El papel de las redes sociales en la destrucción de la democracia
Jeferson Miola
La encuestada de V-Dem en Gotemburgo, Suecia, estima que a partir de 2010 comenzó el notable declive de las democracias liberales en todo el mundo. Este empeoramiento tiene una tendencia sostenible y acelerada, lo que llevó a V-Dem a publicar la sin precedentes Alerta de Autocratización en 2020.
“Este retroceso no ocurre solo en donde la democracia es nueva, sino también en los países ricos y liberales, cuyas democracias ya fueron consideradas sacrosantas”. constata Barbara F. Walter, professora de asuntos internacionales de la Universidad de Califórnia, EEUU, en su libro Como las guerras civiles comienzan y cómo impedirlas.
Walter, profesor de instituciones internacionales en la Universidad de California,EE.U.E. EE.UU.., en el libroCómo comienzan las Guerras Civiles y cómo detenerlos [Editora Zahar, p. 134]. ]. Ña autora dice que por un tiempo, al menos, la excepción más obvia a esta tendencia fue África.
“ África era un punto fuera de la tendencia también en otro sentido: ne el mismo período sus países fueron aquellos en que la internet tuvo menos penetración en todo el Mundo”. destaca.
Las señales de cambios de esta realidad en el continente africano, aparecieron a mediados de la década pasada. “El acceso a internet comenzó a mejorar en el continente en 2014, cuando las redes sociales se transformaron en el principal medio de comunicación”, señala Walter.
En 2019 V-Dem identificó tasas decrecientes de democracia en el África subsahariana, una señal de que el continente había seguido el patrón mundial de desdemocratización. A medida que se expandió internet y Facebook, YouTube y X/Twitter penetraron profundamente en las sociedades nacionales africanas, aumentó la inestabilidad, las crisis y las disputas internas, especialmente entre facciones étnicas o religiosas.
Bárbara Walter entiende que el resurgimiento de los conflictos sociales, las divisiones religiosas, el discurso de odio y la intolerancia en los países del África subsahariana está asociado con la expansión de internet, combinada con el dominio de Facebook.
En su opinión, existe una clara relación de causa y efecto entre el advenimiento de internet, la introducción de teléfonos inteligentes y el uso generalizado de las redes sociales y la caída global de la democracia.
La difusión de información falsa, mentiras y odio retórico es el flujo dominante en las redes. La verdad, la realidad y los hechos son, hoy, las excepciones de los contenidos que circulan en las redes sociales y los medios digitales.
Al evaluar la realidad del continente africano, Bárbara Walter describe un escenario que también sería perfectamente compatible con la situación en Brasil, Estados Unidos, Argentina y otros países de otras regiones del mundo.
«A medida que las informaciones falsas penetraban en los países y atraían más y más atención, surgió un patrón muy claro: las facciones étnicas crecieron, las divisiones sociales se profundizaron, el resentimiento contra los inmigrantes se agravó, los truculentos populistas fueron electos y la violencia comenzó a aumentar”, resaltó.
Facebook y las redes sociales actúan como aceleradores y catalizadores de conflictos y divisiones sociales. Su modelo de negocio prioriza “contenidos que mantiene a la gente comprometida, exactamente a aquellos que producen ira, resentimiento y violencia”, indica. Por lo tanto, privilegian la propagación del miedo, la falsedad, la violencia y estimulan actitudes aberrantes, mensajes estridentes, inflamados y la circulación de insultos y sentimientos de ira.
Barbara F. Walter identifica un patrón establecido: las redes funcionan como un vehículo que lleva al poder a outsiders con impulsos autocráticos que navegan sobre una ola de apoyo popular.
Además del modelo de negocio anclado en la estrategia de compromiso a través de técnicas movilizadoras, las redes sociales siguen gozando de absoluta libertad en entornos sin regulación pública e inmunes al control legal y republicano.
Existe un consenso global sobre la necesidad democrática de reglamentar y regular las redes sociales, que son la principal amenaza para la democracia y un mecanismo fértil de expansión de la extrema derecha, de los fascismos y los neofascismos.
Es urgente, por ello, la necesidad de aprobación en Brasil de la Ley Brasileña de libertad, responsabilidad y transparencia en internet. Internet no puede seguir siendo un territorio del vale-todo y de la barbarie extremista.
*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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