De culebrón: El entendible y embarazoso interés del senador Marco Rubio en Venezuela
Álvaro Verzi Rangel|
Hace un poco más de un mes se hizo viral en las redes sociales la noticia de que el embarazo de Lilian Tintori, la esposa del líder opositor venezolano Leopoldo López, fue producto de una «noche loca» en pleno Washington con el senador estadounidense Marco Rubio.
La filtración de un chat de whatsapp confirmaría lo que tanto se especulaba, el padre no es Leopoldo sino el senador estadounidense, con quien Lilian ha tenido reuniones infinidades de veces, incluso en compañía de quien hasta ahora sigue siendo su esposo.(Ver http://www.lechuguinos.com/marco-rubio-padre-hijo-lilian-tintori/)
Experto en invisibilizar la realidad y la verdad, el 27 de agosto el diario El Nacional de Caracas señalaba que “Lilian Tintori, activista de derechos humanos y esposa de Leopoldo López, habló de su embarazo durante una entrevista para NTN24, en la que aseguró que fue algo planificado entre su pareja y ella.
“Es algo que soñaba Leopoldo desde hace mucho tiempo y cuando llegó a la cárcel me lo pedía; y lo hablábamos hasta que finalmente este año planificamos y tomamos la decisión de buscar otro bebé”, contó.
El senador pensó que darse una escapadita con la Tintori a Washington el 15 de febrero último no le traería consecuencias. La ciudad capital tiene suficientes recursos y vasta tradición y experiencia para tapar, invisibilizar, las andanzas de los políticos (hasta que el escándalo estalla, claro) y de eso nadie duda en este mundo.
Pero, se le atravesó una “catira” (teñida, pero rubia al fin) del país de las miss Universo, tan sifrina, concheta, ella. En una torpeza política de principiante, el floridano decidió sacarle algún provecho a su affaire, y quiso congraciarse con el dueño del circo, con el presidente Donald Trump, a quien siempre le ha gustado lucir sus trofeos de caza de féminas de abundante … exotismo.
Craso error: le llevó a la Tintori a la mismísima Casa Blanca. Trump no pisó la concha de mango ni la cáscara de banana, sino que lo difundió en su cuenta de twitter, evitando alinearse públicamente con lo que la opositora venezolana representa, utilizó el error de su socio y a la vez adversario político y anunció la «atención personal» que Rubio le estaba brindando a la “heroína” venezolana, pobrecita ella, con su esposo en prisión.
En una misma noche, Marco Rubio cayó en dos trampas, la que le tendió la Barbie caribeña, quien logró un first class DC tour, con champán, caviar, limusina incluida, claro al costo de los contribuyentes de la Florida. En el entusiasmo olvidó solicitar a sus asistentes antecedentes de su invitada.
Lilian Tintori ya era famosa en los chusmeríos tuiteros. Primero estalló el escándalo con el abogado de Leopoldo, luego los rumores de sus vínculos afectivos con Albert Rivera, líder del ultraconservador partido español Ciudadanos.
Ahora el telenovelón al mejor estilo venezolano de los años 1970-80, es con el senador Marco Rubio, sin contar que “la” Tintori, amiga también del presidente argentino Mauricio Macri, por ejemplo, ha sido la única representante de la oposición que se ha reunido a solas con el presidente Trump (María Corina Machado fue precursora y se animó a retratarse con George Bush): esperemos que el próximo capítulo de la novela no revele también un escándalo hacia la figura del empresario-presidente.
La segunda trampa se la tendió el mismo Trump, quien lo hizo lucir una vez más como un político monotemático e ingenuo, tras lo cual debió invertir más de una semana de su tiempo explicándole a su esposa que la necesidad de sacrificarse en defensa de democracia nada tiene que ver con las mentiras ni infidelidades.
