tecnológica no termina de reflejarse en la dimensión política y entra en franca contradicción.

Asistimos, entonces, a una nueva dinámica en las relaciones de poder, donde lo nuevo aparece como oculto, secundario, y lo viejo se muestra como escena principal del conflicto, apareciendo como fetiche. Parafraseando a Gramsci, lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer.

El telón de fondo del conflicto en Ucrania es la guerra interimperialista

Una lectura del conflicto sólo desde la dimensión militar, también está desfasada de las transformaciones antes mencionadas.

La competencia y las luchas por controlar los tiempos sociales de producción por un lado y por imponer los resortes estructurales de un nuevo orden, por otro, llevan a que cada bloque de poder utilice todo lo que está a su alcance para cumplir su objetivo.

Si la guerra es la continuación de la política por otros medios, esta guerra se expresa como apariencia de una guerra más profunda, por la imposición y conformación de un nuevo orden mundial. Nos encontramos transitando hacia un momento estratégico-militar en la lucha interimperialista, que se presenta como guerra convencional, pero de fondo es una guerra multidimensional.

Para comprenderlo, es necesario partir de la crisis del 2008, donde el Imperio Angloamericano entró en una decadencia política y económica sin precedentes. La crisis orgánica, profunda, tenía como última razón, el direccionamiento de inversiones de los propios capitales angloamericanos, francamente transnacionalizados desde inicios de la década de 1970, desde el eje Atlántico-Occidental al eje Pacifico-Oriental.

En paralelo, el proceso de desarrollo productivo, a través de la innovación científico tecnológica, logró lentamente pasar de la fase analógica a la fase de digitalización, impulsando el desarrollo de lo que se conoce como cuarta revolución industrial, acelerando enormemente los tiempos sociales de producción y apalancando la financiarización exponencial de la economía.

Mientras tanto en el seno de los Estados Unidos, esta crisis tuvo enormes consecuencias; los actores del núcleo angloamericano ingresaron en una guerra interna, que se asemeja a la Guerra de Secesión, donde ambas fuerzas son incapaces de expresar sus voluntades.

La salida de los Estados Unidos de Afganistán, después de 20 años de conflicto armado, y la evidente subsidiariedad del Comando Central de las Fuerzas Armadas norteamericanas (USCENTCOM) para la derrota del ISIS en Siria (en manos de la Federación de Rusia, las fuerzas de Bashar Al-Assad y las autodefensas kurdas), dicen mucho de que en territorio norteamericano, las cosas no están bien.

Queda claro entonces, que luego de la crisis de 2008 hubo realineamientos de actores que dieron como resultado la emergencia de  dos alianzas que asumieron carácter de contradicción principal. Una alianza inicialmente conformada por China y Rusia, y por otro lado, la alianza desarrollada por Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Japón. En términos supranacionales, esta contradicción se puede reflejar, entre la Organización para la Cooperación de Shanghai (OCS) y el Grupo de los Siete (G7), siempre bajo iniciativa angloamericana, algo evidenciado en la reciente conformación de la alianza militar AUKUS (Au, UK, US).

Tras la pandemia, este 2022 puso en evidencia un segundo momento estratégico de la contradicción principal. Nos referimos a una alianza incipiente, pero que transcurría a paso firme entre China, Rusia y el proyecto estratégico Germano-Francés que conduce a la Unión Europea. Recordemos la participación de empresas transnacionales francesas, alemanas e italianas en el desarrollo del  sector energético ruso, donde se calcula que ya invirtieron más Rusia capturó dos tercios del mercado internacional de la construcción de energía nuclearde 70.000 millones de dólares. Este segundo momento es el que se terminaría de confirmar con la inauguración del North Stream II, un gasoducto submarino de 1200 km que conecta el gas del norte de Rusia con el corazón industrial de Europa.

Fueron estos acercamientos, los que generaron preocupación en el gran capital angloamericano. La puesta en marcha de ese gasoducto aumentaría la dependencia energética de la UE con Rusia, que actualmente ya provee el 40% del gas total consumido en el viejo continente. Tal dependencia obliga al desarrollo de mecanismos de integración económica, donde Moscú se convierte en la bisagra de la unidad euroasiática, el puente entre China y Europa.

En ese marco, Joe Biden desplegó su política multilateral, “reparadora” del unilateralismo trumpista. Brindó señales de querer conducir y repartir el mundo desde el G7, planteó la antinomia “democracia-autocracias” y golpeó sobre Rusia para que alemanes y franceses aceptaran la incorporación de Ucrania a la OTAN, una solicitud que el presidente Voldomir Zelenski, de ideología libertaria, había vuelto a formalizar en febrero de 2021.

Se podría afirmar que Biden tomó medidas estratégicas pero no de carácter directo, sino indirecto. Es decir, se utiliza un “pivote geopolítico”, en este caso Ucrania, para enfrentar a un “jugador estratégico”, tal como afirma el estratega globalista más importante de los últimos tiempos, Zbigniew Brzezinski.

¿Por qué avanzó Rusia sobre Ucrania? 

Antes de preguntarnos por Ucrania deberíamos intentar responder por qué Rusia está afrontando un enfrentamiento de carácter interimperialista. Está claro que la respuesta es multicausal, pero principalmente tiene carácter histórico y estratégico: históricamente Rusia fue derrotada y estratégicamente es el más débil de los tres “jugadores estratégicos”. Por fuera de su complejo industrial-militar, el país sólo es una potencia energética. Rusia es un actor rezagado en los tableros tecnológico y comercial.

A esto se suma que la Unión Europea es, para el núcleo de poder angloamericano, la base estratégica que le garantiza seguir en carrera en la pelea por la nueva arquitectura global y, por qué no, por un nuevo momento hegemónico. En su primer discurso ante el Congreso, Biden fue claro: “Estamos en competencia con China y otros países para ganar el siglo XXI”.

