A tejer alianzas: Duque y Petro van a segunda vuelta en Colombia/ Segundo turno na Colômbia: hora de fazer alianças
Camilo Rengifo Marín-CLAE|
Entre las nueve opciones de voto que estaban disponibles en el tarjetón electoral, dos candidatos presidenciales fueron los punteros y se consolidaron como los más votados en casi la totalidad de los departamentos del país de 50 millones de habitantes: el aspirante por el ultraconservador partido Centro Democrático, Iván Duque, y el candidato de la Coalición Colombia Humana, el centroizquierdista Gustavo Petro.
Ser el ungido del expresidente Álvaro Uribe pareció haberle dado un cupo seguro en segunda vuelta a Duque, quien logró en primera vuelta 7.554.145 de votos, el 39,13% de los votos, tras prometer la reforma del acuerdo de paz con la ex guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Pero no logró la mayoría absoluta (50%) y deberá ir a segunda vuelta con Petro el 17 de junio.
Petro también logró pasar a segunda ronda, con más de 4.843.985 y el 25.09% de los electores. El exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, con 4.584.423, logró el tercer lugar en la votación, con una diferencia respecto a Pero de un poco menos de 200 mil votos. En cuarto lugar se ubicó el exvicepresidente de Santos, Germán Vargas Lleras, con 1.403.566 de votos que representan un 7,27%, una cifra muy baja, pero superior a la de Humberto de la Calle (398.650 sufragios, 2,06 % del total).
La campaña y la elección presidencial para la primera vuelta, que tuvo una abstención de más del 46%, se desarrollaron entre el temor de que la derecha destruya el acuerdo de paz con las FARC, o que un cambio de modelo auspiciado por la centroizquierda provoque una crisis económica y social. El voto en realidad no se polarizó, se distribuyó entre varias alternativas.
Así Sergio Fajardo, de la Coalición Colombia, se quedó con Bogotá y se convirtió en la tercera opción más votada en todo el territorio nacional; el liberal Humberto de la Calle, no consiguió ser la opción más votada en ningún departamento, al igual que Germán Vargas Lleras, a pesar de que era respaldado por el oficialista partido Cambio Radical y el Partido de la U, los que consiguieron las mayores votaciones para el nuevo Congreso.
La victoria de Duque supondría para el uribismo retomar el control del país, recomponer su rumbo político en una tendencia ultraconservadora nacional y desmontar el proceso de paz para volver a implementar la mano dura. Según quedó el mapa, Petro logró consolidarse en siete departamentos costeros, tanto del Caribe como del Pacífico, mientras que Iván Duque consiguió ser la opción más votada en todo el interior del país, a excepción de Bogotá.
León Valencia, director del Centro de Pensamientos sobre el Conflicto Armado, Paz y Postconflicto, señala que el uribismo mantiene su intención de voto, frente a elecciones pasadas y destaca el resultado de Petro y Fajardo en el Caribe y Bogotá. “Digamos que lo urbano de las grandes ciudades tiene una presencia muy importante de la izquierda y la centroizquierda. Todo lo que es ese pequeño pueblo está muy ligado al uribismo”, indica.
Los miedos inducidos
La principal característica de esta campaña electoral pasa por la existencia generalizada de “grandes miedos” en la sociedad colombiana, los dos primeros creados por el aparato mediático hegemónico de la derecha y el establishment: que Colombia se convierta en otra Venezuela, a que Gustavo Petro llegue a ser presidente, y -desde los sectores democráticos- que Álvaro Uribe vuelva a gestionar el poder en el país a través de un presidente títere.
La candidatura de Gustavo Petro, sin mayores recursos económicos, ha ilusionado a una parte importante del electorado, ha repolitizado a segmentos de la sociedad, construyendo una narrativa entrañable pese a su pragmatismo. También sorprende el vertiginoso ascenso del conservador Iván Duque, un abogado de 41 años catapultado por el actual presidente Juan Manuel Santos y reclutado luego por Uribe. Hoy se ha convertido en el “hombre duro” de Colombia.
Duque fue asesor de Uribe en las Naciones Unidas, e impulsado por él llegó al puesto de senador y tuvo al expresidente como profesor asistente en la Universidad de Georgetown, junto a otras figuras señeras del conservadurismo como el español José María Aznar y el ecuatoriano Guillermo Lasso.
