No mancharon la camiseta argentina, a pesar de la presión de Macri e Israel/ Não mancharam a camiseta argentina, apesar da pressão de Macri e Israel

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Carlos A Villalba|

En plena noche catalana del martes 5 de junio los jugadores de la Selección Argentina de fútbol hicieron oír su decisión de no viajar a Israel para jugar en Jerusalén. Fue el momento en que se desmoronó el riesgoso castillo de naipes político, diplomático y comercial construido por las  autoridades argentinas y el premier Benjamín Netanyahu. Las denuncias internacionales, el efecto de cartas cargadas de emoción -dirigidas sobre todo a Lionel Messi-, los ruegos a los gritos de un grupo de argentinos, barceloneses y de algún palestino durante el entrenamiento matutino del plantel, las conclusiones sobre el daño a sus propias imágenes de ídolos deportivos globales, cargados de contratos con marcas que se venden en  lugares tan distantes como América, Europa, China y, también en mercados de millones de personas del mundo árabe y países de creencias musulmanas empujaron el rechazo.

El intento del presidente Mauricio Macri de usar a la selección argentina y a Messi, el jugador de fútbol más famoso del mundo, en la previa del mundial de Rusia, como herramienta favorable a su alineamiento con Estados Unidos y con el gobierno derechista de Israel, su proveedor de las armas de control poblacional interno al Ministerio de Seguridad liderado ar messipor Patricia Bullrich, terminó en un escándalo internacional que desnudó el manejo interesado de los colores nacionales por parte de la Casa Rosada, de su operador Daniel Angelici y, una vez más, de la Cancillería que maneja Jorge Faurie quien, con el desastre consumado, trató de ocultar las huellas de la participación del Ejecutivo en la maniobra frustrada y de echarle el fardo “de las decisiones de la AFA”, a pesar de reconocer que existió una conversación entre el Presidente y su par de Israel, Benjamín Netanyahu, que “intentó convencer” al argentino  de que actuara para que la selección concretase el viaje.

La matriz del acontecimiento fue relatada una semana atrás por este mismo columnista en su nota “A Rusia con lamentos La Selección a kilómetros del genocidio palestino”[1].

No fueron la Presidencia de la Nación,  la diplomacia argentina, la asociación que maneja el futbol nacional ni la empresa televisiva organizadora los que pusieron coto al dislate. Por el contrario cada uno se encargó de tirar más leña a las llamas de una herida abierta hace décadas, con la invasión israelí a territorios palestinos y la persecución permanente de su pueblo, en el marco de un conflicto que arroja un saldo de 9.476 palestinos muertos a manos del ejército israelí, tanto en Israel como en los territorios ocupados de Cisjordania y la Franja de Gaza y de bajas de 1.246 israelíes como consecuencia de las acciones de resistencia palestina desde el año 2000, según el recuento del Centro de Información Israelí por los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados (B’TSELEM), organización insospechada de “antisemitismo”.

Subestimación de la ignorancia

El Mundial es una reunión deportiva que absorbe la atención de la  mayoría de los argentinos, cuyo impacto ensordecedor del resto de los temas de la agenda diaria hasta más allá de la final del mediodía del 15 de julio próximo será usado por el gobiernar netanyahu y macrio nacional para avanzar en las políticas de ajuste y empobrecimiento que ya pactó con el Fondo Monetario Internacional.

En este caso, y a pesar de las estrategias comunicacionales de sus “expertos”, el fracaso en toda la línea de la “maniobra Israel” que Macri dejó en las  manos directas de su secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, constituyó de manera simultánea:

