EEUU no confía en la oposición: megaelecciones con crisis y amenazas de intervención externa y terror interno/ Megaeleições com crise…

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Aram Aharonian|

La pregunta que está en boca de todos -políticos y candidatos, analistas, encuestadores, gurúes, pueblo en general- es si el ganador de las elecciones presidencial es del 20-M podrá arreglar la principal preocupación de los venezolanos, la grave situación económica del país.

Estas elecciones no son una “fiesta democrática”, sino una batalla, y la pregunta que se hacen todos es si se está en la víspera de una espiral de violencia terrrorista de cara a la elección presidencial, a sabiendas que existen deseos y planes para ellos de sectores de la derecha financiados y guionados desde el exterior.

El ex gobernador del Estado de Lara Henri Falcón fue el director de campaña del candidato   opositor Henrique Capriles Radonski en la última elección presidencial de 2013. Con un 30% de intenciones de voto en los sondeos, es hoy el candidato de oposición en la mejor posición. El presidente Nicolás Maduro recibe un 52% de las intenciones de voto, pese a que las coberturas mediáticas de los medios nacionales e internacionales lo invisibilicen.

No se debe olvidar que los principales partidos de la autodisuelta Mesa de Unidad Democrática (en desbandada) prefirieron abstenerse de participar en las megaelecciones, siguiendo guiones de Washington, Madrid y Bogotá, conscientes de su descrédito .y credibilidad. Y lo icerto es que Falcón, pese al apoyo del establishment financiero trasnacional, no tiene la confianza ni el apoyo explícito de Washington.

¿Chavismo o madurismo? Desde la asunción de Maduro se ha desatado un proceso de deschavización y hoy vemos cómo la figura del líder –a quien intentan endosar todos los errores-  ha desaparecido hasta de la publicidad electoral. Hugo Chávez planteó el socialismo del siglo XXI, la democracia participativa, comunal, feminista, con el desarrollo de formas sociales de propiedad sobre los medios de producción…

El analista Marco Teruggi indica que ante una grave situación económica, el gobierno se encontró con dos caminos posibles: una respuesta de defensa y conservación, con posibles retrocesos de conquistas, cercana a la visión históricamente alejada de la vía comunal, y otra, de profundización de los cambios iniciados, con, por ejemplo, la “ampliación de los campos de acción y decisión del poder popular”. Parece haberse optado por la primera opción, fortalecer el acuerdo con el empresariado y desandar la apuesta comunal.

¿Dónde está el socialismo? Lejos, expresado en experiencias concretas territoriales que cargan esa potencia, en disputa como proyecto al interior de los chavismos, amenazado por la asfixia impuesta por la guerra de desgaste y por las tendencias burocráticas que descreen del sujeto histórico y creen en… ¿En qué creen?, añade Teruggi.

Chávez impulsó la democracia participativa del pueblo. Hoy al pueblo se le participa que tiene que votar a Maduro.

Elección o intervención, esa es la cuestión

Resultado de imagen para venezuela eleccionesLas operaciones psicológicas o guerra de cuarta generación–ininterrumpidas desde 1999- tuvieron como meta imponer en el imaginario público internacional un cambio de régimen por la fuerza tras la elección de una Asamblea Constituyente, el 30 de julio de 2017. Lo cierto es que la posibilidad de un ataque militar nunca había sido tan propicia, y el presidente de EEUU, Donald Trump no lo excluyó, y le toca al sistema cartelizado de terror  mediático convencer la opinión pública de la pertinencia de una intervención extranjera.

Las excusas son varias: una intervención para restablecer la democracias, una contra un Estado canalla (rogue state) o fallido (failed state) y/o una “humanitaria”. El fugado exalcalde capitalino Antonio Ledezma, que había llamado a derrocar a Maduro, declaró que “más que ayuda humanitaria, lo que necesitamos es una intervención humanitaria”.

El tema de la crisis humanitaria es alimentado por toda una serie de ONG con objetividad dudosa -y financiamiento cierto- y retomado por el sistema mediático hegemónico para legitimar una intervención militar extranjera “con fines humanitarios”.

