Venezuela: No es tiempo de chácharas, sino de solucionar la grave crisis/ Venezuela não quer mais desculpas: é hora de solucionar a grave crise

(180528) -- CARACAS, mayo 28, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 22 de mayo de 2018, del presidente venezolano, Nicolás Maduro, reaccionando durante el acto en el que es proclamado como presidente para el periodo 2019-2025, en la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE), en Caracas, Venezuela. El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela proclamó el martes a Nicolás Maduro como presidente reelecto con 6,224,040 votos, lo que representa el 67.81 por ciento de respaldo de votantes, en la elección presidencial realizada el domingo 20 de mayo. La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, entregó a Maduro el acta de proclamación como presidente de Venezuela para un periodo de 6 años (2019 -2025). Con el 99.05 por ciento de actas transmitidas, lo que representa 9,368,035 votos escrutados y 46.08 por ciento de participación electoral, el CNE adjudicó la presidencia de Venezuela a Maduro. (Xinhua/Zurimar Campos/AVN) (da)(rtg)
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Aram Aharonian|

Con una holgada victoria, el presidente Nicolás Maduro, logró su reelección en un escenario dramático, de guerra económica, con un pueblo carente de alimentos, medicinas, transporte público, dinero en efectivo, con la impunidad de una galopante corrupción, y atemorizado por las amenazas de intervención extranjera.

Pero igual salió a votar. La victoria del 20 de mayo es el cuarto cheque en blanco que el pueblo le expide al sistema político para que haga lo que debe hacer. Es un voto de confianza, expedido en duras y amargas condiciones de escasez e inseguridad, suscrito para que se las resuelva, y no para que se las ignore o sirvan como promesas de la próxima campaña, señala Luis Britto García, el mayor intelectual venezolano.

Britto hace una serie de señalamientos al gobierno y señala que el repunte del crudo a 67,15 dólares por barril vuelve a dotar de piso económico para recuperar la producción, y de medios para asegurar un presente tolerable y un espléndido futuro. Cuando el gobierno se muestra incapaz de atender las demandas de los gobernados, la crisis económica y social deviene crisis política, dice.

“No puedo aquí engañar a nadie, (las sanciones) nos van a crear graves dificultades, dolorosas dificultades que vamos a enfrentar paulatinamente y las vamos a superar y las vamos a derrotar”, dijo el reelecto presidente Nicolás Maduro en su mensaje ante la Asamblea Constituyente, donde colgó el triunfalismo por un rato para aceptar el predecible agravamiento de la situación económica y social.

“Vengo con el espíritu del futuro, de la construcción de lo nuevo, Venezuela necesita un nuevo comienzo en revolución, con revolución y para hacer revolución, escuchemos bien el clamor de un pueblo y también sus silencios (¿el 54% que no ejerció su voto), aprendamos a escuchar los silencios y el clamor del pueblo”, agregó.

Según los datos oficiales votó el 46%, bastante menos que lo tradicional para ese país, pero en un nivel semejante al que tuvieron las últimas elecciones de Chile y Colombia. En estas elecciones el bolivarianismo perdió unos dos millones de votos respecto a sus mejores elecciones, de los años 2012 y 2013.

La liberación del espía

Joshua Holt fue recibido por el presidente Donald Trump en la Casa Blanca (AFP)La liberación del espía estadounidense Joshua Holt se oficializó tras una reunión entre Maduro y el republicano Bob Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, tras meses de negociaciones con congresistas estadounidenses (Dick Durban, Caleb McCarry, entre otros), y parece dibujar un nuevo momento en las tensas relaciones binacionales. McCarry y Maduro integraron hace 16 años el Grupo de Boston de legisladores de ambos países, tras el golpe de 2002.

La medida -con la cual Venezuela obtiene tiempo político-, se enmarca en la primera línea de acción anunciada por y corresponde al inicio de un nuevo proceso de diálogo, y sucede a la expulsión del encargado de negocios, Todd Robinson, y del jefe político de la embajada, Brian Naranjo, como respuesta a nuevas sanciones de la Administración Trump.

