Tropas para Gaza… ¿al servicio de quién?

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Víctor de Currea Lugo

El despliegue de tropas de la ONU en Gaza suna apoyos, pero ese no es el debate, sino a quién le harán la tarea: a los ocupados o a los ocupantes. Recordemos que la tregua de octubre de 2025, impulsada por Estados Unidos, abrió el debate sobre una fuerza internacional de estabilización.

Los llamados de manera genérica «cascos azules» son de dos tipos: los que supervisan un acuerdo de paz (fuerzas de mantenimiento) y los que usan la violencia (fuerzas de imposición de paz); aunque en rigor los cascos azules son de mantenimiento.Tropas Gaza

Pero en Gaza no hay una paz que mantener, sino solo una tregua. Y para ejercer la fuerza, necesitarían un mandato expreso del Consejo de Seguridad, que nunca ordenará una acción armada contra Israel. Los cascos azules no defendieron a los civiles en Ruanda ni en Srebrenica; la ONU les falló a los palestinos en Beirut; la misión de paz en el Sáhara no ha logrado ni un referendo en más de 30 años.

Pero el debate no es sobre el tipo de despliegue, sino sobre quién y quiénes. Es demasiado obvio que unas fuerzas armadas integradas por Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Alemania no moverían un dedo contra Israel, a pesar de que siga violando repetidamente el acuerdo de cese al fuego. Pero unas fuerzas internacionales sin capacidad real podrían resultar tan inútiles como los actuales cascos azules en la frontera entre Israel y Líbano.

Y el problema que genera más incertidumbre es cuál es el objetivo último de esa presencia: ¿aplicar el derecho internacional o imponer una paz romana? ¿Habrá respeto por las decisiones de la Corte Internacional de Justicia que reclaman el fin de la ocupación? ¿Habrá siquiera algún peso de la noción de genocidio en el diseño e implementación de esas tropas?

Claro. Hamas ha dicho que no se desarma, pero el caso del Líbano demuestra que el eventual desarme de Hizbollah (más allá de otras discusiones) sería suicida. ¿La idea de unas tropas así es mantener el statu quo, como lo hace la misión de la ONU en el Sáhara Occidental? Lo ideal es que, al menos, avancen hacia la opción de dos Estados, pero no hay una geografía que haga posible dicha propuesta.

¿Militarizar Gaza? el debate sigue abierto

Volviendo al inicio, a pesar de quienes apoyan la intervención armada, también hay quienes sostienen que una operación militar, de cualquier naturaleza, constituye una violación de la autodeterminación de los palestinos.

Israel: así dejó Gaza

Y hay quienes vuelven a la propuesta de un solo Estado democrático como solución final a la crisis, pero esta propuesta choca frontalmente con el sionismo que domina a la sociedad israelí.

Del lado israelí, se pide que la Corte Penal Internacional suspenda las órdenes de captura contra Netanyahu y compañía, como si dejar de matar civiles fuera un favor que merece como recompensa la impunidad.

Del lado palestino, su papel sigue siendo marginal: parece que todo el mundo quiere decidir qué hacer en Palestina, pero no se les consulta mucho, lo que nos lleva a la pregunta por la autodeterminación, en la realidad y no solo en el papel.

Vale recordar que el presidente Gustavo Petro propuso ante la ONU, en Nueva York, el despliegue de tropas internacionales, pero su lógica no es servir al ocupante, ni remplazar la autodeterminación de los palestinos, sino detener en el genocidio.

Dicha autodeterminación es un derecho irrenunciable, pero, además es la concreción del respeto a los palestinos: que sean ellos mediante mecanismos democráticos quienes decidan qué quieren para Gaza. En ese sentido, consultar a los gazatíes sobre su presente y su futuro no es solo una posibilidad, sino una obligación.

Lo cierto es que, a pesar de la tregua (de octubre de 2025) y de la liberación de las personas detenidas por Hamás, se siguen registrando bombardeos y ataques, con un promedio de 20 palestinos muertos al día. Dicho de manera cruda: el genocidio no ha terminado, la reconstrucción no ha empezado y la ocupación se mantiene; estas tres cosas son lo único real en la Gaza de hoy.

*Médico colombiano, trabajador humanitario, periodista, escritor, profesor universitario y activista por la paz.