Lula en su laberinto, olvidó la movilización popular
Juraima Almeida
Luiz inacio Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores (PT) ganaron las elecciones en Brasil, pero la oposición tiene mayoría en el Congreso, lo que implica no sólo negociaciones difíciles cada vez que el gobierno necesita lograr que el Congreso apruebe proyectos sino también la incorporación al gobierno de miembros de la oposición.
Lula tiene que andar con demasidas precauciones: no puede tomar determinadas medidas porque es rehén del Congreso conservador, que presiona para que el gobierno recorte los gastos en Salud y Educación. Para resistir, Lula, tendrá que hacer acuerdos y arreglos.
La oposición, que parecía desmantelarse al inicio del gobierno, logró reagruparse. Aunque la extrema derecha ha perdido fuerza con el debilitamiento de las elecciones y el asedio contra el expresidente Jair Bolsonaro, el Centrão (los partidos de derecha y centro) sigue muy fuerte y arrincona al gobierno
Mientras Lula asumía su tercer mandato, la presidencia del Banco Central seguía en manos de un bolsonarista y neoliberal. Y en la mitad de su gobierno, está perdiendo la batalla de las comunicaciones, la batalla cultural.
Lo más llamativo del tercer gobierno de Lula son sus políticas sociales, principal característica de la lucha contra el neoliberalismo. La tasa de desempleo es la más baja en 12 años. Brasil es considerado el segundo mejor país para invertir tras retonar al ranking de las diez economías más grandes y las fábricas globales vuelven a instalarse en el país.
La economía crece, dicen las estadísticas, los empleos se multiplican, los intercambios internacionales se expanden. Brasil, a través de los BRICS, consolida alianzas internacionales que le permiten proyectarse como una potencia estratégica a escala global, mientras el eje de la oposición, en lo económico, está en el capital financiero.
No sólo en Brasil, el financiero es el sector hegemónico en el modelo neoliberal y ultraderechista. Obviamente su balnco no es financiar la producción, la investigación o el consumo, sino la especulación financiera Políticamente, la oposición ultraderechista tiene su liderazgo en los medios de comunicación, el sector que señala los caminos que le quedan a la derecha y sobre todo en la lucha por reducir la dimensión política de Lula.
Para el sociólogo Emir Sader, el choque fundamental es el que existe entre neoliberalismo y antineoliberalismo, cuya resolución depende de si se puede lograr el posneoliberalismo, la superación del período histórico marcado por la hegemonía neoliberal.”Éste es el mayor desafío de la segunda mitad del mandato de Lula”, afirma.
Para lograrlo, añade, es necesario formular una estrategia de transformación estructural de la economía del país, con el fin de desplazar al capital especulativo del eje de la economía, para reemplazarlo por la reanudación del desarrollo económico como factor fundamental del futuro del país.
Después de diez años de su fase inicial, la Operación Lava Jato se enfrenta, a un período turbulento marcado por una serie de derrotas en la Corte Suprema (STF). El grupo de trabajo, que cometió abusos en serie y aplastó la economía brasileña, ha visto varias de sus condenas y actos anulados en virtud de denuncias de irregularidades en la realización de investigaciones y enjuiciamientos.
Estas decisiones han dado lugar a la presentación de acciones y la anulación de las pruebas originadas en las investigaciones de Lava Jato, que se iniciaron en Curitiba en 2014. Tal medida refleja una tendencia continua en el tribunal a revertir los procedimientos de la operación, que permitió el encarcelamiento –sin prueba fehacientes- de Lula.
Un gobierno se sostiene sobre dos patas: el apoyo del Congreso y la movilización popular. Este gobierno no tiene ni lo uno ni lo otro. De los dos factores, el más importante es la movilización popular, porque con ella es posible revertir posiciones en el Congreso, porque los diputados y senadores siempre están pensando en las próximas elecciones, afirmó Carlos Alberto Libânio Christo, más conocido como Frei Betto.
Betto es un fraile domínico y autor de 73 libros. “El gobierno cometió un error, un error crónico que comete el PT en sus gobiernos, que es no cuidar la educación política del pueblo”.
“Siempre he subrayado que el gobierno Lula tiene dos tobilleras electrónicas, una en cada pierna: el Banco Central de un lado y el Congreso del otro, un Congreso conservador, quizás el más conservador desde la redemocratización. El Banco Central está presidido por Roberto Campos Neto, un bolsonarista que viste la camiseta del bolsonarismo y se asume como tal, que gracias a Dios se irá ahora, el 31 de diciembre”, señaló. Será reemplazado por Gabriel Galipolo, respaldado por el ministro de Economía Fernando Haddad.
Añadio que toda su actividad al frente del Banco Central es un sabotaje al gobierno Lula, un agente del mercado y de los bancos. Los tipos de interés son extremadamente altos, lo que favorece la especulación financiera, pero perjudica sobre todo a los trabajadores, que viven con el miedo al retorno de la inflación…
*Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.