Al rojo vivo: Varios países de Europa se confrontan con enormes incendios

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Sergio Ferrari

Ocupan la preocupación de miles de personas y de las estadísticas oficiales. Concentran páginas enteras de los cotidianos y largos minutos de informativos televisivos y radiales. Los calores rompen récords y los incendios son los grandes protagonistas de la coyuntura continental.

Según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), hasta el 12 de agosto ya habían ardido 409.220 hectáreas en países de la Unión Europea, lo que representa más del 10% de la superficie de Bélgica. El año pasado, en el mismo período, la superficie quemada fue de 188.643 hectáreas.

Los incendios semanales golpeando parcelas de más de 30 hectáreas también están muy por encima de lo conocido: en lo que va de 2025 ascienden a 1.599, muchos más que los 1.089 de igual periodo del 2024.

La situación del continente con miles de evacuados y decenas de víctimas directas (entre muertes y heridos) no muestra mejoría. Los últimos días y hasta mediados de agosto, Francia y en especial España se han visto entre los países más afectados por incidentes, daños materiales y víctimas, aunque Turquía y Grecia no les quedan atrás. Tampoco Portugal, Bulgaria, Albania, Chipre, Montenegro y Kosovo. Previamente, el Reino Unido había sido duramente afectado. Situación que se da en un escenario de canícula que golpea nuevamente a Europa, con récords que superan los 42ºC y con un aumento significativo de la sequía en las zonas afectadas.

La segunda semana de agosto, el Departamento de Aude, cercano al Parque Nacional de los Pirineos de Ariege (casi frontera con España) y al Parque Natural Regional del Haut-Languedoc, sufrió el mayor incendio de bosques de las últimas décadas, con 16.000 hectáreas calcinadas. Si bien el foco de este incendio se controló en unas 72 horas, las autoridades anunciaron que su extinción definitiva demandaría días e incluso semanas debido a las condiciones climáticas y los fuertes vientos. El humo y las cenizas provenientes de Aude alcanzaron las Islas Baleares, Girona y Barcelona.

En una decena de regiones españolas el panorama no ha sido menos desolador. Más recientemente, en los municipios gallegos de Maceda Chandrexa y Queixa y en la comarca de El Bierzo, afectando el Parque del Monumento Natural de las Médulas (patrimonio de la UNESCO), en la Provincia de León. En paralelo, otros frentes estallaban en la provincia de Zamora y en Pamplona. Según la prensa española del martes 12 de agosto, a ese día permanecían activos en siete comunidades: Galicia, Castilla y León, Madrid, Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y Navarra, con situaciones especialmente preocupantes en media docena de provincias. 

Según el sitio WEB Ecoavanten España, en lo que va del año el 47% de los incendios ocurrió en las denominadas comunidades interiores; el 27%, en el noroeste, y un 23%, alrededor del Mediterráneo.

En varios países, como lo ha constatado el Servicio de Vigilancia Atmosférica del Programa Copernicus, los incendios forestales han causado la mayor cantidad de emisiones de gases contaminantes durante los últimos 23 años, cuando se comenzó a recopilar información al respecto. En Grecia, Turquía, Reino Unido y Chipre este tipo de emisiones ha sido récord.

Explota el termómetro en todo el Norte

Según el Programa Copernicus de observación de la Tierra que depende de la Unión Europea, el mes de julio de 2025 fue el tercer julio más caluroso a nivel mundial después de 2023 y 2024. La temperatura media de la superficie del mar fue la tercera más alta jamás registrada y la extensión del hielo marino ártico se redujo a su nivel casi más bajo desde que comenzaron sus mediciones satelitales hace 47 años. Este nivel de reducción fue casi el mismo que en 2012 y 2021.

Las olas de calor europeo afectaron incluso a los nórdicos Suecia y Finlandia, con un período inusualmente largo de temperaturas superiores a los 30°C. El sureste europeo también padeció olas de calor e incendios forestales, con una temperatura récord nacional de 50,5°C en Turquía.

Fuera de Europa, se registraron temperaturas más altas que la media en el Himalaya, China y Japón. Según el Centro Meteorológico Mundial de Beijing, la primera semana de agosto las temperaturas máximas superaron los 42°C en partes de Asia occidental, el sur de Asia central, amplias regiones del norte de África, el sur de Pakistán y el suroeste de Estados Unidos, con áreas localizadas con más de 45°C. Japón registró un nuevo récord nacional de temperatura de 41,8°C el 5 de agosto, superando así el récord de 41,2°C cinco días antes. En el suroeste de Irán y el este de Iraq, el mercurio llegó a los 50°C. Por su parte, el Servicio Meteorológico Nacional de Marruecos debió emitir una alerta por temperaturas entre 40 y 47°C.

