Un Macri en pánico por la realidad, lanzó su desesperado y tardío SOS

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Juan Guahán|

 

Los datos de la realidad económico-social y las encuestas hicieron entrar en pánico al presidente argentino Mauricio Macri, ya que todos ellos conducían a una derrota electoral. Las medidas de emergencia anunciadas tratan de evitarlo, pero el tiempo dirá si eso es posible.  

Las últimas semanas golpearon duramente el ánimo del Presidente, sus colaboradores y socios o empleados más cercanos. Las últimas encuestas lo ubican lejos de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en segunda vuelta.  Ya no quedaban dudas: la tendencia adquiría el rumbo de lo definitivo e inexorable.

Aquel “¡Hagan algo!”, que estalló en la cara de Macri -semanas atrás-, pronunciado por un modesto trabajador retumbaba en los principales despachos oficiales. Fue esa desesperada necesidad, más que la convicción, la que dictó las medidas de emergencia publicadas el último día hábil de la llamada Semana Santa.

Es el intento por mostrar una política distinta, pero da la impresión que es tarde para empezar, con mucho tiempo para aguantar y un grave riesgo al terminar. Veamos:

 Acuerdo de precios: Según el gobierno se trata del acuerdo con 16 empresas para congelar el precio de “60 productos esenciales de la canasta básica”, que duraría seis meses: hasta las elecciones.

El acuerdo incorpora distintas marcas y presentaciones de: aceites, arroz, harinas, fideos, leche, yogur, yerba, infusiones, azúcar, conservas, polenta, galletitas, mermeladas y bebidas. Ellos se expenderán en 2.500 puntos de venta a partir de esta semana y se regirán por el criterio de los “Precios Cuidados”.

El hecho de tratarse de un “acuerdo de caballeros” con los empresarios y la limitación de productos indican los topes de esta propuesta y sus dificultades para que se constituya en un real “alivio”.  En el tema de la carne y a título de ejemplo hay un compromiso de entregar 120 mil kilos de algunos cortes (asado, vacío, matambre) a  149 pesos el kilo (3,5 dólares) por semana.

Eso supone que los pobres, unos 13 millones y medio de personas, tendrán derecho –por semana- a 90 gramos cada uno de esos cortes con un precio especial. Además su distribución se hará a través del Mercado Central (en La Matanza – Buenos Aires) y las bocas de expendio de los frigoríficos exportadores.

Tarifas: Se mantendrán sin aumento hasta fin de año. En gas no hay cambios con los pagos escalonados. Tampoco habría aumentos en los medios de transporte y peajes que dependen del gobierno nacional. En los celulares se mantendrían estos valores hasta el 15 de setiembre.

Pymes: Tendrían una serie de alivios en materia de: i) pago en cuotas de deudas tributarias vencidas, con menor tasa y mayor plazo; ii) acortar el plazo para recibir el dinero de las ventas con tarjetas de crédito; iii) tope para sus tasas de interés; iv) eliminación de retenciones a sus exportaciones.

Beneficios sociales: Descuentos en medicamentos (entre el 20 y 70%) a beneficiarios de algunos planes sociales; créditos para conexiones de gas; otro llamado del Plan Procrear para 20 mil nuevas viviendas, con un subsidio que llega hasta 550 mil pesos y medidas para aliviar la situación de los deudores de créditos hipotecarios UVA.

Beneficios y créditos ANSES: Se pondría en marcha una “Red de Beneficios ANSES” (Seguro Social). Ella incluye descuentos de entre el 10 y 25%  en diferentes compras para los 18 millones de personas que reciben beneficios  sociales. También habrá “Créditos ANSES”, por mayores montos que los actuales y con más plazos, en ningún caso las cuotas podrán superar el 30% del ingreso.

Estas medidas chocan con las concepciones que guiaron estos 40 meses de gobierno macrista y tienen, además de las contradicciones planteadas, una serie de dificultades que ponen en duda la posibilidad y eficacia de su aplicación, en los ocho meses que le restan, sin descartar los riesgos que ellas entrañan.