El constante incumplimiento de los Acuerdos de Minsk (I y II) por parte de los Estados Unidos y la OTAN, desde su firma en 2014 luego del conflicto por el control de Crimea, han mantenido en alerta a la cautelosa Rusia. La finalización de la megaobra del gasoducto North Stream II actuó como “hecho maldito”, para que la presión se incremente y aparezca sobre la agenda la posibilidad de que Ucrania finalmente se incorpore a la alianza militar noratlántica.

Como expresión de la guerra multidimensional, adquiere particular importancia la violencia ejercida por grupos paramilitares neofascistas, del ultranacionalismo ucraniano (que el propio presidente Zelenski personifica), sobre los habitantes de la región histórica y cultural del Donbass ubicado en el este del país, habitado mayoritariamente por rusoparlantes. Esa violencia sistemática desencadenó una guerra civil, un conflicto armado de “baja” intensidad, a la que hicieron vista gorda desde Kiev y que ya cuenta más de 15 mil muertos en ocho años.

Ante esta ininterrumpida provocación por parte Kiev, ahora con el beneplácito de Biden y la OTAN, la Federación de Rusia acude a su Doctrina de Defensa Nacional establecida en 1993, la cual contempla “operaciones militares especiales” para protección de minorías rusas en países fronterizos. Moscú actuó militarmente de esa manera en 2008 en la República de Georgia para defender la región rusohablante de Osetia del Sur, de los ataques lanzados por Tiflis, capital de dicho país, con pretensiones de sumarse a la OTAN.

El conflicto con Ucrania, que inició en 2014 por Crimea, y que ahora vuelve a estallar por el Donbass, tiene el mismo marco. Por su naturaleza operacional, la misma no deja de ser una “operación militar especial” de gran escala. La acción militar rusa no se limitó a asistir militarmente a las recién reconocidas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, los dos Oblast ucranianos (provincias) con asiento en la región del Donbass. Putin fue más allá y decidió avanzar desde Crimea, Bielorrusia y el oeste para atacar a más de 1000 objetivos militares ucranianos en poco más de 72 horas.

Tal acción le dió marco al primer momento del conflicto armado. Cual “blitzkrieg” (guerra relámpago), Rusia derrota militarmente, por ahora, a Ucrania. La acción pudo haberse justificado en que Moscú no quiso quedar atrapado en un conflicto transfronterizo en el Donbass. En otras palabras, Putin no quiso la instalación de un conflicto armado permanente en su frontera suroccidental. Quiere llegar a Kiev para sentarse a negociar y evitar que se termine de configurar en su frontera un teatro de operaciones similar al escenario sirio.

Pero, en ese extraordinario avance, del “primer momento” del conflicto armado, Rusia ve rápidamente despertar las fuerzas que buscan su derrota. Ante la presión de la OTAN sobre Europa, Putin comienza a perder relaciones de fuerza. Estados Unidos logró encolumnar tras de sí a Europa, cuando Alemania decide suspender la inauguración del gasoducto y luego acepta quitar a ciertas corporaciones financieras rusas del SWIFT, el sistema encargado de la comunicación interbancaria mundial, excepto, obviamente el Banco de Gazprom.

Si bien el Kremlin insinúa anexar Ucrania, es claro que no lo va a hacer. Avanza hasta Kiev para jugar una retirada exitosa, para quedarse con el control directo o indirecto del Donbass y, con ello, de todo el Mar Negro. Esto le permitiría correr un poco las fronteras y seguir manejando estratégicamente la región.

Luego de la acción del pivote geopolítico, es decir, luego de la decisión de Putin de accionar sobre Ucrania para defenderse, ocurre un “segundo momento” que tiene que ver con el alineamiento de Alemania en la OTAN. Esto tendrá un doble efecto: enfrentar a Europa con Rusia y condicionar los movimientos de Alemania para el futuro. Estas maniobras, de carácter estratégico, son las centrales para el desarrollo del conflicto, que llevaron a Rusia a responder con una celeridad nunca vista y, hasta cierto punto, inesperada.

La OTAN envía 37 000 tropas a la frontera de Ucrania con Rusia | HISPANTVLa OTAN avanza porque “huele” una eventual derrota de Rusia. ¿Por qué? Porque China actúa de manera vacilante, probablemente porque teme la aceleración de los tiempos de su enfrentamiento con EEUU por el dominio mundial, algo para lo que Xi Jinping asumió que todavía no están preparados. El envío de armamento de Alemania a Ucrania es una acción decisiva, dado que finalmente Estados Unidos posiciona a la conducción de la Unión Europea contra Rusia, alejando la amenaza estratégica de la “integración euroasiática”.

Las respuestas rusas tienen también dos momentos. El primero, disuasión, para luego actuar con carácter sorpresivo. Lleva adelante la doctrina rusa, que confiere a las fuerzas armadas “misiones especiales” de protección de los derechos de las minorías rusas. El segundo, ya empujado por las maniobras de la OTAN, fundamentalmente luego del alineamiento de Alemania y la asistencia directa a Ucrania de los países de Europa del Este (Polonia, Bulgaria, Letonia, entre otros), avanzar ya no solo con operaciones especiales, si no con vistas a tomar Kiev, para que poder, en caso de negociación, tener mejores condiciones para salvaguardar los territorios estratégicos de Dombas, de Crimea y, por qué no, de Transnistria.