Humo de Canadá cubre Europa

Incendios en Canadá: la nube de humo llega hasta EuropaA un continente ya sufriente se le sumó un fenómeno climático tan original como sorprendente: en muchas ciudades, durante varios días en junio, el cielo se cubrió con un tinte fantasmagórico color rojizo oscuro. Resultado del impacto del humo procedente de Canadá, donde incendios forestales extensos y generalizados en las provincias de Alberta, Manitoba y Saskatchewan desde mayo ya han dejado más de 6.6 millones de hectáreas quemadas.

A principios de junio, una gran columna de ese humo se desplazó a través del Atlántico Norte en dirección a Europa. Según el Índice IQAir suizo, que mide la calidad del aire y los niveles de polución, la mayor parte del mismo llegó a la región europea gracias a corrientes de gran altitud, alrededor de 9.000 metros, por lo que un principio no afectó directamente los centros urbanos. Sin embargo, en pocos días el humo comenzó a descender e impactar numerosas ciudades. Varias comunidades en el centro y el sur debieron lanzar una alerta meteorológica: aire “no saludable para grupos sensibles”. Este fenómeno, que se repitió a comienzos de agosto, ya había dejado a Zagreb, Ljubljana, Milano y Berna entre las ciudades más contaminadas del mundo.

La mala calidad del aire que se midió en buena parte del cielo europeo se ve reforzada en esta época del año por los ya repetidos episodios de polvo sahariano también conocidas como calimas. Provenientes de África, compuestos por partículas en su mayoría de origen mineral como cuarzo, arcilla, calcita y óxido férrico, se expanden sobre el cielo europeo, así como del Caribe y del sureste de Estados Unidos, enrareciendo la visibilidad y provocando trastornos respiratorios a sectores de la población con salud vulnerable.

Picos de calor en 2024 y tendencia creciente del clima mundial que se sigue calentando. Gráfico OMM.

Incendios destructores

Europa y el Ártico son las regiones del planeta que han calentado con más rapidez. Los últimos 30 años, sus respectivas temperaturas aumentaron el doble que en el resto del globo, alcanzando aproximadamente 0,53°C por década. Con el recalentamiento, como lo señalan los estudios de tendencias, mayores sequías y menos lluvias contribuirán a duplicar el riesgo de incendios hacia el año 2100. La creciente urbanización, las tierras de cultivo abandonadas y el crecimiento de vegetación sin gestionar seguirán contribuyendo al incremento de vastos paisajes de biomasa inflamable. Por su parte, los monocultivos extensivos, en particular de coníferas, pinos y eucaliptos, constituyen un factor de riesgo no menos importante.

Según cálculos muy mesurados, los incendios le producen serios daños económicos a la Unión Europea: unos 2.000 millones de euros anuales. En 2023, año récord, se contabilizó casi el doble de esta cantidad. Las zonas afectadas han visto una disminución de al menos un 0,2% de su Producto Interno Bruto como consecuencia directa.

Las piscinas y los balnearios de ríos, lagos y mar, el único oasis para una Europa

La estrecha relación entre calentamiento global, temperaturas en aumento, sequías potencializadas e incendios destructivos conforma un fenómeno único. En Europa, el impacto de estos elementos se reconfirma casi cada año. Según el Programa Copernicus, “si bien la física del calentamiento global es sencilla (los gases de efecto invernadero retienen el calor), en definitiva, la tasa de calentamiento en diferentes regiones está determinada por complejas retroalimentaciones locales, la dinámica atmosférica y la calidad del aire”.

Comprender estas diferencias regionales, explica Copernicus, es esencial no solo para la precisión científica, sino también para diseñar estrategias locales de adaptación ante un mundo en calentamiento.

Todo parece muy claro, aunque la realidad se expresa más contundente y casi siniestra. Ni los estudios científicos ni los análisis de tendencias e inversiones preventivas logran hasta hoy avances preventivos y efectivos contra el impacto destructor de los incendios en Europa como en el resto del planeta. La física del recalentamiento es sencilla y podría confrontarse la reducción radical de las emisiones de carbono y de gases de efecto invernadero. Ecuación simple, que pone en cuestión toda la lógica actual de producción y consumo. Mientras esto no cambie, Europa y el resto del planeta seguirán incendiándose.

*Periodista, investigador y analista argentino, radicado en SuizaColaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)