Chile: ¿fin del ciclo esperanzador?

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Maximiliano Rodríguez

Chile quedó sorprendido en la noche del domingo: tanto quienes perdieron, como quienes ganaron, no esperaban la amplitud de la victoria del rechazo al proyecto de una nueva Constitución, en reemplazo a la impuesta en 1990 por la dictadura pinochetista, que ha beneficiado más a las empresas que a las personas. Así se cerró el ciclo esperanzador, iniciado por el estallido social de octubre de 2019.

Con récord de participación y voto obligatorio, la ciudadanía chilena sobrepasó los pronósticos electorales. El triunfo del Rechazo fue transversal, en todas las regiones del país, y en el global alcanzó un 61,8% de las preferencias contra un 38,1% del Apruebo. En la región Metropolitana, donde en los últimos años la centroizquierda y la izquierda habían obtenido las principales mayorías, también ganó la opción Rechazo, con una diferencia de 55,26% contra un 44,74%.

Algunos cientistas políticos atribuyen la derrota de la nueva Constitución a un rechazo al proceso de redacción por parte de la Convención Constitucional más que al texto propuesto.  Otros, a la manipulación mediática financiada por los grandes empresarios y a la falta de claridad del gobierno, que mostró sus diferencias con el texto propuesto por la Convención elegida por voto popular.

Las encuestadoras, desde el sector empresarial, anunciaban listas que el escenario estaba abierto para ambas opciones. Se esperaba, de hecho, una pelea voto a voto, pero apenas empezó el conteo la sorpresa fue todavía mayor: una hora después del cierre de mesas, el Servicio Electoral anunció que 62% de la ciudadanía votó en favor del Rechazo.

Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, destacó la alta participación que alcanzó a los 13 millones de votantes, debido al voto obligatorio y mencionó que tras el resultado de la votación va a ser necesario efectuar una lectura de un voto «conservador» con un gobierno «progresista». «Vamos a ver qué pasa con la reforma de las AFP (Administración de Fondos de Pensiones), donde me parece que la derecha va a tratar de hacer una modificación lo menos modificación posible, el cambio sin el cambio», puntualizó.

El analista político Tomás Duval, por su parte, sostuvo que los resultados no se traducen en una victoria de la derecha: «No creo que haya ganado el mundo conservador, en el fondo los ciudadanos dijeron ‘yo no comulgo con un proyecto ni de izquierda ni de derecha’. Yo creo que eso es de alguna manera lo que la ciudadanía está diciendo”. Hay ciertos temas discutidos en la Convención que seguirán siendo relevantes, tales como el reconocimiento de los pueblos indígenas, la paridad y el medio ambiente, añadió.

Pero semejante resultado constituye una contundente derrota para los sectores que se movilizaron en años pasados –incluso en pleno auge de la pandemia de covid-19– en demanda de una nueva Constitución que permitiera superar las ataduras institucionales del nefasto legado del dictador Augusto Pinochet, bajo cuyo régimen militar se impuso la Constitución actualmente vigente, y también de los gobiernos que lo sucedieron, incapaces de enfrentar al poder (o simplemente cómplices) de los grandes empresarios.

El abrumador rechazo pone en la cuerda floja al nuevo presidente de Chile, Gabriel Boric, cuya elección fue resultado de una ola de esperanza renovadora que aspira a modificar sustancialmente tanto los términos que rigen al poder público como al modelo neoliberal y que en las décadas siguientes ha dejado más desigualdad, pobreza e insatisfacción social que se traduce en protestas sociales periódicas.Plebiscito en Chile: la oposición acusa a Gabriel Boric de  “intervencionismo electoral” la recta final de la campaña - Infobae

«El pueblo no quedó satisfecho con la propuesta de nueva Constitución que la Convención le presentó a Chile y decidió rechazarla de manera clara en las urnas», dijo apenas conocidos los resultados. Acotó que “no olvidemos por qué llegamos hasta aquí”, y recordó que “ese malestar sigue latente”.

Pero Boric, a apenas seis meses de asumir el gobierno, tiene la posibilidad de iniciar su propio “segundo tiempo” conduciendo un proceso político que lleve a Chile a tener una nueva Constitución. En la noche de la derrota, se proyectó como estadista, llamó a la unidad nacional, fue autocrítico, valoró el rol del Congreso, la democracia y la voluntad expresada en el plebiscito, y habló de una segunda oportunidad que ya comenzó.

Los analistas señala que para este eventual segundo tiempo del proceso constituyente y del gobierno mismo, es indispensable un cambio estructural y profundo, no solo de rostros y personas, sino también del relato, las prioridades, la forma de comunicar y de la ampliación de la coalición de gobierno.

Los resultados del 4 de setiembre dejan una nación que rechaza en forma mayoritaria la Constitución vigente, pero que no logró formular un consenso y ni siquiera una mayoría para un documento alternativo. Y, por más que resulte ineludible la necesidad de dejar atrás la constitución pinochetista, el resultado del plebiscito deja en la indefinición el camino y el calendario que habrán de seguirse para elaborar una nueva Carta Magna.

Más allá de la expresión democrática expresada en las urnas, hubo poderes fácticos que hicieron una campaña dura y sin treguas contra la Convención, incluso antes de que se escribiera una letra. Lograron instalar una realidad que les puso el viento en contra a los convencionales, al tiempo de hacerles una trampa a la que cayeron fácilmente.

Las fakenews y las shitnews fueron el arma principal de campaña tanto en los medios de comunicación hegemónicos como en las redes sociales –como que se cambiaría el himno nacional o se quitarían los fondos previsionales–, o usar rostros en baja de la ex Concertación –coalición de la época del gobierno de Michelle Bachelet- que aprovecharon su momento de fama, mientras la dirigencia de la derecha se “fondeaba” detrás de ellos.

