Un objetivo y once motivos del complot de EEUU contra Venezuela
Nazanin Armanian
Mientras dejamos a los expertos en Venezuela analizar la política interna de Nicolás Maduro, e incluso pasamos por alto la injustificable relación de hermandad de sus mandatarios con la teocracia fascista de los mulás de Irán (instalados por EEUU) que han ahorcado a decenas de miles de personas progresistas, nos enfocamos en la estrategia de EEUU de Trump en su actual agresión multidimensional a la nación latinoamericana.
El despliegue del grupo de ataque del USS Gerald R. Ford -el portaaviones más grande del mundo-, drones de vigilancia y bombarderos B-52, y unos 12.000 efectivos militares cerca de las fronteras de Venezuela, constituyen la mayor movilización naval estadounidense en América Latina en décadas.
1. Destruir el poderío militar de Venezuela ni sus infraestructuras, como ocurrió en el ataque de EEUU a Irán, donde se ha mantenido al régimen islámico en el poder e incluso se ha evitado que Israel elimine a su caudillo Ali Jamenei.
empresas estadounidenses la oportunidad de participar en la explotación de sus pozos petrolíferos, algo similar a lo que hicieron los ayatolás de Irán tras la Guerra de los Doce Días. Y aunque la noticia no fuese cierta, a Washington le resulta más fácil y menos costoso llevar a cabo un asesinato selectivo o un golpe de Estado que desplegar una enorme fuerza militar.El petróleo tampoco fue la razón de la destrucción total de Irak por EEUU y sus aliados, quienes tuvieron suficiente tiempo entre 1991 y 2003, para matar a Sadam Husein, o derrocarlo mediante un golpe de Estado, el mismo método que la CIA utilizó para colocarlo en el poder.
Veamos esta impresionante conspiración contra los pueblos de una región, que alberga la mayor reserva del petróleo y gas del planeta. Como consecuencia del terremoto que provocó la revolución democrática y moderna iraní en 1978, Jimmy Carter organizó cuatro operaciones para contener sus oleadas que apuntalaban directamente los intereses imperialistas:
1) Febrero de 1979: instalar al clérigo ultraderechista y oscurantista Ruholah Jomeini en Irán.
2) Julio de 1979: elevar a Sadam Husein a la presidencia. Dos meses después, invadió Irán atacando sus refinerías, mientras Jomeini, que consideró la guerra «una bendición divina», siguió con su misión del exterminio de la izquierda iraní bajo la cortina de humo del conflicto.

3) Septiembre de 1978: organizar el golpe militar del general yihadista Muhammad Zia-ul-Haq en Pakistán.
4) Septiembre de 1980: instalar en Turquía, otro país vecino de Irán y además miembro de la OTAN, al sanguinario general Kenan Evern.
La guerra contra Irak fue organizada a base de siete mentiras sirviendo a diez objetivos. La caída de Hussein también puso fin al movimiento nacionalista por la liberación de Palestina, acabando con Yaser Arafat.
Un «cambio de régimen» en Venezuela. La idea es derrocar a Nicolás Maduro, a quien Washington considera de izquierdas, y reemplazarlo por alguien de extremaderecha y afín, como la señora María Corina Machado, preparada desde la era de George Bush para ocupar el poder en Caracas algún día, a la que se le dio a conocer al mundo entregándole el Nobel de la Paz. Nada es por casualidad.
Con esta idea, Trump está empleando a la Fundación Nacional para Democracia, a USAID (la megaagencia «humanitaria» de la CIA)), y también a la organización Otpor, que fue creada en 2003 para acabar con el ùltimo estado socialista de Europa, derrocando a Slodoban Milosevic (ahora Kosovo es la segunda mayor base militar de EEUU en el mundo, con un Guantánamo incluido).
Pretexto
Acusarle de narcotraficante con la misma prueba con las que juró que Sadam Hussein tenía «armas de destrucción masiva», es decir, ninguna. Sin embargo, hay documentos oficiales que muestran que los gobiernos de EEUU, no en pocas ocasiones, patrocinaron a los narcotraficantes para alcanzar sus propósitos. En Laos durante 13 años (1955-1974), cuando intentaron destruir a los comunistas vietnamitas, la CIA hasta transportaba el opio y la heroína que producían sus mercenarios en los aviones de Air America.
En Latinoamérica, en la era de Ronald Reagan, sus servicios de inteligencia trapicheaban con droga para financiar a la Contra antisandinista, a los que también mandaban dinero traficando con armas para los ayatolás de Irán, y se las engtregaba nada menos que Israel (escándalo Irán-Contra).
