Neomacarthismo: La Casa Blanca prepara lista negra de izquierdistas enemigos
David Brooks y Jim Cason
La Casa Blanca y sus aliados, después de anunciar una guerra contra lo que llaman la “izquierda radical”, indican que procederán con investigaciones y la persecución de organizaciones e individuos opositores a los que acusan de fomentar la violencia política y hasta “terrorismo” dentro de Estados Unidos, y aparentemente están preparando una lista de esos “enemigos”.
Donald Trump y otros integrantes de su gobierno responsabilizaron a la “izquierda radical” por la violencia política que, dicen, llevó al asesinato del organizador ultraderechista Charlie Kirk la semana pasada (https://www.jornada.com.mx/2025/09/12/mundo/026n1mun), y desde entonces la administración y sus aliados en el Congreso y alrededor del país han impulsado una narrativa coordinada que amenaza con una persecución feroz contra una amplia pero aún no identificada gama de fuerzas de izquierda, en lo que algunos estrategas políticos derechistas bautizan como “una guerra”

El acusado del asesinato, Tyler Robinson, de 22 años, es un anglosajón estadunidense de familia republicana, y hasta ahora sólo se sabe que envió unos mensajes describiendo que su motivación era que “ya me harté de ese odio” de la víctima. Los fiscales no han ofrecido ninguna evidencia de que Robinson tenga vínculos con alguna red o actúe con otros. Cuando fue arrestado, el gobernador republicano de Utah, Spencer Cox, se lamentó: “es uno de nosotros” –o sea, aparentemente desilusionado de que no era migrante, activista de izquierda ni de una minoría racial.
El presidente comentó este martes que “la izquierda radical ha hecho tremendo daño al país, pero lo estamos arreglando”, y un día antes acusó: “tenemos a unos grupos bastante radicales y se han salido con la suya en el asesinato”, y advirtió que podrían formularse cargos contra quienes han donado “millones y millones de dólares para la agitación”.
Su equipo ha indicado que analizan perseguir a varios grupos y a los que los apoyan, entre ellos mencionan a la fundación Open Society, de George Soros, y hasta la Fundación Ford, como también consideran declarar a algunos grupos como “terroristas domésticos”.
Esta semana, Trump se refirió a los activistas no violentos que interrumpieron su cena en un restaurante la semana pasada en Washington como parte de esa “izquierda” y “agitadores profesionales” que debe ser investigada criminalmente y sus miembros “encarcelados”. Y no sólo estadunidenses, sino que su gobierno amenazó con revocar las visas de cualquier extranjero que exprese alguna opinión favorable a la muerte de Kirk.
“Es un vasto movimiento de terror doméstico”, acusó Stephen Miller, tal vez el asesor más influyente de Trump, el pasado lunes en referencia a la “izquierda radical”. Agregó que “vamos a usar todos los recursos que tenemos en el Departamento de Justicia, de Seguridad interna y a través de este gobierno para identificar, irrumpir, desmantelar y destruir estas redes y hacer segura otra vez a América… Lo haremos a nombre de Charlie”.
El vicepresidente JD Vance mencionó en particular a Ford y Open Society, como la revista The Nation, e invitó a los ciudadanos a reportar a sus patrones si veían a colegas que estuvieran “celebrando” la muerte de Kirk.
Una vocera de la Casa Blanca, Abigail Jackson, acusó que las organizaciones de izquierda han “nutrido disturbios violentos, organizado ataques contra oficiales de seguridad pública”, y hasta coordinar lugares para armas y otros instrumentos para uso en disturbios, afirmando que “el gobierno de Trump llegará al fondo de esta vasta red que incita violencia en comunidades estadunidenses”.
Este miércoles, el Departamento de Seguridad Interna (DHS) emitió un llamado a los medios, “grupos izquierdosos, y políticos de santuarios (de inmigrantes) a poner fin a su demonización” de los agentes federales de esa secretaría, la cual incluye a la agencia de control de inmigración (ICE). Pero el comunicado fue más lejos, acusando a los medios y la “izquierda extrema” de promover “la retórica odiosa dirigida al presidente Trump, aquellos que lo apoyan” y los agentes de DHS, lo cual “está inspirando violencia a través del país”, declaró la secretaria asistente de DHS Tricia McLauhglin.
Temen regreso del macartismo
Para algunos expertos, el uso de este asesinato para actuar contra la izquierda genera alarma de que es un retorno a otros momentos de la historia de este país, como el espionaje y acciones represivas de la FBI y otras agencias contra agrupaciones del movimiento de derechos civiles, como el que se erigió contra la guerra de Vietnam en los años 60, o el macartismo de los cincuenta.
Por cierto, ya hay algunos ejemplos de cómo funciona este tipo de intimidación en algunos circuitos académicos y en los medios. Por un lado, la Universidad de California en Berkeley –que era un bastión progresista– compartió 160 nombres de profesores (entre ellos la internacionalmente reconocida Judith Butler) y estudiantes con el gobierno de Trump como parte de una supuesta investigación de “incidentes antisemitas” relacionados con las protestas contra el genocidio de Israel en Gaza; cuatro profesores de Brooklyn College, parte de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, fueron despedidos por participar en esas protestas. Por otro lado, una columnista del diario The Washington Post, Karen Attiah, fue corrida por escribir en la red social X una cita de Kirk, lo cual fue interpretado como una opinión favorable al asesinato.
El ex presidente Barack Obama, en sus primeros comentarios, condenó el asesinato y deploró las divisiones y actos violentos de intolerancia, y consideró que esas tensiones han llevado a lo que calificó de “crisis política de un tipo que jamás hemos visto anteriormente”.
Mas de 100 organizaciones filantrópicas –incluyendo la Fundación Ford, Open Society y MacArthur– emitieron una declaración este miércoles en oposición a las amenazas de una represión de Trump bajo el pretexto de frenar expresiones de odio. “Rechazamos intentos para explotar la violencia política para mal caracterizar nuestras buenas labores o para limitar nuestras libertades fundamentales”, y subrayaron que intentos para suprimir la libre expresión y criminalizar opiniones opuestas “minan nuestra democracia y dañan a todo estadunidense”.
Tan extremo es el peligro que hasta una figura nacional influyente –y simpatizante de Trump– de la derecha expresó alarma. Tucker Carlson advirtió contra leyes prohibiendo expresiones de odio, lo cual justificaría “desobediencia civil” ya que “si te pueden decir lo que debes decir, te están diciendo qué pensar, y ya no hay nada que no te puedan hacer”.
La agrupación dedicada a crímenes de odio y antisemitismo Anti-Defamation League ha documentado que más de 70 por ciento de los ataques extremistas y de “terrorismo” doméstico desde 2002 han provenido de la derecha extrema.
Hasta hace poco, en una investigación de 2024, el propio Departamento de Justicia concluyó que la gran mayoría de los ataques violentos domésticos son perpetrados por ultraderechistas; sin embargo, ese informe ha sido removido del sitio oficial en estos días, reportó NBC News.
*Corresponsales de La Jornada de México en Estados Unidos.