Entregar a Assange es matar al mensajero y la verdad/ Entregar Assange é matar o mensageiro e a verdade

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Eloy Osvaldo Proaño|

Julian Assange, editor de WikiLeaks y refugiado político en la embajada de Ecuador en Londres desde hace seis años, corre grave peligro de ser entregado a las autoridades británicas, denunció Glenn Greenwald, cofundador de The Intercept, con información de fuentes cercanas al presidente ecuatoriano.

Lenín Moreno, el mandatario ecuatoriano, señaló en Madrid que Julian Assange deberá abandonar en algún momento la embajada ecuatoriana en Londres, donde permanece asilado desde junio de 2012 y afirmó que esta situación “no se puede prolongar eternamente y que en algún momento habrá que darle una salida”. Indicó que mantiene comunicación permanente tanto con el gobierno británico, como con el equipo legal del también periodista australiano y sostuvo que la vida de Assange “no va a correr peligro”.Resultado de imagen para lenin moreno en madrid

Bill Van Auken, en el portal trosquista World Socialiksta Web Site, interpreta que Moreno dejó en claro que su gobierno está negociando activamente su entrega a las autoridades británicas, cuya policía espera afuera de la embajada ecuatoriana para atraparlo en el momento en que ponga el pie en Londres. “Si él cayera en las garras de las autoridades británicas, sería sometido a una larga prisión hasta su extradición a EEUU, donde podría ser condenado a cadena perpetua o incluso a la pena de muerte por espionaje y conspiración”.

Van Aucken especula que la única condición que pondría Ecuador para entregar a Assange, es que éste no sea ejecutado. Y añade que las protestas de España por la condena de WL a Madrid por el arresto del expresidente catalán Carles Puigdemont “llevaron al gobierno de Moreno a cortar el acceso de Assange a Internet y evitar que reciba llamadas telefónicas o visitantes, reduciéndolo a un estado de incomunicación con menos derechos que un prisionero”.

Pero con la excusa del caso Assange, el WSWS generaliza y ataca no solo a Moreno sino a los gobiernos “pseudoizquierdistas” de la región, desde Ecuador a Venezuela, Bolivia, Brasil, Nicaragua, e insta a los trabajadores latinoamericanos a unirse a las filas de trabajadores de todo el mundo para defender a Assange.

Assange y EcuadorResultado de imagen para assange

Julian Assange perdió a una férrea defensora cuando, en junio pasado, dejó la Cancillería ecuatoriana María Fernanda Espinosa, para ocupar el cargo de presidenta de la Asamblea General de la ONU. Espinosa tenía una postura clara en defensa de los derechos humanos y del derecho internacional, y una relación política fuerte con el presidente Moreno.

Otro factor que incide negativamente es que, en esta coyuntura de negociación de un tratado de comercial con EEUU, el gobierno ecuatoriano podría ser más vulnerable frente a las presiones de su principal socio comercial.

Si Moreno entregara a Assange posiblemente la mayor resistencia en Ecuador provenga de organizaciones de derechos humanos, de jóvenes y de defensores del libre acceso a internet, al igual que de algunos sectores de lo que se llamaba Alianza País antes de la fractura. La oposición de derecha y la prensa hegemónica, están alineados con la demanda estadounidense de «entregar a Assange”, compartida a nivel internacional por los grandes medios y agencias de prensa.

En un comunicado oficial emitido el 22 de julio, la Cancillería ecuatoriana afirmó que el Estado ecuatoriano “solo conversará y propiciará entendimientos sobre el asilo del señor Assange, en el marco del derecho internacional, con los abogados del interesado y con el gobierno británico. De momento, por la complejidad del tema, no se tiene a la vista una solución a corto o largo plazo”.

Resultado de imagen para masacres en iran y afganistanLa investigadora Silvia Arana señala que entre los diez millones de documentos revelados por Wikileaks, se destacan los «Registros de las guerras de Irak y Afganistán», dos series conformadas por cientos de miles de informes militares de EEUU detallando la muerte indiscriminada de civiles durante la invasión y ocupación de dichos países, proporcionados por la denunciante de conciencia Chelsea Manning (encarcelada y torturada por ello).

El más impactante es el video “Asesinato colateral”, que muestra el ataque aéreo, desde dos helicópteros Apache estadounidenses, en el que mueren 12 civiles iraquíes, incluyendo dos empleados de la agencia informativa Reuters, en Bagdad el 12 de julio de 2007.

