Macri, de líder mundial a gato cascoteado
Juan Guahán|
Terminó la reunión del G-20 y durante un par de días el presidente argentino Mauricio Macri, rodeado de varios líderes mundiales, sintió que él y el país que preside eran el “centro del mundo”. Pero, una semana después, aparece la dura realidad y las cosas vuelven a su lugar.
Antes de pasar a explicar cómo fue esa transformación de parecer un “líder” a ser nuevamente cascoteado caben algunas consideraciones sobre lo que pasó en la trastienda del G 20.
En medio de una crisis peligrosa se cuidaron los gestos
En términos generales, los gestos de los principales protagonistas de la crisis fueron más medidos y cuidadosos. Todos eran conscientes que estaban haciendo equilibrios sobre una cuerda floja. Hasta el provocador Donald Trump, sin dejar de lado su histrionismo, trató de “no pasarse de la raya”. Hubo hechos que lo pintan de cuerpo entero y de cómo combinó esa voluntad de irritar a sus colegas con la necesidad de evitar que las cosas se desmadren del todo.
En este sentido hubo tres hechos que sintetizan esa actitud: No fue a la reunión “reservada” con los demás integrantes para dejar sentada su diferenciación pero evitando un choque directo; no abandonó la “Cumbre” y firmó el documento conjunto haciendo una reserva de cuestiones en las que no acordaba y la mediación utilizada para agredir a China, a través de Macri, diciendo que en la reunión entre ambos se habló del carácter “depredador” de los chinos, cuestión negada por la Cancillería Argentina.
Sobre la Declaración Final, si bien fue “lavada” hubo “Declaración”, con lo cual se evitó que ese fracaso fuera el símbolo de la reunión. Tres de los principales temas actuales aparecieron en ese texto. Ellos eran: el debate sobre el comercio internacional; la política de protección al medio ambiente y las políticas migratorias.
Por último, fuera de la agenda de la Cumbre, la tregua comercial pactada -por 90 días- en el “Acuerdo de Buenos Aires” entre los Presidentes de China y los Estados Unidos pareció ser un aire nuevo que podría refrescar el pesado clima de la situación internacional. Sin embargo acontecimientos, que se produjeron inmediatamente después, a los que ya nos referiremos, tiraron a la basura esa posibilidad.
En síntesis el G 20, que fue un instrumento válido para traer alivio en la crisis financiera del año 2008 evitando un colapso de la economía mundial, pasó por Buenos Aires, con pompa, pero sin pena, ni gloria y el mundo siguió andando…
Los resultados del G20 para Argentina
Argentina participa casi como un “colado” en el G 20, dado que su economía es superada por varios países ausentes que son superiores, en volumen y peso, a la nuestra. Sin embargo su carácter de gran productor y abastecedor de alimentos le da ese aire de importancia que le permite ser parte de este Foro.
Es por eso que Argentina, más allá de las 17 reuniones bilaterales celebradas y de los variados convenios y gestos de buena voluntad (para las fotos), no consiguió logros significativos en ese evento. Muy posiblemente, lo más importante haya sido el conjunto de acuerdos posteriores con el presidente de China, que continuó su estadía como “visitante oficial”.
Allí se formalizó el acuerdo para algunas inversiones y un nuevo swap, lo que elevó a 19 mil millones de dólares el monto que los chinos le han prestado con ese mecanismo y en yuanes. Esto sirve para pagar lo que China vende a Argentina y eventualmente cambiarlos por dólares en el mercado financiero.
El clima creado en torno a ese foro mundial y su correcto desarrollo despertaron, en algunos analistas y en las horas subsiguientes, la idea que Argentina podría cosechar frutos importantes del mismo. Una mejora en la cotización de las acciones argentina en diferentes Bolsas de Valores pareció dar la razón a quienes tenía esa idea.
Sin embargo, al terminar la semana el país cerró con un “riesgo país” que superó largamente los 700 puntos. Eso hace que cualquier préstamo de la banca internacional de Occidente tenga una tasa del 10% (en dólares) muy por encima del 6% al que pueden acceder los .países vecinos. Eso muestra que el gobierno no estuvo en condiciones de sostener ese efecto positivo más allá de algunas horas de euforia.
Esa debilidad se traslada al campo político donde Macri no sólo debe soportar las reiteradas movilizaciones contra sus políticas y recurrentes derrotas parlamentarias a que lo somete la oposición, sino que –a todo ello- se le agregan los desaires internos como el reciente de la gobernadora de Buenos Aires, maría Eugenia Vidal, vista por algunos como la posible sucesora de Macri.
