El Mileinato, las falacias seriales y la dura realidad
Rubén Armendáriz y Claudio della Croce |
El plan económico de fuerte ajuste macroeconómico puesto en marcha por Javier Milei tras su asunción el pasado diciembre muestra guarismos recesivos preocupantes, entre la caída interanual de un 13,7 por ciento de la actividad industrial en marzo, que junto la inflación y la caída de los ingresos traccionan una recesión que augura una caída de entre un 3% y un 4% del Producto Bruto Interno (PBI) para este año.
Uno de los objetivos del Mileinato es forzar a quienes acumularon dólares con compras hormiga a romper el ahorro y volcarlo a la circulación. Pero los sectores medios que compraron dólares para proteger sus ahorros, sólo representan el 10% de quienes sustrajeron sus recursos del circuito económico del país y los remitieron al exterior o los guardaron en cajas de seguridad.
El problema que salta a la vista es que Javier Milei atendió a su propio relato casi como un devoto creyente, ofreciéndolo a propios y extraños como fórmula milagrosa. Esa ilusión se estrelló contra la realidad el martes pasado. Chocó contra un millón de voluntades dispuestas a decirle basta: la educación pública es un derecho a defender.
El choque creó una nueva realidad, delineando los contornos de una nueva etapa en construcción, donde la volatilidad será norma, sepultando el estéril discurso que llamaba a “esperar el desgaste” de Milei. Comienza un nuevo momento político, donde pareciera que la calle escribirá gran parte del libreto. Pareciera.
El intento bonapartista de Javier Milei parece mutar en cuánto a forma pero no en cuánto a contenido. El acuerdo con el bloque colaboracionista amplifica el polo político que busca garantizar un ajuste feroz. Encarna la “sostenibilidad política” –con el PRO, parte mayoritaria del radicalismo y una fracción del peronismo- demandada por el Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos, y la gran corporación mediática.
La falaciocracia
De un lado las falacias y los intentos de salvar al gobierno, mientras la economía zozobra en un mar recesivo. El consumo se desploma y emergen multiplicidad de tensiones a lo largo de toda la sociedad, que alcanzan hasta la Unión Industrial Argentina (UIA), oficialista del ajuste feroz, que advirtió sobre las consecuencias del plan oficial.
El semanario Perfil publicó “Un manual para navegar entre las falacias de Milei”. El economista Guido Agostinelli lanzó su libro Falacias libertarias, subtitulado “Cómo evitar caer en la estafa de moda”. Uno de los retrocesos graves que presenta la nueva era anarcocapitalista que propone Javier Milei tiene directa conexión con esa frase de honestidad brutal. Agostinelli muestra en su trabajo la curiosa conexión entre dictaduras y gobiernos autoritarios con las recetas “libertarias”.
Los liberales más destacados en Argentina han tenido vínculos muy fuertes con las dictaduras. Mariano Grondona, ícono liberal para la Argentina por décadas, dijo que “a los liberales argentinos les importaba más la flotación del dólar que la flotación de cuerpos en el Río de la Plata”, refiriéndose a la práctica de la dictadura militar de tirar cadáveres de opositores desde aviones al Río de la Plata.
En 1968 Arturo Jauretche, figura prominente de las letras políticas, publicó el Manual de zonceras argentinas, un compendio de lugares comunes que, según el autor, no resistían un análisis agudo, pero sin embargo habían sido inoculadas en el “sentido común” de las clases medias, encapsulando la conciencia social obturándole la posibilidad de registrar los verdaderos problemas nacionales.
En esta falaciocracia, la falacia va antes de la resolución. Por ejemplo, es conocido el planteo del presidente Javier Milei de “dinamitar” el Banco Central, al que suelen presentar como causante de todos los males, aún cuando ningún país desarrollado funciona sin él. Y eliminar el Banco Central se la conecta con la dolarización de la economía.
Las falacias, que se suceden desde la época de Aristóteles, son formas de argumentar que a primera vista pueden parecer correctas, pero esconden razonamientos inválidos, conclusiones apresuradas o simples zonceras.
