Trump en su laberinto del bloqueo militar a la petrolera Venezuela

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Álvaro Verzi Rangel

El presidente estadounidense Donald Trump ofreció anoche un mensaje a la nación, en el cual acusó que las administraciones anteriores “inundaron” ciudades y pueblos con inmigrantes indocumentados, pero la prensa e incluso sus colaboradores anticipaban que anunciaría su plan definitivo para deponer al presidente venezolano Nicolás Maduro y establecer un régimen títere en Venezuela. Pero les falló: no hizo ninguna referencia al bloqueo militar que mantiene sobre la nación caribeña para apoderarse de su petróleo.

Su mensaje estuvo plagado de mentiras y autobombo. En cuanto a su silencio en torno al tema que genera mayor expectación en el hemisferio, es posible que considerase el asunto zanjado tras haber declarado, horas antes, que el objetivo del bloqueo naval estadunidense a Caracas es “recuperar nuestro petróleo”.

Interrogado acerca de qué quería decir con “nuestro petróleo”, reiteró que “tomaron nuestros derechos de petróleo, teníamos mucho crudo ahí. Echaron a nuestras empresas y lo queremos de regreso”. No se sabe quiénes “tomaron” los presuntos derechos; de qué derechos habla ni por qué piensa que Washington tenía petróleo en Venezuela.

Mientras, el presidente venezolano Nicolás Maduro señaló que Estados Unidos pretende un cambio de régimen en la república bolivariana para imponer un gobierno títere “que llegue a entregarles la Constitución, la soberanía y toda la riqueza”, y convierta al país “en una colonia”. “No duraría ni 47 horas (…) sencillamente eso no va a pasar”, expresó.

Maduro enfatizó que todos los recursos del suelo venezolano son propiedad inalienable de la república y del pueblo, como lo establece expresamente la Constitución bolivariana. Además, señaló que “es ilegal, de acuerdo con la Carta de Naciones Unidas y todos los acuerdos internacionales, pretender impedir el libre comercio naval en los mares y océanos del mundo”. “No es tiempo de corsarios, patentes de corso o piratería, no; Venezuela seguirá comerciando todos sus productos, de petróleo y de todas nuestras riquezas naturales”, sentenció.

“Los buques petroleros vinculados a las operaciones de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) navegan con pleno aseguramiento, respaldo técnico y garantías operativas, en legítimo ejercicio de los derechos al libre tránsito y comercio, ampliamente reconocidos y protegidos por el derecho internacional”, indicó la compañía estatal en un comunicado.

Mientras, nerviosa calma en Venezuela

El miércoles, el ministro venezolano de Relaciones Interiores, Justicia y Paz de Venezuela, Diosdado Cabello, denunció  que la opositora extremista venezolana María Corina Machado ha contactado a mercenarios a sueldo para atentar contra embajadas de otros países en Venezuela: ha habido ideas como operaciones relámpago en embajadas ubicadas en Venezuela, señaló..

Machado: ¿Ataque a embajadas?

Afirmó que la dirigente opositora no es ficha del presidente estadounidense, Donald Trump, sino de la petrolera ExxonMobil y de «las empresas que quieren venir a saquear el país».  hasta atentados que irriten a la comunidad internacional para que esta, por venganza, decida apoyar» .

Las palabras de Trump marcan un salto cualitativo en la escalada de presión contra Venezuela. Más allá de su alcance operativo inmediato, el anuncio revela una narrativa de poder que combina coerción militar, criminalización del Estado venezolano y una reivindicación abierta sobre recursos que no le pertenecen a Estados Unidos. El episodio no puede analizarse únicamente como una medida técnica de sanciones. Se trata de un acto discursivo y geopolítico que busca redefinir quién tiene derecho a producir, exportar y disponer del petróleo venezolano.

Hinterlaces, agencia de inteligencia de Venezuela, especializada en servicios de investigación de opinión pública y de mercados, señala que el mensaje difundido por Trump en su red social Truth Social no adopta el tono de un comunicado jurídico ni diplomático. Por el contrario, utiliza un lenguaje hiperbólico y confrontacional: Afirma que Venezuela está “rodeada por la Armada más grande jamás reunida en la historia de Sudamérica”, amenaza con una escalada indefinida del despliegue militar, y exige que Venezuela “devuelva” a Estados Unidos su petróleo, su tierra y otros activos.

