Argentina: tres en busca de un solo sillón presidencial
Rubén Armendáriz
Los comandos de las tres principales fuerzas políticas siguen estudiando los números finales de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), con el propósito de reorientar las respectivas campañas hacia las elecciones del 22 de octubre, luego que el lugar de alternativa política fue ocupado por la ultraderecha, responsable de radicalizar el discurso político y situarlo en el borde de la ley de selva.
El recuento oficial confirmó la elección de tercios de cara a las presidenciales de octubre. El ultraliberal Javier Milei finalmente obtuvo el 29,8% de los votos y quedó debajo del umbral del 30% que había superado en el escrutinio provisorio. Juntos por el Cambio reunió 28% (con Patricia Bullrich a la cabeza) y Unión por la Patria (con Sergio Massa) tuvo 27,2%.
Muy alejadas aparecen las otras dos fuerzas que superaron el 1,5 por ciento de los votos y estarán en octubre en el cuarto oscuro. Hacemos por Nuestro País, con Juan Schiaretti como candidato, obtuvo el 3,71 por ciento de los votos, mientra que el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, que lleva a Myriam Bregman como postulante, se quedó con el 2,61 por ciento.
Los argentinos están nerviosos tras un nuevo ajuste, una nueva devaluación anunciada por el ministro de Economía (¿y del FMI?), el desempleo, el hambre. Ya pasaron 365 días desde que le gatillaron dos veces en la cara a la principal dirigente política del país, pasó un año del intento de magnifemicidio de la aún vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y, al mismo tiempo un año de una causa judicial que desde el inicio estuvo plagada de irregularidades y encubrimientos.
Pero el juego electoral sigue su itinerario. La Cámara Nacional Electoral (CNE) señaló que el Debate Presidencial 2023 se realizará el 1 y 8 de octubre en la Universidad Nacional de Santiago del Estero y la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, y por primera vez tendrá participación ciudadana.
Participarán los cinco candidatos que sortearon las PASO: Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Sergio Massa (Unión por la Patria), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda). En caso de haber balotaje, se realizará un tercer debate el 12 de noviembre, también en la sede de Derecho de la UBA.
Una de las novedades del debate presidencial de este año respecto de ediciones anteriores es la propuesta de incluir la participación ciudadana a través de la formulación de preguntas que podrán enviarse de manera anticipada.Luego de un proceso de curaduría, serían seleccionadas las más pertinentes para ser sorteadas durante el intercambio de los candidatos, señalaron las autoridades.
Uno de los grandes interrogantes que dejaron las PASO y, en particular, la durísima interna de la coalición neoliberal entre Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, es cuántos de los que votaron al aún jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires se inclinarán en octubre por la vencedora de la compulsa de Juntos por el Cambio.
El oficialismo no la tiene nada fácil. El gobierno no sólo debe enfrentar los ataques internos y la propaganda incesante de los medios, la falta de colaboración de la oposición, los intentos de generar saqueos y las consecuencias acumuladas de sus propias flaquezas, sino que se les ha sumado en forma militante el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el torpedeo de las posibilidades electorales de la actual gestión.
El FMI no sólo intentó ignorar el impacto de la inflación internacional, de la guerra de Ucrania y de la gran sequía en las cuentas del país, sino que demoró semanas la decisión de liberar una modesta ayuda para dar algún respiro al frente cambiario.
Una estimación confiable establece que existe una faltante en las reservas de cerca de 20.000 millones de dólares que el Estado, a través del Banco Central, malvendió entregándoselos en forma irresponsable y chapucera al sector privado aceptándole todo tipo de excusas (“pago de deudas con el exterior”, “necesidad de importar insumos”) para extraerle dólares baratos.
Es el corolario lógico de la suicida política continuada del gobierno de Alberto Fernández: contemporizar con las diversas fracciones del capital, en la esperanza de que ellos retribuyan las cortesías con buenos modales y prácticas económicas sensatas.
Lo que vendrá
Tres semanas después de la sorpresa electoral que ubicó a Javier Milei en el primer lugar de las PASO, la coalición derechista Juntos por el Cambio intenta integrar sus fragmentos mientras el ultraderechista Milei continúa constituyéndose en su competidor más desafiante. Durante los últimos cuatro años, se presentó ante la sociedad como la auténtica oposición al Frente de Todos, hoy agrupado bajo el lema Unión por la Patria.