Del lado ucraniano, las acciones militares por ahora no pueden imponerse sobre el poderío ruso. La OTAN lo sabe, pero se niega a ingresar de manera directa a Ucrania para no desacreditar el relato internacional sobre la avanzada rusa. Pese a las enormes presiones, pareciera que los gobiernos de Francia y España se niegan a escalar el conflicto hasta convertirlo en una guerra mundial, donde los bandos en conflicto tienen armas nucleares y la famosa “destrucción mutua asegurada”. No por nada, el 4 de marzo Zelenski condenó a la OTAN por la falta de acción para proteger a la población ucraniana, declarando que “la muerte de todas las personas fallecidas, a partir de hoy, será también su culpa”.

Por ahora, las apuestas están por la colocación de contingentes mercenarios en territorio ucraniano, ahora disfrazados de más de 16 mil “voluntarios”, y por la ampliación desmedida de las tácticas del soft power, con el mundo entero como “teatro de operaciones”. No por nada el gobierno de la Federación de Rusia determinó el bloqueo de Facebook y de Twitter en su territorio.

Dos momentos, dos escenarios 

Dos momentos que se yuxtaponen. El primero, con Rusia lanzando una “operación militar especial” de gran escala. El segundo, la OTAN contragolpeando ante la suspensión de la puesta en marcha del gasoducto North Stream II por parte de Alemania y la distancia que China tiene sobre el conflicto. Son esos momentos los que determinan la existencia de dos posibles escenarios futuribles para la guerra en Ucrania.

El primero de ellos, y el más probable, es al que podríamos definir como el “repliegue victorioso de Rusia”. Moscú retrocede desde Kiev para hacerse del control del Donbass, de manera directa, federando las dos Repúblicas Independiente de Donetsk y Lugansk, o indirecta, consiguiendo que Ucrania las reconozca como Regiones Autónomas (algo similar al Kurdistán Iraquí).

Alemania toma medidas para frenar gasoducto Nord Stream 2El escenario se completa con el freno a las aspiraciones de Zelinski de que Ucrania ingrese a la OTAN. Como posible carta de negociación, el Kremlin permite el ingreso de la Unión Europea al país. Al fin de cuentas, Rusia tiene enormes intereses económicos por sostener y desarrollar con Europa y, si su posición de fuerza lo permite, avanzaría con desdolarizar el comercio.

El segundo de los escenarios, y el menos probable, es aquel que se impone con un “occidente” ordenado y con China no jugando a tiempo un papel activo. Allí, la Unión Europea decide escalar la guerra, ingresando formalmente a territorio ucraniano para combatir el despliegue de las fuerzas armadas rusas. Estados Unidos haría su ingreso sólo si logra que China participe del mismo. No faltarán las provocaciones sobre Taiwán y el mar meridional para conseguirlo. Si todo eso ocurre, estaríamos hablando del primer conflicto armado interimperialista de carácter estratégico en territorio europeo desde 1945, es decir, la Tercera Guerra Mundial.

 

* * Paula Giménez es psicóloga y Magister en Seguridad y Defensa de la Nación y en Seguridad Internacional y Estudios Estratégicos. Matías Caciabue es politólogo y Secretario General de la Universidad de la Defensa Nacional, UNDEF en Argentina. Ambos son Investigadores del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

 

Fotos: El éxodo de los refugiados ucranios hacia Polonia y Rumania | Internacional | EL PAÍS

Detrás de la Guerra: ¿Qué pasa con las economías latinoamericanas?

Lina Merino Kirilenko y María Rizzo*

Las consecuencias del conflicto desatado en Ucrania ya se deja sentir en cada región del mundo, tanto por que constituye un territorio de relevancia geoestratégica, como por las características de interconexión del sistema económico global. La energía y la producción agrícola, como sectores fundamentales para la economía global, se ubican en el ojo de la tormenta.

En el marco de la disputa por imponer las reglas de juego en la nueva fase digitalizada-virtualizada del capitalismo global en la que el mundo se encuentra, acelerada a partir de la pandemia de Covid-19, ¿cómo reaccionaron las economías mundiales, particularmente la local y las regionales, a la guerra en Ucrania?Estiman en U$S 1.800 M el aumento de ingresos de Argentina por la invasión rusa a Ucrania | Agrovoz jornadas | La Voz del Interior

Los acontecimientos, en pleno desarrollo, prueban, una vez más, que este conflicto se dirime en múltiples dimensiones, más allá de una guerra convencional entre ejércitos que pujan por el control de un territorio.

El superciclo de los commodities se afianza con el conflicto

El sector agroalimentario fue uno de los primeros, junto al energético, en el que impactó globalmente el conflicto ucraniano. Parte de los alimentos que el neoliberalismo convirtió en commodities, se dispararon en las Bolsas. El precio de la soja, el maíz, el trigo y el girasol, saltaron rápidamente en la bolsa de Chicago.

Al día siguiente en que Putin reconoció la autonomía de las provincias del Donbass, la soja aumentó un 5%, cotizando a U$S 645 la tonelada en el Mercado de Chicago; el trigo aumentó U$S 18 la tonelada, hasta los U$S 340; mientras que el maíz aumentó en U$S 13, para alcanzar los U$S 282 por tonelada.

Esto se debe en gran medida a que Ucrania es uno de los países del mundo con mayor porcentaje de superficie destinada al cultivo, cerca del 56%. El país euroasiático, se ubica en el primer lugar a nivel planetario en exportación de aceite de girasol. En la presente campaña debería exportar 6,65 millones de toneladas (Mtn), casi la mitad de la oferta mundial.

En cuanto al trigo, alcanza el tercer lugar en materia de exportaciones, con 24 Mtn de oferta prevista por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) para 2021/22, y junto a Rusia proporcionan alrededor del 30% del trigo que se exporta a nivel global. Además, se situá en el 4° lugar en materia de exportaciones a nivel mundial de maíz, con embarques proyectados para la presente campaña de 33,5 Mtn, por detrás de EEUU, Brasil y Argentina.