Siguiendo el mismo argumento de la crisis económica, el gobierno de facto brasileño ordenó un despliegue militar en la frontera con Venezuela, mientras Colombia, decidió construir campamentos para refugiados en las ciudades fronterizas

La opositora María Corina Machado, una de las favoritas de Washington, publicó un audio promoviendo la premisa “Dimisión es la salida por la fuerza 2018”, donde afirma que “está clarísimo para la gente y para la comunidad internacional que Maduro no saldrá con votos, el régimen cerró la vía electoral cuando impuso la Constituyente cubana y cometió el megafraude denunciado por sus socios de Smartmatic”.

Por las redes se lanzó una convocatoria a la violencia preelectoral, con manifestaciones a partir del 14 de mayo (lunes antes de las elecciones), a nivel nacional, con el objetivo de suspender las elecciones, con un paro contundente nacional e indefinido; lograr la renuncia de Maduro y de su gobierno en pleno, y la convocatoria a un gobierno de transición que decrete nuevas elecciones con reglas claras y órgano electoral confiable.

El analista y constituyente Oscar Schemel advierte que un candidato único de la oposición podría disputarle a Maduro, realmente, la reelección, pero eso hasta ahora no es más que una hipótesis, y los escarceos por la coalición entre Henri Falcón y el pastor protestante Javier Bertucci no lograron avances.

El constituyente Julio Escalona afirma que el gobierno tiene serias deudas con el pueblo y debe pagarlas (…)“El problema es la quinta columna, que tiene más poder que el que nos imaginamos y es a ella a la que hay que desenmascarar y derrocar. Hay que asaltar ese cuartel general y eso es de la mayor urgencia”.

Se vienen acumulando diversas decepciones, por la corrupción, por la tolerancia del gobierno con los especuladores, por la complicidad de los cuerpos de seguridad con los “bachaqueros” (contrabandistas), complicidad que viene de arriba, por los problemas en los hospitales, en el transporte público, en la seguridad pública, por dramas que vuelven a aparecer en las calles, en el barrio, con niños y niñas… pero, ¿absteniéndonos o votando por los que proponen la dolarización resolveremos algo?, añade Escalona.

Lo monetario

¿Cuántos venezolanos, potenciales votantes por Maduro, creen que existe una guerra económica, responsable de los altos precios y, en general, de la difícil situación económica del país? No existe ningún estudio, investigación, o incluso, ninguna encuesta que permita saberlo, pregunta el director de Últimas Noticias, Eleazar Díaz Rangel.

En la falta de confianza y de credibilidad en las explicaciones que se le ofrecen al país, y en la ininterrumpida y brutal alza de los precios, están las motivaciones para que muchos venezolanos tengan dudas sobre esa guerra, y hasta de su existencia… se explica por la deficiente información suministrada, fraccionada y circunstancial, añade.

Lo cierto es que en lo referente a las propuestas electorales, lo monetario subsume todo lo programático, partiendo del supuesto de que votantes racionales, de acuerdo a la situación económica, premian o castigan la gestión de gobierno. Se formulan y ofrecen medidas tratando de influir en la percepción y las emociones y no al raciocinio del ciudadano.

La socióloga Maryclén Stelling indica que son de especial importancia las narrativas que manejan los factores políticos en torno a las causas de la crisis económica al igual que de la crisis humanitaria, esta última bandera nacional e internacional de la oposición.

En una esquina, el candidato-presidente Nicolás Maduro apuesta a El Petro y al Bolívar Soberano, y también al Petro-Oro (¿usted sabe de qué se trata?), y en la otra esquina el binomio dolarizador Henry Falcón-Francisco Rodríguez. El portal15yultimo señala que para ambos, superar la coyuntura actual, pasa por instalar primero un “nuevo tiempo monetario”. Y lo usan como punch propagandístico, totalmente reduccionista de la realidad-real.