WikiLeaks difundió las pruebas aportadas por Edward Snowden del espionaje ilegal y masivo de ciudadanos estadounidenses realizada por la Agencia de Seguridad Nacional, así como el funcionamiento fraudulento del Partido Demócrata, cuyo Comité Nacional perjudicó a Bernie Sanders en beneficio de Hillary Clinton en las primarias presidenciales),

Al anunciar la decisión de otorgar asilo a Assange, el entonces canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, declaró que la represalia de Washington por las exposiciones de Assange «podría poner en peligro su seguridad, integridad e incluso su vida» y que de ser extraditado a EEUU, no tendría un juicio justo. “No es en absoluto improbable que pueda ser sometido a un trato cruel y degradante y condenado a cadena perpetua o incluso a la pena capital».Resultado de imagen para ricardo patiño y kintto lucas

Kintto Lucas, exvicecacnciller de Ecuador, reveló que en 2010 el encargado de negocios de EEUU en Ecuador alertó a la Cancillería sobre WikiLeaks, pero a pesar de que “mostraba preocupación, nunca desmintió la veracidad de los cables, solo dijo que no los aceptaría como verdaderos, y que el Departamento de Estado todavía no sabía bien cuáles eran los cables filtrados. Sin embargo ya se estaban comunicando con los países que podían estar mencionados”.

El contacto de altos funcionarios ecuatorianos con Assange garantizó que WL publicara todos los cables sobre Ecuador en la web, y comenzara un contacto directo con él.

Según Lucas, en el otorgamiento de asilo se cometería varios errores por parte de la Cancillería del Ecuador, y Assange permanecería en la sede de la Embajada en Londres un tiempo indeterminado. Si la Cancillería no se equivoca tanto en las negociaciones con el gobierno británico, tal vez se lograría el salvoconducto. Utilizar como carta ganadora la posibilidad de difundir el asilo en medio de las Olimpiadas, significaría que Londres, podría ceder para no empañar los Juegos.

“Pero más allá del hecho concreto del asilo, en el manejo del tema Wikileaks faltará entender en el gobierno ecuatoriano y fuera de él, la importancia estratégica de la información que contenían los cables, el sentido comunicacional del fenómeno y el significado político a nivel mundial, señala Lucas.

Y, casi seis años más tarde, en vísperas del viaje del vicepresidente Mike Pence a Ecuador, diez senadores del Partido Demócrata, liderados por Robert Menéndez del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, le solicitaron públicamente que presione a Moreno para que Ecuador le retire el asilo a Julian Assange.Resultado de imagen para pence y lenin moreno

Las intenciones de EEUU son bien explícitas. El ex director de la CIA y actual Secretario de Estado Mike Pompeo declaró a WikiLeaks como un «servicio de inteligencia hostil no estatal a menudo instigado por actores estatales como Rusia», mientras el Fiscal General Jeff Sessions insiste en que encadenar a Assange es una «prioridad».

Por temor a ser extraditado a EEUU, donde sería enjuiciado, o a Suecia, donde era solicitado por una supuesta agresión sexual, Assange solicitó el asilo político a Ecuador, estatus que le fue concedido -invocando la Convención de 1951- y que hoy amenaza con cancelar.

“Jamás he estado de acuerdo con la actividad que realiza el señor Assange, nunca he estado de acuerdo con las intervenciones en los correos privados de la gente para poder obtener información, por más valiosa que sea para sacar a la luz ciertos actos indeseables de gobiernos o de personas”, manifestó Moreno.

Matar al mensajero

En 2010, Assange divulgó información sobre crímenes de guerra cometidos por el gobierno estadounidense y documentos secretos que revelan prácticas ilegales –asesinatos, torturas y espionaje– y de injerencia en asuntos internos de otros países.

Resultado de imagen para john pilger y assangeJohn Pilger, periodista de origen australiano y renombre internacional, dijo que la persecución de Julian Assange debe terminar. O terminará en tragedia e instó al gobierno australiano y el primer ministro Malcolm Turnbull de aprovechar la oportunidad histórica de decidir cuál será el desenlace.”Pueden permanecer en silencio, lo cual la historia no les perdonará, o pueden actuar en interés de la justicia y la humanidad y traer a este destacado ciudadano australiano a casa”!, indicó.

