El “libertario” Javier Milei será el próximo presidente argentino
Rubén Armendáriz
Argentina abrazó a la ultraderecha. Javier Milei, de 53 años, se adjudicó la segunda vuelta de las elecciones en Argentina al lograr el 56% de los votos frente al actual ministro de Economía Sergio Massa, que logró el 44% de los sufragios. Massa, ministro de Economía en un país con el 142% de inflación interanual, ha admitido su derrota antes incluso de la difusión de los resultados oficiales. El resultado ha sido un volantazo sin precedentes.
Y Argentina se enfrenta ahora a lo desconocido, subido al sendero que ya transitaron Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil. Motosierra en mano, llamó durante la campaña a “exterminar a la casta política”, a la que acusa de la crisis económica perpetua que devasta Argentina (de la que él era parte).
La extrema derecha capitalizó el voto bronca contra un gobierno que incumplió abiertamente sus promesas y aplicó duros planes de ajuste, empeorando la situación económica y social. El de Milei será un mandato con contradicciones y muchas debilidades. Ahora empieza una transición incierta para la Argentina hasta la asunción de la derecha “libertaria” que ingresará en la Casa Rosada el 10 de diciembre.
Milei, un candidato mediático, llegó a la política argentina rompiendo esquemas. El economista “liberal libertario” logró colarse entre los espacios hasta ahora dominantes, el peronismo del Frente de Todos y el espacio neoliberal del expresidente Mauricio Macri, Juntos por el Cambio.
Con respecto a las elecciones generales de octubre, la ultraderecha creció capitalizando en su mayor parte los votos que había cosechado la neoliberal Patricia Bullrich, quien, junto al expresidente Mauricio Macri, había manifestado su apoyo a los candidatos de La Libertad Avanza. También una parte importante de los votos que había obtenido Juan Schiaretti.
Por primera vez desde 1983, un espacio político que postula la impunidad para los genocidas y niega los 30.000 desaparecidos de la dictadura cívico militar y promueven una dolarización de la economía, apertura comercial irrestricta, privatizaciones, reformas estructurales, ataques contra los derechos de las mujeres y discriminación hacia distintas minorías, accede al poder.
En el balotaje de este domingo se enfrentaron dos candidatos con ideas en las antípodas. El ultraderechista Javier Milei propuso reducir el Estado al mínimo y confía en que el mercado por sí solo resolvería los problemas gracias al desarrollo del comercio y las exportaciones. El peronista Sergio Massa, actual ministro de Economía, defendió un Estado fuerte como motor de la economía y se erigió como garante de aquellos valores que Milei promete destruir, como la educación y la salud pública.
La ultraderechista La Libertad Avanza no tiene un cheque en blanco: se encontrará desde el comienzo con las contradicciones de un Gobierno que asumirá plagado de debilidades institucionales (como no tener mayoría propia en el Congreso Nacional o no tener gobernadores, ni intendentes), estará cruzado por distintas resistencias, por la falta de identidad mecánica entre votos y consensos, por las apuestas a derrotar sus planes en las calles y por casi la mitad del país que ha votado en contra suyo.
Sergio Massa admitió la derrota antes incluso de conocerse los resultados oficiales. «Lo más importante que hay que dejarles a los argentinos es el mensaje de la convivencia, el diálogo y la paz ante tanta violencia y descalificación, es el mejor camino que podemos recorrer», añadió.
«Había dos caminos, nosotros optamos por el sistema de seguridad en manos del Estado, defendimos el camino de la defensa de la educación y la salud pública como valores centrales, a nuestras Pymes, que es la mejor forma de construir prosperidad, movilización social ascendente y progreso para nuestras nación», dijo.
En la frenética semana final de la campaña, Milei se dedicó a borrar con el codo las afirmaciones propias y de sus colaboradores de los últimos dos años. «No vamos a privatizar la salud, no vamos a privatizar la educación, no vamos a privatizar el fútbol, no vamos a permitir la portación irrestricta de armas», recitó en un spot publicitario. También había anunciado la ruptura de relaciones con Brasil y China, la dolarización, el mercado de niños y de órganos humanos, y su devoción por Margaret Thatcher,
Milei cultivó su popularidad rotando en sets de televisión como comentarista económico. Con su estilo vehemente y provocador, se volvió un personaje del prime time, y algunos rasgos excéntricos de su personalidad terminaron de impulsarlo al estrellato televisivo.
La candidatura de Milei recibió el apoyo del expresidente neoliberal Mauricio Macri, quien fue entrevistado por el ex presidente colombiano Iván Duque, en un ciclo de reportajes del Woodrow Wilson Center, donde señaló que en caso de que el candidato de La Libertad Avanza sea presidente «va a requerir ayuda» y agregó que «no pone la democracia en peligro» porque, pese a que sus propuestas «suenen extremas», «tendrá que negociarlas en el Congreso».
Macri también descartó ocupar un cargo en un eventual gobierno de Milei, y dijo que «hay cosas de lo que él plantea que suenan extremas, pero él tendrá que negociarlas en el Congreso porque no tiene los votos suficientes para hacerlas por sí mismo. No reviste ningún peligro. No es el sistema corporativo y mafioso. Es una persona que hoy ha venido a representar a muchos ciudadanos de pie que se cansaron».
El viejo régimen político de la grieta -polarizado durante años entre el macrismo y el kirchnerismo, cada cual con sus respectivos aliados-, acaba de recibir su golpe más duro. Una nueva derecha –a la derecha de la derecha– surgió, ascendió y derrotó a la estructura bicoalicional argentina en pocos años. En esta elección se ha impuesto el rechazo al estado actual de la situación, por sobre el miedo a lo desconocido.
l fracaso de los últimos dos gobiernos se puede comprobar en números. Desde que el Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a la Argentina en 2018, la pobreza ha aumentado dramáticamente desde el 27,3 % hasta el 40,1 % en la última medición. Las políticas del FMI, aplicadas primero por Macri, después por Alberto Fernández, son una máquina de generar pobreza.
Los salarios de todos los trabajadores se han derrumbado, con especial gravedad para los no registrados, que han perdido el 46,7 % de su poder adquisitivo desde 2016.
La Libertad Avanza tuvo importantes aliados, algunos de los cuales quisieron derrotarlo ahora en el balotaje pero que ya habían contribuido a crear al monstruo desde mucho antes. Desde los grandes empresarios que lo promovieron hasta el peronismo que especuló con darle aire para dividir a la base electoral de la neoliberal Juntos por el Cambio.
La derecha del peronismo y algunas burocracias sindicales incluso contribuyeron al armado de las listas de Javier Milei y le facilitaron financiamiento. Más adelante en el tiempo, Mauricio Macri encontró en el candidato libertario un buen instrumento para aprovechar en las internas de la derecha, y se subió a la oleada junto a Patricia Bullrich, tras su derrota de octubre.
¿Qué va a pasar la semana que comienza? Nadie puede saberlo.
*Periodista y politólogo argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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