Ministerio de Operaciones Exteriores: La plataforma para debilitar al gobierno de Alberto Fernández
Jorge Elbaum
El nuevo gobierno argentino del Frente de Todxs empieza a ser hostigado desde diferentes puntos cardinales, con el objeto de limitar su capacidad de maniobra soberana. La proliferación de operaciones de prensa ligadas al caso Nisman y sus correlatos con Irán, el fallido Memorándum de Entendimiento y los ruidos de guerra en Medio Oriente, son utilizadas como plataformas de demonización del kirchnerismo, con el objetivo de impedir la aplicación de sus políticas económicas y sociales.
Los últimos capítulos de esta manipulación parten de la utilización del aniversario del suicido del fiscal, la ejecución del militar iraní Suleimani y la rememoración del 75 aniversario de la llegada del Ejército Rojo –en 1945— a las puertas del mayor centro de exterminio humano de la historia conocido como Auschwitz-Birkenau, ubicado en Polonia.
La operación, al igual que la desplegada entre 2012 y 2015, incluye la participación estelar de diferentes oficinas del Departamento de Estado en connivencia con la delegación diplomática de Tel Aviv. También se suman variadas oficinas de desinformación locales y alfiles domésticos ubicados en Pasteur 633, sede de al DAIA.
Manipulación Sociedad Anónima
El modelo de trabajo de esta entente incluye una metodología de pinzas en la que se combina la utilización de informaciones falsas y/o tendenciosas lanzadas originalmente desde soportes mediáticos extranjeros y su propalación y ampliación a nivel local. El objetivo estratégico buscado es la identificación del gobierno de Alberto Fernández y de CFK como sección periférica de un eje del mal vinculado intrínsecamente a quienes se contraponen a los designios de Washington, o simplemente cuestionan su devenir de gendarme global.
La ofensiva, similar a la efectivizada a partir de la arremetida de los Fondos Buitre una década atrás, posee tres fases:
- La asociación (forzada) que busca identificar al gobierno del Frente de Todxs con Venezuela, China, Rusia y la República Islámica de Irán para dificultar las tratativas respecto a la deuda externa. Dicha orientación busca, además, conjeturar y/o instituir nexos con el narcotráfico y el terrorismo internacional.
- La constatación de dichos nexos espurios (fraguados) como verdad consumible y reproducible por los sectores concentrados, enemigos de los proyectos de democratización.
- La demonización orientada a justificar la persecución de los dirigentes y militantes referentes del proyecto antagónico al neoliberalismo.
Estas actividades no se llevan a cabo en forma paulatina. Se viabilizan en forma superpuesta y concatenada. Como uno de los ejemplos de los etiquetamientos que se empiezan a instituir, sobresale el artículo de Andrés Oppenheimer de septiembre del año pasado, cuando las PASO ya habían dado un veredicto inicial de las elecciones de octubre: “¿Se encamina Argentina hacia una ‘Argenzuela’?”
En esa ocasión, el influyente periodista argentino radicado en Miami iniciaba su campaña advirtiendo sobre el autoritarismo populista, las políticas distributivas y su previsto devenir trágico. En esa misma lógica, el diario Clarín contribuye a esta caracterización al instituir fuertes lazos del Frente de Todxs con “el régimen de Nicolás Maduro [que] irradia sobre los vínculos con Washington, Teherán y Cuba”.
La identificación forzada y capciosa fue impulsada en la última semana por el ex senador Miguel Ángel Pichetto, quien se empeñó en constituirse en uno de los referentes oficiosos del trumpismo: “Seguimos en el oscuro mundo bolivariano”, afirmó en relación al refugio concedido a Evo Morales.
En forma paralela, desde el influyente Wall Street Journal, la vocera de los sectores republicanos de La Florida, Mary Anastasia O´Grady, señaló el último 12 de enero que “hay razones para creer que el asesinato en 2015 del fiscal federal argentino Alberto Nisman fue una operación respaldada por Irán”.
En uno de sus artículos volvió a advertir –como insistían en los años previos al triunfo de Mauricio Macri— que “existen redes de Teherán y Hezbolá en Argentina”. La operación geopolítica de veredicto (sin tribunal) continúa habilitando la lógica que opera en Comodoro Py, que viabiliza el actual estado de estancamiento, confusión y privación de justicia con que se somete a las víctimas, a los familiares y a la sociedad toda, respecto de los atentados de 1992 y 1994.
Inserto en esa misma trama de demonización predeterminada, el representante del Likud en el parlamento argentino, Waldo Wolff, intentó erigir la idea de un desinterés –por parte del gobierno— en relación con la conmemoración del 75 aniversario de la liberación de Auschwitz, a desarrollarse en Jerusalén.
Con el objeto de sembrar ante los medios internacionales la idea de que el Frente de Todxs evidenciaba un desprecio por la temática tan sensible del genocidio judío, envió una carta a la Cancillería solicitando se le conceda la representación del Estado en dicho evento.
La actividad, a realizarse en Yad Vashem (Museo del Holocausto) entre el 22 y 23 de enero, tiene previsto la presencia de más de 30 jefes de Estado y se prevé que Vladimir Putin, Angela Merkel y Emmanuel Macron sean sus oradores centrales. Cuando la unidad presidencial informó el último jueves que Alberto Fernández sería de la partida, el diputado de Cambiemos intentó atribuirse la decisión gubernamental como producto de su misiva.
En forma previa, junto a medios locales e internacionales, había sembrado la idea de una supuesta indolencia compartida entre Argentina y Venezuela respecto a la rememoración.
Las tres etapas (la identificación, la constatación y la demonización) tienden a superponerse y conformar un engranaje basado en noticias falsas y medias verdades. Su plataforma de enunciación posee vectores comunicacionales dentro de las usinas más poderosas de información global, dispuestas para retroalimentarse y confirmar sus profecías autocumplidas.
Los actores estelares, entre bambalinas, verdaderos financistas y programadores de la iniciativa, son las corporaciones que se resisten a aceptar la multilateralidad en las relaciones internacionales y cualquier pretensión soberana a ser ejercida sobre las políticas domésticas.
Silvia Bleichmar escribió en 2004 una recordada nota, La encrucijada de Caperucita. En uno de sus párrafos consignaba: “El ingenuo, ‘el inocente’, como diría Broch, no es sino alguien que cierra los ojos a la amenaza o sufrimiento hasta que este se le viene encima. La ingenuidad política es, también, des-responsabilidad”.
Lo vivido/sufrido durante el macrismo puede retornar si no se generan los mecanismos para acotar la capacidad de daño de quienes conducen la maquinaria que se especializa en nominar, definir y catalogar. No será tarea fácil. Pero no puede obviarse.
*Sociólogo, doctor en Ciencias Económicas, analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la). Publicado en elcohetealaluna.com