El gobierno australiano tiene claras obligaciones diplomáticas y morales para proteger a sus ciudadanos en el extranjero frente a situaciones de injusticia flagrante, que en este caso sería frente a una grave falta judicial y al peligro extremo que le espera si sale de la embajada ecuatoriana en Londres sin protección. Pilger recordó el caso de Chelsea Manning, lo que le espera en caso de que Estados Unidos logre una orden de extradición. Un relator especial de las Naciones Unidas lo calificó de tortura.

El 8 de marzo de 2008, un documento ultrasecreto de la rama de Evaluaciones de Contrainteligencia Cibernética del Departamento de Defensa estadounidense, expuso un plan para destruir tanto a WikiLeaks como a Assange e instía en lo importante que era destruir el “sentimiento de confianza” que es el “centro de gravedad” de WikiLeaks, y se proponía un plan de amenazas de «exposición [y] persecución penal» y un asalto implacable a la reputación.

El objetivo era silenciar y criminalizar a WikiLeaks, su editorial y su editor. Era como si planificaran hacer la guerra a un solo ser humano y al principio mismo de la libertad de expresión.Su principal arma sería la difamación personal. Sus tropas de choque se reclutarían en la prensa, precisamente entre quienes supuestamente deben esclarecer los acontecimientos y decirnos la verdad, dice Pilger.

En octubre de 2017, la periodista de Australian Broadcasting Corporation, Sarah Ferguson, entrevistó a HillaryResultado de imagen para hillary clinton Clinton, a quien lisonjeó como «ícono de su generación», a la misma que amenazó con «destruir por completo» a Irán y que, como Secretaria de Estado en 2011, fue una de los instigadores de la invasión y destrucción de Libia como Estado moderno, con la pérdida de 40 mil vidas. Al igual que la invasión de Iraq, ésta también se basó en mentiras.

Clinton difamó a Assange, sin ofrecer prueba alguna –según su estilo imperial- al afirmar que era «muy claramente una herramienta de la inteligencia rusa» y «un oportunista nihilista que está al servicio de un dictador». A continuación de la entrevista, la productora ejecutiva de Ferguson, Sally Neighbour, hizo un retuit malicioso: «Assange es la puta de Putin. ¡Todos lo sabemos!»

La agresión de la Clinton tenía su causa: Wikileaks ha publicado correos electrónicos filtrados que revelan que la fundación que Hillary Clinton comparte con su esposo recibió millones de dólares de Arabia Saudita y Qatar, los principales patrocinadores de los yihadistas de  ISIS y del terrorismo en todo Oriente Medio.

El ex editor de The Guardian, Alan Rusbridger, llamó a las revelaciones de WikiLeaks, que su periódico publicó en 2010, «una de las mejores primicias periodísticas de los últimos 30 años». Pero los premios fueron prodigados y celebrados como si Julian Assange no existiera. Las revelaciones de WikiLeaks se convirtieron en parte del plan de marketing de The Guardian para aumentar el precio de cobertura del periódico. Ganaron dinero, a menudo mucho dinero, mientras WikiLeaks y Assange luchaban por sobrevivir.

Un libro de The Guardian, altamente promocionado, culminó en un lucrativo negocio para producir una película de Hollywood. Los autores del libro, Luke Harding y David Leigh, difamaron gratuitamente a Assange como una «personalidad dañadResultado de imagen para the guardian y assangea» e «insensible». También revelaron la contraseña secreta, diseñada para proteger un archivo digital que contiene los cables de la embajada de los EEUU, que Assange le había dado al Guardian en confianza.

El último día de agosto, el New York Times publicó un extenso ensayo contra Assange, con la firma de Jo Becker (jefe de grupo) – “Cómo Rusia se beneficia con frecuencia con los secretos de Occidente revelados por Julian Assange- cuyo propósito era difundir la idea de una probable existencia de sus vínculos con los servicios de inteligencia rusos “que pudiera ser la razón por la que las agendas de WL y el Kremlin encajan tan a menudo”.

Los autores afirman que Assange, desde el reducido espacio en que vive en la embajada ecuatoriana en Londres -que desde hace cuatro años le ha concedido asilo para protegerle de la cacería a que le tienen sometido las agencias policiales al servicio estadounidense- ha venido ofreciendo una visión de EEUU como una nación que dispone de poder imperial para reconocer la lealtad de las naciones a los principios de los derechos humanos.