  • Una derrota diplomática para la política de la Alianza Cambiemos, casi tan potente como el fracaso en el intento de instalar a su primera canciller, Susana Malcorra, en la Secretaría General de la ONU.
  • Un impacto negativo para Tel Aviv por el aumento de la visibilización de su política. antipalestina considerada un auténtico “genocidio” por ese pueblo y sus defensores; donde el pretendido uso de la imagen de Messi actuó como bumerán y todos atendieron a las denuncias, por encima de la opinión que les merezca.
  • Desprestigio para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que, a instancias del dúo Macri-Angelici, impuso la realización del partido contra la opinión del plantel nacional, incluido el DT Jorge Sampaoli
  • Descrédito internacional para Torneos y Competencias/Clarín, empresa que maneja los intereses televisivos internacionales de la celeste y blanca, a pesar de que su anterior gerente, Alejandro Burzaco, permanece bajo prisión domiciliaria en Estados Unidos, engrampado a una pulsera electrónica, por el papel estelar que cumplió en el “FIFA Gate”, el proceso por sobornos, fraude y lavado de dinero efectuados por la productora deportiva de TV por cable para corromper a las dirigencias nacionales e internacionales del fútbol y garantizarse los derechos de comercialización de los juegos de la FIFA en América.Resultado de imagen para israel vs argentina

El partido que debía realizarse el sábado 8 de junio, también formaba parte de la campaña recaudatoria de la AFA, presidida por Claudio Fabián “Chiqui” Tapia, dirigente de la primera “C” del fútbol del ascenso, pasible de volar por los aires en cuanto no sea funcional a los intereses del poder detrás del trono que detenta Angelici, operador macrista y presidente de un club del peso del que hoy goza Boca Juniors, el laboratorio administrativo de Macri y su equipo antes de desembarcar en Balcarce 50. El también titular del Club Atlético Barracas Central, está además sujeto a  los vaivenes de la relación del poder político nacional con su suegro, el líder sindical Hugo Moyano, actualmente distanciado del gobierno y con un poder de fuego con capacidad de movilización y paralización de las actividades del país.

Las razones estratégicas, y millonarias, que impulsaron su realización hicieron que la decisión pasase por alto la opinión del cuerpo técnico de la selección y de jugadores que tienen varios campeonatos del mundo sobre sus piernas, conocen los efectos de la sobrecarga de partidos y el ajetreo de los traslados aéreos más la instalación y desmonte de campamentos futbolísticos, en la previa del máximo torneo planetario de fútbol. Se  intentó enmascarar los hechos bajo una supuesta razón “cabulera” iniciada por Carlos Bilardo en 1986, hoy rechazada por una generación de deportistas proclives a los entrenamientos hipertecnológicos propios de la elite mundial de la que forman parte, a la “play” y a las redes sociales que multiplican por miles las ya fabulosas cifras de sus contratos millonarios. El propio Sampaoli, de manera explícita, aunque casi no registrada por los “analistas” deportivos, expresó su desacuerdo e incomodidad deportiva con la visita a Israel, tras el paseo de despedida haitiana en cancha de Boca.

Resultado de imagen para campana no vayas tarjeta rojaEl partido iba a realizarse de todos modos; solo faltaba el lugar. Se comprobó que “algo” pasaba, cuando Tapia y el embajador israelí en la Argentina, Ilán Sztulman, anunciaron en mayo pasado la realización del encuentro sin confirmar en qué ciudad sería. Israel había subido la apuesta y ya no se conformaba con la llegada de Messi y su equipo al país, ni siquiera con la foto del crack ante el Muro de la Lamentaciones que recorrería el mundo -como sucedió en agosto de 2013, cuando se lo vio con la cabeza cubierta con la kipá blanca que impone la tradición de uno de los íconos del judaísmo junto al plantel del Barcelona-, ahora exigía no solo una visita ritual sino que el match se disputase en Jerusalén, con la intención de fortalecer su política de “reconocimiento de hecho” de su usurpación de todo el territorio de la ciudad de las tres religiones monoteístas más fuertes del planeta, que por mandato de la ONU debe ser compartida entre israelitas y palestinos.