Los viejos periodistas de Washington sostienen que las estrellas nacientes de la política estadounidense tienen una altísima mortalidad en la competitiva major politics league: la ingenuidad que mostró el peinadito y pulcro senador no son bien vistas por el establishment y por ende, a este caballo le irán apostando cada vez menos patrocinantes en la carrera política del 2020 hacia la Casa Blanca.
Pero Rubio no es tan novato. Mucha gente pensó que su carrera estaría acabada luego de perder la nominación del Partido Republicano frente a Trump, pero en política a nadie se puede dar por muerto a menos que esté tres metros bajo tierra. Y desde ese fracaso comenzó a tejer su revancha para el 2020, desde su injerencia en varios países latinoamericanos, entre ellos Venezuela, donde encontró una veta para explotar.
Primero logró retrasar un año en la llegada de Roberta Jacobson –a quien culpaba por ser la encargada por Barack Obama para restablcer relaciones con Cuba- como embajadora de Estados Unidos en México, luego que el Senado estadounidense endureciera sanciones contra Venezuela, a cambio de aprobar la designación.
Rubio tiene origen cubano, aunque nunca ha pisado la isla y su relato primero fue que sus padres llegaron como “exiliados” tras el triunfo de la Revolución de 1959, pero luego declaró que esto había ocurrido tres años antes. Y es un activo militante del lobby anticubano junto a otros legisladores como Ileana Ros-Lethinen y Joe García, así como el senador demócrata Robert “Bob” Menendez, enjuiciado por peculado, corrupción y contratar a prostitutas menores de edad en República Dominicana.
Sólo con una articulación dentro de esta guerra no convencional, entre la oposición venezolana y factores políticos y militares de EEUU – Comando Sur y algunos parlamentarios-, se puede entender el apoyo al indefinido desarrollo de esas acciones vandálicas y armadas en Venezuela. El almirante Kurt Tidd admitía que “Con los factores políticos de la MUD hemos acordado una agenda común, que incluye un escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada bajo un enfoque de cerco y asfixia”.
Demás está decir que el dinero que se recauda con estas acciones “en defensa de la democracia y los derechos humanos” es enorme y más si tenemos en cuenta la cantidad de instituciones, corporaciones y figuras políticas que se han lanzado contra Venezuela con la mira fija en obtener buenos dividendos, al menos ya prometidos por los dirigentes de la oposición, en el hipotético caso (hoy negado) de acceder al poder con su ayuda. Se estima que los fondos de “ayuda humanitaria” al terrorismo opositor alcanzará los 20 millones de dólares al final de 2017.
Rubio, ante la pérdida de base electoral y financiera, buscó entre los acaudalados venezolanos y la ultraderecha de Miami el apoyo financiero y político que ha perdido entre su base tradicional. Entre los contribuyentes de Rubio está el presidente de la conocida institución lobbista Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), Jorge Mas Santos, uno de los cubanoamericanos más ricos del país con una fortuna cercana a los 600 millones de dólares.
De acuerdo a fuentes del Partido Demócrata, parte del financiamiento de los viajes de los dirigentes opositores venezolanos a Estados Unidos y su apoyo mediático a nivel internacional proviene del amplio caudal financiero de Mas Santos, sobre todos si se tienen en cuenta que figuras mediatizadas como Lilian Tintori, María Corina Machado y Julio Borges, “cuestan” nada más y nada menos que 70 mil dólares en cada viaje. Buena forma de hacer oposición.
Es a partir de declaraciones de Rubio que comienza a moverse el circo opositor en Venezuela. A principios de mayo aseguró que Leopoldo López, preso por responsabilidad intelectual en la muerte de 14 personas en 2014, había sido trasladado de la cárcel de Ramo Verde al Hospital Militar en estado grave. Enseguida, el periodista venezolano de Miami Leopoldo Castillo denunció en Twitter que éste había sido trasladado de emergencia al Hospital Militar “sin signos vitales”.