La liberación de Holt, que se logra por el tácito reconocimiento de la legalidad del gobierno venezolano, parece haber logrado un freno parcial de las nuevas acciones coercitivas que se anunciaban como respuesta inmediata al triunfo electoral de Maduro y que suponían presiones contra Rusia y China.

La sorpresiva negociación alcanzó al senador Marco Rubio, furibundo anticubano y antivenezolano, al secretario de Estado Mike Pompeo, y hasta al vicepresidente Mike Pence, quienes tomaron distancia de Corker afirmando que las sanciones seguirían, quizá sorprendidos por la creación de un canal alternativo fuera de su control. La negociación de Corker desplazó del escenario a los viajeros opositores, que intentan fungir como mediadores (con Washington), y a sus financistas y guionistas.

Las líneas de Maduro, ¿y el proyecto?

“Lo primero que llamo es a la transformación del liderazgo de la Revolución…  No estamos haciendo lo suficiente, no lo estamos haciendo bien… Hace falta una gran rectificación profunda, un aprendizaje profundo, hacer las cosas de nuevo y mejor más allá de la consigna, del aplauso, no estamos haciendo las cosas bien y tenemos que cambiar este país, pero tenemos que empezar por nosotros”, dijo Maduro en su discurso ante la ANC. Algunos de los presentes se mostraron nerviosos..

Una vez reelecto, Maduro parece decidido a afianzar su liderazgo marcando distancia de la figura de Hugo Chávez, lo quedó evidente en una campaña electoral deschavizada y no sería nada sorpresiva que haga cambios en el gabinete y otros espacios de poder, abriéndola la puerta a la generación de su hijo del mismo nombre, y dejar de usar la herencia del Comandante.

Y esbozó seis líneas, el anuncio de otro catálogo de buenas intenciones que parece más un maquillaje que un cambio radical, que un gran viraje hacia un proyecto desconocido. La primera, la del diálogo nacional y la pacificación, y la segunda de avance hacia un acuerdo económico con los sectores empresariales y productivos, públicos, mixtos y privados para lograr la estabilización de la economía (¿con quién, para qué?). Ambos debieran mostrar elementos tácticos, claros, para el mediano plazo, que permitan respirar a la ciudadanía y marquen un sendero a seguir que conduzca hacia la luz al final un túnel en apagón.

Para conjurar los peligros de la situación nacional y las amenazas externas es necesario construir un esquema de cohabitación entre los factores en pugna por el poder, ya que ninguno de ellos dispone de la fuerza suficiente para ser considerado como hegemónico ni está en condiciones de plasmar un programa de largo plazo. Las circunstancias obligan, por lo tanto, a retomar la negociación, señala el politólogo Leopoldo Puchi.

Pero le corresponde al gobierno desatar los nudos explosivos de la economía y la política, impulsando la producción nacional en el área industrial y agrícola y detener la hiperinflación a través de un programa macroeconómico que incluya la autorización para que el sector privado utilice sus divisas para la importación de insumos y bienes de consumo, añade.

La tercera línea de acción propone “una lucha renovada y frontal contra todas las formas de corrupción y por el surgimiento de una nueva ética”, que debiera comenzar por investigar la extracción de 600 mil millones de dólares del Estado hacia cuentas privadas en el exterior. La cuarta línea se refiere a medidas sociales necesarias, que buscan ayudar al pueblo a sobrellevar la carga de las dificultades, como el Carnet de la Patria y el programa Hogares de la Patria., o sea la insistencia en soluciones paliativas y no estructurales

La quinta línea -que cuando Chávez era siempre la primera- es la Defensa de Venezuela, y dejó la duda si era considerado un problema político o militar. La sexta línea se refiere a buscar el socialismo para consolidar la paz del pueblo, que parece ser expuesta para complacer a aquellos sectores, nacionales y latinoamericanos, que reivindican volver a ese camino.