La diplomacia del primer ministro Benjamín Netanyahu, aliado regional estratégico de EEUU, recibió en diciembre del año pasado un nuevo espaldarazo expansionista de parte del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien pateó el tablero negociador de la región, desconoció todos los acuerdos multilaterales y anunció el traslado de la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén. Por su parte, Macri desde que asumió el gobierno pretendió regentear la política de Washington para la región latinoamericana, con posturas como el apoyo al gobierno no electo de Michel Temer en Brasil, presión sobre las decisiones de la OEA contra la democracia venezolana, propuestas de acuerdos de libre comercio regionales y extraregionales, boicot a los organismo generados por gobiernos soberanos previos al suyo, o a través  de la militarización de los conflictos sociales en cumplimiento de los mandatos del Comando Sur de los EEUU. Con ese Norte, no titubeó en apoyar el traslado del partido al estadio en el que juega el Beitar Trump Jerusalén, el equipo rebautizado en homenaje al actual jefe de la Casa Blanca, construido sobre las ruinas de la aldea de al-Maliha, arrasada y ocupada sucesivamente por Israel; incluso permitió que su Cancillería alentase la versión de su propia asistencia al partido.Resultado de imagen para bienvenido al territorio al maliha de jerusalen

Los intereses gubernamentales, consonantes con el lobby Israelí, fueron más fuertes que cualquier campaña internacional, que las resoluciones de la ONU y que el drama denunciado internacionalmente como “genocidio”, “apartheid” y “limpieza étnica”. La “geopolítica” arrasó con el “sentido común” que reclamaría Gonzalo Higuaín, uno de los goleadores de la Selección, al dar la cara, muchas horas antes que Tapia, para remarcar que “obviamente, primero está el sentido común, así que creemos que lo correcto era no ir”, dando por cerrado un capítulo que incluía muchos componentes impuestos desde Tal Aviv:

  • Jugar en Jerusalén, con un oficio religioso a cargo de un sacerdote “propio” de los argentinos, por encima de cualquier condición de inseguridad y, ni qué decir, de respeto al pueblo palestino.
  • Presencia en el Muro de las Lamentaciones, encabezados por Messi.
  • Permitir que la gente presenciase una sesión de entrenamiento el mismo sábado 9 de junio por la mañana «para poder concretar algún evento con chicos y que todos puedan ver a Messi de cerca».
  • Lionel, Agüero y Di María debían jugar “al menos” 60 minutos y no “un máximo”, como disimulaban los medios nacionales.
  • Doble producción televisiva del partido: internacional, con patrocinadores globales, e israelí, con auspiciantes locales.

Cabe remarcar que el Grupo Comtec, organizador israelí del acontecimiento y proveedor de herramientas de “blanqueo” de imagen de su gobierno, acordó todos los pasos con “la empresa argentina Torneos, que es la que se encarga de los derechos de la Selección”, la misma que tiene a su máximo gerente bajo fianza en EEUU.

Cuando la estantería se fue abajo, desde Israel reclamaron en el acto los u$s 2 millones ya cobrados por la AFA, para comenzar a responder a los sponsors; desde Buenos Aires y Barcelona el equipo de Tapia regateó y contrapropuso amistosos a futuro en ambos países y Torneos, en definitiva responsable administrativa de la organización, se vio obligada a salir a la cancha y existe la posibilidad de que ceda a Comtec el negocio de los dos partidos que la Selección tiene en la fecha FIFA de noviembre en ciudades del mundo a designar.Resultado de imagen para @TaLuegoGente chiqui tapia

Con un día de atraso, Claudio Tapia finalmente anunció su «aporte a la paz mundial» con la suspensión del partido, aunque sin dejar de asegurar que “Los que nos tratan de ignorantes nos subestiman”.

Pelotazo en contra

Un día antes los jugadores argentinos se habían enterado de la presencia de un grupo que protestaba por su inminente presencia en Jerusalén. Un megáfono hacía que algunos de los cantos, más rogatorios que críticos, se escuchasen con más claridad. Maradona, Diego Armando Maradona, como casi siempre en el mundo futbolístico, logró el milagro. Su nombre llegó entrecortado hasta las canchas del Joan Gamper, el centro de entrenamiento del Barcelona de Messi, ubicado en Sant Joan Despí, a ocho kilómetros del Camp Nou.

Se escuchó el “¡Como dijo Maradona, la pelota no se mancha!” que hizo parar la oreja a los de camiseta albiceleste. Nahuel Lanzillotta, enviado especial a la concentración catalana de la Argentina es quien redactó la mejor crónica de la situación; paradójicamente, trabaja para Clarín, el socio de TyC en la propiedad de todo lo que fútbol sea[2].

