Golpe silencioso: Musk maneja el presupuesto y el gasto federal ¿y a Trump?
Mirko C. Trudeau
Durante el fin de semana, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dio acceso a Elon Musk y a algunos de sus socios a los sistemas informáticos del Tesoro de Estados Unidos. El hombre más rico del mundo tiene ahora acceso a los datos financieros de millones de estadounidenses y parece poder controlar el gasto federal bloqueando o redirigiendo pagos previamente autorizados por agencias y departamentos.
Según el premio Nobel Paul Krugman «Los estadounidenses pueden haber experimentado ya lo que equivale a un golpe de Estado del siglo XXI. Puede que no haya tanques en las calles, pero el control efectivo del Gobierno puede estar ya fuera del alcance de los funcionarios electos».
Elon Musk, el multimillonario de la tecnología y asesor no electo del presidente Donald Trump, está tomando el control de gran parte de la burocracia federal y de los sistemas informáticos confidenciales del Gobierno, a pesar de que no posee una autoridad establecida, señala Democracy Now!. “¿Será que el presidente Trump es apenas un funcionario de Musk?”, se pregunta Mike Stranford.
Como director ejecutivo de Tesla y SpaceX, Musk tiene contratos gubernamentales por miles de millones de dólares, un hecho que ha generado preocupaciones sobre conflictos de intereses que podrían surgir en su campaña de reducción de costos.
Ahora, el equipo de Musk tiene pleno acceso al sistema de pago del Tesoro, una vasta infraestructura responsable de desembolsar los cheques del Seguro Social, los beneficios de Medicare, los reembolsos de impuestos y los contratos gubernamentales, lo esencial de las arterias financieras del gobierno federal.
Esta medida sin precedentes otorga a los agentes no electos de Musk la capacidad de monitorear, retrasar o incluso bloquear los pagos, dándoles el control de facto sobre billones de dólares en el gasto del gobierno sin supervisión, un nivel de poder que pone en duda la función misma del estado.
El estratega demócrata Waleed Shahid señala que el golpe no se está dando con tanques en las calles o milicias en edificios gubernamentales, sino con hojas de cálculo, órdenes ejecutivas y una red de leales incrustados en la burocracia federal.
«Nunca he visto algo así, nunca en la historia del país. Siempre tenemos al presidente, a los miembros del gabinete y al secretario del Tesoro confirmados por el Senado», dijo Richard Painter, principal abogado de ética de la Casa Blanca durante la administración del expresidente George W. Bush. “Los miembros del gabinete son instalados por el presidente y se coordinan con la Casa Blanca para implementar políticas. No se puede simplemente no gastar el dinero asignado por el Congreso”.
Lindsay Owens, directora ejecutiva del centro de investigación progresista Groundwork Collaborative, quien advierte que Musk podría estar sentando las bases para implementar importantes recortes de impuestos que los republicanos han prometido y que beneficiarán de manera desproporcionada a las corporaciones y a las personas ricas como él. “Elon Musk va a pagar sus recortes de impuestos con el dinero del Seguro Social de las personas”, afirmó.
Ya el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, dijo que había asumido el cargo de director interino de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), a la que Musk había calificado de “organización criminal”. Los agentes escogidos a mano por Musk se han hecho con el control del sistema de pago de seis billones de dólares del Tesoro, la Oficina de Administración de Personal (OPM) y las instituciones de la Administración de Servicios Generales (GSA) que, en conjunto, funcionan como el sistema nervioso central del gobierno.
Según el Washington Post, David A. Lebryk, el funcionario de carrera de más alto rango del Departamento del Tesoro, renunció después de negarse a entregar el control del sistema, que procesa todo, desde el Seguro Social y Medicare hasta los contratos del gobierno.
La semana pasada, el gobierno intentó congelar fondos federales para programas como SNAP y Medicaid. Los tribunales intervinieron, forzando una reversión. Pero la estrategia más amplia sigue intacta porque altos funcionarios de carrera en múltiples agencias, incluyendo el Tesoro, la Oficina de Administración de Personal y el FBI, han sido despedidos o marginados.
Si esto fuera Pakistán, Chad o Venezuela, los titulares de los medios señalarían que Un multimillonario oligarca se apodera del control, desmantelando la democracia en tiempo real. Los leales a Musk, armados con órdenes ejecutivas en lugar de rifles, están rastrillando a la administración pública, sacando a los funcionarios de los sistemas gubernamentales y dictando la política desde una sala de guerra.
La figura de Trump como hombre fuerte se desvanece, para dar lugar a la de Musk, el verdadero líder de la junta.de Hacienda, seguridad nacional, agencias federales, una por una, que cae bajo dominio privado. En cualquier otro país, los expertos lo llamarían captura estatal, un golpe de libro. En EEUU, la prensa sigue preguntando si la democracia está en peligro.
Los asistentes de Musk han bloqueado a los funcionarios del gobierno de los sistemas de datos críticos que contienen la información personal de millones de empleados federales, lo que plantea serias preocupaciones de ciberseguridad y supervisión. Pero el movimiento más peligroso hasta ahora es la adquisición del sistema de pago de Hacienda.
El “ejército” de Musk., exagentes de Twitter, ingenieros de Tesla y pasantes de xAI están ahora incrustados en agencias clave. Las empresas vinculadas a Musk, incluyendo Palantir, Neuralink y The Boring Company, influyen en la política de la Casa Blanca, utilizando el acceso del gobierno para consolidar el poder e implementar recortes radicales bajo el disfraz de la eficiencia.
El hombre más rico del mundo, a quien nadie eligió para ningún cargo gubernamental, está buscando acceso sin precedentes a información confidencial, incluyendo información relacionada con sus propios intereses comerciales, y parece empeñado en cortar la mayor cantidad de fondos posible para los programas que importan al resto de l población estadounidense.
De lo que se trata es de empujar los límites del control ejecutivo sobre el gasto, incitar a los tribunales a intervenir y seguir refinando la justificación legal para despojar al Congreso de su autoridad constitucional. Los agentes de Musk están sentando las bases para una agresiva expansión del embargo, argumentando que el presidente, no el Congreso, debería dictar el gasto federal.
La meta es tomar el control de las palancas del poder, neutralizar la supervisión independiente, y asegurar de que incluso en el caso de que la oposición gane una elección, heredará un sistema tan roto que difícilmente pueda hacer funcionar.
A diferencia de los anteriores presidentes republicanos que se enfrentaron a la burocracia pero finalmente jugaron con las reglas, Trump ahora tiene un tecnócrata multimillonario que quiere desmantelar el propio sistema. La purga de los funcionarios de carrera, la incautación de sistemas financieros, la marginación de la autoridad de gasto del Congreso, todo apunta a un gobierno donde el poder se concentra en un pequeño círculo, sin rendir cuentas.
Un golpe silencioso, No viene con una bandera. No hay tanques en la avenida Pensilvania, ni discursos de balcón. Sólo un ejecutivo multimillonario que se infiltró en el estadounidense, amparado por un presidente que enfila contra Departamento de Justicia. Mientras, trabajadores del gobierno se quedaron fuera de sus oficinas mientras un exejecutivo de Twitter reestablecía sus contraseñas.
La oposición parece haber desaparecido como tal y hoy vota con el partido de Trump para acelerar las deportaciones, ofrece advertencias solemnes desde el foro del Congreso, pero se abstiene de utilizar las herramientas que tiene para obstruir el saqueo: Musk y Trump desmantelan el gobierno a plena vista, saqueando el estado y culpando a los restos de la diversidad.
* Economista, politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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