Los fertilizantes: insumos claves

Conflicto Rusia-Ucrania podría generar escasez mundial y alza de precios de fertilizantes | Blueberries ConsultingEn 2019, la FAO publicó un informe prospectivo sobre los equilibrios entre oferta y demanda de fertilizantes hasta 2022, un componente determinante para la producción agrícola. Según su análisis, la oferta mundial estaría ligeramente por encima de la demanda, lo que provocaría una escasez en algunas regiones. América Latina era el subcontinente que presentaba más desequilibrios, dada su fuerte dependencia de fertilizantes importados.

Rusia es el principal proveedor de fertilizantes de todo tipo en el mundo. Anualmente exporta cerca de 35 millones de toneladas, por unos U$S 8.100 millones. Aporta el 20% de estos insumos al mercado global, siendo el segundo mayor productor de amoníaco, urea y potasa, y el quinto mayor productor de fosfatos procesados. El país representa el 23% del mercado mundial de exportación de amoníaco, el 14% de la urea, el 21% de la potasa y el 10% de los fosfatos procesados.

En diciembre de 2021, Rusia anunció la introducción de restricciones a la exportación de fertilizantes, con vigencia hasta junio de 2022. La estrategia del gobierno de Putin se enmarcaría dentro de lo que algunos denominan “diplomacia de fertilizantes”. Por ejemplo, PhosAgro, una de las principales empresas rusas del sector, anunció que los suministros a Brasil no serían afectados y a principios de febrero, Reuters reveló que la misma PhosAgro negociaba acuerdos de suministro con empresas indias.

Un punto central es el hecho de que el gas natural es fundamental para la fabricación de fertilizantes nitrogenados; un factor determinante para la producción de compuestos como el amoníaco, otro insumo indispensable para la producción agrícola. Así, la producción y la exportación de fertilizantes depende en forma directa de la producción y flujo del gas natural.Ministerio de Comercio ruso recomienda a productores de fertilizantes que detengan exportaciones | Euronews

Estos fertilizantes son fundamentales para la agricultura, especialmente para el maíz, por lo que ya están en alerta los productores de Iowa, Estados Unidos, próximos a empezar la campaña, mientras que los de Brasil y Argentina, aún tienen algunos meses de preparación, pero ya encendieron las luces amarillas.

Si bien los principales abastecedores de fertilizantes a la Argentina tienen sede en Marruecos, Estados Unidos y China, Rusia aparece en quinto lugar con un 7% del valor total importado. “Su influencia en los precios mundiales de los fertilizantes es, sin dudas, decisiva”, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

El pasado 15 de febrero de 2022, coincidiendo con la escalada irreversible de la tensión entre Rusia y Ucrania, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, inició una visita oficial al país presidido por Putin. Aunque en apariencia era un mal momento para visitas, en realidad el encuentro tenía un motivo casi urgente: la dependencia de Brasil de los fertilizantes de Rusia, en un contexto de encarecimiento mundial de estos insumos, aunque la versión oficial brasileña se excusó en una cita programada mucho antes del empeoramiento de la crisis.

Durante el 2021, el 23% del total de fertilizantes importados por Brasil llegó desde Rusia, la mayoría potasa. Si la industria rusa de fertilizantes es alcanzada por las sanciones, -algo altamente probable-, el agro brasilero enfrentaría una crisis de abastecimiento con fuerte impacto negativo sobre los rendimientos agrícolas, principalmente de cultivos como la soja y el maíz.

En Colombia, la preocupación la manifestó el presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura de Colombia (CONSA) y el secretario de Agricultura de Antioquia, Rodolfo Correa, quién en declaraciones radiales manifestó que “Colombia necesita de fertilizantes como la urea; que es una mezcla de varios elementos químicos, solo ese producto que consume Colombia, proviene de Rusia en un 29% y de Ucrania en un 13%. El 42% del principal fertilizante agrícola de Colombia proviene de los dos países que están en guerra”.

Luego de un año de subas, el precio de los fertilizantes inició con una baja el 2022El impacto no es solo en América, también la Unión Europea depende en gran medida del abastecimiento externo de estos insumos. En Francia, se necesita alrededor del 380% más de los fertilizantes que se producen localmente; en Irlanda cerca del 340%; en Italia un 230%; en Portugal el 154%; mientras que en España casi un 115% más. Un poco menos dependientes son: Polonia, donde es necesario un 67% más de fertilizantes; Alemania, un 45% más y Holanda, que necesita casi el 12% más de estos insumos. Es decir, que estos países necesitan importar fertilizantes para desarrollar la actividad agroalimentaria.

La volatilidad en los precios de los fertilizantes ya comienza a transformarse en una preocupación para las siembras de los cultivos de la próxima campaña agrícola, la 2022/2023.

La energía: niña bonita en medio de la guerra

El 75% del suministro de gas natural que llega a Europa y al Reino Unido se realiza vía gasoducto, principalmente el Nord Stream ruso, que alcanza a cubrir un tercio del continente, según datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos. Rusia abastece el 40% del gas que consume Europa, principalmente a través del Nord Stream, mientras que la puesta en funcionamiento del Nord Stream 2, duplicaría la capacidad de suministro, llegando a 110 mil millones de metros cúbicos. No es casual que la chispa de la escalada del conflicto se encendiera con la firma en puertas de las certificaciones del gasoducto por parte de Alemania.Rusia asume que el gasoducto Nord Stream 2 no empezará a operar hasta 2022 – El Periodico de la Energía | El Periodico de la Energía con información diaria sobre energía eléctrica,

Estados Unidos es el principal productor de gas a nivel mundial y tiene las empresas con la infraestructura capaz de abastecer por vía marítima a Europa. Sin embargo, según los datos de Gasindustrial, el precio del GNL que llega desde Estados Unidos a España se paga un 40% más caro que el que se recibe desde Rusia.

