La mayoría de los adolescentes argentinos vive en la pobreza
Rubén Armendáriz| Al menos uno de cada dos adolescentes es pobre: la incidencia de la pobreza es mayor entre pibas y pibes de 13 a 17 años que entre la población general, en la que afecta a uno de cada tres habitantes, según revela un informe que presentó Unicef, una radiografía sobre la adolescencia en la Argentina, elaborado a partir de la información oficial.
Coincidentemente, el último relevamiento realizado por la privada Universidad Católica Argentina (UCA) revela que seis de cada diez chicas y chicos de hasta 17 años viven en situación de pobreza estructural y refleja la vulnerabilidad en la que viven 7,6 millones de niños, niñas y adolescentes en el país.
El informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA ubica a un 58,7 por ciento de los menores de 17 años en situación de vulnerabilidad, a diferencia de los 45,8 por ciento que el Instituto Nacional de Estadística y Censos reconoció para el segundo semestre de 2016 entre los menores de 14 años. O sea, 6 de cada diez menores de edad viven privados de al menos una de las seis dimensiones incorporadas en el estudio: alimentación, saneamiento, vivienda, salud, información y educación.
El informe de Unicef
El informe de la Organización de Naciones Unidas para la infancia y Adolescencia (Unicef) señala que una gran parte de las jóvenes se ve afectada debido a la sobrecarga de tareas domésticas y de cuidado que socialmente se les asigna: dos de cada 3 chicas de 15-29 años, que ni estudian ni trabajan (los mal denominados ni-ni) son mujeres que se encargan de hacer ese trabajo invisibilizado y no remunerado en sus hogares.
El informe, elaborado con los datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares, del último trimestre de 2016, revela que medio millón de adolescentes están fuera de la escuela y solo la mitad de los que ingresan terminan el nivel secundario.
Entre las mujeres, un 42,1 por ciento dejó de trabajar o estudiar por esta razón, frente al 12,9 por ciento de los varones. “Se necesita más presupuesto, más políticas públicas y dejar de ver a los adolescentes como un problema. Hay que darles lugar para la participación”, señaló la representante de Unicef Argentina, Florence Bauer, al diario Página 12.
Según el informe, los adolescentes y jóvenes son las principales víctimas de la violencia institucional: entre 2011 y 2015 se registraron 207 víctimas menores de 18 años de edad de tortura y/o malos tratos en centros de detención de la provincia de Buenos Aires, señala el informe.
Sólo en la Ciudad de Buenos Aires, durante 2015 se produjeron 347 denuncias por hechos violentos hacia niños, niñas y adolescentes, por parte de las fuerzas de seguridad, “cifra que muestra una tendencia de aumento respecto de los años anteriores”, denuncia el informe que también cuestiona a los medios de comunicación que “tienden a mostrar visiones sesgadas, negativas y estigmatizantes sobre los adolescentes en lo que podríamos denominar violencia mediática”.
La incidencia de la pobreza en este grupo etario es uno de los puntos más críticos, señala el estudio de Unicef, titulado “Para cada adolescente, una oportunidad”, que la titular de la oficina local presentó en el Centro Cultural Recoleta. El nivel de las privaciones no es homogéneo en la Argentina, dijo. “La pobreza alcanza a 1 de cada 3 adolescentes en el sur del país pero a 1 de cada 2 en el noreste del país, la región de Cuyo y en el centro de la nación, de acuerdo con los datos de la EPH del último trimestre de 2016.
La desigualdad también se expresa en al acceso a la protección social. Si bien la Asignación Universal por Hijo alcanzó a un millón de adolescentes entre 12 y 17 años, a partir de los 13 años los niveles de cobertura tienden a descender y esto se acentúa en la población de 16 y 17 años, alerta Unicef.
“Las deficiencias de diseño y de llegada de la política pública dejan expuestos a riesgos sociales y económicos a un grupo grande de adolescentes. Diferentes estimaciones muestran que la condicionalidad educativa, aunque contribuye a mejorar las trayectorias educativas de los adolescentes insertos en el sistema escolar, no resulta suficiente para atraer a adolescentes más vulnerables que todavía están fuera del sistema educativo”, indica el informe.
Para Unicef, la maternidad temprana es otro aspecto preocupante ya que el 15 por ciento de los nacimientos en el país corresponden a madres adolescentes, una tasa que se mantiene altísima hace años en el país. Unas 3000 niñas menores de 15 años que dan a luz cada año: por su edad, se presume que sus gestaciones han sido producto de abuso sexual.
“Los adolescentes deben contar con un sistema de protección social de calidad, que llegue a todos los que lo necesitan, con un foco específico en las situaciones de mayor vulnerabilidad y exclusión social. La coordinación intersectorial e interjurisdiccional debe fortalecerse para implementar políticas integrales que fomenten el crecimiento pleno con enfoque de equidad. En el ámbito educativo el Estado debe garantizar que todos los adolescentes se encuentren escolarizados en el ciclo básico, reciban una educación de calidad y finalicen sus trayectorias escolares de forma adecuada”, señala Unicef.
Medio millón de adolescentes fuera de la escuela
En Argentina medio millón de adolescentes están fuera de la escuela y solo la mitad de los que ingresan terminan el nivel secundario. “El abandono escolar está fuertemente relacionado con el embarazo adolescente y con la inserción temprana en el mercado de trabajo, así como con otros riesgos que pueden conllevar a situaciones de exclusión social”, advierte un informe de Unicef.
El mismo indica que el abandono escolar tiene graves consecuencias en la historia de vida de cada adolescente y “compromete también el capital social” del país.
