La deuda de Estados Unidos, preocupa al FMI
Eduardo Camìn
La deuda de Estados Unidos está fuera de control a imagen y semejanza de su presidente el magnate financiero Donald Trump una deuda que por otra parte ya supera en cantidad al PIB de China, Japón, Reino Unido, India y Alemania juntas. Los expertos señalan que estos niveles de endeudamiento solo se pueden comparar con los que se registraron tras la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que existe cierta expansión económica y todavía el país no está directamente (si indirectamente) involucrado en ningún conflicto bélico.
A finales de octubre de 2025, la deuda pública de Estados Unidos ha superado los $38 billones, lo que equivale a una deuda de unos $111,000 por persona alcanzando de esta forma un máximo histórico. Aunque esta es la mayor del mundo en términos absolutos, la forma de comparar la deuda americana con la del resto de países es analizando su peso sobre el PIB nacional. En 2024, esta deuda alcanzó el 122.32% del PIB de Estados Unidos, un aumento con respecto al 119.84% de 2023.
Y se calcula que el déficit estadounidense cerrará por encima del 7% en los próximos cinco años es decir que la deuda pública de Estados Unidos está encaminada a superar el 143,4% para 2030, por lo que destacará como 'farolillo rojo' por delante de países como Grecia o Italia, según se desprende de los pronósticos realizados por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI ha alertado de que la deuda norteamericana aumentará en más de 20 puntos en tan solo cinco años al prever que el déficit cierre por encima del 7% en todos los ejercicios analizados. El desfase entre ingresos y gastos será el mayor de entre las economías desarrolladas. Por otra parte, las proyecciones publicadas por la propia Oficina de Presupuestos del Congreso de EE. UU. apuntan a que la trayectoria de la deuda será ascendente y alcanzará el entorno del 160% para 2050.
A su vez, Scope Ratings ha rebajado recientemente en un peldaño las calificaciones de emisor a largo plazo y de deuda sénior no garantizada en moneda local y extranjera de EE. UU. para dejarla en AA-; desde AA. Igualmente, ha revisado la perspectiva de «negativa» a «estable». El deterioro sostenido de las finanzas públicas y el debilitamiento de los estándares de gobernanza han justificado esta rebaja, ha razonado la calificadora de riesgos en referencia a unos déficits federales persistentemente elevados y a una carga neta de pago de intereses cada vez mayor.
Scope ha advertido de que esta dinámica provocará un aumento continuo de la ratio de la deuda pública respecto del PIB. Así, tocará el 140% para 2030.
La agencia ha avisado de que la prórroga de los recortes fiscales anteriores y la elevada proporción del gasto obligatorio limitan la flexibilidad presupuestaria a corto plazo, mientras que, a más largo plazo, los retos de la deuda se verían agravados por los pasivos contingentes sin financiación, en particular los derivados de Medicare y Medicaid. La»One Big Beautiful Bill Act» (OBBBA) ha contribuido al debilitamiento de las perspectivas fiscales», ha destacado Scope, que ha anticipado que el déficit cerrará en el 7,4% del PIB este 2025. De 2026 a 2030 se anotará una media del 7,8%.
Recordaremos que la Oficina de Presupuestos del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) preveían en enero del año 2020 que la deuda bruta de Estados Unidos alcanzaría este punto después del año 2030, pero es cierto que el pasivo del país se incrementó de manera notable durante la pandemia.
Durante el primer mandato de Donald Trump y el de Joe Biden, el gobierno federal se endeudó fuertemente para poder reequilibrar la economía tras la parálisis del Covid. Por otro lado, El Fondo Monetario Internacional (FMI) preveía en su Monitor Fiscal de 2025, publicado en abril, que la deuda de Estados Unidos cerraría este año en el 122,5% del PIB y que seguiría aumentando hasta el 128,2% del total de la economía del país para el año 2030. Por tanto, estos 38 billones de dólares ya superaron con creces los pronósticos del organismo bilateral y de los organismos nacionales.![]()
Pero esto solo será el principio, tras la aprobación de la nueva think thank asegura en un informe que su estimación está en que la Ley One Big Beautiful Bill (algo así como Una bella y grande factura) «añadiría 3,3 billones de dólares a la deuda, incluyendo intereses o 5,2 billones si sus disposiciones temporales se hacen permanentes». La «gran y bella» reforma fiscal que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprobó, amenaza con desbocar todavía más la deuda y el déficit del país.
De acuerdo con un informe del Comité para un Presupuesto Federal Responsable (CRFB, por sus siglas en inglés), las propuestas de recortes fiscales del presidente podrían disparar la deuda nacional hasta representar el 145 % del PIB en 2035, que coincide con el horizonte de aplicación del proyecto de ley. Además, el déficit, que ya de por sí es elevado, podría alcanzar el 9,6 % del PIB al finalizar ese mismo período fiscal.