A esto se suma que los envíos de gas desde Rusia se redujeron un 41% en enero con respecto al mismo mes del 2021. Para suplir ese faltante, Europa necesita unos 50 buques adicionales de GNL por mes. Si bien la empresa controlada por el Estado ruso está cumpliendo con los contratos de entrega de gas en firme, no está vendiendo gas en el mercado spot europeo por fuera de esos contratos. También se observa una disminución de la capacidad almacenada de gas en Europa, según los datos de Gas Infrastructure Europe, además de una mayor competencia global por el GNL.

Según información oficial, la producción rusa de GNL aumentó un 15,8% en 2021 y las exportaciones a China aumentaron interanualmente en un 50,5% a través de Power of Siberia 1 (gasoducto 100% propiedad de Gazprom que opera desde 2019). Los volúmenes enviados a través de los gasoductos rusos crecieron 154,2%. Dicho intercambio se está profundizando, ya que el 22 de febrero de este año, dos días antes del estallido del conflicto en Ucrania, Gazprom anunció en un comunicado oficial la firma de un acuerdo con CNPC de China para elevar su contrato actual de compraventa de gas natural en 10.000 millones de metros cúbicos adicionales por año.

De esa forma, Gazprom podría pasar a exportar hasta 48.000 millones de m³ de gas a China por año. Es el mayor contrato de exportación de gas del mundo en términos de volúmenes. Gazprom exportó a China 16.500 millones de m³ en 2021: unos 8 millones de m³ a través de Power of Siberia y otra gran parte en forma de GNL.El flujo de gas hacia el este del gasoducto ruso Yamal-Europa se reduce a la mitad | Euronews

Si bien el GNL ruso es propiedad del gobierno en más del 50%, aparecen como accionistas Vanguard Group, Blackrock y JP Morgan, los principales fondos de inversión a nivel global. ¿Curioso? No tanto, “todo tiene que ver con todo”, dijo Cristina Fernández de Kirchner.

El control de las nuevas tecnologías, entendidas como los medios de producción que permiten dar el salto de escala, resulta clave en la guerra del siglo XXI en la que la riqueza, cada vez más concentrada, se disputa entre dos fracciones de un mismo polo, el del capital,. Una contradicción entre dos proyectos que a veces se presentan como disputas entre estados naciones (Estados Unidos y China) y otras veces, excediendo las estructuras institucionales de gobernanza, como proyectos estratégicos de la Aristocracia Financiera Tecnológica Global (modelo Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft, GAFAM y el modelo Huawei, en alianza con sectores angloamericanos que aportaron y se beneficiaron de la expansión económica y financiera del gigante asiático), articulados accionariamente a las grandes firmas financieras globales.

En este contexto, Argentina puede jugar un rol preponderante a nivel mundial, en términos de provisión de gasm ya que tenemos la segunda reserva a nivel mundial, de gas no convencional en Vaca Muerta. En ese sentido, a fines del 2021, el gobierno nacional anunció el inicio del proceso para la construcción de la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner y del Sistema de Gasoductos Transport.Ar Producción Nacional.

Esto permitirá ahorros por más de U$S 1.500 millones entre importaciones y subsidios. Cabe mencionar además que, en febrero, la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA) junto a la Corporación Nuclear Nacional de China (CNNC), firmaron un contrato comercial para la construcción de Atucha III, con una inversión que se estima en 8.300 millones de dólares, la mayor de origen chino en el país.

Crisis u Oportunidad

Dos caras de una moneda que está girando en el aire. No será el azar quien defina el escenario. Jamás lo fue en ninguna guerra. Es la decisión y el accionar político-estratégico lo que determina que sea crisis u oportunidad. En realidad, lo central pasa por definir quiénes pagan las crisis y quiénes tendrán oportunidades de resolverla a su favor.Explotación de litio: “Le harán un daño irreparable al medioambiente” | Diga usted | DW | 27.01.2022

Lo cierto es que la guerra convoca a establecer lazos comerciales entre los países latinoamericanos, donde se desarrollen cadenas regionales de valor, intercambiando productos que permitan a nuestras naciones establecer vínculos comerciales de nuevo tipo, productos como el gas, o el litio que se producen en Bolivia, los granos y subproductos de Argentina, plásticos y petróleo de Venezuela, es decir, buscar suplantar el lazo comercial que nos sujeta a los países en conflicto. Podría ser una oportunidad para restablecer una economía regional profundamente integrada, en red, dispuesta a autoabastecerse ante cualquier situación crítica que se presente en estos tiempos de guerra.

Es tiempo de desempolvar el Mercosur, sobre el que tanta tierra echaron Uruguay y Brasil. Junto a la UNASUR y la CELAC, el Mercosur es la herramienta que resultaría central para el momento que atraviesa el mundo y la región. Profundizar este organismo supranacional, en un primer momento, el momento comercial, relacionar entramados productivos entre las empresas nacionales y, por qué no, privadas, priorizando el mercado interno regional con perspectiva latinoamericana y caribeña.

Puede ser un sueño, puede ser una utopía, pero la “realidad efectiva” también presionará sobre los gobiernos para solucionar los problemas de inflación, desabastecimiento y pobreza que acarrea una guerra.

Si se impone el plan del mercado manejado por los de arriba, el resultado será oportunidad para aumentar la concentración de las riquezas socialmente producidas por las fuerzas de trabajo, incidiendo sobre la naturaleza, por parte de las Empresas Transnacionales  agroalimentarias y energéticas, por los grandes fondos de Inversión, etc.

