Assange está libre: ¿hubo justicia?

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Álvaro Verzi Rangel

Julian Assange está libre. El fundador de Wikileaks, salió libre este miércoles y abandonó un tribunal estadounidense en Saipán, Islas Marianas del Norte, donde aceptó declararse culpable de un único cargo penal de conspiración para obtener y divulgar documentos clasificados de defensa nacional de Estados Unidos, como parte de un acuerdo con la fiscalía estadunidense que le permitió regresar a su Australia natal.

Australia recibe a Assange

Pero la libertad no es gratis: Assange ahora está endeudado por 782 mil dólares a raíz de su traslado a Saipán y luego a Australia. El exjuez español Baltasar Garzón, uno de sus abogados, celebró que pueda por fin ser un hombre libre después de casi 14 años de lucha, privado de libertad en las condiciones más adversas.

Sonrió levemente cuando la jueza de distrito Ramona Manglona le impuso la sentencia y lo declaró hombre libre, tras aceptar su declaración de culpabilidad. Su abogado, Barry Pollack, dijo que el trabajo de Wikileaks continuará y Assange será una fuerza continua para la libertad de expresión y la transparencia en el gobierno. Es una voz poderosa y una voz que no puede ni debe ser silenciada, señaló The Guardian.

Esto no es algo que haya sucedido en las últimas 24 horas, dijo hoy el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, y agregó: Esto es algo que se ha considerado, se ha trabajado con paciencia y se ha trabajado de forma calibrada, y así es como nos comportamos en Australia.

Con su declaración de culpabilidad, Julian Assange queda convicto de practicar periodismo, y todo periodista de investigación enfrenta ahora un mayor peligro legal, declaró Ben Wizner, director del proyecto de libertad de expresión de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU). “No se equivoquen, el trabajo vital de periodistas de seguridad nacional será más difícil hoy que ayer”, añadió

Más allá de la liberación de Assange, no hay que olvidar que las revelaciones de Wikileaks supusieron un duro revés para la diplomacia estadounidense, que quedó retratada en el resto del mundo, así como sus aberrantes bombardeos y torturas a detenidos en la cárcel de Abu Ghraib en Irak.

Ben Wizner, director del proyecto de libertad de expresión, alertó que revelar secretos del gobierno para el bien del público es una función esencial del periodismo, pero “hoy, por primera vez, esa actividad fue calificada… como una conspiración criminal…. No se equivoquen, el trabajo vital de periodistas de seguridad nacional será más difícil hoy que ayer”.

Nada de justicia

Aunque Assange esté libre, no podemos decir que se haya hecho justicia. Justicia sería que Assange recibiera un indulto total e incondicional y una indemnización millonaria del gobierno estadounidense por el tormento al que le sometieron con su prisión en Belmarsh a partir de 2019, su encarcelamiento de facto en la embajada ecuatoriana a partir de 2012 y su encarcelamiento y arresto domiciliario a partir de 2010.

La justicia consistiría en que Estados Unidos introdujera cambios jurídicos y políticos concretos que garantizaran que Washington no podría volver a utilizar su poder e influencia en todo el mundo para destruir la vida de un periodista extranjero por informar sobre hechos incómodos para él, y en que presentara una disculpa formal a Julian Assange y a su familia.

La justicia consistiría en detener y procesar a las personas cuyos crímenes de guerra expuso Assange, y en detener y procesar a todos los que contribuyeron a arruinarle la vida por denunciar esos crímenes. Esto incluiría a toda una serie de agentes y funcionarios gubernamentales de numerosos países y a varios presidentes estadounidenses, señala la periodista australiana Caitlin Johnstone en The Daily Star.Cómo fue el regreso de Assange a Australia: beso a su esposa, abrazo a su  padre y el reencuentro con sus seguidores - elDiarioAR.com

Justicia incluiría disculpas formales a Assange y su familia por parte de los consejos editoriales de todos los medios de prensa de la corriente dominante que fabricaron el consentimiento para su viciosa persecución y la destrucción completa de las reputaciones de todos y cada uno de los periodistas sin escrúpulos que ayudaron a difamarlo a lo largo de los años.

Assange abanderó la lucha por la transparencia y la libertad informativa, un compromiso que le valió casi 14 años de persecuciones, siempre con el riesgo de la pena de muerte en la sombra.

Ecuador tuvo el coraje de brindarle asilo diplomático cuando el fundador de WikiLeaks se hallaba perseguido y acosado por el gobierno de Estados Unidos y de varios de sus aliados (el Reino Unido, Suecia). Assange rechazó las acusaciones suecas de delitos sexuales y sostuvo ser víctima de un complot organizado por Washington. Se negó a ir a Suecia, a menos que la Justicia de ese país le garantizara que no sería extraditado a EEUU, donde podría ser condenado a pena de muerte por “delito de espionaje”.