Una de las principales dificultades consiste en que se trata de un “Acuerdo de caballeros”. Sabemos que estos “caballeros” ya han faltado a sus compromisos en múltiples oportunidades y que no es nada seguro que esta vez actúen distinto, al margen que ya están tomando sus “precauciones” incrementando los precios de sus productos anticipándose a la vigencia de estas medidas.

No es un riesgo menor que estas medidas terminen generando, como una forma de presión, un desabastecimiento. El gobierno piensa desalentarlo con un Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU)  sobre Lealtad Comercial, por 180 días, que los empresarios lo esperan con desconfianza.

Por último es poco creíble el argumento del gobierno en el sentido que esta medida es para “aliviar” la situación mientras se concreten los efectos de anteriores decisiones. Todos los observadores están convencidos que se trata de medidas de corto plazo guiadas por necesidades electorales y que la situación, aún en el supuesto que tengan relativo éxito en su aplicación inmediata, pueden agravarse cuando se venzan los plazos y renazcan las tendencias actuales, apenas contenidas por estas disposiciones desesperadas. Por otro lado nadie puede asegurar que no habrá una corrida bancaria que se lleve puesto al gobierno y todo lo dicho.

Lavagna con pocas posibilidades de romper “la grieta”

Roberto Lavagna, la principal carta que hoy puede jugar el empresariado y que cuenta con el visto bueno de la embajada de los EEUU, intenta construir una alternativa agrupando al GEN de Margarita Stolbizer, a los socialistas santafesinos, a fracciones menores del peronismo y algunos dirigentes radicales. Esa construcción enfrenta perspectivas claramente diferenciadas: La alianza o acuerdo con Alternativa Federal (Massa, Urtubey, Pichetto) o una construcción autónoma e independiente de la mencionada corriente electoral.

En el primer caso estaremos ante una fuerza que competirá, en primera vuelta con el macrismo (dando por descontando que ni Macri, ni esa conjunción de fuerzas alrededor de Lavagna le puede ganar a Cristina en primera vuelta). En el supuesto de pasar a una segunda vuelta sus probabilidades de triunfo se potencian, porque el votante macrista es lógico que se incline por Lavagna contra Cristina.

Para el supuesto que no cierre un acuerdo con Alternativa Federal, las actuales perspectivas de Lavagna indican que será un tercero claro y que no formará parte de la segunda vuelta. Esto será así en el caso que haya unidad del peronismo (Cristina y Partido Justficialista) con Cristina a la cabeza o si hay tres expresiones con participación de fuerzas peronistas: Cristinismo, Lavagna y Alternativa Federal.

En cualquiera de esos casos le abrirá el camino de la presidencia a Cristina, porque ésta -llegando a una segunda vuelta con Macri- parece estar más cerca de una victoria.

Si Macri o Cristina no son candidatos, habrá que mezclar y dar de nuevo.

Macri/Cristina: la polarizacion de los que necesitan parecerse

Durante estos largos tres años de gobierno macrista hemos dicho hasta el cansancio que Macri y Cristina se beneficiaban mutuamente de la mentada “grieta”. Ahora resulta que, ante las circunstancias actuales de la campaña electoral, ambos necesitan acercar sus propuestas –aunque ello no responda a sus convicciones- para abordar con mayor eficacia esta realidad electoral.

Macri sigue apostando a la polarización con Cristina. Sabe que esa tabla de salvación es endeble pero es lo único que le queda y está en medio de una tormenta. Ya el barco naufragó y los botes de goma están pinchados. Da la impresión que las pocas posibilidades de su reelección dependen de este reciente SOS.

Solo podrá salvarse si las medidas adoptadas –semejantes a las que podría haber tomado la expresidenta- tienen algún resultado que pueda exhibir como carta de triunfo. Ellas van en la dirección contraria a sus políticas originales cuyos resultados están a la vista y son impresentables.