Los gobiernos están ingresando en una encrucijada histórica, donde los de abajo presionaremos por el bienestar y la justicia social y los de arriba presionarán para que elijas de qué lado vas a estar: Arriba y dominado, o abajo y luchando.

* * Merino Kirilenko es Lic. en Biotecnología y Biología Molecular (UNLP) y Doctora en Ciencias Biológicas (UNLP). Investigadora del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECyT) asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia y al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).** Rizzo es Med. Veterinaria (UNRC). Maestranda en Desarrollo Regional y Políticas Públicas (FLACSO). Co-coordinadora del Centro de Estudios Agrarios (CEA).

La larga lista de conflictos congelados de la antigua URSSUcrania, Georgia y Crimea: un conflicto,  distintos escenarios

Solange Martínez

La escalada  bélica en el corazón de Eurasia, iniciada a partir de una táctica defensiva del ejército ruso, hace poco más de una semana, mantiene en vilo al mundo. Lo primero que se nos comunica, desde los medios occidentales, es un escenario de enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, sin embargo, si nos adentramos en la historia del conflicto, podremos observar que los intereses en juego exceden a estos países.

Para lograr una mayor comprensión de los enfrentamientos, es necesario poder ver más allá de la estrategia de guerra regular o convencional de quienes detentan la conducción de los estados nación. El concepto de guerra multidimensional arroja luz sobre la trayectoria de los conflictos: una maquinaria que incluye ejércitos regulares e irregulares, medios de comunicación, empresas transnacionales, gobiernos y organismos supranacionales.

Si observamos atrás en el tiempo, los movimientos geopolíticos en la región, nos encontramos con una serie de acontecimientos relevantes sintetizados a continuación.

Puede entenderse así la historia del territorio que hoy está viviendo en primera persona las consecuencias de una guerra, signada por un pasado reciente de operaciones políticas y procesos desestabilizadores que han sido bautizados como “revoluciones de colores”.

Es importante resaltar que la desintegración de la URSS con su derrota en 1989, con el fin del mundo bipolar, provocó, de la mano de la estrategia de quienes resultaron vencedores, la propagación de nacionalismos excluyentes, marginación de minorías, migraciones incontroladas, refugiados y estallidos violentos en varias de las repúblicas en las que se balcanizó ese bloque de poder territorial.

Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, avanzaron sobre estas contradicciones y antinomias en la década del 90, en coherencia con el objetivo defensivo que dio origen a la Alianza Transatlántica, de contener una posible expansión soviética. Con  la caída del Muro se reelabora el discurso y la estrategia, apareciendo dichos actores guerreristas ahora como “los garantes de los valores democráticos occidentales», lo que quedó plasmado en la Cumbre de Washington de 1999.

Sin embargo, los “garantes de la paz” sostuvieron en los años siguientes su estrategia y su negocio guerrerista. Después del ataque a las torres gemelas en 2001, se categorizó al “terrorismo” como nueva amenaza; en las cumbres de Praga y Riga 2002 y 2004 se incorporan nuevos miembros a la Alianza y se avanzó con iniciativas más ofensivas. Una expresión concreta de esto fueron los conflictos emblemáticos de la historia reciente, donde la OTAN tuvo un papel predominante: la ex Yugoslavia, en 1999, con un saldo de 200 mil muertos y un millón de desplazados; Afganistán, a partir de 2001, con 240 mil muertes e Irak, en 2003, con más de un millón de bajas, en su mayoría civiles.

La “Revolución” de las Rosas. Conflicto en Georgia

Revolución de las Rosas - Wikipedia, la enciclopedia libreCabe retomar un conflicto invisibilizado por la prensa occidental, a pesar de las similitudes que puedan establecerse con lo que hoy sucede en Ucrania: una situación magnificada y puesta en la agenda pública, con un bombardeo permanente a las pantallas ciudadanas de todo el mundo, que contrasta con el silenciamiento sobre lo ocurrido en Georgia en el año 2003.

Se produce en este año  la “Revolución de las Rosas» apoyada por EEUU, después de tres semanas de protestas de cara a las elecciones legislativas. Hablamos de un golpe de Estado empujado por la OTAN, y dirigido por Saakashvili (quien en 2004 terminó ganando las elecciones y fue reelecto desde 2008 hasta 2013). Se dió entonces en la región un claro giro de occidentalización con acercamiento a la OTAN, liberalización de la economía, y  achicamiento del Estado.

En 2008, se avanzó sobre la necesidad de que Georgia se incorpore a la OTAN y Alemania-Francia se opusieron. Se sucedieron una serie de ejercicios rusos en las fronteras y el gobierno de Georgia reaccionó con movilización de tropas al lugar y  a la capital de Osetia del Sur.

Estados Unidos y la OTAN persiguieron el objetivo de intensificar la agresión sobre las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Sur, con el estado georgiano como su brazo ejecutor, mientras que Rusia buscaba reconstruir su rol perdido al momento de la implosión de la URSS. El objetivo sobrepasaba ampliamente el territorio osetio; se trataba para Moscú, de reconquistar una región importante en tres sentidos: energético, político y geoestratégico.

En un enfrentamiento que duró tan sólo cinco días, Rusia se impuso militarmente y recuperó los territorios, avanzando sobre otras ciudades. El resultado fue el alejamiento de Georgia de la OTAN y de la Unión Europea. Claro que el conflicto quedó oculto tras el discurso occidentalista contra la “autocracia del Kremlin”.

Ucrania. Escenario de la guerra multidimensional.

