Elecciones en la Unión Europea: ¿avance de la ultraderecha?

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Matías Caciabue y Paula Giménez

Del 6 al 9 de junio, los 27 países miembros de la Unión Europea llevaron adelante las elecciones para elegir a los 720 miembros del Parlamento Europeo del período 2024-2029. Con un padrón de más de 359 millones de votantes, sufragaron el 51% de las y los ciudadanos, siendo las de mayor participación en 30 años (1994, 56,7%).

La elección fue políticamente muy promovida, y hubo una fuerte campaña para informar sobre las elecciones, que incluyó hasta auspicios en la final de la Copa de Campeones Femenina de la UEFA, una lista de reproducción llamada “Play your part, Europe!” en Spotify, y una campaña en el famoso juego en línea Fortnite.

El Partido Popular Europeo (PPE), la alianza multipartidaria donde destacan los socialcristianos (CDU-CSU) El Partido Popular se impuso en las elecciones europeas – FM ECOgermanos, Los Republicanos (LR) franceses y los populares (PP) españoles, se mantiene como la primera fuerza del hemiciclo, mejorando sus resultados de 2019. Los Socialistas y Demócratas (S&D), referenciados en la centro-izquierda de Alemanía (PSD), España (PSOE), Francia (PS) e Italia (PD), se mantienen como la segunda fuerza del Europarlamento. Sin embargo, S&D sufrió algunos reveses, lo que ocasionó que perdieran unos 19 parlamentarios.

El canciller Olaf Schölz enfrentó el peor resultado histórico para el Partido Socialdemócrata Alemán (PSD), mientras que en España, el PSOE de Pedro Sánchez perdió por cuatro puntos frente al Partido Popular.

Por su parte, los ecologistas del Partido Verde y los liberales de Renovar Europa (RE) -cuyo eje organizativo es Renacimiento, el partido de gobierno en Francia-, dos fuerzas de histórica gravitación en la política europea, fueron duramente derrotados en toda la Unión. Estas fueron las formaciones que más escaños perdieron con respecto a los números alcanzados en la pasada elección de 2019. Mientras los Verdes perdieron 21, RE perdió 29 escaños.

La ultraderecha consolidada

Quienes se llevaron todas las luces de la gran prensa fueron los partidos de la ultraderecha, que deberían abrevar en el grupo político de los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE).

Aunque el CDU-CSU -el partido de Ángela Merkel- obtuvo el 30% de los sufragios, el partido Alternativa por Alemania (AfD, por sus siglas en alemán), que tiene dirigentes enjuiciados por utilizar consignas nazis en campañas electorales (DW, 13/09/2023), pegó un batacazo con su 15,9% de los votos y desplazó al oficialista PSD a la tercera posición, que obtuvo apenas un 13,9% de los sufragios, siendo la peor elección de este tradicional partido germano desde 1949.

Por su parte, en Italia, la primera ministra Giorgia Meloni y su partido Hermanos de Italia (FDI, por sus siglas italianas), cabeza de la coalición de los Conservadores y Reformistas Europeos, ganaron con el 28,8% de los votos, secundados por el Partido Democrático (PD), que obtuvieron el 24,1%.

En Francia, el otro motor económico del bloque regional, Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), el partido de la ya conocida Marine Le Pen ganó las elecciones de una manera apabullante, con un 31,4% de los electores. El partido de Emmanuel Macrón, RE, obtuvo el 14,6% de los votos, apenas por encima de los socialistas con un 13,8%.El debate entre Marine Le Pen y Emmanuel Macron: evitar tropiezos en la  recta final

Ante esto, el presidente francés decidió disolver el parlamento francés y convocar a elecciones legislativas anticipadas. Así, las y los ciudadanos en Francia regresarán a las urnas en apenas tres semanas. Aunque se esperaba una victoria de la ultraderecha, el porcentaje obtenido y la escala del triunfo abrió una crisis política.

