Develar el mal: notas sobre el libro “El sistema colonial develado”

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Federico Giménez

“El sistema colonial develado”, de Jean Louis Vastey, es una obra pionera del pensamiento negro y nuestroamericano. Publicado originalmente en Haití, en 1814, analiza y critica tempranamente la inhumana experiencia que significa el colonialismo, con sus núcleos centrales en el racismo y la esclavitud. Luego de un extenso silenciamiento de casi doscientos años, esta precursora obra vuelve a publicarse, esta vez, para el mundo hispanoparlante, a la luz de la historia de los pueblos, de su memoria y de su presente de lucha.

Tanto la revolución haitiana -primera y única rebelión de esclavizados triunfante en la historia de la humanidad, y la primera independencia de Nuestramérica- como su radical pensamiento humanista y anticolonial -en esta ocasión, personificado en la figura de JL Vastey, principal intelectual de la revolución, y muy posiblemente, el primer teórico de la negritud- siguen tan vivos y vigentes, que retornan con la potencia de lo reprimido sobre el presente.

No es de extrañar que semejante hazaña, la creación del primer Estado negro y soberano del mundo, haya sido borrada de los programas de estudio de las academias, de los contenidos en los medios de comunicación y de otras tantas mediaciones que alimentan la conformación de una «historia oficial», ya que se trató de un insospechado acto de justicia y coraje, que espantó al civilizado mundo blanco esclavista. La historia occidental se dedicó sistemáticamente a ocultar, invisibilizar y negar todo vestigio de esa práctica demoníaca: la liberación.

Desde el inicio de la revolución haitiana, el imperialismo europeo se encargó de propagar la idea de una rebelión criminal caracterizada por una diabólica masacre de blancos, que nada tenía que ver con una “revolución”. Una interpretación que prevaleció, e incluso, se consolidó en el mundo atlántico, luego de la victoria haitiana.

Sin embargo, esta negación y aislamiento, que aún persiste en los planes de disolución de la unidad nuestramericana, no pudo detener el legado haitiano, ni su influencia en la primera ola de revoluciones independentistas de la América hispánica, como en los debates político teóricos del siglo XIX, hasta nuestros días. Esta edición del siglo XXI del libro de Vastey -posiblemente, su obra más conocida, y en la que desarma con mayor claridad los pilares del colonialismo- es una prueba de su vigencia y actualidad.

Develar el mal, velar por el bien

El libro de Vastey, “El sistema colonial develado”, uno de los textos clave de su prolífica obra, se inserta en un período de su vida, que va de 1811 a 1820, en el que su rol y su desempeño en la revolución fueron notables. A pesar de ser un afranchi (hombre libre de color), defendió el liderazgo de exesclavizados, como Henri Christophe y Jean Jacques Dessalines, ya que, según Vastey, solo un exesclavizado debía asumir la jefatura de Estado, por lo que enfrentó las posiciones de Alexandre Pétion y los afranchis que forjaron el modelo republicano en el oeste y sur de la isla.

A partir de 1811, Vastey ocupó cargos destacados en el naciente Estado, y su pluma jugó un importante papel en el escenario internacional. La campaña escrita por la cual se buscó ganar cierta opinión pública a favor de la causa haitiana, y denunciar las atrocidades de la cosmovisión colonial, contó con la adhesión de notables intelectuales de la isla, que emprendieron esa tarea, entre los que se destacó Vastey, que devino en el principal escriba del Henri I. Vastey participó como secretario de la comisión legislativa que promulgó el cuerpo normativo conocido como Code Henri.

Hacia 1814, con la derrota de Napoleón y la llegada de Luis XVIII al trono francés, resurgieron las intenciones de controlar la isla del Caribe, al nombrar como Ministro de Marina y Colonias a Pierre Victor Malouet, conocido por ser un funcionario colonial y plantador del antiguo régimen, que proponía abiertamente terminar con las experiencias democráticas y restaurar la esclavitud en las colonias.

Develadas las verdaderas intenciones, en principio, ocultas, de invadir y subyugar nuevamente la isla, el comisionado francés fue expulsado por las autoridades haitianas y la misión imperial fracasó. De allí que, tras este acontecimiento, Vastey escribiera dos libros, donde denunciara el verdadero rostro del sistema colonial, uno compuesto de notas a Malouet, y el otro, el hoy reeditado en México y Argentina, «El sistema colonial develado».

Continuó con otros textos urgentes, donde denunciara a los enemigos internos como «franceses de alma», como una forma de referirse a la colonización mental por quienes se identificaban con el antiguo régimen. Además desarrolló sus consistentes alegatos contra la esclavitud, y en defensa de la libertad y soberanía del pueblo haitiano, siendo plenamente consciente de los nuevos peligros que acecharan a la isla, como son los tratados comerciales, los empréstitos y otros artilugios neocoloniales destinados a obstaculizar cualquier intento de autonomía nacional.