Sergio Massa, ministro de Economía y candidato presiencial oficialista, y Javier Milei no ocultan su preferencia recíproca por el otro como rival, mientras, Patricia Bullrich se desploma por la afinidad de sus propuestas y las del ultraderechista, que se puso de manifiesto durante la presentación de ambos ante el Consejo de las Américas.
El “Council”les tomó examen a los tres candidatos en el Hotel Alvear, una práctica colonial asumida sin escándalo y con sonrisas, señala Horacio Verbitzky. Allí se desplegó la compleja relación de Milei con el establishment, que lo cortejó pero debió escuchar su discurso hostil.
“La casta no son solo los políticos ladrones, sino los empresarios prebendarios, que les gusta hacer negocios con el Estado para tener la vaca atada”, peroró ante un auditorio atónito.y a los economistas profesionales cuyo nivel teórico y sofisticación encubre que son operadores del poder que defienden las atrocidades de los políticos”. Esa fue una alusión directa a Carlos Melconián, quien sería el Ministro de Economía de la hipotética Presidenta Bullrich.
La lectura de la realidad lleva a Patricia Bullrich a una encrucijada identitaria limitada por la necesidad de insistir en la polarización con el oficialismo; comportarse con más moderación que Milei para no espantar a los votantes larretistas y radicales que observan con preocupación el ataque a la moneda, a la salud pública y a la educación.
Y, además, debe intervenir en la discusión económica -donde los medios han instituido el núcleo central del debate electoral- sin decir demasiados disparates, encajonada, además, por la imperiosa necesidad de desprenderse de la imagen del expresidente Mauricio Macri, a quien buena parte del electorado identifica como responsable del fracaso político de los últimos ocho años (obviamente con la colaboración el “peronista” Alberto Fernández, su sucesor).
Javier Balsa, investigador y profesor de la Universidad Nacional de Quimes, interepta la encuestas tras las PASO y reconoce que se sabe muy poco de las personas que no suelen concurrir a votar y confiesa que a quienes hacen sondeos de opinión les resulta muy difícil prever su conducta posible.Que no hayan ido a votar, no significa que no tengan posiciones ideológicas.
Según los analistas encuestadores, el 37% de los que no fueron a votar tienen posiciones de derecha extremadamente claras: reducir los impuestos a los empresarios, achicar drásticamente al Estado y despedir muchos empleados públicos; no está de acuerdo con nada de lo que hacen las feministas y siente bronca frente al lenguaje inclusivo.
Más de la mitad de los integrantes de este grupo quiere que los migrantes de Bolivia y Paraguay se vuelvan a sus países de origen. La gran mayoría piensa que los grandes empresarios han hecho su fortuna mediante su trabajo y esfuerzo o implementando ideas innovadoras. Quienes integran este grupo son en un 55% varones.
Con adhesión a ideas nacional populares, el 63% de las personas que no fueron a votar, tiene posiciones intermedias en el eje pluralismo-autoritarismo y poca bronca de derecha. Casi todos quieren que se amplíen los derechos de los trabajadores a quienes hoy están en negro, mientras que casi ninguno quiere hacer que los migrantes se vayan.
La mayoría piensa que hay que realizar más controles o, incluso, poner presos a los empresarios que evaden (y no reducir los impuestos). Solo un tercio piensa que hay que reducir drásticamente al Estado y despedir muchos empleados. La gran mayoría considera que los grandes empresarios han hecho su fortuna explotando a los trabajadores o robando al pueblo. En este grupo B, un 69% son mujeres.
El sociólogo Jorge Elbaum señala que los pensadores de la derecha mediática local detectaron en los tres últimos años a un panelista de formación económica ultraliberal, portador de un claro deterioro emocional, que les brindaba la posibilidad de ensanchar los límites de lo decible. Impulsaron su supuesta convicción, abonaron sin límites su violencia simbólica, su misoginia y sus diatribas de odio: Javier Milei.
Ese Frankenstein ideado sin cortapisas tomó vida propia, y ya no logran controlarlo de forma completa. “Algunos de sus creadores, adeptos o admiradores –como Mauricio Macri– se imaginan como sus socios futuros. Otros especulan con la probabilidad de que esos sueños afiebrados por el odio antipopular transporten a la monstruosidad de otro 2001, sin odisea en el espacio”, añade.
El estallido popular terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa: huyó en helicóptero. ¡Otra vez sopa!, diría Mafalda.
*Periodista y politólogo argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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