Este tipo de formulación no busca describir con precisión una política pública, sino producir intimidación. La exageración militar cumple una función simbólica: proyectar una relación de fuerza absoluta y presentar a Estados Unidos como árbitro soberano sobre el destino de otro Estado. La exigencia de “devolución” es especialmente reveladora. No remite a una disputa contractual ni a un litigio internacional, sino a una pretensión de propiedad sobre recursos naturales de un país soberano. Es un lenguaje que se asemeja más al de una potencia ocupante que al de un actor del sistema internacional regido por normas, añade .

Naciones Unidas

El canciller venezolano Yván Gil informó que fue hecha la solicitud formal al Consejo de Seguridad para que convoque con carácter de urgencia a una reunión para discutir “la agresión estadunidense en curso contra la República Bolivariana”, con miras a que se adopten “las medidas necesarias para restituir la legalidad internacional”. “Si el Consejo de Seguridad ignora este crimen de agresión, patente ante el mundo, estaría aceptando la destrucción de todo el sistema de seguridad colectiva de Naciones Unidas”, sentenció el embajador venezolano Samuel Moncada.

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López señaló que las acusaciones formuladas por Trump “resultan fantasiosas e incoherentes”, y desenmascaran “la inverosímil narrativa del combate al narcoterrorismo”, develando además que apropiarse de los recursos petroleros que se encuentran bajo el suelo venezolano siempre fue la verdadera intención desde el inicio de la escalada belicista en el Caribe a mediados de este año. “¡Todo es por petróleo!”, exclamó.

Añadió que la opositora María Corina Machado es una férrea defensora de una intervención militar extranjera en su país para derrocar al gobierno. Ha exigido en múltiples oportunidades la injerencia de Washington en los asuntos internos del país y ha avalado las medidas coercitivas unilaterales. En la última década no ha dejado de pedir que «una coalición internacional con fuerza militar», encabezada por EE.UU., ingrese a Venezuela, señaló.

Mientras, también Acción Democrática (AD), el principal partido de oposición venezolano, rechazó y condenó laAccion Democratica logo, Vector Logo of Accion Democratica brand free ... orden dada por el jefe de la Casa Blanca de bloquear a Venezuela. “¿Quién carajo es Donald Trump para acorralar a nuestro pueblo y condenarnos a la hambruna más grande de la historia, no sólo en tierra venezolana, sino en todo el continente americano?”, escribió en la red X, Bernabé Gutiérrez, presidente de la agrupación política.

Envalentonada por el apoyo de sus pares en la ultraderecha latinoamericana a quienes financia, la Casa Blanca sólo puede ser disuadida de consumar su asalto contra Venezuela si la comunidad internacional envía una señal contundente de que la soberanía y la autodeterminación de los pueblos son líneas inviolables.  Pero el contexto actual se presenta poco propicio para una defensa de la legalidad de la envergadura que se requiere.

Todo por el petróleo

La prensa internacional hoy coincide en que está claro es que ya ningún supuesto adalid de la democracia y los derechos humanos puede pretender que las agresiones contra Venezuela tienen una motivación distinta al saqueo neocolonial y a apoderarse de sus riquezas.

El crudo venezolano es del tipo extrapesado: es más costoso extraerlo y comercializarlo. Los analistas petroleros occidentales señalan que inyectar más petróleo en un mercado ya saturado por la superabundancia de proveedores como Rusia y Arabia Saudita no haría más que empeorar la caída de los precios que preocupa a la industria.

Los precios actuales del petróleo vuelven inviables muchas de las operaciones de fracking promovidas por Trump en Estados Unidos, mientras la Agencia Internacional de Energía prevé una caída en la demanda global conforme avanza la transición energética.

Pese a un oscuro historial de saqueo, en esta ocasión parece que las transnacionales del sector petrolero no tienen ningún papel en azuzar la violencia: la Casa Blanca sólo ha obtenido negativas al sondear a las empresas sobre su interés de volver a establecerse en Venezuela tras un eventual derrocamiento de Maduro, señala el medio estadunidense Politico

Trump envió a la tercera parte de toda su fuerza naval al Caribe, a acosar a Venezuela, una nación soberana, sin más móviles que su obsesión personal con revertir todo esfuerzo de contención del cambio climático y obligar al planeta a mantener una economía organizada alrededor del petróleo. Y también para satisfacer el anticomunismo trasnochado del ala de su gobierno encabezada por el secretario de Estado, el cubanoestadounidense Marco Rubio.

*Sociólogo  y analista internacional, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)