Ésta no solo no adhirió a los polémicos protocolos de seguridad planteados por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich (quiej pareciera también aspirar a suceder a Macri), sino que está jugando con la idea –catastrófica para Macri- de separar las elecciones de la Provincia de Buenos Aires, de las nacionales. De concretarse esa perspectiva ella afectaría gravemente las posibilidades electorales de Macri para las elecciones de octubre 2019.
Es por eso que Macri, que se exhibiera como un “líder mundial” hace pocos días, vuelva a lucir bajo el despectivo y callejero apodo de “gato” (algo reservado –en el imaginario popular- para quien hace un trabajo subordinado a los intereses de otro). En este caso “cascoteado” desde distintas orillas de muchos de sus propios aliados y amigos.
Pedido de detención de Rocca: lo que puede esconder
Por el tema de los “Cuadernos de la corrupción” (supuestas corrupción del gobierno anterior) los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo han solicitado la detención de Paolo Rocca, presidente de la empresa Techint. Se trata del empresario más poderoso de la Argentina. No debe extrañar que, en medio de la guerra comercial y cuando EEUU. y China pelean por el acero, se está pidiendo la detención del presidente de una acería radicada en el país y que compite mundialmente.
Los principales empresarios del país ya advierten que vienen por ellos. Imaginan que piensan quedarse con sus empresas a precio vil, para seguirlas explotando o para cerrarlas y mejorar la situación de las propias, con sede en los países centrales. Temen que la historia de los “Cuadernos”, más allá de la desgraciada y reiterada realidad que muestran, sea parte de una trama destinada a liquidarlos.
En el mismo sentido están atemorizados cuando piensan que las políticas del FMI estén orientadas en la misma dirección. Las altísimas tasas de interés los colocan ante escenarios donde sus empresas no pueden competir con las extranjeras que consiguen créditos baratos en sus países de origen.
Por cierto que los avances sobre estos empresarios no están destinados a favorecer a los trabajadores de esas empresas, ellos son una nueva vuelta de rosca en el camino de la concentración, extranjerización y destrucción de la economía.
Arde París: no aceptan ganar «solo» cuatro veces más que los argentinos
Mientras el Presidente de Francia –Emmanuel Macron- se ponía el traje de progresista en Buenos Aires, visitando librerías y rindiendo un homenaje a los desaparecidos, París ardía. Los franceses se habían enojado por un incremento en el precio de la nafta (gasolina).
Parisinos de distintos origen e identidad, con unos llamativos chalecos amarillos -que no eran los del PRO de Mauricio Macri y compañía- se pasearon por los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo, símbolos geográficos del París añorado por la intelectualidad de estas tierras y le prendieron fuego a cuanto objeto encontraron a su paso.
Si bien las comparaciones, en materia de cuestiones sociales, siempre corren el riesgo de recoger solo una parte de la verdad, no está de más analizar algunos elementos de la realidad francesa y la argentina.
Ciertamente que el aumento de la nafta fue el detonante de una serie de políticas anti populares que ese gobierno está aplicando. Así es como la nafta aumentó –en Francia- un 16% durante este año 2018, llevándola a 1,48 euros el litro. Durante el mismo período la nafta en Argentina se incrementó en un 75%, sin embargo no hubo respuestas semejantes a las producidas por los franceses. Cabría considerar que la virulenta respuesta de los parisinos se debe al hecho que están pasando por una crítica situación económico-social.
Para considerar esa posibilidad conviene no quedarnos con un dato parcial sino comparar la relación existente entre los ingresos existentes en esa sociedad y el precio de un determinado producto, midiendo las cantidades de unidades que se puede comprar en cada uno de los países considerados.
En este caso se lo calcula tomando como referencia la nafta, un bien económicamente importante por su efecto multiplicador. El salario mínimo de Francia (1480 euros) permitiría comprar 1000 litros de nafta. En nuestro país el Salario Mínimo es 11.300 pesos, con los cuales se podrían comprar –aproximadamente- unos 221 litros de nafta “super” (a un promedio de 42 pesos el litro).
Es decir que el francés, con un ingreso mínimo, puede comprar entre 4 y 5 veces más que un argentino, de igual condición laboral. Indudablemente que a los franceses no les gustó que aumentaran la nafta bajando sus ingresos. Desde una mirada argentina podríamos decir que no les gusta ganar “solamente” 4 veces más que nosotros y se rebeló, logrando que el gobierno diera marcha atrás a la medida tomada.
Parece un dato interesante para saber cómo son las realidades de uno y otro país y las reacciones que se produjeron en uno y otro caso. Acerca de las razones por las cuales un trabajador francés puede comprar, con lo que gana, entre 4 y 5 veces más que un argentino se trata de viejas e irresueltas historias que tiene que ver con el saqueo histórico y actual y el cipayismo de gran parte de nuestros gobiernos.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)