Mientras Maduro convoca a “una nueva jornada de diálogo permanente y de reconciliación” con todos los sectores políticos, sociales y económicos del país; Henri  Falcón, en un segundo lejano lugar, cuestiona y desconoce el proceso electoral, dando así, tardíamente, la razón a la estrategia abstencionista de la oposición.

Para algunos la abstención es una suerte de marginación, pero puede obedecer a la conducta electoral más o menos previsible de la oposición; y también al crítico contexto en el cual se realizan los comicios, donde se encuentran  las causas del descenso del voto por Maduro.

¿Tropicalismo?

A muchos, sobre todo en el exterior, es inexplicable que, en medio de la actual situación, haya sido reelecto maduro, cuando Venezuela tiene una hiperinflación que –este mes- ronda el 13.000% anual, faltan alimentos y medicamentos, se produce un desangramiento diario por la emigración, en busca de nuevos horizontes.

El triunfo de Maduro fue posible por un pueblo que resistió al Golpe de Estado de 2002; que, a pesar de todos los errores, fue formado en la mística de construir otra realidad con mayor dignidad y a la que no está dispuesto a renunciar.

Ese pueblo ahora no acepta que los sectores dominantes y/o el poder del imperialismo derroten la autoestima construida, y le dio a los actuales gobernantes una última oportunidad para que se desprendan de quienes vienen dañando su sacrificio, haciendo realidad los sueños que todavía los mantienen en pie.

El Gobierno va a tratar de mostrar acciones de cambio para rescatar algo de confianza interna, y para ello no basta otra declaración del Presidente quien, obviamente, va a tratar de mostrar cambios, profundos o cosméticos -él y sus asesores sabrán-, en busca de los equilibrios políticos internos y el respeto en la relación internacional.

Y Maduro corre con una gran ventaja: no tendrá elecciones presidenciales por seis años y medio, lo que a él le debiera dar tranquilidad para esbozar un proyecto en el tiempo. Pero, por el otro lado, ni el chavismo no madurista ni la oposición podrán apostar a una estrategia electoral, y ahí es que surgen los fantasmas.

Si el pueblo no percibe soluciones en el corto y mediano plazo, la presión puede llegar a ser muy grande, capaz de fracturar al bolivarianismo civil y castrense y, con una opción electoral clausurada, obligaría a buscar otras soluciones.

La generación de relevo

Resultado de imagen para nicolas maduro hijoDe los 31 ministerios con que cuenta actualmente el Ejecutivo, muy probablemente Maduro cambie a muchos de sus titulares, para marcar su distancia del chavismo, lo que no significará mucho sin un proyecto coherente. La gente reclama gente nueva, que no necesariamente deben ser del Movimiento Somos Venezuela MSV), creado por Maduro en esta etapa de superación del chavismo, según le propusieron sus asesores extranjeros.

Las informaciones desde el palacio Miraflores hablan de nepotismo, con el nombramiento de Nicolás Maduro Guerra, hijo de presidente, en el despacho de la Presidencia o en la cartera de Juventud y Deporte, para el cual también se postulan Alexander Vargas y la cantautora y actual constituyente Rodbexa Poleo.

Integrantes del MSV, son las hermanas Luz María y Carolina Escarrá, hijas del fallecido jurista y diputado Carlos Escarrá, y aspiran a altos cargos en la Cancillería, mientras Ricardo Sánchez, convertido no hace mucho al chavismo y Carlos Vargas, Superintendente de la Criptomoneda, son evaluados para ocupar la cartera de Economía y Finanzas, hoy en manos de una ficha de Maduro, Simón Zerpa.

El portal supuestonegado.com, señala que Winston Vallenilla (Presidente de Tves), Roberto Mesutti (titular de la Casa del Artista) y Roque Valero, actual constituyente, son candidatos al ministerio de Cultura, mientras que Orlando Camacho, vocero de los empresarios que apoyan a Maduro desde 2013, desea la cartera de Industria y Comercio.