WikiLeaks no ha tenido noticias de que el gobierno de Estados Unidos haya afirmado en algún momento que los mensajes hackeados del Comité Nacional Demócrata que WL publicó en julio, hayan sido obtenidos por la inteligencia rusa. De hecho, Washington jamás ha acusado públicamente al gobierno ruso de estar detrás del hecho, aunque ahora se diga que muchos expertos cibernéticos estadounidenses hayan asegurado tener un «alto grado de certeza» de que el gobierno ruso estaba detrás del robo de los correos electrónicos.Imagen relacionada

Assange nunca ha sido acusado de un crimen. El episodio sueco fue falso (violación), una farsa y él ya ha sido vindicado. Katrin Axelsson y Lisa Longstaff, de Women Against Rape (Mujeres contra la Violación), escribieron: «Las acusaciones contra [Assange] son una cortina de humo detrás de la cual varios gobiernos están tratando de reprimir a WikiLeaks por haber revelado audazmente al público su planificación secreta de guerras y ocupaciones con sus secuelas de violaciones, asesinatos y destrucción…”

Esta verdad se perdió o se enterró en una cacería de brujas mediática que incluía voces que se describían a sí mismas como de izquierda y como feministas, que ignoraron la evidencia de peligro extremo si Assange fuera extraditado a los Estados Unidos.

De acuerdo con un documento publicado por Edward Snowden, Assange está en una «lista de objetivos de persecución». Una nota oficial filtrada dice: «Assange va a hacerse una bonita novia en la cárcel. Que el terrorista se joda. Comerá comida para gatos por siempre».

Desde hace siete años la elite belicista estadounidense trató de fabricar un crimen por el cual Assange podría ser enjuiciado, pero la Constitución de Estados Unidos protege a editores, periodistas y denunciantes. El crimen de Assange es haber roto el silencio.

En sus revelaciones de guerras fraudulentas (Afganistán, Irak) y las mentiras descaradas de los gobiernos (las Islas Chagos), WikiLeaks ha permitido vislumbrar cómo se desenvuelve el juego imperial en el siglo XXI. Es por eso que Assange está en peligro de muerte.

*Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

EN PORTUGUÉS

Entregar Assange é matar o mensageiro e a verdade
Por Eloy Osvaldo Proaño

Julian Assange, criador e editor do WikiLeaks e refugiado político na embaixada do Equador em Londres há seis anos corre grave perigo, pois deve ser entregue às autoridades britânicas a qualquer momento, segundo denunciou o jornalista Glenn Greenwald, co-fundador do meio digital The Intercept, a partir de informações de fontes próximas ao presidente equatoriano.

Em visita recente a Madrid, Lenín Moreno afirmou que Julian Assange deverá abandonar a sede diplomática em algum momento, e afirmou que esta situação “não se pode prolongar eternamente, é preciso encontrar uma saída”. O mandatário também indicou que mantém comunicação permanente tanto com o governo britânico, quanto com a equipe legal do também jornalista australiano, e acredita que “a vida de Assange “não correrá perigo”.

Bill Van Auken, do portal World Socialiksta Web Site (WSWS), considera que Moreno deixou claro que seu governo está negociando ativamente a entrega de Assange às autoridades britânicas, cuja polícia espera do lado de fora da embaixada equatoriana para capturá-lo no momento em que ponha um pé para fora Londres. “Se ele cair nas garras das autoridades britânicas, seria submetido a um longo período de prisão até a sua extradição aos Estados Unidos, onde poderia ser condenado a prisão perpétua, ou inclusive à pena de morte, por espionagem e conspiração”.

Van Aucken especula que a única condição que o Equador coloca para entregar Assange é que este não seja executado, e agrega que os protestos da Espanha pelo fato do WikiLeaks ter criticado Madrid pela prisão do ex-presidente catalão Carles Puigdemont “levaram o governo de Moreno a cortar o acesso de Assange à Internet e evitar que receba ligações telefônicas ou visitantes, reduzindo-o a um estado de incomunicação, com menos direitos que um prisioneiro”.

Contudo, com a desculpa do Caso Assange, o WSWS generaliza e ataca não só Moreno como todos os governos “pseudo esquerdistas” da região, do Equador à Venezuela, passando por Bolívia, Brasil e Nicarágua, e convoca os trabalhadores latino-americanos a se unirem às filas dos trabalhadores de todo o mundo para defender Assange.