Los motivos del fracaso del Apruebo son varios y diversos, pero analistas y presidentes de los partidos del sector derrotado coinciden en que algunos factores determinantes fueron la excesiva ligazón entre la nueva Constitución y el desempeño del gobierno, y la forma del trabajo desempeñado en la Convención Constitucional, sobre todo el exceso de vanguardismo y academia en la discusión, alejado ello de las problemáticas sociales y económicas, empleando un lenguaje que fue «posmodernista, divisivo y militante».

Los partidos del comando oficialista del Apruebo, asumieron el éxito de la táctica de ocultamiento desplegada por la derecha, que incluyó al expresidente Sebastián Piñera, al excandidato José Antonio Kast y a los jerarcas de partidos de la coalición Chile Vamos. También hablaron de una excesiva politización del discurso de los voceros, además de la insistencia en una narrativa octubrista (del estallido social), que pudo jugarles en contra.

Cabe señalar que el plebiscito fue consecuencia l del “Acuerdo por la Paz” en noviembre de 2019 impulsado por el Congreso. que Sebastián Piñera aceptó a regañadientes como una forma de encausar políticamente el “estallido social” iniciado un mes antes, con un millón de personas protestando en el centro de Santiago, la policía disparando balines de goma a los ojos, militares en las calles y cacerolazos todas las noches, en la crisis institucional más grande desde al retorno a la democracia.

Se propuso entonces un proceso constituyente que comenzaría con un plebiscito de entrada, donde la opción “apruebo” obtuvo casi un 80% de los votos junto a la opción convención constituyente paritaria. En las elecciones de convencionales constituyentes en mayo de 2021 los movimientos ciudadanos y la izquierda obtuvieran la mayoría de los 155 escaños, dejando a la derecha con apenas 27 representantes y sin poder de veto.

La derecha con el mango de la sartén

Uno de los objetivos será construir los acuerdos para el nuevo mecanismo y cronograma de elección de otra Convención, pero ahora con el gobierno y las calles marcados por una derrota, y la derecha que pasa a la ofensiva a partir de su primera gran victoria política desde 2019.

El rol del Congreso, donde el gobierno no tiene mayoría, será clave, pues allí deberán avanzar todas las reformas que hagan viable un nuevo proceso constituyente. Ésto en virtud de la rebaja del quórum para reformas constitucionales a 4/7 de los votos, mayoría relativa que tiene la oposición derechista.

Ahora, la derecha, esa que estuvo escondida –hasta el excandidato presidencial ultraderechista José Antonio Kast salió a arrogarse el resultado–, deberá especificar hasta dónde está dispuesta a avanzar, pese a su largo historial de 30 años en que se opusieron siempre a cambiar la Constitución dictatorial de Pinochet.

El presidente Boric ya instó al Congreso a abrir un espacio de entendimiento para resolver la cuestión constitucional las interrogantes son si habrá una nueva Convención para escribir una nueva Constitución sobre una hoja en blanco o será la derecha parlamentaria la que decida modificar –en soledad- la actual Carta Magna.

Germán Silva se atreve a hablar de ezquizofrenia: ¿Cómo pasamos de un plebiscito de entrada en que casi el 80% votó a favor de eliminar la Constitución elaborada en dictadura a este resultado categórico, rechazando lo propuesto por la Convención, pasando por la elección democrática de 155 personas, la mayoría independientes? Aunque algunas personas se molesten por el uso del concepto esquizofrénico, no hay ninguno que pueda explicar mejor lo vivido desde el 18 de octubre en adelante, señala.

Se impone, en lo inmediato, la necesidad de que los liderazgos sociales, los gobernantes y la clase política en general esclarezcan los aspectos del texto constitucional propuesto que causaron el rechazo mayoritario y se aboquen a analizar los pasos necesarios para convocar a un nuevo organismo constituyente.

Revivió Pinochet

Revivió Pinochet, tuiteó el presidente colombiano, Gustavo Petro, al referirse al holgado triunfo del rechazo a la nueva Constitución de Chile.Sólo si las fuerzas democráticas y sociales se unen será posible dejar atrás un pasado que mancha a toda América Latina y abrir las alamedas democráticas, agregó el mandatario.

Su antecesor Iván Duque escribió en Twitter: triunfó la sensatez sobre las imposiciones ideologizadas que fracturarían para siempre una sociedad que ha alcanzado importantes logros sociales y económicos. En el mismo tenor se pronunció el exgobernante argentino Mauricio Macri, quien escribió: en Chile prevaleció la sensatez.

Otro exmandatario que abordó el proceso electoral fue Mauricio Macri, de Argentina, quien señaló que “una Constitución es un acuerdo consensuado, no la imposición de unos sobre otros”.“En Chile prevaleció la sensatez. Queda abierta la oportunidad de dictar leyes inmediatas y pensar en una futura reforma constitucional para consolidar el progreso y la justicia en el país hermano”, finalizó.

El expresidente boliviano Evo Morales tuiteó: “Saludamos la vocación democrática del pueblo chileno que participó pacíficamente en el referendum constitucional. No todos los procesos constituyentes son fáciles. La lucha de los pueblos por inclusión, solidaridad y dignidad continuará mientras exista injusticia y desigualdad”.

“En esta fecha, también rendimos homenaje al hermano Salvador Allende que hace 52 años fue elegido como el primer presidente socialista de Chile y reivindicamos su mensaje revolucionario de tolerancia, soberanía y hermandad entre los pueblos libres del mundo”, añadió.

*Economista y politólogo chileno, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

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