Nadie duda de la necesidad imperiosa de políticas monetarias coherentes, pero los graves problemas de fondo del país no se arreglan así no más. Maduro aseguró que a partir de su  reelección arranca la nueva prosperidad económica para el país (¿cómo?) mientras que Henri Falcón promete dolarizar los sueldos, como el remedio mágico para todos los males. Es muy seductor afirmar que todos tendrán posibilidad de manejar dólares, ¿no?

Más allá de su pobreza, este tipo de propuestas electorales son una falta de respeto, un desprecio a un pueblo, al que se les solía explicar cada proyecto, cada medida. Eran épocas cuando se consideraba al pueblo como sujeto de políticas y no solo objeto de ellas, formas que seguramente los sesudos asesores extranjeros, repetidores de fórmulas fallidas en sus democracias declamativas, ni siquiera imaginan.

El problema mayor es que la gente, el pueblo que antes se enteraba de todo por boca de Chávez, no sabe realmente cuál es el plan de El Petro-Bolívar Soberano (¿habrá dualidad cambiaria y monetaria?) y el Petro-Oro, pese a que Maduro insista en lo importante debe ser el debate de ideas (que es precisamente lo que falta en el debate preelectoral). Ojo: mensajes confusos y contradictorios, resultan costosos en términos electorales.

Los economistas, incluso los chavistas, advierten que El Petro no está acompañado por un plan económico para acabar con la especulación y el bloqueo económico y financiero, con la escasez de efectivo, con el contrabando de extracción, con el colapso de los servicios públicos, con la ausencia de inversión productiva y con toda la larga cola de los problemas económicos sin resolver.

La dolarización, por su parte, es el slogan vendedor de un proyecto de fondo, el de la entrega del país definitivamente a los capitales especulativos y corruptos, sin distinción de que sean criollos o foráneos. La oferta al  venezolano medio, al trabajador, al 80% del país, es unos cuantos dólares, mientras los grandes capitales se llevarán hasta las principales empresas del Estado, incluyendo Pdvsa. Muchos opositores al gobierno tampoco están de acuerdo con la dolarización, así a secas, sin proyecto, sin plan.

¿Qué hacer? La economista Pascualina Curcio señala que detener la hiperinflación es la tarea urgente, no solo porque pulveriza el salario real, también contrae la producción nacional; estimula el acaparamiento por las expectativas de aumentos de precios; alimenta el contrabando de extracción; hace insuficiente el presupuesto público.

Añade que es imprescindible y estratégico evitar la manipulación del tipo de cambio en los mercados ilegales y propone anclar el bolívar a la cantidad de oro que está en las bóvedas, cuyo precio solo se fija en el mercado internacional. Pero para ello no se debe vender el oro, ni en dólares ni en bolívares, guardarlo en las bóvedas y minas; y. recuperar la producción de petróleo ya que cada 100.000 barriles diarios adicionales equivalen a $1.000 millones de dólares anuales. O sea, cerrar, de una vez por todas, las venas que aún siguen abiertas.

Canal humanitario

Desde la EEUU sigue presionando por la apertura de un canal humanitario en Venezuela, ý “expertos” y “especialistas” como Cáritas Venezuela, representantes de la Universidad Central y el cardenal Baltazar Porras –autor de furibundas posiciones antichavistas , quien apoyó el golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002-, ofrecieron sus opiniones en la OEA, obviando todos el bloqueo estadounidense y europeo. No estuvieron presentes todos los países, apenas los doce que siguen los dictados de Washington.

En 2005, Porras ofreció a Estados Unidos todos los servicios sociales y programas de la Iglesia Católica en los barrios de Venezuela para desestabilizar al gobierno venezolano, según un cable de la embajada estadounidense en Caracas desclasificado por WikiLeaks.

El representante de EEUU en la OEA, Carlos Trujillo, culpó al gobierno de Maduro de utilizar la distribución de medicinas y alimentos como un “método de control social” a través de los Consejos Locales de Producción y Abastecimiento (CLAP) y el Carnet de la Patria. El mismo guión fue repetido por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en su alocución posterior al discurso de Trujillo.

