OMC: El comercio y las incertidumbres de siempe
Eduardo Camín
El Barómetro sobre el Comercio de Mercancías muestra un crecimiento moderado del comercio a medida que se perfila un contexto de incertidumbre en materia de políticas.
Si bien es cierto que el comercio mundial de mercancías siguió creciendo a un ritmo moderado en el cuarto trimestre de 2024, el último Barómetro sobre el Comercio de Mercancías de la OMC, destaca que las perspectivas para el comercio en 2025 son inciertas, ya que pueden verse afectadas por posibles cambios en las políticas comerciales
El Barómetro del Comercio de Mercancías es un indicador adelantado compuesto del comercio mundial, que proporciona información en tiempo real sobre la trayectoria del comercio de mercancías en relación con las tendencias recientes. Los valores del barómetro superiores a 100 se asocian con volúmenes comerciales superiores a la tendencia, mientras que los valores del barómetro inferiores a 100 sugieren que el comercio de mercancías ha caído por debajo de la tendencia o lo hará en un futuro próximo.
La última lectura de 102,7 para el índice del barómetro (representada por la línea azul de arriba) está por encima del índice de volumen de comercio trimestral (representado por la línea negra) y es superior al valor de referencia de 100 para el índice, lo que sugiere que el comercio seguirá creciendo de manera constante durante el cuarto trimestre. Sin embargo, las perspectivas se ven empañadas por la creciente incertidumbre económica, incluidos los posibles cambios en la política comercial.
Todos los índices de componentes del barómetro se mantienen en la tendencia o por encima de ella, excepto el índice de componentes electrónicos (95,4), que se ha estabilizado por debajo de la tendencia. Los índices que representan los pedidos de exportación y los índices de materias primas están en tendencia (100,5), mientras que los que representan el transporte aéreo (102,9), los productos automotrices (104,0) y el transporte marítimo de contenedores (105,8) están firmemente por encima de la tendencia.
El índice de transporte marítimo de contenedores mostró la mayor mejora en los últimos tres meses, mientras que el índice de carga aérea perdió impulso. Los pedidos de exportación, que suelen ser los más predictivos de los componentes del barómetro, se mantienen muy cerca del valor de referencia de 100, lo que sugiere un crecimiento constante del comercio a corto plazo.
De acuerdo con el informe más reciente de la OMC, dado conocer el pasado 10 de octubre, situaba el crecimiento del volumen comercial para el conjunto de 2024 en torno al 2,7 %, mientras que se espera que el crecimiento en 2025 alcance el 3,0 %.
El último pronóstico solo mostró cambios modestos a nivel mundial en comparación con el pronóstico anterior de abril, aunque hubo algunas revisiones notables por región. Las exportaciones de las economías asiáticas y las importaciones de los países de América del Norte crecieron más rápido de lo esperado en el primer semestre de 2024. Mientras tanto, los flujos comerciales europeos continuaron disminuyendo tanto en el lado de las exportaciones como en el de las importaciones, lastrando el crecimiento del comercio mundial. Los expertos señalan que las próximas previsiones comerciales de la OMC se publicarán en abril de 2025.
Análisis, entre mitos y falacias
Ahora bien, más allá de cierta coherencia que nos puede aportar el diagnóstico estadístico, el centro del problema, el meollo del asunto sigue siendo el espejismo del capitalismo depredador subsumido en una profunda crisis.
Hay una evidencia innegable que el comercio mundial está cada vez más determinado por los desvaríos más asombrosos consecuencia en gran medida de los comportamientos monopólicos que dominan el mercado mundial. La mayor parte del comercio internacional desde hace muchos años se realiza al interior de las corporaciones o empresas multinacionales, transnacionales o globales. Consolidando una noción, perpetuando la idea de que el libre comercio es un mito, una falacia que objetivamente se transforma en el comercio desigual.
