Trump enfrenta su segundo juicio político a escasos días de dejar el cargo

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Mirko C. Trudeau|

El aún presidente Donald Trump fue acusado formalmente por la Cámara de representantes de incitación a la insurrección contra el gobierno de Estados Unidos, convirtiéndose en el primer mandatario en la historia del país en enfrentar un segundo juicio político, a menos de una semana de dejar el cargo. Nunca un presidente de Estados Unidos había pasado por un proceso de impeachment dos veces. Pero tampoco ninguno había alentado a la insurrección contra el gobierno de su país.

A diferencia del primer proceso del 18 de diciembre de 2019, por abuso de poder presidencial y la obstrucción al Congreso, que fue bloqueado por un Senado con mayoría republicana en febrero del año pasado, en esta ocasión una decena de legisladores del partido del presidente en ambas cámaras se han adherido a la demanda demócrata de destitución, la cual tiene posibilidades de triunfar en el Senado.Cámara de Representantes de EU aprueba segundo juicio político contra Trump  por 'incitar a la insurrección' | Aristegui Noticias

Con 232 votos en favor y 197 en contra, la Cámara de Representantes aprobó el miércoles el proceso para destituir al presidente, luego de un intenso debate, en el que los legisladores demócratas destacaron que tras el ataque al Capitolio del 6 de enero, el despliegue de soldados en Washington es mayor al que hay en Irak y Afganistán, y están allí para defender al pueblo “del comandante en jefe y su turba”.

El voto llegó después de una larga sesión de debate, con algunos congresistas al borde de las lágrimas y la vigilancia de la Guardia Nacional en los pasillos. Las palabras contra Trump fueron duras después de una semana «devastadora» en palabras de los propios republicanos. Varios congresistas rsaltaron cómo habían temido por sus vidas y las de sus familias.

El juicio político es, en cualquier caso, un símbolo para los estadounidenses. «Un segundo impeachment a Trump es la manera de crear un registro histórico que recuerde este insulto a la democracia», dijo a eldiario.es Rick Perlstein, historiador y experto en la evolución de la derecha estadounidense desde los años 50.

En la historia de Estados Unidos, sólo dos presidentes han sido formalmente impugnados por la Cámara de Representantes: Andrew Johnson, en 1868, y Bill Clinton, en 1998. En ambos casos, el Senado votó a su favor después. En 1974, Richard Nixon dimitió antes de que votara la Cámara de Representantes cuando se dio cuenta de que estaba perdiendo el apoyo de sus colegas republicanos.

Mientras, avanza la investigación federal por los actos violentos de la semana pasada, con más de 170 casos abiertos por el asalto al capitolio que dejó cuatro muertos, en los que algunos serán acusados de homicidio y sedición. En un mensaje publicado en el Twitter de la Casa Blanca, Trump llamó a los estadunidenses a reducir tensiones y condena la violencia.

Demócratas y también republicanos

La presidenta de la cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi, acusó al aún mandatario de incitar esta insurrección armada contra el país y lo describió como “un claro y real peligro para el país que todos amamos” y la republicana Liz Cheney, hija del ex vicepresidente Dick Cheney, afirmó que nunca hubo mayor traición a su cargo y a su juramento por parte de un presidente.

Read Liz Cheney's full statement in support of Trump's impeachment -  POLITICO“El presidente de Estados Unidos convocó a esta turba, les juntó y encendió la llama de este ataque. Todo lo que sucedió después es su obra. Nada de esto habría pasado sin el presidente. El presidente podría haber intervenido de manera inmediata y enérgica para parar la violencia. No lo hizo”, resaltó la republicana.

En tanto que el líder de la bancada republicana, Kevin McCarthy, reconoció que Trump es responsable de la asonada de la semana pasada. Por su parte, el jefe del partido del presidente en el Senado, Mitch McConnell, quien desea aprovechar la circunstancia para extirpar del Partido Republicano la influencia del magnate, ha dejado saber mediante filtraciones a medios que en esta ocasión no detendrá el proceso y que hay una docena de senadores republicanos dispuestos a apoyarlo.