El organismo de Naciones Unidas exhortó al Estado argentino a “atender también de manera integral a la salud de los y las adolescentes a través de políticas públicas, desde un enfoque de derechos, de promoción de la salud y de prevención de riesgos específicos –tales como embarazo no planificado, suicidio, consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas, alimentación inadecuada–, garantizando el acceso a servicios adecuados y la participación de los adolescentes en el sistema de salud”.
El informe indica que en la escuela secundaria, tres de cada 10 estudiantes transita su escolaridad con sobre-edad y esto se debe “en gran parte a que han repetido años anteriores o a interrupciones durante su trayectoria escolar previa”. Esta problemática se inicia de forma temprana: entre 15 y 17 por ciento de los estudiantes que cursan el último ciclo lo hacen con uno o más años de sobre-edad, de acuerdo con datos del Ministerio de Educación y Deportes argentino.
Unicef reclamó, asimismo, especial atención sobre las situaciones de vulnerabilidad. Adolescentes en riesgo de exclusión, expuestos a trabajo infantil, migrantes, adolescentes en situación de pobreza, con alguna discapacidad, adolescentes en conflicto con la ley, o adolescentes que han vivido en instituciones estatales por carecer de cuidados familiares “deben contar con esfuerzos sostenidos por parte de las instituciones públicas para lograr revertir esas situaciones de vulnerabilidad y garantizar todos sus derechos”, señaló el organismo internacional.
Unicef exhortó a que las políticas públicas coadyuven a modificar la imagen negativa estereotipada de los adolescentes y reforzar la idea de los adolescentes “como agentes de cambio, con potencial para contribuir positivamente en todos los niveles”.
Diez adolescentes mueren cada día
En 2015 murieron 3.533 adolescentes de entre 10 y 19 años, es decir que cada día mueren 10 muchachos. La mortalidad entre los varones es dos veces más alta que entre las mujeres.
El informe de Unicef señala que seis de cada diez muertes de adolescentes se debe a causas externas, entre las que se destacan los accidentes de tránsito (asociados a conductas de riesgo que se han incrementado como el consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas), los suicidios y las agresiones.
Un dato que llama la atención es que en los últimos años ha aumentado el sobrepeso y la obesidad. Según datos de 2012, dentro del grupo de adolescentes de entre 13 y 15 años, uno de cada 4 tenía sobrepeso y uno de cada 17, obesidad. Los adolescentes de nivel socioeconómico más bajo tienen 31 por ciento más de probabilidad de sobrepeso. “Argentina está entre los tres primero países en consumo de gaseosa per cápita”, asoció Florence Bauer.
Un dato que preocupa al organismo de la ONU es el aumento de los suicidios, dado que la tasa trienal de mortalidad de adolescentes por suicidios pasó de 2,5 cada 100.000 habitantes durante el trienio 1990-1992 a 6.9 durante el trienio 2013/2015. En 2015 se registraron 438 casos de suicidio (75% correspondieron a varones). Hay que considerar este número como la punta de un iceberg del malestar, observó Florence Bauer, directora de Unicef para la Argentina, quien admitió que se trata de una tendencia global.
“ La cuestión del abuso sexual es un problema extendido. Es la adolescencia, en la Argentina, está muy naturalizado. Es altísimo el embarazo en adolescentes. En algunas provincias del norte llega al 25 por ciento de los nacimientos. Dentro de ese universo hay unas 3000 madres menores de 15 años, cada año y es alta la probabilidad de que sean embarazoso producto de abuso sexual”, señaló la funcionaria al diario Página12.
Por otra parte, en la adolescencia se sufre el acoso escolar –4 de cada 10 han sufrido algún tipo de acoso escolar–, tienen mucha presión por las situaciones de desempleo y la cuestión de la violencia física sigue siendo una realidad. La adolescencia es una fase de la vida que por sí misma es compleja y las y los adolescentes tienen pocas oportunidades de ser escuchados, añadió.
Bauer indicó que, además, para la sociedad los adolescentes tienen una imagen negativa. Para mucha gente son vistos como un problema más que como una oportunidad. Hay que empezar a ver a los adolescentes como personas con derechos y no tanto como un problema.
Las recomendaciones de Unicef
En su informe “Para cada adolescente, una oportunidad”, Unicef también propone una serie de caminos posibles para que el Estado entable otras relaciones con chicas y chicos. El organismo delineó una serie de acciones y políticas públicas, que, de aplicarse, en algunos casos podrían reforzar otras existentes y, en otros, destrabar debates legislativos, como el de la responsabilidad penal juvenil, para estipular perspectivas basadas en los derechos humanos.
-Sancionar de una ley nacional que establezca un Sistema de Justicia Juvenil Especializado, que no disminuya la edad de punibilidad y sea acorde a los estándares internacionales.
-Reforzar los sistemas provinciales de justicia penal juvenil garantizando su especialización y leyes procesales acordes.
-Fortalecer el uso de las medidas alternativas a la privación de libertad, asegurando que para los adolescentes en conflicto con la ley penal, la privación de la libertad sea el último recurso.
-Fortalecer el sistema de protección integral de derechos para prevenir el conflicto con la ley penal y para la implementación efectiva de medidas alternativas a la privación de libertad.
-Implementar sistemas de monitoreo y control de los centros de privación de libertad con el fin de prevenir la tortura y los malos tratos.
-Destinar recursos y esfuerzos a la prevención del conflicto con la ley penal incluyendo la prevención de la reiteración de hechos delictivos.
-Definir estrategias orientadas a la reinserción social para facilitar la inclusión de los adolescentes en un proyecto de vida alejado del delito.
-Diseñar e implementar un sistema de información nacional sobre niños, niñas y adolescentes en conflicto con la ley penal para poder dimensionar el fenómeno y diseñar políticas públicas pertinentes y eficaces.
*Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)