Durante las últimas décadas podemos afirmar que entre presiones políticas y chantajes de todo tipo se aceleró un proceso de grandes transformaciones mundiales que cambiaron radicalmente las bases sobre las cuales se asentaban las relaciones internacionales y que, a la vez, ha tenido una profunda repercusión en la vida interna de todas las naciones. Este nuevo orden mundial el postneoliberalismo ha hecho que los países mal desarrollados, sean más subordinados y dependientes de los países industrializados. Inmersos en sus guerras comerciales por los mercados y las materias primas es la contradicción que sigue sustentando el capitalismo.
En realidad, este análisis al igual que los anteriores dado a conocer por la OMC van en una misma dirección al igual que el resto de los Organismos Internacionales (FMI- BM) que empeoran sus pronósticos sus previsiones, pero tratan de evitar por activa y por pasiva la palabra recesión, apenas un susurro no vaya a ser que las Bolsas de Valores engripen al capitalismo financiero especulativo.
Miremos el bosque
Las crisis de sobre producción, continúa, la lucha por los mercados se agudiza al interior del capitalismo europeo (en crisis aguda) al estadounidnse junto con China que a lo largo de los años registraron ciclos de importantes índices de crecimiento, interrumpido por los ciclos de crisis y recesiones inherentes al sistema. Sin embargo, fructífero el recurso de endeudamiento masivo y la expansión del capital ficticio que ayudaron a prolongar una cierta bonanza más allá de sus límites naturales, y en dar un carácter mas explosivo a las crisis posteriores.
El caso de China es muy relevante. En un primer momento fue clave para absorber cantidades ingentes de capital occidental y mercancías de alto valor añadido (EEUU- Japón- Alemania) con el que el Estado y la burguesía china levantaron su aparato industrial y exportador. Los efectos no se hicieron esperar en los países desarrollados aumentando la tasa de beneficios capitalista, deprimiendo salarios y reduciendo los costos de producción gracias a la deslocalización de la industria.
Hoy mientras damos a conocer este informe de la OMC, tenemos el sentimiento, o mejor dicho el firme convencimiento de que con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se cierne la amenaza de una nueva guerra comercial. Es cierto que las guerras comerciales han acontecido a lo largo de la historia en repetidas ocasiones y bajo infinidad de diferentes regulaciones. Desde prohibir las importaciones de un país a cerrar fronteras o desarrollar una batería de restricciones arancelarias que han tensado las relaciones comerciales entre países. Además de otras barreras o elementos de coacción no arancelarias como pueden ser la implantación de nuevas normas sanitarias, nuevos requisitos de calidad, devaluación de divisas, subsidios a la producción nacional, acuerdos bilaterales entre países en fin la deriva es grande.
Por lo tanto, las medidas proteccionistas con las que amenaza el presidente D. Trump tienen implicaciones tan graves que, de ponerse en práctica, en toda su dimensión se desataría una guerra comercial con Europa y sobre todo ya no solamente con China sino con el conjunto de países que forman los BRICS cuyas consecuencias sería catastróficas. Una política de acción-reacción semejante arrastraría a la economía mundial hacia una depresión cada vez más profunda, aunque no parece que los sectores decisivos del capitalismo estadounidense que dependen del mercado mundial estén muy dispuestos a navegar por esas aguas, y afinaran su puntería.
La OMC esta advertida pero su poder de decisión como organización es casi nulo, apenas actúa como un espejo retrovisor del capitalismo y del lobby empresarial neoliberal por otra parte cada vez más exigente. Un neoliberalismo transformado en una premeditada traición de los intereses de la mayoría de los habitantes del Planeta. Justifica robos y saqueos por doquier y aunque la OMC y sus acuerdos estén anclados en el derecho internacional, nada los detiene a la hora de saquear los pueblos que justamente deberían estar amparados por estas leyes. Ya sabemos que esta lógica económica se mantiene por encima de cualquier tipo de regulación sea nacional o regional, el neoliberalismo no se toma ninguna molestia con ideologías o debates serios, recurre simplemente al bulo, al fascismo, o a los delirios de un payaso loco.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la
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