Argentina después de la derrota libertaria

Guerras internas, Círculo Rojo y reconfiguración del gobierno

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Emilia Trabucco

La contundente derrota del gobierno de Javier Milei en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires, por 14 puntos, sorprendió al escenario político nacional; ninguna encuesta logró anticipar estos resultados. Quizás fue el JP Morgan quien en la previa acertó en las expectativas: el fondo de inversión que subordina las decisiones de todo el equipo económico del ministro Caputo había lanzado una “advertencia” al gobierno: podía considerar “aceptable” una derrota de hasta 5 puntos.

La alianza La Libertad Avanza y el Pro perdió más de 1.500.000 votos en relación a la última elección, evidenciando un profundo rechazo de quienes anteriormente confiaron en las promesas de Milei. Los movimientos recientes del gobierno dejan claro que, contrariamente a lo que sostiene discursivamente, La Libertad Avanza gobierna para intereses extranjeros y sus aliados locales, y no para el pueblo argentino.Derrota electoral de Milei - El Diario Nica

En respuesta a la derrota, el gobierno constituyó el lunes una Mesa Política nacional, integrada por Milei, Karina Milei, Patricia Bullrich, Guillermo Francos, Santiago Caputo, Martín Menem y Manuel Adorni. Guillermo Francos se ha consolidado como el engranaje político más importante del gobierno de Javier Milei, ocupando el cargo de jefe de Gabinete y funcionando como articulador con los gobernadores, el Congreso y los sectores económicos. Un hombre de larga trayectoria como dirigente peronista y ex representante del Banco Interamericano de Desarrollo, durante la presidencia de Alberto Fernández.

Francos  fue quien anunció recientemente el nombramiento de Lisandro Catalán como ministro del Interior, su mano derecha, en un intento de reconstruir vínculos con gobernadores “afines” y sectores económicos. El anuncio del miércoles de la “mesa federal” fue acompañada de la foto del presidente junto al nuevo ministro Lisandro Catalán, Francos y Luis Caputo, el ministro de Economía.  La decisión del presidente de ascender a Catalán fue leída, en paralelo, como un premio para los aliados, representados por la alianza Francos – Santiago Caputo, y una reprimenda para los Menem, que deseaban quedarse desde hace tiempo con ese lugar.

 reunidos con los gobernadores en el marco del debate del Presupuesto 2025.
Guillermo Francos, Luis Caputo y Lisandro Catalán

Cabe destacar que los gobernadores de “Provincias Unidas”, tuvieron en la previa electoral su primer encuentro público con el establishment en la fiesta aniversario del diario Clarín. El gran protagonista fue el impulsor del espacio, el gobernador de Córdoba Martín Llaryora, que fue saludado por los accionistas de Clarín, Héctor Magnetto y José Antonio Aranda; por el CEO del grupo Techint, Paolo Rocca; por el dueño de IRSA, Eduardo Elsztain; entre otros.

Así, los grandes perdedores de la obligada reconfiguración son, en el plano político, Karina Milei en alianza con el clan Menem y Sebastian Pareja (los armadores de la lista provincial), el “círculo mafioso”. Los ganadores, verdaderos orquestadores del golpe al interior de La Libertad Avanza, son los grupos económicos del Círculo Rojo: Santiago Caputo, el asesor plenipotenciario sin cargo oficial, representante del Círculo Rojo Digital, y armador de las milicias digitales del gobierno, y Guillermo Francos, jefe de gabinete, representante del Círculo Rojo Analógico.

Luis Caputo ha asumido un protagonismo decisivo en la gestión de la crisis económica de cara a las elecciones de octubre, despejando los rumores de su posible salida del ministerio de Economía. Ante la caída de las acciones argentinas, el aumento del dólar y la suba del riesgo país, Caputo ha mantenido reuniones sucesivas en Casa Rosada para intentar administrar la estabilidad financiera.

El martes, intentó fortalecer la legitimidad del gobierno al recompartir el mensaje de la portavoz del Fondo Monetario Internacional, Julie Kozack:  “Respaldamos su compromiso de garantizar la sostenibilidad del marco cambiario y monetario del programa, así como su constante adhesión al ancla fiscal y a la agenda integral de desregulación”.

De esta manera FMI apoyó las últimas medidas del Gobierno para contener el tipo de cambio, pero señalando la exigencia de seguir cumpliendo las metas. Es claro que el gobierno de Milei está preocupado por responder a los intereses extranjeros; a ellos les habló también el presidente en el acto del domingo, donde expresó que no cambiarían el rumbo económico, el mensaje opuesto al que esperaba el pueblo que mostró su rechazo en las urnas.

Como señaló Cristina Kirchner, presa y proscripta por el establishment, el día del aniversario del intento de magnifemicidio en su contra, “la verdad de la milanesa es que los que sí tienen un plan son el poder económico (con su correlato mediático) son las Fuerzas del Norte…Eso sí… fíjate Milei… porque cuando no les sirvas más te van a tirar al basurero de la historia”.

Los días posteriores a la derrota bonaerense reflejan un gobierno que intenta reconfigurar su poder interno a través de la Mesa Política y de la coordinación económica liderada por Caputo, mientras las tensiones entre el círculo rojo digital y analógico se acentúan, marcadas por los intentos de control del Ejecutivo. La ausencia de cambios en el gabinete, la gestión de la crisis económica orientada hacia actores externos, y la instrumentalización de figuras políticas muestran la distancia entre la narrativa oficial y la percepción social.

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Lo que se abre ahora es un tiempo de definiciones. Milei intentará redoblar la apuesta y sostener su programa de ajuste, mientras el peronismo buscará transformar esta victoria en una plataforma nacional. La provincia de Buenos Aires vuelve a colocarse en el centro de la escena como termómetro de la política y epicentro de la economía.

Y el mensaje de las urnas suena claro. El pueblo bonaerense se cansó de las promesas incumplidas, castigó la corrupción en el corazón del oficialismo y abrió la posibilidad de que ese voto de bronca se transforme en el germen de una nueva mayoría nacional en octubre.

Los niveles de abstención a las urnas y principalmente, la caída de votos del oficialismo plantean un desafío estratégico para el peronismo, que deberá administrar inteligentemente su gran victoria, no sin tensiones, luego del triunfo contundente en la provincia de Buenos Aires que fortaleció la figura de Axel Kicillof y obliga también a reconfiguraciones al interior de la fuerza propia: constituir un espacio político capaz de recuperar la confianza de amplios sectores populares y canalizar el descontento social hacia alternativas nacionales frente a un gobierno al que le está siendo difícil sostener sus promesas de un futuro mejor, en medio del fuego amigo.

* Psicóloga, Magíster en Seguridad. Analista de la Agencia NODAL y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) en Argentina. Directora del Área de Universidad, Género y Trabajo del IEC-CONADU