Assange e o Equador

Julian Assange perdeu uma a uma férrea defensora em junho passado, quando a até então chanceler equatoriana María Fernanda Espinosa deixou o posto para ocupar a presidência da Assembleia Geral da ONU. Espinosa tinha uma postura clara em defesa dos direitos humanos e do direito internacional, e uma relação política forte com o presidente Moreno.

Outro fator que incide negativamente é que, nesta conjuntura de negociação de um tratado de comercial com os Estados Unidos, o governo equatoriano poderia ser mais vulnerável às pressões de seu principal sócio comercial.

Se Moreno entregar Assange, as maiores críticas dentro do Equador virão provavelmente das organizações de direitos humanos, de jovens e de defensores do livre acesso à internet, além de alguns setores do que se chamava Aliança País, antes da fratura entre o morenismo e o correísmo. A oposição de direito e a imprensa hegemônica estão alinhados com a demanda estadunidense de “entregar Assange”, o que também é apoiado a nível internacional pelos grandes meios e agências.

Num comunicado oficial emitido em 22 de julho, a Chancelaria equatoriana afirmou que o país “só conversará e propiciará entendimentos sobre o asilo do senhor Assange, dentro dos parâmetros do direito internacional, com os advogados do interessado e com o governo britânico. Por enquanto, devido à complexidade do tema, não há uma solução a curto ou longo prazo”.

A investigadora Silvia Arana indica que entre os dez milhões de documentos revelados por Wikileaks se destacam os registros das guerras do Iraque e do Afeganistão, duas séries de vazamentos conformadas por centenas de milhares de informes militares estadunidenses, detalhando a morte indiscriminada de civis durante a invasão e ocupação desses países. Os documentos foram proporcionados pela denunciante Chelsea Manning – que foi presa e torturada por isso).

O mais impactante desses vazamentos é o vídeo “assassinato colateral”, que mostra o ataque aéreo de dois helicópteros Apache estadunidenses que termina com a morte de 12 civis iraquianos, além de dois empregados da agência informativa Reuters, em Bagdá, no dia 12 de julho de 2007.

O portal WikiLeaks também difundiu as provas reveladas pelo ex-agente de espionagem digital norte-americano Edward Snowden, que revelou a espionagem ilegal e massiva de cidadãos estadunidenses realizada pelo organismo onde trabalhava, a NSA (sigla em inglês da Agência Nacional de Segurança), além do caso de funcionamento fraudulento do Partido Democrata, cujo Comitê Nacional prejudicou Bernie Sanders em benefício de Hillary Clinton nas primárias presidenciais de 2016.

Ao anunciar a decisão de outorgar asilo a Assange, o então chanceler do Equador, Ricardo Patiño, declarou que a represália de Washington pelas exposições de Assange “poderia colocar em perigo sua segurança, integridade e inclusive sua vida”, e que se ele fosse extraditado aos Estados Unidos, não teria direito a um processo justo. “Não é nada improvável a ideia de que ele tenha que enfrentar um tratamento cruel e degradante, podendo até ser condenado a prisão perpétua ou à pena capital”.

Kintto Lucas, que era vice-chanceler do Equador naquele então, revelou que em 2010, o encarregado de negócios dos Estados Unidos no Equador alertou a chancelaria sobre os vazamentos do WikiLeaks, mas pesar de que “mostrava preocupação, nunca desmentiu a veracidade dos cabos, disse somente que não os aceitaria como verdadeiros, e que o Departamento de Estado ainda não sabia bem quais eram os cabos vazados. Entretanto, já estavam se comunicando com os países que poderiam estar mencionados”.

O contato de altos funcionários equatorianos com Assange garantiu que o WikiLeaks publicasse todos os cabos sobre o Equador na web, e começasse um contato direto com ele. Segundo Lucas, ao dar o asilo ao ativista, foram cometidos vários erros por parte da chancelaria, e Assange permaneceu na sede da Embaixada em Londres por um tempo indeterminado. Se a chancelaria tivesse atuado corretamente nas negociações com o governo britânico, talvez conseguiria um salvo-conduto para trazê-lo ao país. Utilizar como carta forte a possibilidade de difundir o asilo em meio às Olimpíadas de Londres (ocorrida naquele mesmo ano de 2012 em que Assange chegou à Embaixada), significaria que o Reino Unido poderia ceder para não manchar a imagem dos Jogos.