La arriesgada decisión de Macrón busca dos resultados. Por un lado, tratar de volver a generar un “cordón sanitario” electoral a la persistente fortaleza de la ultraderecha francesa, una estrategia que utiliza para construir mayorías y gobernar el país desde el año 2017. En el caso que eso no resulte, y los guarismos electorales refrenden la fuerte victoria que ya la ultraderecha obtuvo en estas elecciones al Europarlamento, la apuesta será construir la llamada “cohabitación” y permitir que el parlamento francés le designe un primer ministro de RN, el renovado partido de Marine Le Pen. Allí, la solución que espera Macrón, que tiene mandato hasta 2027, es horadar a la ultraderecha desde la institucionalidad y el ejercicio del gobierno, algo que nunca ha hecho.

En caso de que esto ocurra, muy probablemente la ultraderecha promoverá la designación, como primer ministro, de Jordan Bardella, su nuevo y poderoso emergente electoral. Bardella, un jóven de apenas 28 años de edad, es un reconocido influencer en tik tok al que Marine Le Pen bautizó como “cachorro de León” y lo encumbró en 2021 como presidente de su Partido, con apenas 25 años.

Jordan Bardella, el joven de los suburbios que lleva la extrema derecha a  la cima«Nuestra civilización puede morir. Puede morir porque quedará sumergido en migrantes que habrán cambiado nuestras costumbres, cultura y forma de vida de forma irreversible”, dijo Bardella a una multitud de más de 5000 simpatizantes en su cierre de campaña en París.

“Es hora de acabar con la fiebre”. Así fue como Emmanuel Macron explicó su jugada constitucional. La ultraderecha, que en algunos países tiene una clara proyección neofascista, ya no es un emergente, y en estas elecciones de 2024 se consolidó como opción electoral en el corazón económico y demográfico de Europa occidental.

¿Gobernanza europea en peligro?

Actualmente unos nueve países de la UE tienen, o pronto tendrán, a la ultraderecha conduciendo o acompañando a sus gobiernos. Francia podría ser el décimo. España, con una virtual alianza entre el PP y Vox, podría ser el undécimo.

Sin embargo, el resultado electoral al Parlamento Europeo de este 2024, que luego determina la conformación del ejecutivo de la UE, la Comisión Europea, no significó una crisis y, mucho menos, un terremoto. Es que la gobernanza de la Unión Europea, construida en base al acuerdo de conservadores y socialdemócratas, no corre ningún tipo de peligro.

De hecho, la sumatoria de PPE y S&D es de 321 europarlamentarios. A estos, deben sumarse los 79 legisladores liberales de Renovar Europa (RE), la tercera bancada de la Unión. Con estos, se alcanzan justo los 400 escaños, el piso que consuetudinariamente se reconoce para conformar de manera “legítima” la Comisión Europea, conformada por 27 Comisarios, que hoy preside la alemana Úrsula von der Leyen (conservadora) y secunda el español Josep Borrell (socialdemócrata) como responsable de las relaciones internacionales de la UE.

Sin embargo, con la guerra europea en el donbáss, y la consecuente disminución de la competitividad económica producto de la brutal cancelación de la provisión energética rusa, la actual estrategia de gobernanza de la Unión Europea depende, en el mediano plazo, de que las apuestas de Emmanuel Macron, un hombre de la Banca Rothschild, resulten.

Una lectura geopolítica posible indica que la gran elección de la ultraderecha expresa, en un análisis de coyuntura, el creciente fastidio de las y los ciudadanos europeos con la guerra de la OTAN con la Federación de Rusia. A su vez, en una indagación más profunda del escenario estructural, una perspectiva de fortalecimiento general de la ultraderecha implicaría un duro cuestionamiento al proyecto estratégico germano-francés que conformó la Unión Europea como una sólida superestructura política regional, siempre en una alianza atlantista con Washington y el gran capital de origen angloamericano.

Así las cosas, las elecciones al Parlamento Europeo han puesto en evidencia una serie de tendencias y contratendencias en base a las múltiples estrategias políticas en curso, tanto a nivel de la Unión como en cada uno de sus países. Por lo pronto, la elección parlamentaria en julio en Francia será una importante batalla, que trasciende, incluso, el futuro de Macrón en el Palacio del Elíseo, la sede del ejecutivo galo en París.

 

*Caciabue es licenciado en Ciencia Política. Giménez es Licenciada en Psicología y Magister en Seguridad y Defensa de la Nación y en Seguridad Internacional y Estudios Estratégicos. Ambos son Investigadores del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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