Dos nombres importantes en el armado de MSV son los hermanos Rodríguez, Jorge y Delcy. Tras ser presidente del Consejo Nacional Electoral y alcalde de Caracas por dos períodos, recién entró al gabinete presidencial con su nombramiento en la cartera de Comunicación. Delcy, presidenta de la Asamblea Constituyente y excanciller…y también presidenta del MSV, puede aspirar a ocupar la Vicepresidencia ejecutiva, ubicándose en el primer escalón de la sucesión presidencial.

Las áreas estratégicas y las Fuerzas Armadas

Once de los 31 ministerios -de áreas estratégicas como alimentación; construcción de Resultado de imagen para venezuela ministros militaresviviendas y obras de gran envergadura; energía (eléctrica, petrolera, minas) y transporte- están controlados por militares, tanto activos como retirados: Despacho, Interior y Justicia, Defensa, Agricultura y tierras, Pesca y acuicultura, Hábitat y vivienda, Ecosocialismo, Petróleo, Obras públicas, Transporte terrestre, Electricidad.

Una de las preguntas sin respuesta por ahora es si dará Maduro más protagonismo y poder al ala militar en el gobierno. Se habla del general Carlos Osorio en la Vicepresidencia, lo que marcaría la presencia castrense en el área política y la posibilidades de que otras áreas estratégicas, como Economía y Desarrollo minero también queden en manos militares.

¿Quién es la oposición?

El pueblo votó – dice Carlos Manuel Rodríguez- esperando propuestas del presidente reelecto para solucionar los ingentes problemas ocasionado por la guerra económica, los errores cometidos durante 2014-2018 y las debilidades del gobierno para avanzar en el proceso revolucionario (profundizar las transformaciones económico-sociales) y en lo referido a la soberanía popular, fortalecimiento político, pero sobre todo para establecer mecanismos que impulsen la seguridad agroalimentaria, de salud, industrial y personal.

No votó, agrega, para seguir oyendo chácharas, discursitos latosos, sin ofertas reales ni concretas, sin propuestas que permitan abordar desde ya los problemas y elaborar sus soluciones de manera pronta y efectiva; ni para que sigan los mismos burócratas enriqueciéndose con los dólares del pueblo, derrochando el erario público, disfrutando de lujos, hoteles suntuosos, altas comisiones sin que se vea los resultados a su gestión.

“El liderazgo de la Mesa de Unidad Democrática tiene 19 años de fracasos”, sentenció el joven dirigente del partido socialcristiano Copei Pedro Pablo Fernández, retratando . fielmente el proceso de reveses y derrotas de los partidos y dirigentes de oposición, sin atisbo de esfuerzo o interés alguno por la reflexión y la autocrítica, dependientes de las orientaciones del exterior.

Va a ser difícil superar la desarticulación de la oposición que, sostenida por Washington, Bogotá y Madrid, desplegó un feroz golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez en 2002 y una desestabilización terrorista desde 2014, que duró varios meses y que significó muchos muertos. Esa oposición quedó totalmente a merced de las decisiones de sus padrinos, patrocinantes, guionistas y financistas externos (el gobierno estadounidense, la OEA, el Grupo de Lima, sectores de la Unión Europea).

Y cuando se creía que Henry Falcón podían conformar un nuevo liderazgo en la oposición, asumieron posiciones que buscan el perdón de la MUD. Los espacios están abiertos, pero el liderazgo opositor está vacío y, quizá por eso, tienen una oportunidad los outsiders, los líderes nuevos que los viejos dinosaurios no dejan aparecer.

El pueblo está cansado y su paciencia tiene un límite, como lo demostró en 1989 cuando salió a la calle contra el ajuste del FMI y Carlos Andrés Pérez… y cuando el 13 de abril de 2002 tomó nuevamente las calles para exigir que los golpistas restituyeran a su presidente constitucional. Ese pueblo que aún recuerda que Chávez los hizo sujetos de política (y no meros objetos de ella), no va a esperar seis años y medio: puede decir basta en cualquier momento.