“Mas independente do fato concreto do asilo e dos erros cometidos ao lidar com essa situação, a questão é que falta ao governo equatoriano entender a importância estratégica da informação contida nos cabos, o sentido comunicacional do fenômeno e o significado político a nível mundial”, analisa Lucas.

Quase seis anos mais tarde, na véspera da viagem do vice-presidente Mike Pence ao Equador, dez senadores do Partido Democrata, liderados por Robert Menéndez (membro do Comitê de Relações Exteriores do Senado), solicitaram publicamente ao governo que pressione Moreno para que o Equador retire o asilo a Julian Assange.

As intenções dos Estados Unidos são bem explícitas. O ex-diretor da CIA e atual Secretário de Estado Mike Pompeo declarou o WikiLeaks como um “serviço de inteligência hostil, não estatal e instigado por países como a Rússia”, enquanto o promotor-geral Jeff Sessions assegura que “capturar Assange é uma prioridade”.

Temendo ser extraditado aos Estados Unidos, onde seria processado, ou à Suécia, onde é solicitado por uma suposta agressão sexual, Assange pediu asilo político ao Equador, status que foi concedido pelo governo de Rafael Correa, – invocando o Estatuto dos Refugiados, de 1951 – e que, hoje, o governo de Lenín Moreno ameaça cancelar.

“Jamais estive de acordo com a atividade realizada pelo senhor Assange, nunca estive de acordo com as intervenções às mensagens privadas das pessoas para obter informação, por mais valiosas que sejam, para revelar certos atos indesejáveis dos governos ou das pessoas”, manifestou Moreno.

Matar o mensageiro

Em 2010, Assange divulgou informação sobre crimes de guerra cometidos pelo governo estadunidense, e documentos secretos que revelam práticas ilegais – assassinatos, torturas e espionagem – e de intromissão em assuntos internos de outros países.

John Pilger, jornalista de origem australiana e renome internacional, disse que a perseguição a Julian Assange tem que acabar, ou terminará em tragédia e instou o governo australiano e o primeiro-ministro Malcolm Turnbull a aproveitar a oportunidade histórica de decidir qual será o desfecho. “Podem permanecer em silêncio, algo que a história não perdoará, ou podem atuar em prol da justiça e da humanidade, e trazer este destacado cidadão australiano a casa”, afirmou.

O governo australiano tem claras obrigações diplomáticas e morais para proteger os seus cidadãos no exterior diante de situações de injustiça flagrante, que neste caso seria o atropelo à Justiça e o perigo extremo que lhe espera se sai da Embaixada equatoriana em Londres sem proteção. Pilger recordou a tortura sofrida por Chelsea Manning, comprovada por um relatório oficial das Nações Unidas, como mostra do que poderia acontecer com Assange se os Estados Unidos conseguirem uma ordem de extradição.

Em 8 de março de 2008, um documento ultrassecreto do setor de Análises de Contra Inteligência Cibernética do Departamento de Defesa estadunidense, expôs um plano para destruir tanto o portal WikiLeaks como Assange, onde dizia que era importante destruir o “sentimento de confiança” que é o “centro de gravidade” do WikiLeaks, e propôs um plano de ameaças de “exposição e perseguição penal” (o chamado lawfare) e um ataque implacável à sua reputação.

O objetivo era silenciar e criminalizar o WikiLeaks e seus editores. Era como se planificassem uma guerra a um único ser humano e ao próprio princípio da liberdade de expressão. “Sua principal arma seria a difamação pessoal. Suas tropas de choque se recrutariam na imprensa, precisamente entre aqueles que supostamente devem esclarecer os acontecimentos e nos dizer a verdade”, comenta Pilger.

Em outubro de 2017, a jornalista da Australian Broadcasting Corporation, Sarah Ferguson, entrevistou Hillary Clinton, a quem lisonjeou como “ícone da sua geração”, a mesma mulher que ameaço “destruir por completo” o Irã, e que, como Secretaria de Estado, em 2011, foi uma das instigadoras da invasão e destruição da Líbia, que levou à morte de 40 mil vidas. Além de ser continuadora da política de ocupação e agressão do Iraque, que ação que também se baseou em mentiras.

Clinton difamou Assange, sem oferecer prova alguma – dentro do seu estilo imperial – para afirmar que era “muito claramente uma ferramenta da inteligência russa” e “um oportunista niilista que está a serviço de um ditador”. Durante a entrevista, a produtora executiva de Ferguson, Sally Neighbour, fez um retuíte malicioso: “Assange é a puta de Putin. Todos sabemos!”.