Washington alienta, asimismo, los esfuerzos del Grupo de Lima y la Unión Europea para que brinden ayuda humanitaria a Venezuela a través de “acciones de contrabando, realizadas por los propios venezolanos”. Pero la ofensiva diplomática en la OEA carece por el momento de la fuerza necesaria para forzar una medida de este tipo por los canales institucionales convencionales.

El representante de Venezuela, Samuel Moncada, anticipó que en realidad, lo que busca esta ofensiva es generar un piso para una “operación más grande contra el país”, enfocada en desconocer las elecciones presidenciales en la próxima Asamblea General en julio y establecer a Venezuela como un “Estado fallido”, con la intención de continuar agrediéndolo con medidas violatorias de la legislación internacional, como un embargo petrolero y reconocimiento de un gobierno paralelo en el exilio.

Independientemente de la falta de resultados, no cesará la intensificación del cerco y asfixia contra el país con el claro fin de capitalizar una ruptura interna en el mediano y largo plazo.

La Eurocámara exigió el 3 de mayo la “suspensión inmediata” de la elección presidencial en Venezuela, al considerar que no reúne las condiciones necesarias para unas elecciones “libres, creíbles, transparentes e inclusivas” (por las dudas, Venezuela sigue estando en Sudamérica): “En las circunstancias actuales, el Parlamento Europeo no puede reconocer las elecciones que resulten de este proceso ilegítimo”.

En Caracas se interpreta ésto como una clara promoción de la violencia en el país que deslegitime los próximos comicios, al igual que las recientes acciones de la OEA y del Grupo de Lima. La injerencia neocolonial siguió: España puede liderar la presión iberoamericana contra el Gobierno venezolano, aseguró el diputado y presidente del partido derechista español Ciudadanos, Albert Rivera.

Presiones externas, abstencionismo de parte de la derecha a la espera de una solución foránea, amenazas de nueva violencia, dos candidatos de oposición que no logran una candidatura única, expectativas ante anuncios de intervención extranjera con diversos argumentos, y un presidente que quiere reelegirse en medio de la peor crisis económica del país, a la espera de las megaelecciones del veinte de mayo.


EN PORTUGUES

Megaeleições com crise, ameaças de intervenção externa e terror interno

Por Aram Aharonian

A pergunta que está na boca de todos – políticos, candidatos, analistas, pesquisadores, gurus, povo em geral – é se o vencedor das eleições do dia 20 de maio trará uma solução à principal preocupação dos venezuelanos: a grave situação econômica do país. Estas eleições não são uma “festa democrática” e sim uma batalha. Há o temor de que a aproximação da data da votação traga consigo uma espiral de violência terrorista, sabendo que existem desejos e planos para isso de setores da direita, financiados e teleguiados no exterior.

O ex-governador do Estado de Lara, Henri Falcón, foi o diretor de campanha do candidato opositor Henrique Capriles Radonski na última eleição presidencial, em 2013. Com um 30% de intenções de voto nas sondagens, Falcón é hoje o candidato de oposição melhor posicionado. O presidente Nicolás Maduro recebe 52% das intenções de voto, apesar da invizibilização dessa informação e da própria candidatura nas coberturas midiáticas dos meios nacionais e internacionais.

Não se pode esquecer que os principais partidos da autodissolvida Mesa de Unidade Democrática preferiram não participar das megaeleições, seguindo a estratégia ditada de Washington, Madrid e Bogotá, conscientes da sua falta de credibilidade. E a verdade é que Falcón, apesar o apoio do establishment financeiro transnacional, não conta com a confiança nem o apoio explícito de Washington.