Para el año 2027, cuando las políticas fiscales propuestas estén plenamente implementadas, se estima que el déficit federal se incrementará en casi 600.000 millones de dólares, lo que representa alrededor del 1,8 % del PIB. Según los especialistas del organismo, este aumento refleja el efecto neto de unos 770.000 millones de dólares en nuevos préstamos frente a apenas 180.000 millones de dólares en medidas compensatorias.
El propio CBO predijo en su momento, cuando salió a la luz el plan fiscal de Trump y antes de que fuese aprobado por las Cámaras, que esta reforma de impuestos añadiría 4,1 billones de dólares a la deuda nacional en la próxima década.
La realidad es que el alto nivel de deuda de Estados Unidos genera preocupación en los mercados financieros globales, a su vez el aumento del gasto público no financiado con impuestos puede contribuir a la inflación. Los riesgos asociados a la deuda estadounidense podrían generar una crisis en los mercados financieros, especialmente si los tipos de interés aumentan significativamente. Por su parte algunos expertos argumentan que la enorme deuda de EE. UU. es necesaria para que el país pueda suministrar dólares al mundo, ya que existe una alta demanda de esta divisa de reserva. En este sentido, la deuda estadounidense se considera una exportación..
Promesas y realidades de una gran rebaja de impuestos
La ley plantea, tal y como prometió el magnate en campaña, una prórroga de las reducciones de impuestos implementadas en la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos de 2017, haciendo permanentes los niveles más altos de deducción estándar, con un aumento temporal de 1.000 dólares adicionales para contribuyentes solteros para los años fiscales 2025-2028.
Por otro lado, los intereses de préstamos para vehículos personales son deducibles hasta 10.000 dólares al año, con una deducción para las personas de altos ingresos a partir de los 100.000 dólares (200.000 para quien hace una declaración conjunta). Asimismo, en consonancia con sus promesas electorales, elimina también los impuestos sobre las propinas y las horas extra, aumenta el crédito tributario por hijos temporalmente hasta los 2.500 dólares por hijo entre 2025 y 2028; e incrementa el límite de deducción de los impuestos locales (SALT) de 10.000 dólares a 40.000 dólares por hogar.
Lorenzo Bernaldo de Quirós, economista y presidente de Freemarket, describió la propuesta fiscal como «insostenible». A su juicio, las reducciones impositivas no encontrarán compensación alguna en los ingresos procedentes de los aranceles. También advirtió que aplicar un recorte tributario de tal magnitud en un contexto de crecimiento económico debilitado equivale, en sus palabras, a la crónica de una muerte anunciada.
Lo cierto es que, si se atienden a los datos de recaudación del Tesoro correspondiente al mes de junio, los ingresos por aranceles aumentaron. En concreto, se recaudaron unos 27.000 millones de dólares en aranceles en el sexto mes, frente a los 6.000 millones de junio del año anterior. Pero, a pesar de ese incremento, las tarifas a productos extranjeros siguen siendo un ingreso insuficiente.
Hasta el momento, los derechos de aduana —que incluyen los aranceles— han generado 108.000 millones de dólares en el presente año fiscal. Junio marcó el récord mensual más alto hasta ahora, y si se mantiene la tendencia, se estima una recaudación anual cercana a los 300.000 millones. Es una cifra relevante, pero insuficiente para un gasto de siete billones de dólares.
Desde la Fundación Peterson son muy claros y dicen que «de cara al futuro, es crucial que los líderes del país
 prioricen políticas fiscalmente responsables que encaminen al país hacia una senda más sostenible». Para tener una idea de cuánto crece ahora mismo el «agujero» en las cuentas estadounidenses y a qué ritmo, Peterson aseguró que ahora «estamos añadiendo un billón más a la deuda nacional cada cinco meses.Esto es más del doble de rápido que el ritmo promedio de los últimos 25 años», reiteró.
A pesar de las alarmas, la deuda estadounidense sigue siendo atractiva para los inversores, ya que está denominada en dólares, la moneda de reserva mundial, y se considera una inversión segura, pero con un manto de dudas a futuro. No obstante, la sostenibilidad a largo plazo es una preocupación constante para analistas económicos y organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI). El aumento de la deuda podría elevar los tipos de interés, lo que encarecería los préstamos para la compra de vivienda y automóviles, y reduciría los salarios.
Una pequeña anécdota demuestra la característica de este desparpajo, en 2024, el gasto de Estados Unidos en el pago de intereses de la deuda superó al destinado a su presupuesto de defensa, un hito que evidencia la gravedad del problema, de un imperialismo en crisis.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de
Naciones Unidas (ACANU) en Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico
(CLAE, www.estrategia.la)