El pantanal argentino de las vacunas contra el covid-19
Juan Guahán|
El presidente argentino Alberto Fernández habló por cadena nacional; fue por primera vez y lo hizo para decir que el covid-19 está ahí, que tenemos dificultades con las vacunas y que hay que cuidarse, mucho más ahora que viene el cambio de temporada y el virus está haciendo desastres en el vecino Brasil.
El presidente pronunció algunas verdades pero calló otras. Dijo, por ejemplo, que solo unos 15 privilegiados países habían recibido más del 10% de las vacunas contratadas y comprometidas. Argentina que firmó convenios por la compra de 56 millones de dosis solo recibió poco más de cuatro millones, el 7,3% de lo acordado.
¿Por qué? Las razones son variadas. Por empezar la de Pfizer no la tienes por las inauditas garantías que pedían. En el caso de la rusa Sputnik porque, después de los buenos resultados, creció su demanda mundial, mientras que la población rusa reclama por su natural prioridad. Por eso su llegada al país es muy lenta.
Según las informaciones que se filtran, más allá de las cláusulas de “confidencialidad” existentes, la China podría realizar envíos mayores pero hay problemas de precios. Su vacuna estaría rondando los 30 dólares por unidad, unas tres veces más que la rusa.
De todos modos el mayor problema sigue estando, para Argentina, en lo que acontece con la vacuna Oxford Astra-Zéneca. Su origen está en un acuerdo de la Universidad de Oxford con el laboratorio trasnacional Astra-Zéneca con sede en Cambridge (Reino Unido) y cuyo principal accionista es Black Rock, cabeza de los fondos buitres que tienen acogotado a todo el pueblo argentino.
El laboratorio Astra-Zéneca se asoció con la empresa argentina Insud, cuyo fundador y director ejecutivo es el psiquiatra Hugo Stigman. Éste acordó con el presidente Alberto Fernández que su laboratorio mAbxione -que tiene instalaciones en las localidades bonaerenses de Garín y Munro- produciría el principio activo, corazón de la vacuna contra el Covid.
Aquí se producirían 150 millones del mismo, que luego serían envasados por el laboratorio mexicano Liomont y que todo estaría financiado por Carlos Slim, el millonario empresario de ese país. Fue allí que el presidente argentino, eufórico, dijo: “La producción latinoamericana va a estar a cargo de la Argentina y México, eso va a permitir un acceso oportuno y eficiente para todos los países de la región”
El gobierno argentino, sorprendido en su ingenuidad, buena fe, ignorancia, desesperación por la pandemia o vayan saber uno por qué otras razones… confió en el laboratorio de sus tradicionales “amigos” británicos y el astuto empresario argentino.
No es fácil saber cuánto aportó el gobierno argentino para que el laboratorio de Insud pudiera fabricar la vacuna, ni tampoco cuánto es lo que ya pagó por los 22,4 millones de vacunas que iban a proveer, de la cuales se han recibido cero. Según algunas publicaciones el valor unitario de cada vacuna rondaría los seis dólares. Sigman sostuvo –en agosto de 2020- que su valor oscilaría entre tres y cuatro dólares.
Todo eso ocurrió en agosto del año pasado, cuando se anunció, con bombos y platillos que un laboratorio nacional produciría la vacuna que se repartiría equitativamente entre todos los países latinoamericanos, a excepción de Brasil, que ya tenía otros acuerdos.
En esa oportunidad, el mencionado empresario manifestó que “Latinoamérica tendrá la vacuna en el mismo momento que EEUU. y Europa (…) Es una epopeya latinoamericana”. A renglón seguido argumentó que “este es un acuerdo entre privados”.
Pero las cosas no salieron de acuerdo a lo esperado. Es muy difícil saber la realidad de lo acontecido. El hecho que el presidente de México Andrés Manuel López Obrador no acompañara a Alberto Fernández en su recorrida por el laboratorio mexicano –en su reciente visita a ese país- aumenta las dudas.
Distintas fuentes afirman que se está enviando a México el mencionado “principio activo” pero que el laboratorio mexicano no tiene lo necesario para que se pueda envasar y distribuir.
El 20 de enero se habrían despachado lo suficiente para 6,4 millones de dosis, una cifra semejante se envío el 2 de febrero, en marzo se estarían remitiendo 18 millones de dosis. Para el mes de abril esa cifra alcanzaría los 25 millones de dosis mensuales.
El diario español El País hizo públicas el 25 de febrero declaraciones del propio Sigman donde éste dice que el problema subsiste y que, por los problemas existentes en México, están enviando a EEUU los principios activos para que allí sean envasados.
Médicos consultados sostienen -por ahora en voz baja- que Argentina tiene las condiciones para reunir los elementos necesarios para envasarlas y distribuirlas. Los reclamos no crecen.
En Argentina, desde la oposición no hay mucho interés en divulgarlos por tratarse de grandes laboratorios. En el oficialismo los reclamos están amortiguados por el hecho que Sigman es un connotado “progresista” de fuertes vínculos con el elenco gobernante. Una de las integrantes de la Fundación Insud acaba de ser designada para reemplazar a Alejandro Costa, y pasa a ser el número 2 del mencionado ministerio.
Por todo lo aquí señalado es que crece la idea que el gobierno argentino debería imitar al italiano que prohibió la salida de vacunas de Astra-Zéneca, destinadas a Australia fabricadas en ese país, hasta que el mencionado laboratorio cumpla con las obligaciones asumidas con el país.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)