Para 1819, Vastey ocupaba el cargo de Canciller, año en el que publica su último libro, un ensayo sociohistórico sobre las causas y los conflictos de la etapa posindependencia. Sin embargo, pocos meses después, hacia 1820, el curso revolucionario cambió de rumbo, cuando el rey haitiano, Henri I, queda postrado de una apoplejía. Sumados a otros conflictos internos de orden social, político y económico, y considerando una débil posición, Henri Christophe decidió suicidarse. Pocos días después, Vastey es asesinado y la monarquía fue derrumbada, dando paso al fin de las guerras civiles y a la unificación del país bajo el mando de Jean Pierre Boyer, quien era presidente de la república del sur, sucediendo a Pétion, tras su muerte, en 1818.

Las amenazas imperiales cobraron fuerza nuevente, y bajo una diplomacia a punta cañones, el rey francés, impuso al gobierno haitiano la ordenanza de pagar la cuantiosa cifra de 150 millones de francos y un tratado de libre comercio preferencial, que obligó a Boyer al giro de cuantiosas cuotas que resultaron impagables. Esta situación llevó a la nación haitiana a contraer un préstamo con el Estado francés para pagar esa cifra, lo que originó una doble deuda externa, que forzó al país a la dependencia neocolonial.

Vastey y el humanismo del atlántico negro

La empresa descolonizadora a través de la palabra fue fundamental para el proceso de liberación nacional que emprendió el pueblo haitiano. La escritura fue la forma de intervenir en el debate público nacional e internacional. Para Vastey, era claro que los males contra los que se luchaba no eran exclusivos de la isla, sino que se trataba de un sistema mundial de dominación. Eso es el colonialismo: la esclavitud y el racismo. En sus palabras, el sistema colonial «es la dominación de los blancos, es la masacre o la esclavitud de los negros».

Fue a partir de la recuperación de la experiencia y la voz de aquellos sujetos subalternos, los «condenados de la tierra» (como les llamara Fanon), que la pluma de Vastey se cargó una tinta hecha a base de la sangre derramada de miles de hermanos y hermanas, que a través de su esclavitud se les negó su humanidad. En este sentido, los textos de Vastey son una auténtica revolución epistemológica y teórico-metodológica, por la cual desalambró los sentidos eurocéntricos que sostenían los falsos postulados coloniales, como si se trataran de buenas acciones en favor de civilizar poblaciones no europeas.

Es menester considerar que el colonialismo no era un asunto a cuestionar casi por ninguno de los estratos sociales. Pero al develar el verdadero rostro del colonialismo, Vastey demostró tratarse de una civilización de muerte. Las voces, los historias y los cuerpos de esas víctimas fueron la base material de la escritura de Vastey, y su principal fuente para escudriñar una historia oral y desde abajo, sobre los horrores cometidos por el colonialismo con su disfraz civilizatorio.

Por ello, Vastey fue pionero en romper la noción hegemónica del colonialismo, mostrando su carácter sistémico, totalitario y deshumanizador, aportando una conceptualización novedosa y antiimperialista, que continuará con tremenda fuerza durante el siglo XX, no solo en el pensamiento descolonial caribeño, sino en todo el llamado Sur Global.

Vastey evidenció los prejuicios por los cuales la colonialidad opera, no solo en el plano militar y la violencia física, sino también en el plano de las ideas, la economía y hasta en la ciencia, desde donde se organizan y se justifican las condiciones de sumisión imperial.

Por estas razones resulta vital la recuperación del pensamiento y la acción de Vastey, injustamente negado y ocultado. Pero hoy, Vastey vuelve, con su claridad meridiana para despuntar el problema de fondo de las estructuras ds domimación y sometimiento aun vigentes: el colonialismo. Esta nueva edición para Argentina y España, publicada por Ediciones CICCUS, Batalla de Ideas y Wanafrica Ediciones, pretende rescatarlo del ostracismo, restituir su legalo y difundir su incisiva reflexión acerca de los mitos, las falacias y las contradicciones del sistema (in)mundo moderno/colonial de nuestros días.

Mientras el colonialismo continue con sus prácticas deshumanizantes en pleno siglo XXI, en un mundo altamente globalizado, Vastey permanecerá como un clásico y un precursor de la sospecha que conservan nuestros pueblos; la de que aún (si es que se lucha) tienen la oportunidad y la necesidad de su liberación.

