La movilización de los agricultores franceses y la lamentable respuesta del gobierno

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Isabella Arria

Mientras se intensifica la movilización de los agricultores, el gobierno neoliberal francés comienza a inquietarse, y anuncia medidas para responder a la crisis, que están lejos de resolver los problemas estructurales de los campesinos y poner en marcha un mayor dispositivo para impedir el bloqueo de las entradas de París.

El gobierno ordenó el despliegue de 15 mil miembros de las fuerzas del orden para impedir que los tractores entraran a París y otras grandes ciudades francesas. Los principales sindicatos agropecuarios, que consideran insuficientes los anuncios del gobierno a favor del sector, anunciaron que prevén un cerco de la capital por una duración ilimitada. Una agricultora murió tras ser embestida durante un corte de ruta en Francia

Frente a la ira legítima que organizaciones como la Federación Nacional de Sindicatos Agricultores (FNSEA, organización dirigida por empresarios del agronegocio) intentan canalizar, el movimiento sindical tiene un papel que desempeñar para encontrar otra salida.

La movilización de los agricultores comenzó a finales de 2023 para protestar contra los retrasos en el pago de las ayudas de la PAC. Esta acción se extendió por toda Francia, y miles de municipios vieron las manifestaciones de agricultores. Esta primera fase de la movilización dio lugar luego a acciones más ofensivas, con la región de Toulouse como epicentro.

Los motivos del enfado son múltiples y se refieren a diversas reivindicaciones específicas según el sector de actividad. Sin embargo, en general, resaltan las demandas para el mantenimiento de las subvenciones al GNR (diésel , cuya eliminación está escalonada entre 2024 y 2030 para los sectores agrícola y de obras públicas, contra normas administrativas y contra medidas ecológicas (obligaciones de dejar porciones de tierra en barbecho, restricciones al acceso al agua).

Por parte de los ganaderos, surgen demandas de una mejor compensación por los problemas de salud que afectan a las explotaciones ganaderas (gripe aviar, MHE para el ganado). Por último, muchos manifestantes denuncian la «competencia desleal» de productos que se desvían de las normas medioambientales de la Unión Europea.

La cuarta parte de los 400.000 agricultores franceses sufren una precariedad importante: viven por debajo del umbral de pobreza, una cifra que “ha ido aumentando en los últimos años, pasando del 13% en 2006 al 25% en 2015”, como se señala el «Informe Solidarité Paysans»

El gobierno francés exigió a la policía un mayor dispositivo de defensa para impedir que los agricultores bloqueen las entradas de París y anunció el despliegue de 15 mil miembros de las fuerzas del orden para impedir que los tractores entraran a París y otras grandes ciudades francesas.

Los principales sindicatos agropecuarios, que consideran insuficientes los anuncios del gobierno a favor del sector, anunciaron que prevén un cerco de la capital por una duración ilimitada.

La ira de los campesinos franceses se hace eco de la de sus homólogos alemanes, movilizados desde finales de diciembre contra la reforma de la fiscalidad del diésel agrícola decidida por el gobierno de Olaf Scholz. También agricultores belgas bloquearon con tractores el tránsito de la autopista E42 en el norte de Namur, ciudad en el sur del país.

Los agricultores se quejan de que la legislación europea estrangula su negocio, la inflación baja sus niveles de vida y las importaciones baratas destruyen la competencia. Se han registrado protestas similares en oros países europeos como Polonia, Rumania y Países Bajos.

Francia anunció asimismo que «se opone a la firma» del acuerdo comercial que negocia la Unión Europea con el Mercosur, en medio de un intento de desarticular las protestas de los agricultores, debido a la crisis económica. «Francia se opone de manera clara (…) a la firma del tratado con el Mercosur», aseguró Attal.

Las propuestas de Attal

El primer ministro Gabriel Attal en un campo ganadero. El gobierno afirmó tomar “diez medidas inmediatas de simplificación”, por decreto, a partir de este último sábado. Entre ellos, el plazo excepcional para las autorizaciones de retención de agua, reducido a dos meses en lugar de cuatro; los recursos «simplificados» o incluso la creación de una «presunción de urgencia» para acelerar los plazos; o la limitación de los controles administrativos; medidas de “simplificación” que no cambiarán la vida de los pequeños agricultores.

La otra medida propuesta por Attal es el establecimiento de “tres sanciones muy duras” contra las empresas que no respeten la Ley Egalim (una ley francesa por la cual distintas entidades, además de las estatales, pueden elaborar costes de producción y el productor es libre de optar por los más apropiados.)

Al afirmar que esto era un “enorme progreso”, el Primer Ministro también dijo: «Soy bastante lúcido: en las negociaciones comerciales, el agricultor no está suficientemente protegido», afirmó. Las llamó «deficiencias» que deberían subsanarse «fortaleciendo los controles» y ejerciendo «máxima presión en las negociaciones». Es obvio que los grandes patrones de la distribución, en una posición de fuerza frente a los pequeños operadores, están destinados a eludir estas normas limitadas.

El anuncio sorpresa es la anulación del aumento del impuesto sobre el diésel de uso fuera de carretera (GNR).

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Desde principios de 2024, el GNR tributa a 24,81 céntimos de euro por litro, lo que representa un superávit de 2,85 céntimos respecto al año pasado. Es una medida de simplificación y flujo de caja, explicó Attal.

Attal reconoció que los agricultores están en una situación difícil, porque “por un lado decimos ‘necesitamos calidad’, y por el otro ‘queremos precios cada vez más bajos’”. Lo que está en juego es encontrar soluciones a corto, medio y largo plazos, dijo, porque necesitamos a nuestros agricultores.

Attal dijo que su gobierno abordará ese asunto en el ámbito europeo, «producto por producto», y dio la razón a la queja de uno de los agricultores, quien aseguró ante las cámaras que «es muy hipócrita» importar verduras y frutas de países como España que «están fastidiando todo su ecosistema».

Contra el bloqueo

Para impedir que bloqueen la capital, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, ordenó a las fuerzas de seguridad evitar cualquier bloqueo del Mercado Internacional Rungis –que abastece a la capital y a la región circundante de gran parte de sus alimentos frescos– y de los aeropuertos de París, y que prohibieran a cualquier convoy de agricultores el ingreso a la capital y a otras ciudades.

Los agricultores franceses quieren bloquear París y someterla a un «estado  de sitio»Agricultores del sindicato Coordinación Rural de la región de Lot-et-Garonne, donde se originaron las protestas, dijeron que planean usar sus tractores para dirigirse hacia el Mercado Internacional Rungis. Los agricultores denuncian en particular la caída de los ingresos, las bajas pensiones, la bucrocracia para trámites, la inflación de las normas y la competencia extranjera con importaciones baratas.

El presidente del principal sindicato agrícola del país, la FNSEA, Arnaud Rousseau, llamó a la calma y a la determinación. No puede haber otros accidentes, declaró, refiriéndose a lo ocurrido a principios de esta semana en el suroeste del país, donde una agricultora y su hija murieron atropelladas por un vehículo que intentó atravesar una barricada. Pero también advirtió que ésta será la semana de todos los peligros.

*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

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