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Mágister en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

EN PORTUGUES

Venezuela não quer mais desculpas: é hora de solucionar a grave crise
 
Por Aram Aharonian

Com a folgada vitória eleitoral do dia 20 de maio, o presidente Nicolás Maduro conseguiu sua reeleição, apesar de um cenário dramático que mescla guerra econômica, um povo carente de alimentos, remédios, transporte público e, circulação de dinheiro, sem contar a impunidade de uma corrupção galopante e o temor pelas ameaças de intervenção estrangeira.

Mesmo com tudo isso, esse povo foi às urnas. “O triunfo madurista é o quarto cheque em branco que a sociedade entrega ao sistema político, para que faça aquilo que se deve fazer. É um voto de confiança, expedido em duras e amargas condições de escassez e insegurança, na esperança de que isso finalmente se resolva, e não para que sejam ignoradas e logo se tornem promessas repetidas na próxima campanha”, comenta Luis Britto García, o maior intelectual venezuelano.

Britto faz uma série de indicações ao governo, entre elas o fato de que o aumento da cotação do barril de petróleo a 67,15 dólares dá ao governo os recursos econômicos suficientes para planejar uma recuperação da produção, o que poderia (e deveria) assegurar um presente aceitável e um esplêndido futuro. “Quando o governo se mostra incapaz de atender as demandas dos governados, a crise econômica e social se transforma em crise política”, analisa.

“Não posso enganar ninguém, (as sanções econômicas impostas pelos Estados Unidos) criarão graves dificuldades, dolorosas dificuldades que vamos a enfrentar e superar paulatinamente, mas não tenham dúvidas de que vamos derrotar todas essas adversidades”, disse o reeleito presidente Nicolás Maduro em sua mensagem para a Assembleia Nacional Constituinte (ANC), onde abandonou um pouco o triunfalismo para aceitar o previsível agravamento da situação econômica e social.

“Venho com o espírito do futuro, da construção do novo. A Venezuela necessita um novo começo em revolução, com a revolução e para fazer mais revolução, escutamos bem o clamor de um povo e também seus silêncios (foram 54% os que não exerceram seu voto), aprendamos a escutar os silêncios e o clamor do povo”, agregou.

Segundo os dados oficiais, apenas 46% dos eleitores votaram, bastante menos que o tradicional para este país, mas em um nível semelhante ao observado nas últimas eleições do Chile e da Colômbia. Outro dado significativo é que o bolivarianismo perdeu cerca de dois milhões de votos em comparação com seus melhores resultados, nos anos de 2012 e 2013.

A liberação do espião

A liberação do espião estadunidense Joshua Holt se oficializou após uma reunião entre Maduro e o republicano Bob Corker, presidente do Comitê de Relações Exteriores do Senado, após meses de negociações com congressistas estadunidenses (Dick Durban, Caleb McCarry, entre outros), e parece desenhar um novo momento nas tensas relações binacionais. Anos atrás, McCarry e Maduro integraram o chamado Grupo de Boston, conformado por legisladores de ambos os países após o golpe de Estados contra Hugo Chávez, em abril de 2002.

A medida – com a qual a Venezuela ganha tempo político –, marca o início de um novo processo de diálogo, depois da expulsão de Todd Robinson (encarregado de negócios, Todd Robinson) e de Brian Naranjo (chefe político da embaixada), como resposta às novas sanções aplicadas pelo governo de Donald Trump.

A liberação de Holt, que se estabelece a partir do tácito reconhecimento da legalidade do governo venezuelano, parece ser um freio parcial às novas ações coercitivas que se anunciavam como resposta imediata ao triunfo eleitoral de Maduro e que supunham pressões contra a Rússia e a China.

A surpreendente negociação afetou o senador Marco Rubio, furibundo anticubano e antivenezuelano, o secretário de Estado Mike Pompeo e até o vice-presidente Mike Pence, que tomaram distância de Corker, afirmando que as sanções continuarão vigentes, talvez surpreendidos pela criação de um canal alternativo fora de seu controle. A negociação de Corker tirou do cenário os desesperados opositores venezuelanos, que atuam praticamente como representantes de Washington no país, e vivem de agradar seus financiadores e roteiristas.