* Periodista y editor en Ediciones CICCUS

Por Federico Giménez *

“El sistema colonial develado”, de Jean Louis Vastey, es una obra pionera del pensamiento negro y nuestroamericano. Publicado originalmente en Haití, en 1814, analiza y critica tempranamente la inhumana experiencia que significa el colonialismo, con sus núcleos centrales en el racismo y la esclavitud. Luego de un extenso silenciamiento de casi doscientos años, esta precursora obra vuelve a publicarse, esta vez, para el mundo hispanoparlante, a la luz de la historia de los pueblos, de su memoria y de su presente de lucha.

 

Tanto la revolución haitiana -primera y única rebelión de esclavizados triunfante en la historia de la humanidad, y la primera independencia de Nuestramérica- como su radical pensamiento humanista y anticolonial -en esta ocasión, personificado en la figura de JL Vastey, principal intelectual de la revolución, y muy posiblemente, el primer teórico de la negritud- siguen tan vivos y vigentes, que retornan con la potencia de lo reprimido sobre el presente.

No es de extrañar que semejante hazaña, la creación del primer Estado negro y soberano del mundo, haya sido borrada de los programas de estudio de las academias, de los contenidos en los medios de comunicación y de otras tantas mediaciones que alimentan la conformación de una «historia oficial», ya que se trató de un insospechado acto de justicia y coraje, que espantó al civilizado mundo blanco esclavista. La historia occidental se dedicó sistemáticamente a ocultar, invisibilizar y negar todo vestigio de esa práctica demoníaca: la liberación.

Desde el inicio de la revolución haitiana, el imperialismo europeo se encargó de propagar la idea de una rebelión criminal caracterizada por una diabólica masacre de blancos, que nada tenía que ver con una “revolución”. Una interpretación que prevaleció, e incluso, se consolidó en el mundo atlántico, luego de la victoria haitiana.

Sin embargo, esta negación y aislamiento, que aún persiste en los planes de disolución de la unidad nuestramericana, no pudo detener el legado haitiano, ni su influencia en la primera ola de revoluciones independentistas de la América hispánica, como en los debates político teóricos del siglo XIX, hasta nuestros días. Esta edición del siglo XXI del libro de Vastey -posiblemente, su obra más conocida, y en la que desarma con mayor claridad los pilares del colonialismo- es una prueba de su vigencia y actualidad.

Develar el mal, velar por el bien

El libro de Vastey, “El sistema colonial develado”, uno de los textos clave de su prolífica obra, se inserta en un período de su vida, que va de 1811 a 1820, en el que su rol y su desempeño en la revolución fueron notables. A pesar de ser un afranchi (hombre libre de color), defendió el liderazgo de exesclavizados, como Henri Christophe y Jean Jacques Dessalines, ya que, según Vastey, solo un exesclavizado debía asumir la jefatura de Estado, por lo que enfrentó las posiciones de Alexandre Pétion y los afranchis que forjaron el modelo republicano en el oeste y sur de la isla.

A partir de 1811, Vastey ocupó cargos destacados en el naciente Estado, y su pluma jugó un importante papel en el escenario internacional. La campaña escrita por la cual se buscó ganar cierta opinión pública a favor de la causa haitiana, y denunciar las atrocidades de la cosmovisión colonial, contó con la adhesión de notables intelectuales de la isla, que emprendieron esa tarea, entre los que se destacó Vastey, que devino en el principal escriba del Henri I. Vastey participó como secretario de la comisión legislativa que promulgó el cuerpo normativo conocido como Code Henri.

Hacia 1814, con la derrota de Napoleón y la llegada de Luis XVIII al trono francés, resurgieron las intenciones de controlar la isla del Caribe, al nombrar como Ministro de Marina y Colonias a Pierre Victor Malouet, conocido por ser un funcionario colonial y plantador del antiguo régimen, que proponía abiertamente terminar con las experiencias democráticas y restaurar la esclavitud en las colonias.

Develadas las verdaderas intenciones, en principio, ocultas, de invadir y subyugar nuevamente la isla, el comisionado francés fue expulsado por las autoridades haitianas y la misión imperial fracasó. De allí que, tras este acontecimiento, Vastey escribiera dos libros, donde denunciara el verdadero rostro del sistema colonial, uno compuesto de notas a Malouet, y el otro, el hoy reeditado en México y Argentina, «El sistema colonial develado». Continuó con otros textos urgentes, donde denunciara a los enemigos internos como «franceses de alma», como una forma de referirse a la colonización mental por quienes se identificaban con el antiguo régimen. Además desarrolló sus consistentes alegatos contra la esclavitud, y en defensa de la libertad y soberanía del pueblo haitiano, siendo plenamente consciente de los nuevos peligros que acecharan a la isla, como son los tratados comerciales, los empréstitos y otros artilugios neocoloniales destinados a obstaculizar cualquier intento de autonomía nacional.