Sincero como pocos, Alberto Tiburcio «Bertie» Benegas Lynch, economista y político oficialista, llegó a decir que la educación no debería ser obligatoria, que los padres podrían decidir que sus hijos los ayudaran en el taller. Asimismo, propuso privatizar el mar y las ballenas.
En esta Argentina del Mileinato, cada vez hay más pobres pero nadie habla del pueblo. Hasta ahora, políticos, periodistas y politólogos se referían a la ciudadanía como “pueblo”: hoy sólo lo hacen los militantes de izquierda. Para el resto, es “la gente”. No es sólo un cambio semántico. Tiene que ver con el subconsciente colectivo de un pueblo cuya ignorancia política hoy produce desconcierto, señala el dramaturgo Roberto Cossa.
Y ¡pobre!, también recibió fuego amigo. Luis Lacalle, derechista presidente uruguayo, se refirió al Estado como factor determinante para regular la libertad de los mercados, antes que Milei produjera una presentación patética.
En toda Argentina, la calle puso acción como nunca. Falta que la dirigencia opositora que afirma representarla, se ponga a su altura.
Llegó Cristina y dijo
En medio de la política escatológica de Milei, y tras largo silencio, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, reapareció en la escena política y fue categórica al señalar que «a este Gobierno le falta un plan de estabilización, que sí lo tuvo el gobierno (ultraliberal de Carlos Menem) que fue la convertibilidad, sostenida por la venta del patrimonio nacional y por el endeudamiento.
Sólo tiene un plan de ajuste, dijo, y denunció que el de Milei, más que un anarcocapitalismo este es un gobierno de anarcocolonialismo. También le pidió a la dirigencia peronista dejar de lado las pujas internas y «salir a explicar con datos» a la ciudadanía, al pueblo, lo que está pasando.
Uno de los datos más impactantes de su presentación en Quilmes, en el conourbano capitalino, quedó para el final: sólo las exenciones impositivas de 103 millones de dólares en 2023 que beneficiaron a Marcos Galperín –titular de Mercado Libre y heredero de la curtiembre Sadesa y sus mercados- equivalen al dinero que el gobierno les retacea a las universidades nacionales y sus hospitales.
Amores y desamores de Milei y Macri
Una de las necesidades del Mileinato para seguir gobernando es lograr un pacto con Propuesta Republicana (PRO) del expresiente neoliberal Mauricio Macri. A éste se le difícil porque descubrió sus variadas faces: una que lo elogia públicamente y le dice «Presi» y la privada, que cuando intenta hablar de política lo envía a hablar con su hermana Karina, y la tercera, que cuando quiere hablar de gestión lo remite al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, dos personajes que no están dentro de sus favoritas.
Pero en este juego, también hay dos Mauricio Macri que conoce Milei: el que en público dice que Milei está haciendo un esfuerzo por que se recuperen las libertades y el que en privado critica la gestión y pone distancia con un acuerdo con La Libertad Avanza, en una disputa con una tercera jugadora, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que busca anexar el PRO al partido La Libertad Avanza.
A China, ¿no se le paga porque son comunistas?
Y como si fuera poco, el gobierno de Milei se ha sumado otro problema impensado previamente por ligereza, ideologismo y el desastroso desempeño de la canciller Diana Mondino al priorizar el vínculo con Taiwán: la anulación por parte de China del crédito Swap hacia la Argentina, que llevaría a tener que asumir en los próximos meses el pago no previsto en yuanes equivalentes a seis mil millones de dólares. Es que Wiliam Burns, director de la CIA, lo había dejado claro: “con China nada de nada”.
Mientras, el diputado liberal José Luis Espert se reunió con la representante de la Directora General de la Oficina Comercial y Cultural de Taiwán en Argentina, Florencia Miao-hung Hsie, en medio de la gira de Mondino a Beijing para tratar de ablandar a la superpotencia y lograr que renueve el swap de 6.000 millones de dólares.
¿No se le pagaría a China por ser un país comunista pese a reconocerse como un mercado relevante para las exportaciones argentinas?, se pregunta el economista Jorge Marchini. ¿Y quién le prestará dinero a este gobierno para hacerse cargo de esa deuda?
*Armendáriz es periodista y politólogo y Della Croce es economista y docente argentino, investigador, ambos analistas asociados al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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