 Solo tomando como referencia los conflictos desarrollados en el siglo XXI en territorio ucraniano, es posible develar las características de una guerra multidimensional en un escenario de importancia geoestratégica. La Revolución Naranja en el año 2004-2005, pasando por el Euromaidan o la Revolución de la Dignidad en 2013, así como la anexión de Crimea a Rusia luego de declararla estado independiente de Ucrania, hasta los acuerdos de Minsk en 2014-2015, son hechos centrales para comprender el conflicto actual.

 Luego del conflicto desatado en 2014, se declara la República de Crimea como Estado soberano e independiente de Ucrania, independencia no reconocida por la OTAN y sus aliados. Hablamos de un territorio geoestratégico: en la base de Crimea se encuentra la Flota del Mar Negro de Rusia, la principal salida de aguas cálidas, así como también la industria naval en la ciudad de Sebastopol, donde funciona el mayor Astillero de la ex URSS. A lo que se suman sus considerables reservas de hidrocarburos, que significan para Rusia una fuente importante de energía para abastecer a Europa a través del Nord Stream 2, cuya construcción finalizó en septiembre del 2021, pero cuya certificación para echar a andar fue suspendida el pasado 22 de febrero por Alemania.

Con  el Euromaidán, la revuelta social ucraniana iniciada a finales de 2013, que culminó con la destitución del presidente pro ruso Viktor Yanukovich (sucesor de Petró Poroshenko) a principios del 2014, se llevó adelante un referéndum donde el pueblo definió por el 96% de los votos a favor, la anexión de la península de Crimea, la República de Crimea y la ciudad autónoma de Sebastopol a la Federación de Rusia.

Guerra Rusia-Ucrania: qué es la OTAN y cómo puede intervenir - El CronistaEn respuesta, la OTAN recrudeció sus sanciones a Rusia e impulsó una situación de guerra civil en la zona, mientras que en mayo, tan solo unos meses después, se inició el conflicto en la región del Donbass, con la autoproclamación de Donetsk y Lugansk como  Repúblicas Populares.

En este marco, en el mes de septiembre se inició un proceso de negociación en la capital de Bielorrusia, conocido como Acuerdos de Minsk 1 (2014) y Minsk 2 (febrero de 2015), a partir del consenso de frenar la guerra civil en ambos estados del este de Ucrania. Lo que expresaban los acuerdos es que el gobierno ucraniano se comprometía a dialogar con los gobiernos de Donetsk y Lugansk.  Por su parte, Rusia se comprometía a no reconocer las autoproclamadas nuevas repúblicas, pero respetando su autonomía dentro de Ucrania.

En mayo de 2019, Volodímir Zelensky ​ un actor, comediante, guionista, productor y director artístico alineado a los intereses de la OTAN, asumió la presidencia de Ucrania e inmediatamente impulsó una enmienda a la Constitución del país habilitando su incorporación como miembro de la Unión Europea, así como de la OTAN.  Algo que aún hoy, no se concreta.

De fondo, Occidente nunca cumplió con los acuerdos de Minsk, y promovió incluso el fortalecimiento de un nacionalismo ucraniano históricamente identificado con el nazismo, dando lugar a guardias fascistas (guerrillas) responsables de una cacería de pobladores  rusoparlantes en la zona de Donbass. Natalia Vetrenko, presidenta del Partido Socialista Progresista de Ucrania, declaraba al respecto  «No había nazis, no se atrevían a asomarse de sus escondrijos, y ahora son los que mandan en el Euromaidán, están en el partido Svoboda, en el Sector Derecho… hay de todo allí y todos son partidos o movimientos neonazis».

«En primer lugar, el dinero fluía a través de la Embajada de EE.UU. Se habla de 20 millones de dólares semanales que recibían tanto el partido Batkivschina como Sbovoda y otros. Cuando se hizo un registro en la sede del partido Batkivschina en diciembre de 2013 se confiscaron 17 millones de dólares en efectivo que habían llegado a través de la Embajada de EE.UU.».

Dicho de otro modo, se instaló en la región una guerra de baja intensidad, con ejércitos irregulares financiados desde el exterior por la Unión Europea y Estados Unidos, (al estilo de la desarrollada en Siria tras la invasión norteamericana en 2011), que ha producido en 8 años, más de 15.000 muertos civiles de los que la prensa occidental no habla.

 Entonces, ¿quienes se enfrentan y por qué, en Ucrania?

 El reciente 15 de febrero, tras el sostenido e infructuoso intento de negociación por parte de Rusia con la OTAN, Estados Unidos y el gobierno ucraniano para desescalar el conflicto de casi una década en Donbass -que implicaba la desmilitarizacion y  desnazificación de la región-, el parlamento ruso instó al presidente Putin a reconocer las Repúblicas de Lugansk y Donetsk. Días después, el 24 de febrero, se inició la operación militar especial a tal fin, que Occidente denuncia como invasión.

Putin supervisa masivas maniobras militares rusas | AP News El gobierno ruso, sus fuerzas armadas y el presidente Vladimir Putin como personificación de estas fuerzas, entendió que no había que caer en la trampa de un conflicto transfronterizo armado de baja intensidad. Y respaldado por la doctrina militar rusa realizó una operación especial, consiguiendo desplazar el conflicto hacia Kiev, el centro económico, político y cultural de Ucrania, apuntando a guarniciones militares e infraestructura crítica, un dato no menor a la hora de analizar el número de civiles muertos, espectacularizado por la prensa global. No está de más recordar el silencio de quienes despliegan hace años su política de muerte contra el pueblo palestino, por ejemplo, ejecutada por Israel, en complicidad de nuevo, con la OTAN.