El impeachment necesita ser aprobado por dos terceras partes, lo que significa que los demócratas deberán sumar a su causa al menos a 17 legisladores republicanos, lo que –según los analistas de Washington- depende del comportamiento del propio Trump.

Lo que no parece posible que pase en lo que le resta de gobierno, y posiblemente el, juicio político continúe con Joe Biden instalado en la casa Blanca, lo que significaría un Truimp lptrivado de los enorme recursos presidentes que usó y abusó para defenderse de acusaciones pol´piticas, y también penales, en los cuatro años de su gobierno.

Un factor que debe tomarse en cuenta es la insólita decisión del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas –siete generales y un almirante– de condenar el ataque trumpista al Capitolio y de reconocer por adelantado a Biden como el hombre que el 20 de enero se convertirá en suo comandante en jefe. El mensaje es claro: es un deslinde y un desconocimiento del comandante en jefe actual a pocos días de que termine su mandato.

Más allá del terreno de las instituciones públicas, el millonario Trump enfrenta el repudio mayoritario en el ámbito de los negocios. Importantes bancos y empresas han manifestado su determinación de no hacer más negocios con las empresas propiedad del todavía presidente, lo que podría significar que al colapso político se agregara un colapso financiero de su imperio.

Si se tratara de cualquier otra persona, sería razonable suponer que un individuo situado en el centro de todas esas adversidades haría lo posible por abandonar el poder presidencial en la forma menos dañina posible. Pero se trata de Donald Trump y aún le quedan unos días en la Casa Blanca.

El trumpismo

Entre los motivos que impulsaron a la turba en el ataque al capitolio están desde la confusión hasta el odio racista, reconocido y orgulloso, pero los actos de algunos ambiciosos republicanos en los días previos a la tragedia no estaban rodeados de ninguna confusión. Puede que Trump haya perdido las elecciones, pero su movimiento sigue en marcha. Para los políticos que esperan suceder a Trump como presidente algún día, eso significa que su oportunidad también sigue en marcha, señala el británico The Guardian..

Ahora que Trump ha aceptado finalmente que abandonará el cargo, el futuro liderazgo de su movimiento está en el aire y una dispar banda de senadores, congresistas, miembros de la familia Trump y hasta el propio Trump pelean por la posición.

Queda por ver si habrá otra persona capaz de subirse con éxito al caballo desbocado del racismo, del nihilismo y de la polpitica sistemática de insultos que llevó a Trump a las puertas de la reelección tras cuatro años de caos en Estados Unidos y cientos de miles de muertes por la pandemia que se habrían podido evitar.

Quiénes son los 10 republicanos que apoyaron el impeachment contra Donald  Trump en la Cámara de Representantes - Infobae
Los 10 republicanos que votaron por el juicio político

Personas que llevaban tiempo demostrándole su lealtad, especialmente el vicepresidente Mike Pence tomaron distancia de Trump en su pelea por desconocer el resultado de las elecciones, pero los agitadores senadores Ted Cruz y Josh Hawley asumieron como propia la causa de Trump. Desde la vieja guardia republicana, Mitt Romney (dos veces precandidato presidencial) los acusó de ser «cómplices de un ataque sin precedentes contra la democracia».

El violento asalto al Capitolio fue solo el segundo suceso más preocupante de la semana para los dirigentes republicanos, ya que la joche anterior los republicanos perdieron dos decisivos escaños en senado en las elecciones del estado de Georgia, que llevaba 30

Las dos derrotas de Georgia significaban que los republicanos perdían el control del Senado y que el líder, Mitch McConnell, defensor de los intereses de los más poderosos, se quedaba sin su mayoría. «Es sedición y debe ser tratada como tal», dijo Jay Timmons, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes, un influyente grupo empresarial.  Los jefes de múltiples bancos de Wall Street se hicieron eco del mismo pensamiento.

Que haya facciones republicanas cruzadas no significa que el Partido Republicano no pueda encontrar una dirección a tiempo de recuperar en 2022 el Senado y la Cámara de Representantes, o que no pueda ganar la presidencia en 2024 con Trump o con un candidato que lleve el nombre de Trump tatuado en la frente. Pero por ahora, todo el mundo está haciendo lo contrario: pelearse.

 

*Economista del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de EEUU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

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