Chavismo ou madurismo? Desde a posse de Maduro se iniciou um processo de deschavização, e hoje vemos como a figura do líder da Revolução Bolivariana – a quem tentam endossar todos os erros – tem desaparecido até da publicidade eleitoral. Hugo Chávez planteou o socialismo do Século XXI, a democracia participativa, comunitária, feminista, com novas formas sociais de propriedade sobre os meios de produção…

O analista Marco Teruggi indica que, diante de uma grave situação econômica, o governo se encontrou com dois caminhos possíveis: uma resposta dialogante, aceitando possíveis retrocessos das conquistas, aproximada da visão historicamente distante da via comunitária, e outra do aprofundamento das mudanças iniciadas, por exemplo, na ampliação dos campos de ação e decisão do poder popular”. Parece ter optado pela primeira opção, fortalecer o acordo com o empresariado e largou a aposta comunitária.

“Onde está o socialismo? Longe, expressado em experiências concretas territoriais que carregam essa potência, ameaçado pela asfixia imposta pela guerra de desgaste e pelas tendências burocráticas que não acreditam no sujeito histórico, e acreditam… em que acreditam?”, questiona Teruggi.

Chávez impulsou a democracia participativa do povo. Hoje, o povo é chamado a votar mais nas eleições tradicionais.

Eleição ou intervenção, eis a questão

As operações psicológicas, ou guerra de quarta geração – ininterrompidas desde 1999 – tiveram como meta impor no imaginário público internacional uma mudança de regime pela força, ainda mais depois da Assembleia Constituinte do dia 30 de julho de 2017, quando Maduro teve uma grande vitória. O certo é que a possibilidade de um ataque militar nunca havia sido tão propícia, e o presidente dos Estados Unidos, Donald Trump, não excluiu essa opção.

O sistema cartelizado de terror midiático tenta convencer a opinião pública sobre a pertinência de uma intervenção estrangeira. As desculpas são várias: uma intervenção para restabelecer a democracia, uma contra um Estado canalha ou falido e/ou uma “humanitária”. O foragido ex-prefeito de Caracas, Antonio Ledezma, que já fez apelo a favor de um golpe contra Maduro, declarou que “mais que ajuda humanitária, o que necessitamos é uma intervenção humanitária”.

O tema da crise humanitária é alimentado uma série de ONGs com objetividade duvidosa – e financiamento conhecido – e retomado pelo sistema midiático hegemônico para legitimar uma intervenção militar estrangeira “com fins humanitários”.

Seguindo o mesmo argumento da crise econômica, o governo golpista do Brasil ordenou uma ação militar na fronteira com a Venezuela, enquanto a Colômbia decidiu construir acampamentos para refugiados nas cidades fronteiriças

A líder opositora María Corina Machado, uma das favoritas de Washington, publicou um áudio promovendo a premissa da “saída forçada em 2018”, afirmando que “está claríssimo para o povo e para a comunidade internacional que Maduro não saíra pelos votos, o regime fechou a via eleitoral quando impôs a Constituinte cubana e cometeu a mega fraude”.

Pelas redes, se lançou um chamado que estimula a violência pré-eleitoral, com manifestações a partir de 14 de maio, com o objetivo de suspender as eleições, com um ato nacional ainda indefinido, que visa a renúncia de Maduro e de seu governo, para que assuma um governo de transição que decrete novas eleições, com regras claras e órgão eleitoral confiável.

O analista e deputado constituinte Oscar Schemel adverte que um candidato único da oposição poderia concorrer contra Maduro, mas isso é uma hipótese, e a direita, dividida pelas picuinhas entre Henri Falcón e o pastor Javier Bertucci, não consegue avançar.

Outro constituinte, Julio Escalona, afirma que o governo tem sérias dívidas com o povo e deve pagá-las. “O problema é a quinta coluna, que tem mais poder que imaginado e é isso que se deve desmascarar e derrubar. Essa é a maior urgência”.

“Estão se acumulando diversas decepções, pela corrupção, pela tolerância do governo com os especuladores, pela cumplicidade dos corpos de segurança com os contrabandistas, com os que vêm de cima, pelos problemas nos hospitais, no transporte público, na segurança pública, por dramas que voltam a aparecer nas ruas, no bairro, com crianças… mas, com abstenção ou voto nos que propõem a dolarização (ambos os candidatos opositores) resolveremos algo?”, pergunta Escalona.