Soccer Football - FIFA World Cup - Argentina Training - Ciutat Esportiva Joan Gamper Barcelona Spain - June 5 2018 Protestors outside the training session REUTERS Albert GeaLa voz amplificada “empezó a nombrar uno por uno los nombres de las estrellas argentinas con Messi a la cabeza. La solicitud, nunca con agravios, era la misma: ´No vayan a jugar ese partido´”. Los jugadores se sorprendieron y, después de la práctica, algunos intentaron explicarse cuál era el conflicto en ese país al que iban a viajar a regañadientes. Terminaron preocupados por su seguridad. Internet, además, permite espiar cualquier cosa, ver, por ejemplo, camisetas argentinas manchadas con pintura roja, a modo de sangre; caritas de chicos palestinos heridos a solo 70 km de donde sería el partido; probablemente alguno hasta pudo leer párrafos de la carta “a la Selección y a Messi” enviada por Mohammed Khalil, un colega, jugador del Al-Salah FC, que recibió disparos en ambas rodillas de un francotirador israelí mientras protestaba durante la “Marcha del Retorno”, en las que decía que el 10 argentino “es muy reconocido y querido en la Franja de Gaza” y rogaba que “se solidaricen con el pueblo palestino y boicoteen el encuentro”, ya que “El fútbol y la Selección no pueden ser utilizados para continuar silenciando y censurando a todo un pueblo que quiere ser libre”. Una frase prácticamente maradoniana.

No son héroes, ni defensores de la causa del pueblo palestino; apenas son hombres con sentido común, por eso se pusieron sencillamente de pie e hicieron naufragar el disparate del gobierno argentino y su asociación del fútbol.

Notas:

[1] https://estrategia.la/2018/05/29/a-rusia-con-lamentos-la-seleccion-argentina-a-kilometros-del-genocidio-palestino/

[2] La historia secreta de la suspensión de Israel-Argentina en Jerusalén: inquietud de los jugadores y temores por la se guridad.  https://www.clarin.com/deportes/mundial-2018/argentina-israel-suspendido-amistoso-jerusalen_0_ryvceOEgQ.html

* Periodista y Psicólogo argentino. Investigador argentino asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (https://estrategia.la/)


EN PORTUGUÉS

 Não mancharam a camiseta argentina, apesar da pressão de Macri e Israel
Um dia antes, os jogadores argentinos souberam da presença de um grupo que protestava por sua iminente presença em Jerusalém. Um megafone fazia com que alguns dos cantos, mais suplicantes que críticos, fossem escutados com mais claridade. Diego Maradona conseguiu o milagre. Seu nome chegou por meio de canto que dizia ‘como disse Maradona, a bola não deve ser manchada’, e aquela citação a uma frase clássica de Diego chegou aos ouvidos dos jogadores

Por Carlos Villalba

Em plena noite catalã de terça-feira, 5 de junho, os jogadores da Seleção Argentina de futebol impuseram sua decisão de não viajar a Israel para jogar em Jerusalém. Foi o momento em que se desmoronou o arriscado castelo de naipes político, diplomático e comercial construído pelas autoridades argentinas e o premiê israelense Benjamin Netanyahu. As denúncias internacionais, o efeito de cartas carregadas de emoção –dirigidas sobretudo a Lionel Messi –, as súplicas de alguns grupos de argentinos, barceloneses e de algum palestino durante o treinamento matutino do elenco, as conclusões sobre o dano às suas próprias imagens de ídolos esportivos globais, carregados de contratos com marcas que se vendem no mundo inteiro, na América Latina, Europa, China e também em mercados de milhões de pessoas do mundo árabe e países de crenças muçulmanas foram os fatores que impulsionaram a negativa.

A tentativa do presidente Mauricio Macri de usar a Seleção do seu país, e especialmente Messi, o jogador de futebol mais famoso do mundo, na prévia da Copa do Mundo da Rússia, como ferramenta favorável ao seu alinhamento com os Estados Unidos e com o governo direitista de Israel, o principal provedor de armas de controle populacional interno ao Ministério de Segurança liderado por Patricia Bullrich, terminou em um escândalo internacional que expôs a atuação da Casa Rosada, que atuou com o operador Daniel Angelici, presidente do Boca Juniors, e o chanceler Jorge Faurie – que, após o desastre consumado, tentou ocultar as pistas da participação do Executivo na manobra frustrada, colocando a culpa nas costas da Associação de Futebol da Argentina (AFA), apesar de reconhecer que existiu uma conversa entre o presidente e seu colega israelense, Benjamin Netanyahu, que “tentou convencer” o argentino a atuar para que a Seleção viajasse.

