El Petro del estallido social ganó la calle y va por la Constituyente

303

Camilo Rengifo Marín

Si la oposición demostró una buena convocatoria con una marcha en Bogotá el 21 de abril, el presidente colombiano Gustavo Petro Petro demostró que tiene la capacidad para movilizar a decenas de miles de personas a favor de su ambiciosa agenda reformista y de sus consignas más radicales: aceptó el reto el primer de mayo y la calle, el pueblo le respondió.

Junto a su gabinete, los legisladores del Pacto Histórico y los sindicatos dio el golpe de efecto que esperaba su gabinete y sus aliados de los movimientos sociales, y que su gobierno necesitaba: en Bogotá llenó la Plaza Bolívar y la céntrica Carrera Séptima, mientras demostraba fuerza en el suroccidente del país, con Cali como centro, y también se plantó en Medellín, bastión histórico de la derecha. El 1 de mayo despejó la calenturienta idea de la derecha de un golpe blando que lo saque del poder.

El discurso del Día de los Trabajadores fue uno de los más radicales del presidente colombiano. El Petro que hizo campaña con las protestas de 2021 está de regreso con sus frases de alto impacto, buscando llegarle al corazón del país y del electorado que llevó a la presidencia, tensando la cuerda, cantando La Internacional, y dejó en claro que no intenta congraciarse con el establecimiento ni la clase política tradicional.

Petro 1 mayo BogotáLos manifestantes aceptaron con naturalidad la presencia del presidente, quien aprovechó el acto para anunciar el rompimientos de relaciones con el gobierno genocida de Israel. No hubo reparos porque participaran en la marchatradicional de los trabajadores.L ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, resaltó, al llegar a la marcha, que “por primera vez en 214 años un gobierno marcha con trabajadores.

En su discurso de una hora –un conversatorio sin guión-, Petro dividió al país en razas y clases en pugna, denostó a todos sus opositores relevantes y deslegitimó las marchas de la oposición del 21 de abril, que fueron masivas. Y aprovechó para proponer una Asamblea Constituyente como el camino para un “acuerdo nacional”, bajo sus términos y condiciones.

Hubo una estrecha colaboración y coordinación entre el gobierno, los sindicatos y la bancada oficialista. El plan de Petro fue repartir a sus altos funcionarios por diferentes lugares del país. En Cali, estuvo la ministra de Ambiente, Susana Mumahad, el director de Planeación, Alexander López, y la vicepresidente, Francia Márquez, la estrella de la jornada en el Valle , quien le respondió duramente al exvicepresidente Francisco Santos.

En Cali, donde la gente bailó al ritmo de la música de la tarima, la relativa soltura y alegría de los manifestantes fue bien distinta al tono confrontacional de Petro en Bogotá.

En la tarima, con su gorra inseparable y acompañado por la ministra Ramírez y los presidentes de los principales sindicatos, Petro le dio rienda suelta a un discurso donde mencionó sus tres principales reformas sociales -laboral, pensional y salud- para atacar y deslegitimar a todos sus opositores.Blanco y negro. La petro batalla del 1 de mayo – REVISTA CORRIENTES

Con la reforma laboral, Petro atacó al expresidente Álvaro Uribe por las políticas laborales durante su gobierno. “Su tesis es que a mayor esclavitud, mayor empleo”, dijo, probando nuevamente los límites de la paz política con uno de sus principales adversarios, quien también ha venido subiendo su tono contra el gobierno: “Negaron el castrochavismo, pero con sus hechos todos los días lo están ejecutando”, dijo Uribe.

Con la reforma pensional, el presidente cuestionó a la élite económica y a los congresistas que identifica como representantes del mundo de la banca.  “Hicieron del ahorro un negocio de banqueros. Son mercachifles de la vida”, dijo. Y con la reforma a la salud volvió a atacar a Keralty, la multinacional española dueña de EPS Sanitras, intervenida por la Superintendencia de Salud.

Habló de los aportes de la compañía a las campañas a los partidos, un aporte marginal comparado con las donaciones de los grandes grupos económicos. Petro señala a las donaciones de Keralty como la razón principal de que la reforman a la salud se hundiera en la Comisión Séptima del Senado.

Y, finalmente, Petro desconoció totalmente la legitimidad de la marcha de la oposición del 21 de abril:“la marcha de la muerte” y de “los ataúdes”. Asimismo describió las fases de un eventual juicio político en su contra, motivado por las investigaciones de las irregularidades de la financiación de su campaña. Y se lanzó contra varios expresidentes, como Julio César Turbay, a quien señaló de “capo de la mafia”.

“Ministro o ministra que le de miedo puede dar un paso al costado”, dijo el presidente a propósito de su reiterada exigencia de acelerar la ejecución de su gobierno. “Mientras se tenga el pueblo, no se le debe temer a nada”.

“No les gusta que no me llame Ospina, Pastrana o Santos. No pertenezco a esa oligarquía, esa seudoaristocracia indolente vestida de esclavistas, que piensan que el país no debe cambiar”, dijo.

“Un acuerdo nacional no es un papel del cual se burlen después. Se escribe con letras constituyentes”, dijo el presidente en tarima.  Uno de los principales temores de la oposición es que Petro busque quedarse en el poder después del 2026. “El poder constituyente no es para que me reelijan. Yo no soy como Uribe. No soy adicto al poder”, calmó el presidente.

Colombia vive los preámbulos de la campaña presidencial 2026 y la izquierda tiene como gran jefe de debate al propio presidente que, sin existir reelección, está empujando el tren del Pacto Histórico.  Petro ganó la calle y mostró nuevamente que el país no está ante un presidente aminorado dispuesto a dejarse arrinconar por la clase política tradicional, el establecimiento, la prensa hegemónica o ningún adversario, legal o ilegal, interno o externo.

*Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.