A agressão de Clinton tinha uma razão: WikiLeaks publicou mensagens eletrônicas vazadas que revelam que a fundação que Hillary Clinton compartilha com seu esposo recebeu milhões de dólares da Arábia Saudita e do Qatar, os principais patrocinadores dos jihadistas do Estado Islâmico e do terrorismo em todo o Oriente Médio.

O ex-editor do The Guardian, Alan Rusbridger, classificou as revelações do WikiLeaks, que seu periódico publicou em 2010, como “uma das melhores primícias jornalísticas dos últimos 30 anos”. Mas os prêmios do gênero o ignoraram, como se Julian Assange não existisse. As revelações do WikiLeaks se tornaram parte do plano de marketing do The Guardian para aumentar o preço de cobertura do periódico. Ganharam muito dinheiro, enquanto o WikiLeaks e Assange lutavam para sobreviver.

Um libro lançado pelo jornal, altamente promovido no Reino Unido e no mundo, culminou em um negócio para produzir um filme de Hollywood. Os autores do livro, Luke Harding e David Leigh, difamaram gratuitamente a Assange como uma “personalidade conturbada e insensível”. Também revelaram a senha secreta, desenhada para proteger um arquivo digital que contém os cabos da embaixada dos Estados Unidos, que Assange havia confiado ao Guardian.

Logo, o New York Times publicou um extenso ensaio contra Assange, com a assinatura de Jo Becker (chefe de grupo) – com o título “Como a Rússia se beneficia com frequência dos segredos do Ocidente revelados por Julian Assange” – cujo propósito era difundir a ideia de um provável vínculo seu com os serviços de inteligência russos, “o que poderia ser a razão pela qual os interesses do WikiLeaks e do Kremlin encaixam tão perfeitamente”.

Os autores afirmam que Assange, no reduzido espaço em que vive na Embaixada equatoriana em Londres, trabalha para vender uma visão dos Estados Unidos como uma nação que dispõe de poder imperial para reconhecer a lealdade das nações aos princípios dos direitos humanos, mesmo quando isso não seja verdadeiro.

O portal WikiLeaks não tem notícias de que o governo dos Estados Unidos haja afirmado em algum momento que as mensagens hackeadas do Comitê Nacional Democrata foram obtidos pela inteligência russa. Aliás, Washington jamais acusou publicamente o governo russo de estar por trás do fato, embora se utilize, por parte da imprensa hegemônica, o argumento de que muitos especialistas cibernéticos estadunidenses asseguram haver um “alto grado de certeza” de que o governo russo estava por trás do roubo das mensagens eletrônicas.

Assange nunca foi acusado de um crime. O episódio sueco (o caso de estupro pelo qual é acusado) foi falso, uma farsa para incriminá-lo. As ativistas Katrin Axelsson e Lisa Longstaff, da organização Women Against Rape (“Mulheres contra o Estupro”), escreveram a respeito: “as acusações (contra Assange) são uma cortina de fumaça com a qual vários governos estão tentando de reprimir o WikiLeaks por ter revelado audazmente ao público sua planificação secreta de guerras e ocupações, cujas sequelas são estupros, assassinatos e destruição”.

Esta verdade se perdeu, ou foi enterrada em meio à caçada midiática, que incluiu vozes que se descreviam como “de esquerda” e “feministas”, que ignoraram a evidência de perigo extremo se Assange fosse extraditado aos Estados Unidos.

De acordo con um documento publicado por Edward Snowden, Assange está numa “lista de objetivos de perseguição”. Uma nota oficial vazada diz que “Assange será uma bonita noiva na prisão, que o terrorista se foda. Comerá comida para gatos para sempre”.

Há sete anos, a elite belicista estadunidense tentou fabricar um crime pelo qual Assange poderia ser julgado, mas a Constituição dos Estados Unidos protege os editores, jornalistas e denunciantes. Seu crime foi ter quebrado o silêncio.

Em suas revelações de guerras fraudulentas (Afeganistão e Iraque, principalmente) e outras mentiras descaradas dos governos, WikiLeaks permitiu vislumbrar como se desenvolve o jogo imperial no Século XXI. É por isso que Assange corre perigo de morte.

Eloy Osvaldo Proaño é analista político equatoriano, investigador do Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)

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