El Plan C de la derecha ya está en marcha en Colombia

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Marcos Salgado | 

Habrá segunda vuelta en Colombia para definir quién será el próximo presidente, un escenario que se se veía venir en las encuestas previas, que también adelantaban un amplio triunfo del candidato progresista, Gustavo Petro, quien superó el 40 por ciento de los votos y aventajó por doce puntos al segundo.

En Argentina, o en Bolivia, por ejemplo, esta contundente victoria le hubiera alcanzado para consagrarse presidente sin más trámite, pero en Colombia hay que alcanzar la mitad más uno de los votos en primera vuelta para evitar el balotaje, un objetivo siempre muy complejo, en un país donde, de nuevo, votó apenas un poco más de la mitad del padrón electoral.

La sorpresa de la jornada fue Rodolfo Hernández, quien alcanzó el 28 por ciento de los votos válidos y desplazó al candidato del uribismo, Federico Gutierrez, quien arañó el 24 por ciento. Muy atrás quedó el centro, con Sergio Fajardo y apenas el 4 por ciento.

Una primera lectura muestra al uribismo como el gran derrotado. Esta claró que Iván Duque se va por la puerta de atrás, el repudio a su gestión estuvo presente en los votos a Petro, y también a Hernández. Este ex alcalde de Bucaramanga, quien creció en las últimas semanas, con un discurso anticorrupción y difusas promesas de ayudas directas a sectores postergados. Su caballito de batalla fue la consigna de quitarle la chequera a los políticos corruptos. Y dársela a él, quien, por cierto, dejó la alcaldía de Bucaramanga por una investigación de malversación de fondos.

Algunos lo llaman el Trump colombiano, por algunas semejanzas en su perfil con el estadounidense. Es empresario, millonario, de derecha, misógino declarado, pero con discurso populista. Al estilo Trump, y al estilo Bolsonaro, en Brasil.

El candidato del uribismo, Fico Gutierrez, sin que nadie se lo preguntase, la misma noche del domingo adelantó que votará por Hernández, sus 5 millones de votantes también lo harán, seguro, azuzados por el fantasma de Petro presidente. Los votos del centro y de otros candidatos también parecen más cercanos a Hernández que a Petro, pero no son vitales.

Si ese endoso de votos funciona sin sorpresas, Hernández sería el próximo presidente de Colombia, y el establishment oligárquico colombiano habrá resuelto la amenaza de una histórica victoria del progresismo, echando mano al plan C. El A, era Fico Gutierrez, quien no pudo con la pesada mochila que le dejaban Duque y Uribe, el B, la suspensión lisa y llana de las elecciones, con lo que coquetearon sectores del oficialismo en el gobierno, y el C, Hernández, un candidato outsider, pero no tanto. Un supuesto candidato antisistema (al estilo Trump, o Bolsonaro) que en realidad viene a garantizar los intereses de los dueños de ese sistema.

Gustavo Petro, por su parte, creció en votos respecto a la campaña del 2018, pero no los suficientes todavía, necesita, y lo dijo en la noche del domingo, un millón de votos más. Votos que, parece, deben surgir de nuevos votantes, es decir, de electores que no participaron en la primera vuelta. Un misión difícil, pero no imposible.

Tal vez la llave de un triunfo del progresismo esté en Francia Márquez, su candidata a vicepresidenta, y lo que ella representa, ¿será el voto de la mujer pobre colombiana la clave para frenar el plan C de la oligarquía en Colombia?

 

*Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTv en Venezuel, editor de Questiondigital.com. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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