As prioridades de Maduro, e o projeto?

“A primeira coisa que busco é a transformação das lideranças dentro da Revolução Bolivariana. Não estamos fazendo o suficiente. Falta uma retificação mais profunda, uma aprendizagem profunda, fazer as coisas de novo e melhor, independente da consignas e do aplauso. Não estamos fazendo as coisas bem e temos que mudar este país, começando por nós mesmos”, disse Maduro em seu discurso para a ANC, deixando alguns dos presentes nervosos.

Uma vez reeleito, o mandatário se mostrou decidido a afiançar sua liderança, marcando ainda mais distância da figura de Hugo Chávez, o que ficou evidente numa campanha eleitoral deschavizada, e não seria estranho que faça mudanças em seu novo gabinete e em outros espaços de poder, abrindo a porta à geração de seu filho e deixando de usar a herança do Comandante.

Maduro esboçou seis linhas de atuação. Um catálogo de boas intenções que parece mais uma maquiagem de uma mudança radical que uma grande mudança na direção de um projeto novo, porém desconhecido. A primeira é a linha do diálogo nacional e da pacificação. A segunda é a do avanço das negociações para um acordo econômico com os setores empresariais e produtivos, públicos, mistos e privados, para buscar a estabilização da economia (com quem e para que?). Ambos os objetivos deveriam considerar elementos táticos claros a médio prazo, que permitam à cidadania respirar, além de marcar um caminho a seguir e encontrar a luz no fim do túnel.

“Para driblar os perigos da situação nacional e as ameaças externas, é necessário construir um modelo de coexistência entre grupos em conflito pelo poder, já que nenhum deles dispõe de força suficiente para ser considerado como hegemônico, nem está em condições de impulsar um programa de longo prazo. As circunstâncias, portanto, obrigam a retomar a negociação”, comenta o analista político Leopoldo Puchi.

“Contudo, é dever do governo desatar os nós explosivos da economia e da política, fortalecendo as políticas voltadas ao crescimento da produção nacional nas áreas industrial e agrícola, e conter a hiperinflação através de um programa macroeconômico que inclua uma autorização para que o setor privado utilize suas divisas para a importação de insumos e bens de consumo”, agrega o acadêmico.

A terceira linha de ação propõe “uma luta renovada e frontal contra todas as formas de corrupção e pelo surgimento de uma nova ética”, que deveria começar pela investigação de 600 bilhões de dólares desviados do Estado para contas privadas no exterior. A quarta linha se refere a medidas sociais necessárias, que buscam ajudar o povo a enfrenta as dificuldades. Medidas como o Documento da Pátria (novo documento de identidade que também supõe um acesso mais simples aos programas sociais) e o programa de moradias Lares da Pátria. Contudo, ambos os projetos significam uma insistência em soluções paliativas, e não estruturais.

A quinta linha – que quando Chávez governava era sempre a primeira – é a defesa da Venezuela, e as palavras do presidente a respeito deixaram a dúvida sobre se ele a considerava um problema político ou militar. Finalmente, sexta linha se refere a buscar o socialismo para consolidar a paz do povo, que parece ter o objetivo de satisfazer aqueles setores, nacionais e latino-americanos, que reivindicam voltar a esse caminho.

Enquanto Maduro convoca “uma nova jornada de diálogo permanente e de reconciliação” com todos os setores políticos, sociais e econômicos do país, o seu concorrente nas eleições de maio, Henri Falcón – que terminou em um distante segundo lugar na votação – questiona e desconhece o processo eleitoral, dando razão, tardiamente, à estratégia abstencionista da oposição.

Para alguns, a abstenção é uma espécie de marginação, mas pode obedecer à conduta eleitoral mais ou menos previsível da oposição, e também ao crítico contexto no qual se realizaram as eleições, onde se encontram as causas da queda de votos por Maduro.

