Asume Daniel Ortega por quinta vez la presidencia nica: entre la democracia y la injerencia

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Victoria Korn

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, de 76 años,  tomó posesión para un nuevo mandato de cinco años, el cuarto de forma consecutiva y el segundo junto a su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, de 70 años, en ceremonia realizada en la Plaza de la Revolución de Managua.

La ceremonia contó como telón de fondo el “brutal” castigo aplicado por EEUU y la Unión Europea a familiares, allegados, funcionarios y algunas entidades como la Policía y la Fiscalía, por supuesta corrupción y violación a los derechos humanos. Sanciones a nicaragüenses que no se aplican a corruptos, torturadores y asesinos estadounidenses.

El gobierno de Joe Biden y de sus socios de la Unión Europea, en nombre de la democracia, impusieron nuevas sanciones a Nicaragua y a varios de los dirigentes. Ortega ironizó sobre las sanciones de Washington y dijo que fue una “condecoración” la impuesta a la presidenta del Consejo Supremo Electoral Brenda Rocha, una de las funcionarias sancionadas, a dos de sus hijos.

Ante la negativa de la UE y Washington de reconocer su gobierno, Ortega agradeció la presencia de delegados de regímenes y pueblos amigos del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Entre ellos destacó al pacifista estadunidense, Brian Wilson, quien perdió sus piernas en 1987, cuando protestó sobre los rieles de una vía férrea por el envío de armas a la contra de Nicaragua.

Ortega logró 75,92 % de los votos en unas cuestionadas elecciones celebradas el pasado 7 de noviembre, tras el arresto de siete rivales presidenciales. A este grupo se suman otras 120 personas que están encarceladas por participar en las protestas del 2018, que dejó 355 muertos y más de 100.000 exiliados. El gobierno los considera “criminales” que se organizaron para un golpe de Estado con ayuda de Estados Unidos.

Ortega, uno de los comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que liberó al país de las dictaduras de los Somoza en 1979,  gobernó el país por primera vez en la década de 1980. Regresó al poder hace 15 años. Este lunes comenzó un nuevo mandato de cinco años.

Democracia e injerencia

Washington y Bruselas consideran que no fueron “democráticas” esas elecciones. Ortega los acusó de “injerencia” e “irrespeto a la soberanía”, y en noviembre pasado pidió iniciar un proceso para retirar al país de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Algunos países latinoamericanos como Chile y Costa Rica, desconocieron, a través de la OEA, la legitimidad de los comicios y demandaron la liberación de los opositores presos, mientras otros como Bolivia, Cuba y Venezuela saludaron la victoria de Ortega.

En ese contexto, Nicaragua reanudó relaciones diplomáticas con China el 9 de diciembre, tras deshacer los nexos que el país mantuvo por más de 30 años con Taiwán y reconocer el principio de “una sola China”, lo que vino acompañado por una donación de miles de vacunas. Tres semanas después China abrió su embajada en Managua.

También estrechó sus lazos con Moscú, que le proporciona una amplia cooperación, desde trigo, vacunas anticovid y colectivos para renovar el transporte público, hasta una estación satelital.

“Vamos a seguir luchando para defender al pueblo, para que tenga salud, educación y vivienda”, dijo el ex comandante sandinista después de juramentar él mismo a su gabinete.

El mandatario también pidió el cese de las sanciones de Estados Unidos contra Cuba y Venezuela, y aseguró que el presidente demócrata, Joe Biden, tiene más de 700 presos políticos, en alusión a los seguidores del ex mandatario Donald Trump que asaltaron la sede del Capitolio hace un año.

*Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe,  asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

 

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