Dani Alves, Robinho y varios futbolistas argentinos acusados de abuso sexual

Rodolfo Koé Gutiérrez

Mientras el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, criticó  la decisión de un tribunal español de conceder la libertad provisional al futbolista Dani Alves, sentenciado a cuatro años y medio de prisión por agresión sexual – si paga una fianza de 1.1 millones de dólares-, otro futbolista brasileño, Robson de Souza (Robinho), fue detenido en Brasil para cumplir una condena de nueve años de cárcel por el delito de violación en grupo contra una mujer en 2013.

El dinero que Alves tiene o el que alguien le pueda prestar, no puede redimir la ofensa de un hombre hacia una mujer que él violó. Eso es un crimen, afirmó el mandatario durante la fiesta del cumpleaños 44 del Partido de los Trabajadores. La detención de Robinho se desarrolló un día después de que la justicia española otorgara la libertad provisional a Alves. Pese a la opción de salir, el ex del Barça permaneció al menos, otra noche en prisión al no haber depositado aún la fianza.

Un juzgado de Barcelona (España) dio el miércoles luz verde a la liberación provisoria del ex internacional brasileño a la espera de su sentencia en apelación, previo pago de una fianza de un millón de euros (1,09 millones de dólares). «Un escándalo» para la abogada de la demandante, que denunció la existencia de una «justicia para ricos».

El exlateral de la selección brasileña y del FC Barcelona fue condenado el mes pasado a cuatro años y medio de prisión por la violación de una joven en diciembre de 2022 en una discoteca de la capital catalana. «Vemos que Daniel Alves puede ser liberado previo pago. Aprendí en Pernambuco (su estado natal, en el noreste de Brasil), cuando era pequeño, que una persona que poseía 20 contos de reis (antigua moneda brasileña) no iba a prisión. Esto sigue siendo así», lamentó Lula.

La semana pasada, el presidente brasileño ya había pedido la encarcelación de otra estrella del fútbol de su país condenada por violación, el exdelantero Robinho, al considerar que debía «pagar el precio de su irresponsabilidad» por un crimen «imperdonable».

El miércoles, el Tribunal Superior de Justicia (STJ) de Brasil decidió que Robinho deberá cumplir en su país una condena de nueve años de prisión por violación en grupo pronunciada en ausencia en Italia por hechos que se remontan a 2013, cuando era jugador del AC Milán.

Por su parte, la familia de Neymar negó informaciones que afirmaron que pagaría la cantidad solicitada por el tribunal para que el lateral brasileño salga en libertad provisional. El padre del astro admitió en enero (antes de la condena) haber dado un apoyo de 162 mil dólares para costear la defensa del ex jugador del Barcelona, pero negó hacer lo mismo en esta ocasión.

En este segundo momento, en una situación diferente a la anterior, en la que los tribunales españoles ya han decidido sobre la condena, están especulando e intentando asociar mi nombre y el de mi hijo a un asunto que ya no nos concierne, afirmó.

El caso de Robinho parecía en el olvido hasta hace unos años por la incertidumbre de dónde cumpliría su sentencia. Ayer la Policía Federal realizó la detención en su residencia de la ciudad de Santos, estado de Sao Paulo, por orden del Tribunal Superior de Justicia (STJ). Fue llevado a la sede de la policía de esa ciudad para iniciar el proceso de reclusión en un centro de detención.

El jugador fue sentenciado en Italia en 2017, pero nunca llegó a cumplir la pena debido a que regresó a Brasil, país que prohíbe la extradición de sus ciudadanos. El ex jugador del Milán todavía disputó tres temporadas entre clubes de su país y Turquía, hasta que en 2020 regresó a Santos y la presión de aficionados, medios y patrocinadores propiciaron que el club rompiera el contrato sin que llegara a debutar. Nunca más volvió a jugar.

El silencio del mundo del futbol ante las condenas por violación de Alves y Robinho, también fue criticado por la presidenta del club brasileño Palmeiras, Leila Pereira. Nadie dice nada, pero yo como mujer aquí, a la cabeza de la delegación, tengo que pronunciarme sobre ambos casos, dijo al portal UOL. Leila, una de las pocas mujeres al mando de un club de Primera División, está en Londres como jefa de la delegación de la selección brasileña que disputará el sábado un partido amistoso contra Inglaterra.

Esto es una bofetada en la cara para todas nosotras, especialmente el caso de Alves, quien pagó por su libertad. Creo que es importante que tome posición. Cada caso de impunidad es la semilla del próximo crimen, agregó.