El empresariado, las élites pero también buena parte de las clases populares están con Duque, aplaudiendo sus propuestas radicales de seguridad, de modificar el acuerdo de paz, de impedir la participación política de los congresistas de Farc, y de atacar los cultivos de cocaína con fumigaciones, y dando marcha atrás a logros constitucionales y pactos del Tratado de Paz que logró el gobierno de Juan Manuel Santos con las Farc.
Duque prometió recuperar la autoridad, modificar el acuerdo de paz y es aceptado por los inversionistas y los mercados con su propuesta de reducir los impuestos para impulsar el desarrollo económico. «Hoy los colombianos nos han dado un voto de confianza para que iniciemos una gran transformación en Colombia, por eso quiero ser el presidente que una nuestro país», dijo ante eufóricos seguidores, al aclarar que pese a su posición no hará «trizas el acuerdo», al tiempo que rindió un homenaje a Uribe.
Tras los resultados de la primera vuelta, Petro expuso sus propuestas económicas y reiteró que se debe dejar el miedo. “Nosotros no vamos a expropiar, ni el Estado tampoco se va a quedar con los bienes de la gente, eso es una mentira de la oposición, es una cadena del engaño. Hay que darle oportunidades a la gente, que los pobres puedan dejan de serlo. Podemos lograr en la Colombia Humana hacer una sociedad de clase media para brindarle oportunidades a la población”, dijo.
Petro aclaró que en ningún momento se tomarán caminos dictatoriales. “No vamos a perseguir a los opositores, ni los chuzaremos; se respetarán los derechos humanos. El presidente Uribe no debe temer del gobierno de la Colombia Humana. Tendrá su derecho a la protección, a todos sus derechos en la eventualidad de nuestro gobierno», enfatizó Petro.
Obviamente, las alianzas serán decisivas para asegurar el triunfo de cualquiera de ellos en una segunda vuelta, para la que restan menos de tres semanas.
* Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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Segundo turno na Colômbia: hora de fazer alianças
Por Camilo Rengifo Marín
Entre as nove opções de voto que estavam disponíveis na cédula eleitoral, as duas que foram mais votadas neste domingo (27/5) conquistaram o direito de um duelo final entre si no segundo turno. São elas a fórmula ultraconservadora de Iván Duque, do partido Centro Democrático, e a chapa da coalizão Colômbia Humana, do centro-esquerdista Gustavo Petro.
Ser o indicado pelo ex-presidente Álvaro Uribe (2002-2010) foi o apoio que assegurou o favoritismo e a vaga de Duque no segundo turno, com 7,57 milhões de votos neste domingo (39,13%), a partir de uma plataforma baseada em revogar o acordo de paz com as ex-guerrilha das FARC – hoje transformada, graças a esses mesmos acordos, no partido político legal Força Alternativa Revolucionária do Comum –, o que não foi suficiente para alcançar uma maioria absoluta. Assim, terá que disputar o segundo turno., no dia 17 de junho.
O candidato Petro também passou ao segundo turno, com o apoio de 4,85 milhões de eleitores (25,10%). O ex-governador do departamento de Antioquia, Sergio Fajardo, teve 4,59 milhões de votos e ficou com o terceiro lugar, sendo superado por Petro por pouco menos de 200 mil votos. Em quarto ficou o ex-vice-presidente de Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras, com 1,41 milhões de votos (7,28%), uma cifra muito baixa, mas ainda assim superior ao obtido por outro governista, Humberto de la Calle, que conseguiu pouco mais de 398 mil sufrágios (2,06%).
A eleição registrou neste primeiro turno um nível de abstenção levemente superior aos 46%, após uma campanha onde os elementos centrais foram os temores: de um lado, o receio de que a direita pudesse desfazer o acordo de paz com as FARC, e por outro o discurso de um modelo de centro-esquerda pudesse provocar uma crise econômica e social. Com tudo isso, o voto não se polarizou, como alguns analistas esperavam. Pelo contrário, se distribuiu entre várias alternativas.
Alguns dados curiosos: Sergio Fajardo, da Coalizão Colômbia e terceiro na votação nacional, foi o grande vencedor em Bogotá; o liberal Humberto de la Calle não conseguiu ser a opção mais votada em nenhum departamento, assim como Germán Vargas Lleras, apesar de serem os candidatos dos partidos governistas Mudança Radical e Partido da União, que conseguiram as maiores votações para o novo Congresso, na eleição legislativa – que se realizou em março.
