Brasil: Todos los crímenes, más allá del lápiz labial en la estatua del STF
Jeferson Miola
La extrema derecha construye una versión simplista y engañosa de la condena a 14 años de prisión de Débora Rodrigues dos Santos, la multicriminal golpista del 8 de enero que se hizo conocida por haber pintado con lápiz labial la escultura Justicia , del Supremo Tribunal Federal.
Los extremistas afirman que fue un acto poco relevante para una pena tan severa y, por tanto, desproporcionada. Quieren hacernos creer que Débora habría realizado un tipo de intervención artística, en lo que sería un acto único y ajeno a la acción delictiva principal. De esta manera, ocultan que en realidad los grafitis de Débora representaban el clímax de los atentados de ese día contra el Estado de Derecho y los poderes de la República.
Se trató, pues, de la celebración de lo que ella supuso la conquista del poder, es decir, el éxito del golpe de Estado.La inscripción “perdiste, idiota”, una parodia del ministro del STF, Luís Roberto Barroso, ensalzaba lo que Débora presumiblemente consideraba el resultado victorioso de la aventura golpista.
Significó, en otras palabras, la venganza para los idiotas que no aceptaron la derrota en las urnas en 2022 y luego decidieron acampar durante meses en el Cuartel General del Ejército, donde se preparaban los ataques antidemocráticos y desde donde los miembros de la “organización criminal armada” – civiles y militares – marcharon hacia la Praça dos Três Poderes para revertir la situación por medios violentos y luego entregar el poder a los uniformados.
Al igual que el criminal Antônio Cláudio Alves Ferreira, el golpista que participó de toda la empresa criminal pero que se hizo conocido por romper el reloj del siglo XVII del Palacio de Planalto, Débora se hizo famosa como la autora de los grafitis en la estatua del STF, aunque participó de todos los actos antidemocráticos.
La extrema derecha utiliza la victimización y la lástima por Débora para impulsar la movilización por la amnistía que, en esencia, no es indultar a los presos del primero de agosto, sino dejar impunes a Jair Bolsonaro, a sus compinches y a los altos mandos de las Fuerzas Armadas. El mismo truco de distracción que utilizan con las fantasiosas «inocentes damitas atrapadas con la Biblia bajo el brazo».
En este contexto de duro enfrentamiento al fascismo en todas sus dimensiones en Brasil, es lamentable e inaceptable que sectores de los medios de comunicación, así como algunos juristas, se hagan eco de esta versión delirante de la extrema derecha y debiliten las correctas decisiones de la Corte Suprema.
Vacilar en la lucha contra el fascismo es un error que puede tener consecuencias fatales para la democracia.
*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)