A berlinda de Maduro

Para muitos, sobretudo no exterior, é inexplicável que, em meio à atual situação, Maduro tenha conseguido se reeleger, com uma Venezuela que enfrenta hiperinflação – a qual ronda os 13000% neste mês – e falta de alimentos e medicamentos, o que produz uma imigração em busca de novos horizontes.

O triunfo de Maduro foi possível porque o povo que resistiu ao Golpe de Estado de 2002, apesar dos erros de Maduro nos últimos anos, foi formado com a partir da mística de construir outra realidade com maior dignidade, a qual não está disposto a renunciar.

Esse povo não aceita que os setores economicamente dominantes, ligados ao poder do imperialismo derrotem a autoestima construída, e por isso deu aos atuais governantes uma última oportunidade para tornar realidade os sonhos que ainda mantêm de pé.

O governo tenta mostrar ações de mudança para resgatar algo da confiança interna, e para isso não basta outra declaração do presidente, que obviamente quer mostrar mudanças, sejam elas profundas ou cosméticas – ele e seus assessores sabem quais são quais –, em busca dos equilíbrios políticos internos e do respeito em termos de relações internacionais.

Maduro agora tem uma grande vantagem nesse sentido: não terá eleições presidenciais nos próximos seis anos e meio, o que deveria dar a ele tranquilidade para esboçar um projeto de mais longo prazo. Mas, por outro lado, nem o chavismo não madurista e nem a oposição poderão apostar em uma estratégia eleitoral, e é aí que surgem os fantasmas.

Se o povo não sentir que as soluções estão chegando no curto e médio prazo, a pressão pode chegar a ser muito grande, capaz de fraturar o bolivarianismo civil e militar, o que, com a falta de uma opção eleitoral, obrigaria a buscar outras soluções.

A geração que recebe o bastão

Dos 31 ministérios com os quais o Executivo conta atualmente, é muito provável que Maduro mude muitos dos titulares do seu time, para marcar mais distância do chavismo, o que não significará muito se isso não é acompanhado de um projeto coerente. A sociedade pede gente nova no poder, que não necessariamente deve ser do Movimento Somos Venezuela (MSV), criado por Maduro nesta etapa de superação do chavismo por sugestão de seus assessores estrangeiros.

As informações que chegam do Palácio de Miraflores falam de nepotismo, com a nomeação de Nicolás Maduro Guerra (filho do presidente) para uma assessoria ligada à Presidência ou uma subsecretaria de Juventude ou de Esportes, cargos que também tem como fortes candidatos dois grandes aliados do mandatário: o ex-jogador de basquete Alexander Vargas e a cantora e compositora Rodbexa Poleo.

Integrantes do MSV, as irmãs Luz María e Carolina Escarrá, filhas do falecido jurista e deputado Carlos Escarrá, aspiram a altos cargos na diplomacia, enquanto ex-dirigente estudantil Ricardo Sánchez – convertido ao chavismo há pouco tempo – e Carlos Vargas, um dos responsáveis pelo projeto da criptomoeda – são avaliados para ocupar os ministérios de Economia e Finanças, que hoje está nas mãos de Simón Zerpa, um dos maiores aliados de Maduro.

O portal Supuestonegado.com afirma que Winston Vallenilla (presidente do Canal televisivo TVES), Roberto Mesutti (presidente da associação Casa do Artista) e Roque Valero, atual deputado constituinte, são candidatos ao ministério da Cultura, enquanto Orlando Camacho, porta-voz dos empresários que apoiam Maduro desde 2013, deseja liderar o Ministério de Indústria e Comercio.

Dois nomes importantes dentro do MSV são os irmãos Rodríguez, Jorge e Delcy. Após ser presidente do Conselho Nacional Eleitoral e prefeito de Caracas por dois períodos, Jorge acaba de entrar ao gabinete presidencial, nomeado para o Ministério de Comunicação. Delcy, presidenta da Assembleia Nacional Constituinte e ex-chanceler, além de ter sido também presidenta do próprio MSV – pode aspirar a ocupar a vice-presidência executiva, colocando-se na primeira posição dentro da linha de sucessão presidencial.