A vitória de Duque supõe que o uribismo poderia retomar o controle do país e recompor seu rumo político e seu discurso que prioriza a segurança sobre outros temas, além da prioridade aos ataques contra a Venezuela e pelo fim dos acordos de paz.
Também segundo o mapa eleitoral deste domingo, Petro conseguiu se impor em sete departamentos costeiros, tanto no Caribe quanto no Pacífico, enquanto Duque se estabeleceu principalmente no interior do país, exceto em Bogotá.
León Valencia, diretor do Centro de Pensamentos sobre o Conflito Armado, Paz e Pós-conflito, afirma que o uribismo deve manter sua intenção de voto, como nas eleições passadas, e destaca o resultado de Petro e de Fajardo no Caribe e em Bogotá. “Digamos que os setores urbanos, nas grandes cidades, há uma presença muito importante da esquerda e da centro-esquerda. Já as pequenas cidades estão muito mais à mercê da máquina eleitoral do uribismo”, indicou.
Os medos induzidos
A principal característica desta campanha eleitoral passa pela generalização dos “grandes medos” na sociedade colombiana, criados pelo aparato midiático hegemônico da direita financeira e do establishment. Um deles é o medo de que Colômbia se torne uma nova Venezuela se Petro for presidente. O outro medo, compartilhado pelos setores democráticos, é sobre o fato de que Álvaro Uribe volte a ter influência no país através de um presidente títere.
A candidatura de Gustavo Petro, sem maiores recursos econômicos, trouxe esperança a uma parte importante do eleitorado, e vem tentando repolitizar alguns segmentos da sociedade, construindo uma narrativa otimista, apesar do pragmatismo de muitas de suas propostas. Também é um tanto surpreendente o vertiginoso crescimento de Iván Duque, um advogado conservador catapultado à política pelo atual presidente Juan Manuel Santos, e logo recrutado por Uribe. Hoje, conseguiu estabelecer uma imagem de novo “homem durão” da Colômbia.
Duque também foi assessor de Uribe nas Nações Unidas, e foi impulsado por seu novo mentor que ele conseguiu se eleger para o cargo de senador. O ex-presidente também foi seu professor na Universidade de Georgetown, além de outras figuras do conservadorismo, como o espanhol José María Aznar e o equatoriano Guillermo Lasso.
O empresariado, as elites e também boa parte das classes populares estão com Duque, aplaudindo suas propostas radicais de segurança, de atacar os cultivos de cocaína com fumigações, de revogar as mudanças constitucionais estabelecidas a partir dos Tratados de Paz assinados pelo governo de Juan Manuel Santos com as FARC, além de impedir a participação política dos congressistas do partido das FARC.
A plataforma de Duque é bem vista pelos investidores e pelos mercados, especialmente por sua proposta de reduzir os impostos para impulsar o desenvolvimento econômico. “Hoje, os colombianos nos deram um voto de confiança, para que iniciemos uma grande transformação na Colômbia, por isso quero ser o presidente que una o nosso país», disse ele diante de eufóricos seguidores, ao explicar que, apesar de suas declarações durante o primeiro turno, não pretende “fazer pedacinhos dos acordos de paz”, e que poderia resgatar alguns elementos dele. Ademais, também aproveitou o discurso da noite deste domingo para fazer uma homenagem a Uribe.
Após anunciados os resultados do primeiro turno, Petro discursou para o seu público reforçando alguns pontos de sua proposta econômica, e afirmou esperar que os eleitores não se deixem levar pelo medo. “Nós não iremos desapropriar, o Estado não tirará os bens das pessoas, isso é uma mentira da oposição, uma cadeia de enganos buscando manipular as eleições. Nós queremos sim dar oportunidades às pessoas, para que os que são pobres deixem de sê-lo. Podemos construir uma Colômbia Humana (um trocadilho com o nome de sua coalizão), uma sociedade de classe média, com direitos garantidos para toda a população”, disse.
Petro assegurou que em nenhum momento se tomarão caminhos ditatoriais. “No nosso governo os opositores não serão perseguidos, nem espionados. Os direitos humanos serão respeitados. O ex-presidente Uribe não deve temer o governo da Colômbia Humana. Terá seu direito à proteção e todos os seus demais direitos garantidos pelo nosso governo, assim como todos os demais cidadãos”, enfatizou Petro.
Obviamente, as alianças serão decisivas para assegurar o triunfo de qualquer dos dois candidatos no segundo turno, para o qual restam apenas três semanas.
Camilo Rengifo Marín é economista e acadêmico colombiano, investigador do Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)