Não foi a Presidência da Nação, nem a diplomacia argentina, tampouco a associação que maneja o futebol nacional nem a empresa televisiva organizadora do amistoso os que estragaram a festa. Pelo contrário, cada um se encarregou de jogar mais lenha na fogueira de uma ferida aberta há décadas, com a invasão israelense aos territórios palestinos e a perseguição permanente do seu povo, em um conflito que já acumula um saldo de quase 9,4 mil palestinos mortos pelo exército israelense, tanto em Israel quanto nos territórios ocupados da Cisjordânia e na Faixa de Gaza, além das baixas de 1,2 israelenses, como consequência das ações de resistência palestina desde o ano 2000 – ambas as cifras segundo a contagem do Centro de Informação Israelense pelos Direitos Humanos nos Territórios Ocupados (B’TSELEM), organização que pode ser acusada de “antissemitismo”.

Subestimaram a ignorância

A Copa do Mundo é um evento esportivo que absorve a atenção da maioria dos argentinos, e cujo impacto atropela todos os outros temas da agenda diária. Até o dia da final, no dia 15 de julho, será o assunto usado pelo governo nacional para avançar nas políticas de ajuste e empobrecimento que já se foram pactuadas com o Fundo Monetário Internacional.

Neste caso, e apesar das estratégias comunicacionais dos seus “especialistas”, o fracasso da “manobra Israel” levou a diferentes resultados, de forma simultânea:

– Uma derrota diplomática para a política da aliança governista argentina, quase tão potente quanto o fracasso em transformar a sua primeira chanceler, Susana Malcorra, em Secretária Geral da Organização das Nações Unidas (ONU).

– Um impacto negativo para Tel Aviv, pelo aumento da visibilidade à sua política antipalestina, considerada um autêntico “genocídio” por esse povo e seus defensores, onde o pretendido uso da imagem de Messi atuou como bumerangue, e todos os jogadores atenderam às denúncias, independente das opiniões que possam ter a respeito.

– Desprestígio para a AFA, ajudou a dupla Macri-Angelici a enfiar a partida goela abaixo do elenco argentino, e também a comissão técnica, incluindo o treinador Jorge Sampaoli.

– Descrédito internacional para as empresas TyC e Clarín, o canal esportivo e o jornal que detém os direitos televisivos internacionais da seleção celeste e branca, apesar de que seu gerente anterior, Alejandro Burzaco, permanece em prisão domiciliar nos Estados Unidos, usando uma tornozeleira eletrônica, devido ao seu papel de protagonismo no chamado “FIFA Gate”, o caso de subornos, fraude e lavagem de dinheiro efetuados pela produtora esportiva de TV a cabo (TyC) para corromper os dirigentes nacionais e internacionais do futebol e garantir, assim, os direitos de comercialização dos jogos FIFA na América Latina.

A partida estava marcada para o sábado 9 de junho, e também era parte de uma campanha de arrecadação da AFA, entidade presidida por Claudio Tapia, um dirigente funcional aos interesses do poder, espécie de operador de Macri e Angelici dentro das instituições que controlam o futebol argentino, e que pode ser ejetado facilmente quando não seja mais funcional a eles. Tapia também preside um clube da terceira divisão, o Barracas Central, e está sujeito aos vaivéns das relações do poder político nacional com o seu sogro, o líder sindical e presidente do clube Independiente Hugo Moyano, atualmente distanciado do governo e com um poder de fogo com capacidade de mobilização e paralisação das atividades do país.

