Milei arrasó la autonomía del Banco Central argentino
El FMI no cuestiona la intromisión como lo hizo con otros gobiernos
Betina Stein
Desde que asumió este Gobierno, muchas han sido las decisiones de política monetaria y cambiaria que toma y hace públicas el Ministro de Economía, a pesar de ser por ley competencias del Banco Central. Es realmente extraño que el FMI no haga ningún comentario al respecto dado que la autonomía del Banco Central es sagrada para su presidenta Kristalina Gioergeva y todos sus funcionarios.
La Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina establece que en el ejercicio de sus funciones el Banco no estará sujeto a órdenes o instrucciones del Poder Ejecutivo Nacional (art.4). Dentro de sus objetivos —además de la estabilidad monetaria y financiera— se cuentan el fomento del empleo y el desarrollo económico con equidad social (art. 3).
Estos mandatos existen desde la nacionalización del BCRA, allá por 1946. Asimismo, prevé que en las reuniones de Directorio pueda participar un representante del Ministerio de Economía con voz pero sin voto (art. 12). Esa presencia constituye un mecanismo que facilita la coordinación política y en nada afecta la independencia del Banco que la ley consagra.
Veamos qué hace Milei. El pasado 30 de octubre tuvo lugar la reunión con 20 gobernadores. A Milei lo acompañó todo su gabinete. Y también el presidente del BCRA, Santiago Bausili. En la reunión de gabinete del martes 4 de noviembre también estaba el titular del BCRA. Tanto la presencia de Bausili en reuniones del Poder Ejecutivo con su gabinete como la injerencia de un ministro de economía en funciones que no le son propias contradicen el principio contenido en el art. 4 de su carta orgánica, según el cual el Banco no puede sujetarse a órdenes o instrucciones del Poder Ejecutivo.

El gobierno actual, por tanto, incumple una ley vigente. No es que sorprenda la violación de una norma por parte de este gobierno. Pero siendo la autonomía un principio que el FMI pregona como inclaudicable y estando tan habituado a invadir la soberanía de los países deudores, sorprende su silencio frente a conductas tan contrarias a la carta orgánica por parte del gobierno de Milei. Sobre todo en comparación con sus cuestionamientos durante el gobierno anterior.
Parece que en este período de la Argentina, la exigencia de respetar la autonomía del Banco Central es una cuestión de votos y vetos: el resultado de las elecciones del 26 de octubre y las políticas de Milei funcionales a su miembro mayoritario con poder de veto -Estados Unidos- lo encuentran al FMI más dispuesto a hacer la “vista gorda” a reclamos que otrora parecían innegociables.
*Abogada, ex directora del Banco Central argentino.