El gobierno libertario, de y para los poderosos, muestra sus grietas

Claudio della Croce

En esta Argentina, el semáforo rojo siempre está encendido. En medio de una nueva etapa del ataque de los sectores poderosos al nivel de vida de las mayorías, el gobierno ultraderechista muestra sus grietas, sobre todo la que marca el enfrentamiento del presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel.

La Presidencia dejó a la vicepresidenta afuera del acto castrense – “entrega de despacho y sables”- a brigadieres, almirantes y generales de las tres Fuerzas Armadas, al que fue el mandatario, en vísperas de una semana clave en el Senado, que preside Villarruel, y que pone en riesgo que se apruebe la movilidad previsional, que Milei amenazó vetar cuando se enteró de su aprobación en Diputados.

La tensión sube, mientras el presidente necesitará del Senado para temas determinantes: desde la nominación de dos jueces para la Corte Suprema de Justicia hasta la conformación de la comisión bicameral de Inteligencia y cuando se tratará la nueva fórmula jubilatoria.

Los datos sociales son contundentes: seis millones de nuevos pobres y duplicación de la indigencia desde diciembre, derrumbe del consume, caída de los ingresos. Para la Universidad Torcuato Di Tella, en apenas un año, la pobreza escaló 16,2 puntos porcentuales afectando en el primer trimestre de este año al 54,9% de la población cuando en el mismo período de 2023 alcanzaba al 38,7%. Este gobierno es una fábrica de pobreza.

Lo importante no son estas “desavenencias”, en las que juega un papel importante la hermana del mandatario, Karina Milei, secretaria general de la Presidencia. Con o sin Villarruel todas las medidas del gobierno terminan dañando la capacidad de consumo popular y, en el caso de los pobres, la posibilidad de alimentarse.

Mientras, el poder económico aplaude con entusiasmo, así como los principales medios de comunicación, el aparato judicial. Acompaña políticamente el resto de la derecha: el macrismo, el radicalismo y el pichettismo.

El presidente Javier Milei se burló de su predecesor Alberto Fernández, acusado de maltratos por su exesposa, ofreciéndose a cuidar a su perro Dylan. A Alberto Fernández no lo defienden ni sus pocos amigos, mientras la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner conserva un núcleo firme de partidarios (muchos humildes a los que beneficiaron las medidas a su favor), que la acompañan con entusiasmo.

La novela del maltrato de la agresión de Alberto Fernández a su mujer le permite a Milei distraer a la ciudadanía de la grave situación económica, con 4% de inflación mensual, reservas negativas que a fin de año oscilarán entre 10 y 15.000 millones de dólares, peor que cuando asumió, un incremento pavoroso de la pobreza y la indigencia, una caída vertical de la industria y también del consumo de leche.

Mientras, a dos años del asesinato fallido contra Cristina Fernández de Kirchner, sigue sin investigarse a quienes financiaron y organizaron la tentativa. Están detenidos como autores materiales Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo. Ni la jueza María Eugenia Capuchetti ni el fiscal Carlos Rívolo arrojan sombras sobre Patricia Bullrich (ministra de Seguridad), Gerardo Milman, Jonathan Morel y los demás referentes de Revolución Federal . Así marcha la (in) justicia en Argentina.

La diputada izquierdista Myriam Bergman afirmó que la gravedad de las denuncias contra Alberto Fernández no debe tapar otros temas, como la pobreza y la “no salida” de esta situación si el país sigue atado al Fondo Monetario Internacional. “Es grave que el Congreso no discuta ni tome medidas para que los pibes no se vayan a dormir sin comer. No quieren discutir cómo resolver la pobreza, sino cómo pagarle al FMI”, sentenció.

Ciudadanos, solo los ricos

Para los libertarios, son ciudadanos solamente los incluidos en los segmentos más acaudalados, los ABC1 y C2, un 22% de la población. El resto de los habitantes del país parece estar pintado y no forma parte de los factores que se evalúan en las decisiones.

Es evidente que sólo cuando los ABC1 y C2 protestan, se enojan o se indignan por algún motivo que a ellos les importa, el sistema político reacciona y es capaz de enmendar alguna medida que se ha tomado. De lo contrario, el gobierno no se inmuta frente a los padeceres ni considera relevantes los sentimientos y realidades de las otras franjas económicas que componen la sociedad argentina, señala Ricardo Aroskind.

Estamos en presencia de un genocidio social con planificación de la desigualdad, señala el eonomista Cludio Lozano: Los nuevos pobres van directamente a incrementar los niveles de indigencia. Hoy, el 45% de quienes trabajan en la Argentina son pobres.

En el caso de los asalariados formales, el 33,4% está en situación de pobreza, nivel que es el doble del que existía en el tercer trimestre de 2023. La indigencia entre los trabajadores registrados se cuadruplicó. Y la pobreza se triplicó entre los trabajadores del sector publico, asegura.

Tan solo encuestas. 

Los encuestadores y consultores en campañas electorales están de acuerdo en que la denuncia de Fabiola Yañez contra el expresidente Alberto Fernández tiene dos efectos: le da aire a un gobierno que viene en baja por el ajuste y el derrumbe de la economía de los hogares, y fortalece el discurso anti-política.

Algunos sostienen que no se movió el amperímetro en las encuestas; otros creen que fortalece a los que se autodenominan oficialistas (mileistas) y debilita un poco entre los (pocos) independientes, pero que no cambió gran cosa entre los opositores (peronistas y no peronistas): la gran mayoría apuesta a que más allá del efecto actual, el impacto es de corto alcance. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Habrá que buscarla entre los obejtivos perdidos.

*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)