Castillo agregó que fuentes del gobierno manejarían una supuesta intoxicación. Lilian Tintori, escribió un corto mensaje en el que confirmó no conocer sobre la situación. Obviamente, nada había pasado, pero entre Rubio, Tintori y “El matacuras” Castillo se intentaba crear el imaginario colectivo de la muerte de López.
Ahora busca, encaramado en los millones destinados al derrocamiento de la Revolución Bolivariana, rehacer su carrera a la Casa Blanca, aunque ese camino tenga guión de telenovela y esté empedrado de víctimas venezolanas.
Segundo acto: Cotler, el abogado canadiense
Mientras todo esto pasaba, entre revelaciones y desementidas, el ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional de Canadá, se sumó a la lucha contra Venezuela, en una iniciativa promovida por Roul Wallenberg Center for Human Rights (RWCHR) y se enmarca en el apoyo a presos políticos en el pais sudamericano, principalmente a Leopoldo López, a través de la que aún es su esposa, Lilian Tintori.
El apoyo se concreta en fondos para viajes de familiares de presos políticos venezolanos para hacer lobby ante autoridades de países americanos y de Europa Occidental. A cargo del centro está Irwin Cotler, presidente y fundador de mismo, quien en mayo de este año coordinara el viaje de Tintori y la madre de López, Antonieta Mendoza de López a Canadá, donde sostuvieron reuniones con el primer ministro, Justin Trudeau y legisladores del Congreso.
Cotler, parlamentraio del Partido Liberal, fue ministro de Justicia y fiscal general de Canadá desde 2003 hasta que el gobierno de Paul Martin perdió el poder tras las elecciones federales de 2006 y es considerado una figura con poder política, lo que le ha permitido una poderosa influencia en la Cancilleria y el Ejecutivo de ese país. Como asesor jurídico de López, ha logrado colocar el ataque permanente a Venezuela en la agenda internacional de la administración canadiense.
Directivos del RWCHR mantienen frecuentes contactos con líderes opositores en especial los del partido Voluntad Popular (de Leopoldo López), uno de los más radicales y responsables de los atentados terroristas y desestabiloizacipon de 2014 y 2017, que dejaron más de un centenar de muertos.
Irwin cotler, hoy de 77 años –quien dijera haber sido abogado de Nelson Mandela, lo que fue rápidamente desmentido por Sudáfrica- ha sido durante mucho tiempo uno de los defensores más activos de Israel en el Parlamento canadiense y tiene profundas conexiones con numerosas organizaciones del lobby israelí en Canadá y Estados Unidos.
El abogado fue uno de los tres fundadores del grupo de Parlamentarios Libres para Israel y también fue el ex presidente del Congreso Judío Canadiense que en las últimas décadas ha dedicado su enfoque a la defensa de Israel y a pintar el activismo propalestino como equivalente a antisemitismo.
Fue responsable del proyecto de ley C-36, la Ley Antiterrorista del Canadá, aprobada a raíz de los atentados del 11 de septiembre en 2001 en Nueva York, legislación condenada por una gran cantidad de abogados, así como organizaciones civiles y de derechos humanos, y que se ha utilizado para permitir la vigilancia masiva de activistas desde entonces.
Como premio a su conducta solidaria con la oposición recibió un premio de la Asamblea Nacional de Venezuela durante la visita de Tintori y Antonieta Mendoza a Canadá. En esa ocasión, Cotler coordinó otros encuentros de las señoras con ministros, y parlamentarios canadienses y se comprometió a organizarle una visita a Estados Unidos, donde sería atendida por su amigo, el senador Marco Rubio.
Y asi fue. El resto de la embarazosa historia ya la conocen. Pero el culebrón sigue.
(Generalmente suelo escribir sobre temas políticos, económicos y sociales, pero aún en tiempos de posverdad, este relato de la realidad-real suena demasiado a culebrón de Venevisión de los años 80. Mis disculpas).
*Sociólogo venezolano, codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).