La intervención de Trump contra Venezuela suma 5 violaciones del derecho internacional
Victoria Korn
En su empeño por derrocar al presidente venezolano Nicolás Maduro, EEUU ha hundido barcos extranjeros, ha asesinado a sus tripulaciones, ha bloqueado por aire y mar al país latinoamericano y ha secuestrado un barco. Ya suma cinco volaciones al derecho internacional

El Caribe está cerca del punto de ebullición. La última amenaza del presidente de EEUU, Donald J. Trump, al Gobierno de Venezuela, liderado por Nicolás Maduro, ha subido un grado más la presión contra el mandatario latinoamericano dejando al Caribe en estado de ebullición.
El 16 de diciembre, Trump anunció a través de su red Truth Social que, a partir de ese día, ordenaba «un bloqueo total y completo de todos los petroleros sancionados que entren y salgan de Venezuela». En el mismo mensaje aclaró que seguiría enviando barcos de guerra al Caribe hasta que Venezuela «devuelva todo el petróleo, la tierra y otros activos que anteriormente» les «robaron».
El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio dijo en rueda de prensa que el gobierno del presidente Nicolás Maduro es “intolerable para Estados Unidos”, acusándolo de cooperar con terroristas. La inmediata respuesta fue del canciller venezolano Yvan Gil, quien afirmó que el cubanoestadounidense es un “mentiroso y acomplejado” que profesa odio por América Latina y el Caribe y señaló que «pasó 14 años como senador y un año como secretario de Estado sin exhibir un solo logro en política exterior”.
Además, Gil dijo que es un experto en promover golpes de Estado, intervenciones, guerras eternas y cambios de régimen, y que pretende arrastrar a Estados Unidos por ese camino, “ignorando la opinión mayoritaria del propio pueblo estadunidense, que rechaza estas aventuras”. Gil aludía a la reciente encuesta publicada por la televisora CBS, en la que 63 por ciento de los participantes estadounidenses rechazó una guerra contra Venezuela. “Esa política ha hecho fracasar a EEUU en el mundo y ha dejado sangre y muerte en todo el planeta”, sentenció.
“La verdad ya quedó expuesta (…) Todos sus ataques y fake news buscan robar el petróleo, la tierra, los minerales y los recursos de Venezuela”, concluyó
Trump quiere el petróleo

Las constantes amenazas de invasión y ataques contra territorio venezolano que lanzan los líderes políticos estadounidenses también podrían ser consideradas una violación del derecho internacional. El artículo 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas establece que los miembros del organismo multilateral «se abstendrán de recurrir a la amenaza o a la violencia» contra un tercer país. En el caso de Venezuela, esta amenaza no solo consiste en un mensaje intimidatorio, sino de un bloqueo por mar y aire y el asesinato de casi un centenar de personas.
«Se aferran a la frase de independencia política para justificar que, si se atacara a Venezuela, no se estaría atacando su independencia, sino reinstaurando la soberanía popular». Es decir, aquella que daría el poder a la oposición, supouestamente liderada por María Corina Machado, a la que EEUU ungió como Nobel de la Paz, quizá por reclamar una intervención militar estadounidense a su país.. Esto ya se dijo en 1989 para justificar la invasión de Panamá.
Sin embargo, también hay quienes encuentran que en este mismo artículo de la Carta una justificación para que EEUU ataque Venezuela pese a que no se cumplan ninguna de las condiciones por las que la ONU permite utilizar la fuerza -en defensa propia y con el permiso del Consejo de Seguridad-. La clave se encuentra en el concepto de «independencia política» nombrado en el artículo 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas.
El bloqueo total es el último paso que Trump ha ordenado en el marco de la operación Lanza de flecha, con la que dice querer acabar con el narcotráfico en el Caribe (quizá para que se consolide en Estados Unidos) y, de paso, acabar con el gobierno de Nicolás Maduro, como no pudo con su antecesor Hugo Chávez. El anuncio fue acompañado de un despliegue militar en las aguas de Centroamérica, seguido de varios ataques contra barcos y tripulaciones extranjeras, en violaciones al derecho internacional.
El pasado 2 de septiembre, EEUU anunció que había lanzado un ataque con misiles contra un navío que, según Trump, había salido desde Venezuela cargado de drogas. Ni Trump ni su gabinete han mostrado ninguna prueba que confirme esta hipótesis, quizá creyendo que para el mundo la palabra del presidente estadounidense alcanza y sobra. Tampoco lo ha hecho en la veintena de ocasiones más en las que ha atacado, en aguas internacionales, a los barcos que supuestamente provenían de Venezuela o de Colombia y que asesinaron a más de 95 personas.
En una ocasión, dos de los tripulantes sobrevivieron inicialmente al ataque. Minutos después fueron atacados de nuevo y asesinados por un misil estadounidense. Este caso, ocurrido el 2 de setiembre, generó un fuerte revuelo en EEUU debido, sobre todo, a la situación de indefensión en la que se encontraban los dos hombres, que tras el primer ataque flotaban en alta mar sujetos a los restos del barco en el que minutos antes navegaban.
El artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas establece que la defensa propia es una de las dos excepciones por las que un país puede hacer uso de la fuerza contra otro, pero para ello tienen que cumplirse cuatro requisitos básicos: un ataque armado previo o inminente, la imposición de la necesidad, la proporcionalidad y la temporalidad -esto es, hasta que el Consejo de Seguridad de la ONU actúe-. Ninguno de estos requisitos se dieronen el caso de EEUU.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que el general que ordenó el ataque «estaba autorizado para hacerlo» por el Gobierno federal. Esta narrativa se asienta en el mandato de EEUU de proteger a sus ciudadanos del «veneno» que suponen las drogas ilegales que entran en el país y que remiten a la idea de «defensa propia» que continuamente esgrime Washington para justificar estos ataques.
**Analista de temas de Centroamérica y el Caribe, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)