A guerra monetária

“Quantos venezuelanos, potenciais eleitores de Maduro, acreditam que existe uma guerra econômica, responsável pelos altos preços e, em geral, da difícil situação econômica do país? Não existe nenhum estudo, investigação, ou até pesquisa de opinião que permita saber isso”, assegura o diretor do diário Últimas Noticias, Eleazar Díaz Rangel.

“Na falta de confiança e de credibilidade nas explicações oferecidas ao país, e no imparável e brutal aumento dos preços, estão as motivações para que muitos venezuelanos tenham dúvidas sobre essa guerra, e até de sua existência… se explica pela deficiente informação oferecida, fracionada e circunstancial”, acrescenta.

O certo é que as propostas eleitorais trabalham a questão monetário de forma programática, partindo da suposição de que os eleitores racionais, de acordo à situação econômica, premiam ou castigam a gestão de governo. Por isso formulam e oferecem medidas tentando influir a percepção e as emoções, e não o raciocínio do cidadão.

A socióloga Maryclén Stelling indica que são de especial importância as narrativas manejadas pelos fatores políticos em torno das causas da crise econômica, assim como a crise humanitária, esta última bandeira nacional e internacional da oposição.

Numa esquina, o candidato-presidente Nicolás Maduro aposta a no Petro e no Bolívar, e na outra esquina o binômio dolarizador, Falcón-Bertucci. A imprensa local mostra que ambos tentam superar a conjuntura atual com um discurso de “novo tempo monetário”. E o usam como punch propagandístico, totalmente reducionista da realidade.

Ninguém duvida da necessidade imperiosa de políticas monetárias coerentes, mas os graves problemas do país não se solucionam num passe de mágica. Maduro garantiu que a partir da sua reeleição começará uma nova época de prosperidade econômica para o país (como?), enquanto Henri Falcón promete dolarizar os salários, como remédio mágico para todos os males. É muito sedutor afirmar que todos terão possibilidade de manejar dólares, não?

Mas apesar da pobreza do argumento, este tipo de proposta eleitoral mostra uma certa falta de respeito, um desprezo a um povo que ao qual se costumava explicar cada projeto, cada medida. Aconteceu na época de Chávez, quando se considerava o povo como sujeito de políticas e não só objeto delas, formas que os sisudos assessores estrangeiros, repetidores de fórmulas falidas em suas democracias declamativas, sequer imaginam.

O maior problema é que o povo que antes sabia de tudo pela boca de Chávez agora não sabe realmente qual é o plano do Petro-Bolívar (haverá dualidade cambiária e monetária?), apesar de Maduro insistir em que o importante deve ser o debate de ideias (que é precisamente o que falta no debate pré-eleitoral). Mensagens confusas e contraditórios são caros em termos eleitorais.

Os economistas, inclusive os chavistas, advertem que o Petro não está sendo acompanhado por um plano econômico para acabar com a especulação e o bloqueio econômico e financeiro, com a escassez de recursos, com o contrabando de extração, com o colapso dos serviços públicos, com a ausência de investimento produtivo e com toda a longa fila dos problemas econômicos sem resolver.

A dolarização, por sua vez, é o slogan vendedor de um projeto mais profundo, o da entrega do país em definitivo aos capitais especulativos e corruptos, sem distinção de origem. A oferta apresentada ao venezuelano médio, ao trabalhador, ao 80% do país, é de uns quantos dólares, enquanto os grandes capitais se apoderarão até das principais empresas do Estado, incluindo a petroleira PDVSA. Muitos opositores ao governo tampouco estão de acordo com a dolarização, ainda mais assim, sem projeto, sem plano.

O que fazer? A economista Pascualina Curcio afirma que deter a hiperinflação é a tarefa mais urgente, não só porque é um problema que pulveriza o salário real, como também porque contrai a produção nacional, alimenta o contrabando e faz com que o orçamento público seja insuficiente.

