El problema de la comunicación del mercado y el de Lula con la gente

Jeferson Miola

La encuesta Quaest , del 10 de julio, detectó una reversión de la disminución de la popularidad del gobierno que había comenzado en la encuesta de octubre de 2023 y se mantuvo hasta la encuesta anterior, de mayo último. Como se muestra en los cuadros que figuran a continuación, tanto la evaluación general del gobierno como la aprobación de la labor del Presidente Lula mantuvieron constantes caídas en las encuestas anteriores.

Al menos dos factores, junto con otros, pueden explicar la interrupción de esta dinámica. Uno de ellos fue el cambio de estrategia comunicacionañ, con el propio Lula en el papel de un presentador de la comunicación del gobierno. El otro factor fue la mejora del mercado laboral y la expansión de las prestaciones sociales, con el consiguiente aumento de la ocupación y los ingresos, especialmente para las familias que ganan hasta dos salarios mínimos.

Este aumento de los ingresos familiares neutralizó la pérdida potencial de popularidad que pudo ocurrir debido a la percepción del aumento de los costos del agua y la luz [61%], los precios de los combustibles [44%], los alimentos [70%] y la caída del poder adquisitivo [63%].

La recolección de datos de la encuesta Quaest se realizó del 5 al 9 de julio; por lo que captó la reflexión de las iniciativas gubernamentales en las semanas inmediatamente anteriores. En los 14 días hábiles entre el 18 de junio y el 5 de julio, el presidente Lula concedió nueve entrevistas. Siete a estaciones de radio locales, una a una estación nacional [CBN], y otra a un portal nacional de noticias, UOL.

En internet, las entrevistas de un presidente de la República de las estaciones de radio y televisión -incluso desde el interior del país- terminan teniendo cobertura nacional. Y sus contenidos se replican en todos los medios de comunicación, digitales, impresos, cadenas de radio y televisión.

Con un promedio de 60 minutos de duración, las entrevistas significaron 540 minutos de locución directa de Lula con la población, un tiempo que equivale a 12 ediciones completas de 45 minutos del Diario Nacional, el noticiero de mayor audiencia del país.

En ellos, Lula guió temas cruciales para el gobierno, como el sabotaje del presidente bolsonarista del Banco Central, las altas tasas de interés, el mantenimiento del aumento real del salario mínimo, las políticas de inclusión social, de distribución de la renta y del desarrollo.

Además de las nueve entrevistas de Lula, en este período del 18 al 5 dejulio, el gobierno también promovió 22 actos oficiales para el lanzamiento de programas en el Palacio Planalto en Brasilia y en 15 ciudades de ocho estados.Sao Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais, Bahia, Pernambuco, Ceará, Maranháo y Piauí.

En estos eventos el gobierno anunció los Planes de Agricultura Familia y Empresarial, proyectos para el área de cine y audiovisual; entrega de residencias de Minha Casa Minha Vida, ambulancias; inauguró obras, amplió campus universitarios y de institutos educativos federales y anunció inversiones en los estados visitados.

Los discursos de Lula en las ceremonias tuvieron repercusión nacional y guiaron a los medios de comunicación. Los medios opositores y practicantes del periodismo de guerra terminaron agendados por el gobierno y se vieron obligados a repercutir los contenidos abordados por Lula.

La encuesta de Quaest también explica por qué el mercado y el rentismo intentaron silenciar a Lula, tratado como “un problema de comunicación”.

Para el pánico de las grandes finanzas, la población está de acuerdo con todas las opiniones de Lula: que el salario debe aumentar cada año por encima de la inflación [90%], que las tasas de interés en Brasil son muy altas [87%], que la carne consumida por los más pobres debe estar exenta de impuestos [84%], y que el gobierno no debe satisfacer al mercado, sino a los más pobres [67%].

El 66% también está de acuerdo con las críticas de Lula a la política de intereses del Banco Central, y el 53% no está de acuerdo con la acusación de los financistas y sus medios neoliberales de que el discurso de Lula causó especulación con el dólar y el terrorismo financiero.  El diálogo diario con el pueblo brasileño hasta el final de su mandato es una poderosa disposición del gobierno para una estrategia de comunicación efectiva. Lula es el mejor intérprete de su gobierno, y la gente entiende exactamente lo que dice.

La experiencia del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador [AMLO] merece ser evaluada. Para eludir el feroz asedio de los medios neoliberales y del establishment, AMLO asumió la conducta directa de la comunicación desde el principio de su gobierno.

Como rutina de trabajo, reservó al menos una hora al día para los contactos con los medios de comunicación, las famosas mañaneras«. Durante seis años de gobierno, sus declaraciones fueron difundidas por medios privados y redes sociales gubernamentales. López Obrador está terminando su mandato con un cierre de aprobación de 65 por ciento. En junio pasado, la candidata oficialistas Claudia Scheinbaum ganó las elecciones presidenciales con un el récord del 60% de los votos, más del doble de quien ocupó el segundo lugar en las elecciones.

Para un gobierno como el del presidente Lula, rodeado por todos lados – por financistas, conspiradores militares, oposición extremista en el Congreso, medios neoliberales y el gran capital-, es vital asegurar niveles razonables de apoyo popular que desalienten el golpe de Estado y las iniciativas desestabilizadoras, como ocurrió con la presidenta Dilma Roussef en 2015. La comunicación permanente de Lula con el pueblo brasileño es fundamental para ello.

*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)