En síntesis y para aclarar ¿quiénes y por qué se enfrentan en esta escalada bélica? Es posible afirmar que el territorio ucraniano parece ser el escenario de enfrentamiento de los dos grandes proyectos globales, protagonizados o encarnados en este caso, por un lado por la OTAN, con EEUU a la cabeza intentando traccionar a Europa (principalmente a Alemania y Francia) y cercar a Rusia para alterar su influencia en el viejo continente, y por el otro, la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), con China como actor principal, donde Rusia intenta controlar su espacio de influencia ex soviético, en una fortalecida alianza económica, política y estratégica con el gigante asiatico.

Deciamos que la importancia del control de Ucrania reside en varios factores: su posición geoestratégica, como salida al Mar Negro; la presencia de recursos naturales centrales; el paso de gaseoductos y oleoductos de gran envergadura – la sangre coagulada del viejo capitalismo industrial, así como la presencia del 90 % de las reservas del suministro de neón en grado semiconductor, sangre nueva del capitalismo digital, del cual depende Estados Unidos en su lucha intercapitalista con el proyecto financiero y tecnologico asentado en Pekin.

Rusia: La UE y Washington colocan a Putin y a Lavrov en su lista negra y ordenan congelar sus activos en Europa y EE UU | Internacional | EL PAÍSEs necesario poder mirar más allá de las disputas entre Estados Nación y sus ejércitos regulares en la comprensión de los enfrentamientos. Resulta cada vez más claro observar que una nueva personificación social surge de los cambios orgánicos de la estructura global, una nueva aristocracia financiera y tecnológica que disputa las reglas de una transformación de la infraestructura social global, que supone la construcción de mecanismos de gobernanza que ya casi no reconoce fronteras nacionales.

Una fracción que instrumenta mecanismos de apropiación sobre la producción social de riquezas, para lo que necesita controlar los tiempos sociales, y para ello, la tecnología estratégica y los recursos naturales con los que cuentan los territorios, que también necesitan controlar, en consecuencia. Para ello, sus redes financieras son las venas por las que circula el capital dinero, las que posibilitan la interconexión global y la decisión sobre quién y cómo se invierte bajo las reglas del capitalismo financiero-digital. Conocido es el control en red de la economía de tres fondos de inversión (BlackRock, Vanguard y State Street), así como el rol central de los gigantes tecnológicos, en todos los ámbitos de la industria, y de industria militar en particular. Amazon, como actor central del proyecto global con asiento americano/city de Wall Street; Huawei del lado del proyecto globalista con asiento en China/city de Shangai-Hong Kong.

El bloqueo financiero a Rusia, con la eliminación de sus principales bancos del sistema Swift (la gran «fintech» del Las sanciones de SWIFT a Rusia afectan la economía mundial? | Digital Trends Españolmundo), por donde circula la información de las transacciones financieras a nivel global, es un ejemplo de la importancia del terreno financiero. Cabe aclarar que dichas sanciones no son nuevas, y son posibles porque Swift es controlado por EEUU y sus aliados, y más del 50% de los negocios fluyen en dólares.

Ante este escenario, aparecen oportunidades para el otro proyecto global, con asiento en el estado imperial chino, que cuenta con su propio Sistema de Pagos Interbancario Internacional desde 2015, mientras Rusia puso en funcionamiento en 2017, su sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS), lo que podría resultar en una tendencia a la “desdolarización” de la red financiera global, o la posibilidad de ganar tiempo, al menos, en un escenario que puede definirse como “empate catastrófico”.

Una guerra total, sin límites, se dibuja bajo las nuevas condiciones objetivas de la fase sistémica que acontece. Las armas digitales también toman centralidad, con el bloqueo por ejemplo, de medios de comunicación rusos, o de cuentas de ciertos actores, en las principales plataformas, como Twitter y Facebook, considerando al territorio virtual como otro escenario central de disputa en el siglo XXI.

Las guerras interimperialistas, sin embargo, persiguen el siempre presente objetivo de conducir el mundo. Construcción de consenso, o, en épocas de crisis total, principalmente, mediante la violencia explícita. Un objetivo que contiene la sed de dinero, las leyes capitalistas dónde el que no acumula a través de la expropiación del trabajo, muere. Un sistema que está tocando sus propios límites, arrasando con la humanidad entera, dónde aumentan las condiciones de miseria y hambre para las clases subalternas, sumidas en procesos extremos de pauperización y despojo.Pan, cerveza y fertilizantes, algunas de las víctimas colaterales del conflicto en Ucrania

Detrás de las apariencias del discurso falsamente pacifista de occidente y de la guerra financiera, comunicacional y psicológica desplegada globalmente contra Rusia, no se trata de “buenos versus malos”, una antinomia instalada en el sentido común que invisibiliza los intereses reales de fondo. Como así tampoco se ha pretendido aquí menospreciar las pérdidas humanas de estos días, por el contrario, sostenemos que históricamente en las disputas intercapitalistas quienes pierden indefectiblemente son los pueblos.

Pueblos que, sin embargo, no permanecen anestesiados o maniatados, sino que contienen en el seno de sus fuerzas sociales -y así lo expresan cotidianamente en sus luchas-, la potencia de su autodeterminación política, la capacidad de empujar un programa de liberación popular, que permita la profundización de su soberanía, con justicia social. Condiciones sine qua non para avanzar en la verdadera paz frente a la guerra y la muerte por goteo que alimentan y son alimentadas por el voraz capitalismo que continúa ordenando el mundo, más allá de los augurios de cambio sistémico, declarados en tiempos de pandemia.

 * Profesora de Psicología (UNSL). Dipl. en Género y Gestión Institucional (UNDEF).  Investigadora del CEIL Manuel Ugarte (UNLa) y analista argentina del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

 

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