Ela diz que também é imprescindível e estratégico evitar a manipulação do tipo de câmbio nos mercados ilegais e propõe ancorar o bolívar na quantidade de ouro que está nos cofres, cujo preço só se fixa no mercado internacional. Mas para isso não se deve vender o ouro, nem em dólares nem em bolívares. Também defender a recuperação da produção de petróleo, já que cada 100 mil barris diários adicionais equivalem a 1 bilhão de dólares anuais. Ou seja, fechar de uma vez por todas as veias que ainda estão abertas.

Canal humanitário

Os Estados Unidos continuam pressionando pela abertura de um canal humanitário na Venezuela, e os “especialistas”, como Caritas Venezuela, representantes da Universidade Central, além do cardeal Baltazar Porras – autor de furibundas posições antichavistas e que apoiou o golpe de Estado contra Hugo Chávez em 2002 – ofereceram suas opiniões na Organização dos Estados Americanos (OEA), omitindo o bloqueio estadunidense e europeu. Não estiveram presentes todos os países, apenas os doze que seguem os ditados de Washington.

Em 2005, Porras ofereceu aos Estados Unidos todos os serviços sociais e programas da Igreja Católica nos bairros da Venezuela, para implantar o discurso de desestabilização do governo venezuelano, segundo um vazamento da embaixada estadunidense em Caracas desclassificado pelo WikiLeaks.

O representante dos Estados Unidos na OEA, Carlos Trujillo, culpou o governo de Maduro por utilizar a distribuição de remédios e alimentos como um “método de controle social”, através dos Conselhos Locais de Produção e Abastecimento (CLAP) e do Carnê da Pátria. O mesmo roteiro foi repetido pelo secretário-geral da OEA, o diplomata uruguaio Luis Almagro, em sua declaração posterior ao discurso de Trujillo.

Washington alimenta os esforços do Grupo de Lima e da União Europeia, para que entreguem ajuda humanitária à Venezuela, através de “ações de contrabando, realizadas pelos próprios venezuelanos”. Mas a ofensiva diplomática na OEA carece, pelo momento, da força necessária para forçar uma medida deste tipo pelos canais institucionais convencionais.

O representante da Venezuela, Samuel Moncada, antecipou que, na verdade, o que se busca com esta ofensiva é gerar o clima para uma “operação maior contra o país”, baseada no não reconhecimento do resultado das eleições presidenciais, e em estabelecer a Venezuela como um “Estado falido”, com a intenção de continuar agredindo com medidas que violam a legislação internacional, como um embargo petroleiro e o reconhecimento de um governo paralelo no exílio.

Independentemente da falta de resultados, a intensificação do cerco e a asfixia contra o país, com o claro fim de capitalizar uma ruptura interna no médio ou longo prazo, não será interrompida.

O Parlamento Europeu, no dia 3 de maio, defendeu a “suspensão imediata” da eleição presidencial na Venezuela, ao considerar que no reúne as condições necessárias para ser considerada “livre, transparente e inclusiva” (e se alguém se perguntou sobre isso, sim, a Venezuela não está na Europa nem faz parte da União, continua sendo parte da América do Sul): “nas circunstâncias atuais, o Parlamento Europeu não pode reconhecer este processo ilegítimo”.

Em Caracas, isso se interpreta como uma clara promoção da violência no país, para deslegitimar o pleito, assim como as recentes ações da OEA e do Grupo de Lima. “A intromissão neocolonial continua: a Espanha pode liderar a pressão ibero-americana contra o Governo venezuelano”, assegurou o deputado e presidente do partido direitista espanhol Ciudadanos, Albert Rivera.

Pressões externas, abstencionismo de parte da direita à espera de uma solução externa, ameaças da nova violência, dois candidatos de oposição que não formam uma candidatura única, expectativas de anúncios de intervenção estrangeira com diversos argumentos, e um presidente que quer se reeleger em meio à pior crise econômica do país, à espera das megaeleições do dia 20 de maio.

Aram Aharonian é jornalista e comunicólogo uruguaio, fundador do canal TeleSur e presidente da Fundação para a Integração Latino-Americana (FILA)

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