As áreas estratégicas e as Forças Armadas

São 11, entre os 31 ministérios – ligados a áreas estratégicas, como alimentação, construção de moradias e obras de grande envergadura, transporte e energias elétrica, petroleira e mineira –, que estão controlados por militares, tanto alguns ativos e outros reformados: Planejamento, Interior e Justiça, Defesa, Agricultura e Terras, Pesca, Habitação, Eco Socialismo, Petróleo, Obras Públicas, Transporte Terrestre, Eletricidade.

Uma das perguntas sem resposta é se Maduro dará mais protagonismo e poder à ala militar no governo. Fala-se sobre a possibilidade do general Carlos Osorio assumir a vice-presidência, o que marcaria a presença castrense na área política e a possibilidade de que outras áreas estratégicas, como Economia e Desenvolvimento mineiro também fiquem nas mãos dos militares.

Quem é a oposição?

O povo votou esperando propostas do presidente reeleito para solucionar os urgentes problemas ocasionado pela guerra econômica, pelos erros cometidos durante 2014-2018 e as debilidades do governo para avançar no processo revolucionário (aprofundar as transformações econômicas e sociais) e no que se refere à soberania popular, fortalecimento político, mas sobretudo para estabelecer mecanismos que impulsem a segurança agroalimentar, a indústria, a saúde e as demais necessidades das pessoas.

O povo não votou para seguir ouvindo desculpas, discursinhos arrastados e sem ofertas reais e nem concretas, sem propostas que permitam combater desde já os problemas e elaborar soluções de forma eficiente e com resultados que ao menos mostrem avanços no curto prazo. Tampouco votou para que os mesmos burocratas sigam enriquecendo como os dólares do povo, desperdiçando dinheiro público, desfrutando de luxos, hotéis suntuosos e altas comissões, e sem que se veja resultados em sua gestão.

“A liderança da Mesa de Unidade Democrática (MUD, principal coalizão opositora) acumula 19 anos de fracassos”, sentenciou Pedro Pablo Fernández, um jovem dirigente do Partido Social Cristão, retratando fielmente o sentimento desse setor após a série de derrotas dos partidos e dos dirigentes da oposição, que evitam fazer qualquer reflexão ou autocrítica, dependentes das orientações que vêm do exterior.

Será difícil superar a desarticulação da uma oposição que se acostumou a vive sustentada financeira e discursivamente por Washington, Bogotá e Madrid, que impulsou um feroz golpe de Estado (fracassado) contra o presidente Hugo Chávez em 2002 e um plano de desestabilização terrorista desde 2014, que durou vários meses e significou muitas mortes, situação da qual o povo venezuelano é consciente. Essa oposição está totalmente à mercê das decisões dos seus padrinhos, patrocinadores, roteiristas e financiadores externos: o governo estadunidense, a Organização dos Estados Americanos (OEA), o Grupo de Lima e setores da União Europeia.

E quando se pensava que Henry Falcón podia conformar uma nova liderança na oposição, assumiram posições que buscam o perdão da MUD. Os espaços estão abertos, mas a liderança opositora está vazia, e talvez por isso os chamados outsiders começam a ganhar uma oportunidade, que os velhos dinossauros tentam impedir.

O povo está cansado e sua paciência tem um limite, como demonstrou na crise de 1989, quando foi às ruas contra o ajuste imposto pelo FMI e aceito pelo presidente Carlos Andrés Pérez, e novamente em abril de 2002, quando voltou às ruas para exigir que os golpistas restituíssem o presidente constitucional Hugo Chávez. Esse povo, que ainda recorda como Chávez os tornou sujeitos da política, e não meros objetos dela, não vai esperar outros seis anos e meio. Pode dizer basta a qualquer momento.

Aram Aharonian é jornalista e comunicólogo uruguaio, fundador do canal TeleSur e presidente da Fundação para a Integração Latino-Americana (FILA)

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