En Afganistán, el negocio pasaba por manos de los Yihadistas, organizados desde 1978 por la CIA y el MI6, para desmantelar al gobierno progresista del Doctor Nayibulá, hasta que en el año 2000 el díscolo Mulá Omar eliminó los cultivos de adormidera, provocando una escasez de heroína en el mercado. Un año después, con el país ocupado por las tropas de la OTAN y Mulá fugado, la superficie cultivada aumentó hasta 20 veces, según la ONU.
Aunque el señor Maduro estuviera involucrado en el tráfico de droga, debería ser denunciado ante los organismos internacionales, que no ser atacado por un país cualquiera. ¿Por qué Trump no agrede a Méjico o Colombia que son las dos principales fuentes de la droga que entra en EEUU?
Maduro en el Trump I y el Trump II
Tenemos a un Trump en su primer mandato, generoso con la industria armamentística pero contrario a meterse en guerras interminables. No llegó a un segundo mandato en 2020, como lo pronosticamos, por la oposición de los militares de la OTAN, que se aburren cuando no descargan bombas sobre millones de civiles desarmados. Luego está un candidato Trump en 2024, que aprende la lección y busca el respaldo de todos los lobbies.
A través de David Vance (el actual vicepresidente), un millonario vinculado a los militaristas de Silicon Valley, atrae el apoyo del complejo industrial -militar para servir a sus intereses que también coinciden con contener a China como la única potencia que amenaza seriamente la hegemonía absoluta de EEUU a nivel mundial: ahora sí que iba a ocupar la Casa Blanca, también lo pronosticamos, y justo por este apoyo recibido.
Así, las startups militares de Silicon Valley, al igual que las europeas, compiten para conseguir más capital destinado a la versión de la guerra automatizada utilizando la inteligencia artificial. Gaza, Líbano, Siria, Irán, o Venezuela forman parte de los escenarios de la guerra real donde poner a prueba dichas tecnologías, para enfrentarse a la verdadera batalla, que se librará contra China.
Así, Maduro pasa de ser de un «dictador» y un asunto que sólo incumbía a la política exterior en el primer gobierno de Trump a ser una «gran amenaza contra la salud y la seguridad de los estadounidenses», en el segundo. Nada nuevo. Lo hizo George Bush con Sadam Hussein, quien pasó de ser un dictador del montón a ser acusado de enviar Ántrax a EEUU para matar bebés. El verdadero autor de los envíos fue un tal Bruce Ivins, un asesor del FBI, y el Pentágono y al CIA lo sabían, pero lo incluyeron en el paquete de la conspiración de Bush contra Irak.
Motivos
Apuntando a Venezuela, EEUU busca ganar en una misma operación, varias batallas:
1. Las amplias relaciones que Venezuela ha establecido con China. No se trata sólo de que el gigante asiático sea el primer socio de Caracas, lo es para muchos países del mundo. Lo que molesta a Washington es que China la haya convertido en un socio estratégico, el principal receptor de préstamos y de inversiones en América Latina, que esté participando en grandes obras de infraestructura, tecnología y recursos estratégicos y, como guinda, que ha desdolarizado el comercio de su petróleo, utilizando el yuan digital, el rublo y el euro.
La mera militarización de la frontera venezolana, aunque no hubiese un tiroteo, impedirá a China el cumplimiento de sus contratos por razones de seguridad. Actualmente, la potencia asiática compra cerca del 90% de las exportaciones de petróleo de Venezuela; es su principal acreedor. En septiembre pasado, China instaló la primera plataforma petrolera flotante en el lago de Maracaibo, con una inversión de 1.000 millones de dólares para alcanzar una producción de 60.000 barriles diarios de crudo en un año.
Las amenazas de Trump de ocupar Panamá, por permitir las inversiones de China en una de las siete gargantas vitales del planeta, está en esta misma línea.
2. La entrada de China en el mercado militar de los países de la zona, mientras EEUU no sólo se ha apoderado de este negocio en el sudeste asiático, sino que varias de las cerca de 800 bases militares que tiene esparcidas por el mundo, se encuentran en Japón, Singapur, Tailandia, Corea del Sur, apuntando directamente a Bejín.
3. Beneficiar a las empresas armamentísticas: «Expulsaré a los belicistas» dijo Trump candidato; «Tenemos a esta gente que siempre quiere ir a la guerra. ¿Saben por qué? Los misiles cuestan dos millones de dólares cada uno. Por eso. Les encanta lanzar misiles por todas partes. Yo no tuve guerras… . Nosotros ponemos a Estados Unidos primero».