También en Argentina

En los últimos años, varios fueron los casos de jugadores argentinos que fueron denunciados por abuso sexual y que están a la espera de una sentencia. Uno de los más relevantes fue el colombiano Sebastián Villa, ex jugador de Boca Juniors, denunciado por su expareja por haberla violado la noche del 26 de junio de 2021 en su vivienda en la localidad bonaerense de Canning.

Otro jugador que quedó imputado por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas es el mundialista argentino Gonzalo Montiel, denunciado por un hecho ocurrido en su propia casa, el día de su cumpleaños, el 1° de enero de 2019. La causa sigue siendo investigada mientras Montiel juega en España.

El fútbol argentino tuvo otros episodios de violencia de género:también fueron denunciados Jonathan Cristaldo, cuando jugaba en Racing; Renzo Saravia, cuando militaba en Belgrano de Córdoba; Lucas Mancinelli, en Patronato de Paraná, y Lautaro Acosta, de Lanús. El colombiano Johan Carbonero, de Gimnasia y Esgrima de La Plata, tiene una causa elevada a juicio por acoso y tentativa de abuso sexual.

El caso más complicado fue el de Alexis Zárate, ex jugador de Independiente, que abusó sexualmente de Giuliana Peralta, por entonces la novia de Martín Benítez, otro de los futbolistas de su mismo equipo. En 2017, Zárate fue condenado a seis años y medio de prisión por abuso sexual agravado y en diciembre pasado se ratificó la condena.

Ese mismo año, Andreia da Silva Marques denunció públicamente  a su esposo. Luis «Lucho» González, ex jugador de River y la Selección, de tentativa de homicidio. En 2020 Thiago Almada (campeón mundial en 2024) y Miguel Brizuela fueron denunciados en una causa por abuso sexual y durante un tiempo los separaron del plantel profesional de Velez Sarsfield.

En tanto, el uruguayo Diego García, cuando jugaba en Estudiantes de La Plata, fue denunciado por una joven de haber sido víctima de abuso sexual, en una fiesta a la que acudió y en la que había varios jugadores «pincharratas».

Recientemente, los cuatro futbolistas del club Vélez Sarsfield de Argentina acusados de abuso sexual contra una joven periodista a principios de marzo en la provincia norteña de Tucumán fueron detenidos  luego de las pericias psicológicas a las que fue sometida la víctima.

El arquero uruguayo Sebastián Sosa, el volante paraguayo José Ignacio Florentín y los argentinos Braian Cufré y Abiel Osorio quedaron bajo arresto por orden de la fiscal del caso, María Eugenia Posse, en los tribunales de San Miguel de Tucumán, capital  provincial  situada a 1.200 kilómetros al norte de Buenos Aires. Tras conocerse la medida judicial, Vélez anunció la suspensión del contrato de los cuatro jugadores.

Una mujer denunció que fue víctima de una violación grupal por parte de los cuatro futbolistas la madrugada del domingo 3 de marzo en un hotel de esa localidad, horas después del empate de Vélez ante el local Atlético de Tucumán por la liga argentina.

Para Vélez Sarsfield, este es el segundo caso de presunto abuso sexual en menos de cuatro años. En diciembre del 2020 los implicados fueron Juan Martín Lucero, Ricardo Centurión, Thiago Almada (campeón del mundo en Qatar 2022) y Miguel Brizuela, quienes habrían cometido el abuso en una fiesta privada. A diferencia del caso de Tucumán, aquella vez el club negó la situación a pesar de desafectar también a todos los implicados. La investigación continuó su curso y solo fue condenado un director técnico que participó de esa noche, Juan José Delbene Acuña, quien quedó encarcelado.

“La conducta de estos chicos está dominada por la impunidad con la que se manejan en la vida. A esto hay que sumarle que esta generación de chicos está siendo educada por la pornografía. Cuando se da una violación grupal hay una determinación previa de ultrajar a una mujer y el goce para ellos es observar sus cuerpos violando a esa mujer. Los erotizan sus propios cuerpos, ver al compañero violar. Y esto es falta de educación sexual”, señala el psiquiatra y psicólogo clínico Enrique Stola.

“El principal problema es que los clubes de nuestro fútbol reconocen tener un protocolo sobre violencia de género pero solo lo aplican una vez que el delito fue cometido. No tienen anticipación, formación ni educación. Estos chicos tendrían que tener una educación sexual integral que los forme en paralelo. Mientras esto no suceda, las violaciones en grupo seguirán sucediendo”, añadió el especialista.

*Periodista argentino, analista asociado a al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)