Wikileaks

WikiLeaks fue creada en 2006 por un grupo de internautas anónimos, con Julian Assange como portavoz, y asumió la misión de recibir y hacer públicas filtraciones de información (leaks) garantizando la protección de las fuentes. Según Assange, tres razones motivaron su creación:

“La primera, la muerte a escala mundial de la sociedad civil. Rápidos flujos financieros por transferencias electrónicas de fondos que se mueven más rápido que la sanción política o moral, destrozando la sociedad civil a lo ancho del mundo. […] En este sentido, la sociedad civil está muerta, ya no existe, y hay una amplia clase de gente que lo sabe y está aprovechando que saben que está muerta para acumular riqueza y poder”.

“ La segunda […] es que hay un enorme y creciente Estado de seguridad oculto que se está extendiendo por el mundo, principalmente basado en Estados Unidos […] La tercera es que los medios de comunicación internacionales son un desastre, […] el entorno de los medios internacionales es tan malo y tan distorsionador que nos iría mejor si no hubiera ningún medio, ninguno”.

Assange aporta una visión radicalmente crítica del periodismo. En una entrevista afirmó que “dado el estado de impotencia del periodismo, me parecería ofensivo que me llamaran periodista. […] El mayor abuso fue la guerra [de Irak y de Afganistán] contada por los periodistas. Periodistas que participan en la creación de guerras a través de su falta de cuestionamiento, su falta de integridad y su cobarde peloteo a las fuentes gubernamentales”.

La filosofía de WikiLeaks se basa en un principio fundamental: los secretos existen para ser desvelados. Toda información oculta nace con vocación de ser revelada y puesta a disposición de los ciudadanos. Las democracias no deben ocultar nada; los dirigentes políticos, tampoco.

El caso legal estadounidense contra Assange, impulsado por el gobierno de Donald Trump, se inició en 2017, cuando se declaró que su arresto era una prioridad, y para ello en 2019 convenció a un gran jurado federal de aprobar una acusación con 18 cargos relacionados con la filtración y difusión de documentos oficiales estadounidenses, entre ellos los famosos archivos enviados a Wikileaks por Chelsea Manning, que incluyen datos sobre graves violaciones de derechos humanos y posibles crímenes de guerra en Irak y Afganistán, como más de 250 mil cables diplomáticos.

Manning fue enjuiciada durante el gobierno de Barack Obama en una corte militar en 2013 y condenada a 35 años de prisión. Obama conmutó su sentencia en 2017. Y aunque el Departamento de Justicia contempló perseguir a Assange, decidió no proceder ante argumentos de que eso sería criminalizar actividades realizadas por periodistas en los grandes medios. Pero eso no le importó al gobierno de Trump.

Libertad de información

La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) señaló que “esta es una persecución que nunca debería de haberse lanzado. Con su declaración de culpabilidad, Julian Assange queda convicto de practicar periodismo, y todo periodista de investigación enfrenta ahora un mayor peligro legal”, declaró Ben Wizner, director del proyecto de libertad de expresión.

Agregó que revelar secretos del gobierno para el bien del público es una función esencial del periodismo, pero “hoy, por primera vez, esa actividad fue calificada… como una conspiración criminal…. No se equivoquen, el trabajo vital de periodistas de seguridad nacional será más difícil hoy que ayer”.

David Greene, de la Electronic Frontier Foundation, emitió un comunicado acusando que “Estados Unidos, por primera vez en la historia de más de 100 años de la Ley de Espionaje, obtuvo una condena bajo esa ley por actos básicos de periodismo… Esto sienta un precedente práctico peligroso”.

El activista estadounidense por la libertad de prensa Trevor Timm. expresó su decepción por el hecho de que el presidente Joe Biden haya optado por continuar con el procesamiento de Assange en lugar de demostrar en los hechos sus declaraciones de apoyo a la libertad de prensa. Si hubiera sido declarado culpable, Assange podría haber sido condenado a 175 años de prisión en Estados Unidos,” amenaza que según Timm era una “bomba de tiempo para el derecho de libertad de prensa”.

El acuerdo de culpabilidad llegó meses después de que el presidente de EEUU, Joe Biden , indicara que estaba considerando una solicitud de Australia para cesar en su intento de que el periodista fue extraditado , después de que fuera acusado, durante la administración del expresidente Donald Trump, por la divulgación de cientos de miles de documentos militares clasificados relacionados con las guerras en Afganistán e Irak.

No parece que el acuerdo de culpabilidad vaya a sentar nuevos precedentes legales que perjudiquen a los periodistas en el futuro. Bruce Afran, un abogado constitucional de EEUU, dijo a Consortium News que un acuerdo de culpabilidad no crea un precedente legal. Por lo tanto, el acuerdo de Assange no pondría en peligro a los periodistas en el futuro de ser procesados por aceptar y publicar información clasificada de una fuente debido a que Assange aceptó tal cargo.»

Obviamente tengo un montón de emociones acerca de todo esto, después de haber seguido este importante caso tan de cerca durante tanto tiempo y haber puesto tanto trabajo en escribir sobre ello.

Sin embargo, nada de esto deshace los males imperdonables que el imperio infligió en su persecución de Julian Assange, ni revierte el daño mundial que se ha hecho al hacer de él un ejemplo público para mostrar lo que le sucede a un periodista que dice verdades incómodas sobre el gobierno más poderoso del mundo.

*Sociólogo  y analista internacional, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

 

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