Argentina: grandes marchas contra la violencia no afectan al poder real

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Juan Guahán

 Esta semana hubo dos importantes movilizaciones callejeras de fuerte impacto social. Una de ellas estuvo motivada en la celebración del Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que tuvo su centralidad en Buenos Aires y se desarrolló en varias ciudades.Fue una demostración de fuerza y presencia demandando la aprobación de una ley cuyo envío al Congreso el Presidente anunciará el primero de marzo. Hasta ahora una norma de ese tipo no ha logrado el suficiente consenso parlamentario.

Pero hubo otra movilización de una convocatoria amplia -aunque poco común-, que también abarcó varias ciudades, con un importante apoyo de la población y presencias de personas con orígenes y razones muy diversas. En este caso se trató de la solidaridad con el dolor de una familia y la convocatoria a poner fin a la violencia existente en la sociedad. Obviamente, tenía su origen en el caso de un joven asesinado, un mes atrás, por una banda de jugadores de rugby en la balnearia Villa Gesell.Resultado de imagen para argentina marchas contra la violencia

Más allá de los pormenores policíacos del hecho y su investigación, nos detendremos en un par de cuestiones que parece necesario considerar: Las características de la reciente movilización y las razones por las cuales este tema está cobrando la trascendencia que tiene.

Más allá del legítimo dolor -expresado de un modo desgarrador y ante miles de personas- de una madre a quien le arrebataron su hijo, por fuera de la importancia de reaccionar visceralmente contra esas violencias absurdas, mantiene vigencia preguntarse por las características de esa convocatoria. Da la idea que allí se exhibió un rasgo distintivo de nuestra sociedad.

Tenemos broncas, muchas broncas acumuladas, por eso intentamos responder con desesperación. Queremos avanzar, porque sabemos que así no podemos continuar. Pero… casi siempre ¡no tenemos rumbo, no sabemos hacia dónde hacerlo! Como la sociedad no encuentra un camino, el sistema de poder mantiene la situación que le permite a sus protagonistas seguir beneficiándose.

Ante esa situación suelen ocurrir algunas cosas que –aparentemente- dan respuesta a la situación planteada, aunque en realidad no resuelven nada (o casi nada) y nos dejan con la conciencia tranquila aunque contribuyan a dejar las cosas como están. La familia agradeció (y está muy bien) por la solidaridad manifestada. Pero el montaje del acto parecía una actividad preparada para mantener o mejorar el rating televisivo. Quienes estuvieron detrás de la organización de esa actividad (la familia agradeció al Gobierno Nacional y de la Ciudad de Buenos Aires) apelaron al fácil argumento de hacerlo “contra la violencia”, pero sin avanzar un centímetro sobre sus causas o razones. Sin una palabra sobre las normas a modificar o el camino a seguir, es una convocatoria a que “sean buenos”

Resultado de imagen para argentina marchas contra el asesinato de viulla gessellLos tiempos son demasiado difíciles como para perderlo en una apelación de ese tipo que no identifica los problemas ni compromete a nadie. Todo queda como antes y el sistema y la cultura imperante, que generan ese y otros miles de hechos semejantes sigue sin que se le mueva un pelo.

Acerca de las razones por las cuales este tema está cobrando la trascendencia que tiene, vale la pena recordar que allí se dan una serie de condimentos que atraviesan la situación de la sociedad argentina. Eso facilita que el mismo tenga la relevancia mediática y social que ha ido adquiriendo.

El eje de la presentación del tema es la agresión de unos jóvenes jugadores de rugby (que en el imaginario popular es un deporte de élite) con un buen pasar que agreden -hasta matar- a otro joven, más modesto e hijo de una familia de inmigrantes paraguayos.

Para los sectores populares es bueno sentir –al menos por una vez- que no son estigmatizados y que se muestre alguna forma de la agresión que padecen, aunque nada se diga sobre las razones por la cuales crece dicha violencia, ni se debatan los caminos para superarla. Los grandes medios, parte del sistema de poder, lo saben y por eso amplifican la información sobre este hecho.

Claro está que, en este caso, el enfrentamiento no es con el poder estatal y su organización represiva, ni tampoco la agresión es una consecuencia de aquellas luchas que están obligados a realizar como la ocupación de tierra, las huelgas o los cortes de calle, para seguir sobreviviendo con algo de dignidad.Resultado de imagen para argentina marchas contra el asesinato de viulla gessell

El tema así presentado, reiteradamente machacado, sirve para ocultar lo que pasa en la realidad. La convocatoria “contra la violencia” se constituye en algo “políticamente correcto” ante la cual nadie se puede oponer. Pero también en una expresión intrascendente e inocua respecto del poder, al que no afecta en lo más mínimo. Por el contrario lo legitima al colocar la violencia existente como algo ajeno a los designios, modelos socioeconómicos y políticas del poder.

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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