Los latinos le van dando la espalda a Trump
Creciente angustia por las redadas de ICE y el costo de vida en EEUU
Observatorio en Comunicación y Democracia (Comunican)
Una clara mayoría de latinos en Estados Unidos rechaza la labor del presidente Donald Trump en su segundo mandato y evalúa negativamente tanto sus políticas migratorias como sus decisiones económicas, según un estudio del Pew Research Center publicado el 24 de noviembre de 2025. El informe, basado en encuestas bilingües realizadas en septiembre y octubre, señala que 70% de los adultos latinos desaprueba el desempeño presidencial y que la percepción negativa ha aumentado respecto del inicio del año.
La comunidad hispana ve con cada vez más pesimismo su situación en ese país y rechaza las políticas del presidente Donald Trump en migración y economía, lo que significa un giro notable para un grupo que, en la elección de 2024, dio a Trump el 48% del voto latino, su mejor desempeño registrado en mediciones desde 2016.
Un reciente estudio nacional del Pew Research Center muestra que esa ventaja se ha erosionado tras un año marcado por tarifas comerciales más agresivas, recortes al gasto social contenidos en la llamada BBB (Big Beautiful Bill) y nuevas tácticas de detención y deportación que se han expandido en numerosas comunidades. Siete de cada diez latinoamericanos en EEUU le dan la espalda a Trump, en medio de una creciente angustia por las redadas racistas y el aumento del costo de la vida.
La intensificación de las redadas también incide en el sentido de seguridad: el 47% afirma sentirse menos seguro en su comunidad a causa de las políticas del gobierno, mientras apenas 12% dice sentirse más seguro.
Hace 90 años, en 1935, la novela distópica de Sinclair Lewis señalaba que “Eso no puede pasar aquí”, y alertaba sobre la llegada del fascismo a Estados Unidos. Pero sí, puede pasar, porque no existen controles institucionales sobre las ambiciones autoritarias de Donald Trump desde que la misma Corte Suprema respaldó una investidura presidencial con tintes imperiales.
La resistencia de los principales medios de comunicación a la palabra fascismo tiene sus raíces en el horror de las élites a “tomar partido” en las disputas políticas y en el temor que sus financistas –individuales y corporativos- les corten sus aportes. La inconfundible tendencia fascista del movimiento Trump quedó muy clara cuando promulgó su primera prohibición antimusulmana y utilizó su poder ejecutivo para crear una agencia federal para combatir la inexistente plaga de delitos violentos de los inmigrantes.
Disculpe señor Trump: ¿es usted un dictador?
La historia demuestra que muchos dictadores han llegado al poder por medios legales antes de hacerse con el poder absoluto. Hoy, con el aumento de gobiernos autoritarios y el surgimiento de una ola de líderes populistas de ultraderecha que ganan elecciones en las cada vez más escasas democracias del mundo, las nuevas comparaciones con el ascenso del fascismo hace un siglo ya no son irrelevantes ni irresponsables, sino que por el contrario son pertinentes: es más, se necesitan con urgencia.
De acuerdo con el informe Pew (un sondeo de 8.046 adultos, incluidos 4.923 latinos, realizado del 6 al 16 de octubre de 2025, y una encuesta de 3.445 adultos, incluidos 629 latinos, realizada del 22 al 28 de septiembre), el 52% de los latinos teme que ellos o un ser querido puedan ser deportados, un salto de diez puntos respecto de marzo.
El aumento se da en paralelo a un escenario de fiscalización intensificada: el 59% afirma haber visto o escuchado sobre arrestos o redadas de ICE en su área durante los últimos seis meses. Este nivel de exposición se registra tanto entre inmigrantes como entre los nacidos en Estados Unidos.
Las inquietudes varían entre subgrupos, pero alcanzan mayorías amplias. Latinos con raíces en México y Centroamérica expresan mayor preocupación por deportaciones que los de origen sudamericano o cubano. La percepción también difiere por edad, partido político y generación: los demócratas hispanos y los inmigrantes reportan niveles de alarma especialmente altos. La intensificación de las redadas también incide en el sentido de seguridad: el 47% afirma sentirse menos seguro en su comunidad a causa de las políticas del gobierno, mientras apenas 12% dice sentirse más seguro.
¿Apoyo a la deportación?
Aunque 65% de los latinos desaprueba la estrategia migratoria del gobierno, casi siete de cada diez creen que al menos algunos inmigrantes sin estatus legal deberían ser deportados. Sin embargo, solo 13% respalda expulsar a todos. Los republicanos hispanos muestran niveles más altos de respaldo a expulsiones totales, mientras que los demócratas presentan mayores porcentajes que se oponen a cualquier deportación.