As razões estratégicas, e milionárias, que impulsionaram a realização do jogo, fizeram com que atropelaram também a opinião da comissão técnica e dos jogadores da Seleção, que têm vários campeonatos nas costas, que conhecem os efeitos da sobrecarga de partidas e das longas viagens aéreas – e ainda mais quando, nesse caso, a visita a Israel também incluía mais de uma atividade extracampo, e outras situações totalmente contraproducentes a esta altura da preparação, faltando poucos dias para a estreia do torneio de futebol mais importante do planeta. Tentou-se ocultar essas coisas a partir de uma suposta superstição iniciada por Carlos Bilardo em 1986, hoje rejeitada por uma geração de esportistas que preferem os treinamentos hipertecnológicos, próprios da elite mundial da que formam parte, e que, no caso de atividades extracampo, são mais adeptos dos vídeo games e de cuidar de suas imagens nas redes sociais e outras obrigações contratuais, para multiplicar por mil as já fabulosas cifras de seus contratos milionários. O próprio técnico Sampaoli, de forma explícita, embora quase não registrada pelos “analistas” esportivos, expressou sua incomodidade com a visita a Israel, após a despedida da equipe de Buenos Aires, no amistoso contra o Haiti, no estádio do Boca Juniors.

A partida seria realizada de qualquer forma, só faltava decidir o lugar. Quando Tapia foi visto com o embaixador israelense na Argentina, Ilán Sztulman, descobriu-se que “algo acontecia”. Logo anunciaram, em maio, a realização do encontro, sem confirmar em que cidade seria. Israel aumentou a aposta e já não se conformava só com a chegada de Messi e sua equipe ao país, nem com a foto do craque visitando o Muro das Lamentação percorrendo o mundo – como aconteceu em agosto de 2013, quando viajou como jogador do Barcelona e foi visto com a cabeça coberta com um quipá branco, como manda a tradição –, agora exigia não só uma visita ritual, mas também que o jogo fosse disputado em Jerusalém, com a intenção de fortalecer sua política de reconhecimento de sua usurpação de todo o território da cidade que já foi dominada pelas três maiores religiões monoteístas do planeta, e que hoje, por mandato da ONU, deve ser compartilhada entre israelenses e palestinos.

A diplomacia do primeiro ministro Benjamin Netanyahu, aliado regional estratégico dos Estados Unidos, recebeu no ano passado um apoio definitivo à sua estratégia expansionista – sintonizada com a mesma postura da atual administração estadunidense –, quando o presidente Donald Trump chutou o tabuleiro das negociações da região e desconheceu todos os acordos multilaterais, ao anunciar a mudança da embaixada do seu país de Tel Aviv a Jerusalém. Por sua parte, Macri tentou se posicionar como regente da política de Washington na região latino-americana desde que assumiu a Presidência, com posturas como o apoio ao governo não eleito de Michel Temer no Brasil, as pressão sobre as decisões da Organização dos Estados Americanos (OEA) contra a democracia venezuelana, as propostas de acordos de livre comércio regionais e extra regionais, o boicote aos organismo gerados por governos soberanos prévios ao seu, ou através da militarização dos conflitos sociais, cumprindo as ordens do Comando Sul dos Estados Unidos, entre outras decisões. Guiado por esses interesses, o presidente argentino não titubeou em apoiar a mudança da partida para o estádio onde o joga a equipe do Beitar Trump Jerusalém, equipe rebatizada em homenagem ao atual chefe da Casa Branca, construído sobre as ruínas da aldeia de al-Maliha, arrasada e ocupada por Israel, e inclusive permitiu que sua chancelaria difundisse a versão de sua própria assistência ao evento.

Os interesses governamentais, consonantes com o lobby israelense, foram mais fortes que qualquer campanha internacional, que as resoluções da ONU e que o drama denunciado internacionalmente como “genocídio”, “apartheid” e “limpeza étnica”. A “geopolítica” arrasou com o “sentido comum” que foi citado por Gonzalo Higuaín, um dos goleadores da Seleção, que deu a cara, muitas horas antes que Tapia, para dizer que “obviamente, em primeiro lugar está o sentido comum, e por isso acreditamos que o correto era não ir”, encerrando um capítulo que incluía muitos componentes impostos pelo governo de Tel Aviv:

– Jogar em Jerusalém, passando por cima de qualquer condição de insegurança e do respeito ao povo palestino.