De los 850.000 millones de dólares de presupuesto de defensa para 2025, la actual operación militar en el Caribe tiene destinados 12.000 millones de dólares, que irán al bolsillo de Lockheed Martin, proveedor de cazas furtivos F-35B y drones CCA para vigilancia marítima; RTX Corporation, productor de la aeronave de patrulla marítima P-8A Poseidon; General Dynamics, fabricante de los destructores de la clase Arleigh Burke y del submarino USS Newport News, entre otras.
4. Reconfigurar la geopolítica en esta región, utilizando la «diplomacia de los cañones».
5 . Pedagogía del terror atemorizando a los mandatarios, -progresistas o no (como los de Irán, Turquía, o Arabia Saudí)-, que ejercen su derecho a la soberanía, aplicando una política exterior multilateral. Ahora bien, el negocio del «Sur al Sur», en absoluto garantiza que sus beneficiarios sean los pueblos de dicho espacio, gobernado en su gran mayoría por dictaduras capitalistas, y por ende corruptas.
La burguesía es una misma clase a nivel mundial al igual que la clase trabajadora, y dividir el planeta en «el norte y el sur» es una patraña para ocultar que el colonialismo dejó de existir tras la Primera Guerra Mundial y las multinacionales han creado el concepto de «capital global»: ¿Arabia Saudí o Qatar son el «norte» o el «sur»?. Otra cosa distinta es que un sector de los mandatarios del “sur” hayan recreado un feudo político, para no ser sometidos al escrutinio democrático, camuflándose bajo el lema de «soberanía nacional».
7. Militarizar el Caribe y forzar a sus gobiernos a destinar mayor presupuesto a la defensa
8. Implementar la Nueva Doctrina Monroe, -de América al servicio de los intereses de las élites de Washington manteniendo el hemisferio fuera de la influencia de otras potencias. Resucitada por Barak Obama, quien tras ver que EEUU, a pesar de vencer a la Unión Soviética en 1991, no ha podido dominar su vasto territorio, ni consiguió sacar provecho de sus invasiones en Irak o Afganistán, pensó: 1) regresar a Asia, acosando a China; y 2) salvar el dominio de EEUU sobre «su patio trasero», América Latina.
Y del mismo modo que en la era de Ronald Reagan y la Guerra Fría aparece en el Vaticano el Papa Juan Pablo II, que por primera vez es un eslavo-polaco, obviamente ultraderechista-antisoviético, también durante el mandato de Obama el Vaticano debía ser la imagen de la Casa Blanca. Tuvimos a un Papa argentino e igual de simpático que Obama. El dúo Obama-Francisco utilizó el poder blando para marginar a las fuerzas progresistas en América Latina, continente que alberga al 40% de los católicos del mundo.
9. Ganar la «guerra» a un país del tercer mundo para ser admirado por sus votantes de cara a las elecciones de mitad de mandato de 2026. Se tarta de un despliegue tan costoso que Trump está obligado a sacarle un rédito hollywoodiense, para poder justificarlo.
10. La fobia del secretario de Estado de origen cubano Marco Rubio hacia lo que considera la «izquierda en el continente» (recuerden que Trump tachó de «comunista» al candidato burgués del Partido Demócrata Zohran Mamdani, el alcalde de Nueva York).
11. Pedagogía del terror: «La presencia de un portaaviones es un mensaje importante que enviamos no solo a la región, sino también a quienes apoyan a Venezuela», revela Joseph Votel, el ex comandante del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM). Se refiere a la presencia de los asesores militares de la teocracia de Irán y su Fuerza Quds en Venezuela. La Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela también ha acusado a Maduro enviar el uranio a Irán, o acoger a los miembros del Hizbolá libanés.
Los veteranos del establishment de EEUU temen que los chavales militaristas de Silicon Valley piensen que derrotar a China es como «coser y cantar», llevando a EEUU y el mundo hacia una catástrofe de grandes dimensiones.
Un dato a tener muy en cuenta: un tal Benjamín Netanyahu está preparando un nuevo y masivo bombardeo de Irán que puede apartar los focos y las armas de Venezuela, como lo hizo en 2010 con las políticas de Barak Obama, dirigiéndolos una vez más hacia Oriente Próximo, aunque se trataría de un mismo tablero de ajedrez: el de la hegemonía mundial disputada.