En el terreno económico, el estudio revela un diagnóstico igualmente crítico. El 61% de los latinos afirma que las políticas económicas de Trump han empeorado las condiciones del país, mientras que apenas el 10% sostiene que han ayudado a la comunidad hispana. El pesimismo se extiende más allá de la evaluación presidencial.
Dos tercios de los latinos (68%) creen que la situación de los hispanos en EEUU hoy es peor que hace un año, el porcentaje más alto registrado por Pew en casi dos décadas. El deterioro supera incluso los niveles observados durante 2020, en las primeras etapas de la pandemia. Las dificultades económicas también se reflejan en la vida cotidiana: uno de cada tres dice haber tenido problemas para afrontar comida, atención médica o vivienda en el último año, y casi la mitad reporta dificultades en al menos una de esas áreas. El malestar golpea a trabajadores ocupados y desocupados por igual. Preocupan los alimentos, la vivienda y la energía
Las prioridades económicas dentro del grupo son claras. Según el informe del Pew, el 67% está muy preocupado por el precio de los alimentos, y el 65% por el costo de la vivienda. Más de la mitad expresa inquietud por el precio de la energía y por la posibilidad de que quienes buscan trabajo no puedan conseguirlo.
Los latinos afines al Partido Demócrata muestran niveles más altos de preocupación en casi todos los rubros, pero tanto votantes de Trump como de Harris describen presiones inflacionarias persistentes. El 55% de los latinos dice sentir serias dudas sobre su lugar en Estados Unidos con Trump en la presidencia, un aumento respecto de 2019. Entre los inmigrantes, esta sensación de vulnerabilidad sube a 67%; entre los nacidos en el país baja a 47%.
El desencanto
El informe subraya que estos cambios de percepción ocurren en un contexto clave: los latinos son una de las poblaciones que más rápido crece en Estados Unidos y representan uno de cada cinco estadounidenses. También constituyen una porción creciente del electorado y de la fuerza laboral nacional. En 2023, 82% de los adultos latinos tenían estatus legal completo, incluyendo ciudadanos estadounidenses por nacimiento, inmigrantes naturalizados y residentes legales.
Un 18% era inmigración no autorizada. Estas cifras ayudan a explicar por qué el impacto de las políticas migratorias se percibe de manera transversal, más allá del estatus de cada individuo. La evolución desde la elección de 2024, cuando Trump obtuvo un apoyo latino sin precedentes, ocupa un lugar central en el análisis.
En aquel momento, muchos latinos -sobre todo hombres- apoyaron las promesas económicas del presidente y consideraron que sus advertencias sobre deportaciones masivas no serían aplicadas de manera estricta. Incluso en encuestas previas, parte del electorado hispano describía al presidente como alguien que “no hablaba de ellos” cuando se refería a políticas migratorias, mientras que más del 40% apoyaba la construcción de un muro fronterizo.
Pero el estudio de Pew muestra que este cálculo político se ha transformado. Grupos antes cercanos al presidente, como algunos votantes latinos conservadores y organizaciones afines, han expresado críticas crecientes. En junio, una cofundadora de Latinas for Trump calificó las detenciones masivas como “inhumanas e inaceptables”. Más allá del análisis interno del informe, el contexto electoral reciente también muestra señales del cambio. Las elecciones de noviembre en Nueva Jersey y Virginia registraron una recuperación del voto latino para candidatos demócratas, revirtiendo pérdidas previas.
Amenaza con tropas
Trump volvió a mencionar esta semana una de las leyes más controvertidas del sistema legal estadounidense: la Ley de Insurrección, una norma que data del siglo XVIII y que permite al presidente desplegar fuerzas militares dentro del territorio nacional. En medio de enfrentamientos legales con gobernadores demócratas y crecientes protestas contra las políticas migratorias del gobierno, Trump insinuó que podría invocar esa herramienta para “restablecer el orden” en ciudades como Portland y Chicago, donde registraron manifestaciones frente a instalaciones de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El debate reaviva un tema sensible: el uso del Ejército en suelo estadounidense. Aunque la Constitución otorga amplios poderes al presidente como comandante en jefe, existen límites históricos y legales diseñados para impedir que las fuerzas armadas se utilicen contra ciudadanos estadounidenses sin una causa extrema. “Tenemos una Ley de Insurrección por algo”, dijo Trump. “Si tuviera que promulgarla, lo haría. Si hubiera muertos, y los tribunales nos estuvieran reteniendo, o gobernadores o alcaldes nos estuvieran reteniendo, claro que lo haría”.
*Colectivo del Observatorio en Comunicación y Democracia (Comunican), Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA)