– Presença no Muro das Lamentações, com Messi como destaque.

– Permitir que o público presenciasse uma sessão de treinamento no mesmo sábado 9 de junho pela manhã “para ter algum evento com crianças e que todos possam ver o Messi de perto”.

– Messi, Agüero e Di María deveriam jogar “ao menos” 60 minutos e não “um máximo”, como dissimulam os meios de imprensa argentinos.

– Dupla produção televisiva da partida: internacional, com patrocinadores globais, e israelense, com anunciantes locais.

Vale destacar que o Grupo Comtec, organizador israelense do evento e provedor de ferramentas de “lavagem” da imagem do seu governo, fez o acordo estipulando todos os passos com “a empresa dona dos direitos da Seleção da Argentina, a TyC”, que é a mesma que tem o seu máximo gerente preso sob fiança nos Estados Unidos.

Quando a casa caiu, Israel reclamou pelos 2 milhões de dólares já recebidos pela AFA, para responder à contrariedade dos patrocinadores. Em Buenos Aires e Barcelona, os correligionários de Tapia tentaram driblar o problema, oferecendo um amistoso depois da Copa e a TyC, que é a principal responsável administrativa da organização, se viu obrigada a intervir, e existe a possibilidade de que ceda à Comtec o negócio das duas partidas que a Seleção terá nas datas FIFA de novembro, em cidades do mundo a designar.

Com um dia de atraso, Claudio Tapia finalmente anunciou sua “colaboração à paz mundial”, com a suspensão da partida, embora sem deixar de assegurar que “os que nos tratam como ignorantes nos subestimam”.

Golaço contra

Um dia antes, os jogadores argentinos souberam da presença de um grupo que protestava por sua iminente presença em Jerusalém. Um megafone fazia com que alguns dos cantos, mais suplicantes que críticos, fossem escutados com mais claridade. Maradona, Diego Armando Maradona, como quase sempre no mundo futebolístico, conseguiu o milagre. Seu nome chegou meio cortado até o local onde está o complexo Joan Gamper, o centro de treinamentos do Barcelona de Messi, localizado a 8 quilômetros do estádio Camp Nou, onde a Seleção Argentina está concentrada.

O canto dizia “como disse Maradona, a bola não deve ser manchada”, e aquela citação a uma frase clássica de Diego chegou aos ouvidos dos jogadores. Nahuel Lanzillotta, enviado especial à concentração catalã da Argentina é quem escreveu a melhor crônica da situação. Paradoxalmente, ele trabalha para o Clarín, o diário sócio do canal TyC, ambos praticamente donos do futebol na Argentina.

A voz amplificada “começou a chamar um por um os nomes das estrelas argentinas, com destaque para Messi. O pedido, a cada chamado, era sempre o mesmo: `não joguem essa partida´”, segundo Lanzillotta. Os jogadores se surpreenderam e, depois do treino, alguns tentaram explicar qual era o conflito nesse país onde eles viajariam a contragosto. Terminaram preocupados por sua segurança. Ademais, a Internet permite averiguar qualquer coisa. Por exemplo, camisetas argentinas manchadas com pintura vermelha de sangue, carinhas de crianças palestinas feridas a somente 70 km de onde seria disputado o jogo, alguns provavelmente puderam ler parágrafos sobre a carta “à Seleção e a Messi”, enviada por Mohammed Khalil, um colega, jogador do Al-Salah FC, que recebeu disparos de um franco-atirador israelense em ambos os joelhos enquanto protestava durante a “Marcha do Retorno”, nas que dizia que o 10 argentino “é muito conhecido e querido na Faixa de Gaza” e rogava para que “se solidarizassem com o povo palestino e boicotassem o encontro”, já que “o futebol e a Seleção não podem ser utilizados para continuar silenciando e censurando a todo um povo que quer ser livre”. Uma frase praticamente maradoniana.

Não são heróis, nem defensores da causa do povo palestino. São apenas homens com sentido comum, por isso se colocaram simplesmente contra a absurda tentativa do governo argentino e sua associação de futebol.

Carlos Villalba é jornalista e psicólogo argentino, investigador associado ao Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)

 

 

 

 

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