Pero esta transformación no solo alcanza al presidente Macri. En la otra punta de este juego pasa algo parecido con Cristina. De la ruptura con el Fondo no habla, por el contrario, el silencio de Cristina es cubierto por sus colaboradores que aseguran que habrá renegociación con el FMI.

El gobierno sigue agitando, a través de sus múltiples y bien pagas voces, el fantasma de un futuro semejante al de Venezuela, si gana Cristina. Los kirchneristas le responden proclamando su voluntad de hacer creíble al sistema y volver a equilibrarlo como lo hizo Néstor Kirchner en el 2003, colocando todos los huevos en la canasta de las próximas elecciones de octubre.

De hecho, mientras Macri busca aproximarse a políticas conocidas como populistas, el cristinismo procura mostrar su rostro más moderado. El planificado y efectivo silencio de Cristina ayuda a esa perspectiva, con un crecimiento montado en los desastres de la gestión macrista.

Ese avance de Cristina vuelve cada día más inútiles las estrategias del macrismo y los jueces van demorando el momento de tenerla sentada en el banquillo de los acusados. De ese modo le quitan al macrismo una de sus banderas más esperadas para la campaña electoral.

Votos de Córdoba y Entre Ríos ratifican tendencias

Continuando con este festival electoral –y luego del fiasco macrista en las provincias del sur patagónico- el domingo pasado hubo dos elecciones, de diferente naturaleza. En Entre Ríos fueron elecciones primarias para la próxima elección de gobernador. En Córdoba por una renovación de buena parte de los municipios de esa provincia.

En Entre Ríos ganó el peronismo unido, tanto Sergio Massa como Cristina, levantaron las candidaturas de sus seguidores y se unieron a la fuerza del actual gobernador. De ese modo el peronismo revirtió la dura derrota del 2017 a manos del macrismo (52,87% a 37,98%). Ahora fue el peronismo unido fue el que alcanzó el 58,15% y el macrismo el 33,65%. Datos rotundos.

El gobernador, no obstante estar vinculado al Peronismo Federal dijo que trabajaría por la unidad y que apoyaría a candidatas/os de esa unidad, sean Cristina, Massa, Lavagna.

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Juan Schiaretti

En Córdoba hubo elecciones municipales. De las 426 localidades de toda esa provincia, los comicios abarcaron 127 (86 municipios y 41 comunas). La inmensa mayoría eran gobernadas por la Unión Cívica Radical u otros partidos de la alianza macrista Cambiemos, que perdieron 28 localidades y solo ganaron en una que no era propia.

El peronismo unido, detrás de la figura del gobernador Juan Schiaretti recuperó 28 localidades y de las 18 que tenía en su poder perdió solamente una. El gobernador, que había recibido -aclarando que no lo había solicitado- el apoyo del cristinismo, nada dijo sobre el futuro, el que seguramente definirá luego de la próxima elección de gobernador, donde su reelección está prácticamente asegurada. De todos modos son conocidos sus vínculos con el Peronismo Federal.

De este modo se ratifican las tendencias que se venían dando. Con tajantes derrotas de Cambiemos. Un cristinismo que apuesta fuertemente a la unidad del peronismo levantando candidaturas de su espacio en pos de dicha unidad y los triunfos de los actuales gobernadores que demuestran su arraigo en el territorio. Todo lo dicho va despejando el panorama futuro y vislumbra la posibilidad que Cristina, aprovechándose de su crecimiento ante la debacle macrista, decida presentarse a una interna dentro del Partido Justicialista.

Con ello descolocaría la posición de varios gobernadores. Se trata de aquellos que son cercanos al peronismo federal y necesitan de la unidad, además de la conveniencia de ser parte de un triunfo que asegure la gobernabilidad del territorio que gobiernan. Bajo estos supuestos el camino de Cristina hacia la presidencia, si ella lo desea, estaría allanado.

 

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

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