Para 1819, Vastey ocupaba el cargo de Canciller, año en el que publica su último libro, un ensayo sociohistórico sobre las causas y los conflictos de la etapa posindependencia. Sin embargo, pocos meses después, hacia 1820, el curso revolucionario cambió de rumbo, cuando el rey haitiano, Henri I, queda postrado de una apoplejía. Sumados a otros conflictos internos de orden social, político y económico, y considerando una débil posición, Henri Christophe decidió suicidarse. Pocos días después, Vastey es asesinado y la monarquía fue derrumbada, dando paso al fin de las guerras civiles y a la unificación del país bajo el mando de Jean Pierre Boyer, quien era presidente de la república del sur, sucediendo a Pétion, tras su muerte, en 1818.

Las amenazas imperiales cobraron fuerza nuevente, y bajo una diplomacia a punta cañones, el rey francés, impuso al gobierno haitiano la ordenanza de pagar la cuantiosa cifra de 150 millones de francos y un tratado de libre comercio preferencial, que obligó a Boyer al giro de cuantiosas cuotas que resultaron impagables. Esta situación llevó a la nación haitiana a contraer un préstamo con el Estado francés para pagar esa cifra, lo que originó una doble deuda externa, que forzó al país a la dependencia neocolonial.

Vastey y el humanismo del atlántico negro

La empresa descolonizadora a través de la palabra fue fundamental para el proceso de liberación nacional que emprendió el pueblo haitiano. La escritura fue la forma de intervenir en el debate público nacional e internacional. Para Vastey, era claro que los males contra los que se luchaba no eran exclusivos de la isla, sino que se trataba de un sistema mundial de dominación. Eso es el colonialismo: la esclavitud y el racismo. En sus palabras, el sistema colonial «es la dominación de los blancos, es la masacre o la esclavitud de los negros».

Fue a partir de la recuperación de la experiencia y la voz de aquellos sujetos subalternos, los «condenados de la tierra» (como les llamara Fanon), que la pluma de Vastey se cargó una tinta hecha a base de la sangre derramada de miles de hermanos y hermanas, que a través de su esclavitud se les negó su humanidad. En este sentido, los textos de Vastey son una auténtica revolución epistemológica y teórico-metodológica, por la cual desalambró los sentidos eurocéntricos que sostenían los falsos postulados coloniales, como si se trataran de buenas acciones en favor de civilizar poblaciones no europeas.

Es menester considerar que el colonialismo no era un asunto a cuestionar casi por ninguno de los estratos sociales. Pero al develar el verdadero rostro del colonialismo, Vastey demostró tratarse de una civilización de muerte. Las voces, los historias y los cuerpos de esas víctimas fueron la base material de la escritura de Vastey, y su principal fuente para escudriñar una historia oral y desde abajo, sobre los horrores cometidos por el colonialismo con su disfraz civilizatorio.

Por ello, Vastey fue pionero en romper la noción hegemónica del colonialismo, mostrando su carácter sistémico, totalitario y deshumanizador, aportando una conceptualización novedosa y antiimperialista, que continuará con tremenda fuerza durante el siglo XX, no solo en el pensamiento descolonial caribeño, sino en todo el llamado Sur Global.

Vastey evidenció los prejuicios por los cuales la colonialidad opera, no solo en el plano militar y la violencia física, sino también en el plano de las ideas, la economía y hasta en la ciencia, desde donde se organizan y se justifican las condiciones de sumisión imperial.

Por estas razones resulta vital la recuperación del pensamiento y la acción de Vastey, injustamente negado y ocultado. Pero hoy, Vastey vuelve, con su claridad meridiana para despuntar el problema de fondo de las estructuras ds domimación y sometimiento aun vigentes: el colonialismo. Esta nueva edición para Argentina y España, publicada por Ediciones CICCUS, Batalla de Ideas y Wanafrica Ediciones, pretende rescatarlo del ostracismo, restituir su legalo y difundir su incisiva reflexión acerca de los mitos, las falacias y las contradicciones del sistema (in)mundo moderno/colonial de nuestros días.

Mientras el colonialismo continúe con sus prácticas deshumanizantes en pleno siglo XXI, en un mundo altamente globalizado, Vastey permanecerá como un clásico y un precursor de la sospecha que conservan nuestros pueblos; la de que aún (si es que se lucha) tienen la oportunidad y la necesidad de su liberación.

 

 

* Periodista y editor en Ediciones CICCUS