Los casos de corrupción por los que Netanyahu pidió el indulto
Soborno, fraude y abuso de confianza
Emilia Morales
El primer ministro de Israel solicitó formalmente al presidente del país el indulto por los tres casos de corrupción que pesan sobre él. De lograrlo, el mandatario investigado por genocidio podría presentarse a las elecciones de 2026.
Tres casos de corrupción persiguen a Benjamín Netanyahu desde el año 2016. Los procedimientos han sufrido varios retrasos debido a la pandemia de la covid-19 de 2020 y el genocidio perpetrado en Gaza desde finales del 2023. Ahora, el dirigente de extrema derecha ha pedido el indulto al presidente del país, Isaac Herzog, en una solicitud sin precedentes.
Para empezar, porquelo habitual es solicitar el indulto una vez se haya juzgado y condenado a la persona por los delitos de los que ha sido acusada. En segundo lugar, porque obliga a reconocer la culpabilidad de la persona sobre los hechos investigados, cosa que Netanyahu no ha hecho.

El líder de la oposición, Yail Tamir, ha recordado precisamente esta cuestión a Herzog al comunicarle que no es posible indultar a Netanyahu «sin admisión de culpa, expresión de arrepentimiento y la retirada inmediata de la vida política». Ahora, el presidente del país que tiene que esperar a que el Ministerio de Justicia, en manos de Yariv Levin, diputado del Likud de Netanyahu, le remita el informe de recomendación que después deberá ser valorado por su asesor legal.
Pese a que la decisión final del indulto recae exclusivamente sobre Herzog y de que esta es inapelable, medios como Haaretz especulan con la posibilidad de que la Corte Suprema de Israel revise el procedimiento. En septiembre, Herzog se mostró crítico con los casos judiciales que pesaban sobre Netanyahu cuando aseguró en una entrevista que suponían «una pesada carga para el sistema: son engorrosos y lo lastran». Ahora, el jefe del Estado israelí ha asegurado que «considerará sinceramente» la petición de Netanyahu.
Por su parte, en el discurso que dio el pasado 30 de noviembre para pedir formalmente el indulto, Netanyahu obvió las ventajas personales que le supondría zafarse de las tres causas. Principalmente, no entrar en prisión y mantener el cargo de primer ministro en el caso de que fuera reelegido en los comicios que se celebrarán en el país el próximo 2026.
En su lugar, el principal argumento del mandatario para pedir el indulto fue «la situación de seguridad y el interés nacional de Israel» en la carta que envió a Herzog. En el video en el que comunicaba esta decisión, el primer ministro afirmaba que «la continuación de este juicio nos divide por dentro, aumenta las divisiones y las profundiza». Cree que «el fin inmediato del juicio contribuiría en gran medida a calmar los ánimos y a promover una amplia reconciliación». Sin embargo, las reacciones a la petición han sido, precisamente, protestas en las calles.

Caso 4000: Sobornos para un amigo empresario
Entre 2012 y 2017, además del cargo de primer ministro, Benjamín Netanyahu asumió puntualmente la cartera de Economía e Industria, Asuntos Exteriores y Comunicaciones. Fue durante el periodo en el que estuvo al frente de este último ministerio cuando presuntamente tuvieron lugar los hechos por los que se acusa al mandatario de haber recibido sobornos.
Según las investigaciones realizadas por la Fiscalía y la policía del país, durante aquel periodo el ahora primer ministro habría favorecido a la empresa de telefonía Bezeq Telecom Israel a cambio de un buen trato informativo de él y su esposa, Sara Netanyahu, en el portal de noticias Walla! que forma parte del Grupo Bezeq. En aquel entonces, el accionista mayoritario de la compañía era Shaul Elovitch, un importante empresario al que la prensa israelí describe como próximo a Netanyahu.
Los presuntos favores concedidos por Netanyahu a la empresa de Elovitch consitían en apoyar decisiones legales y empresariales que beneficiaban a Bezeq, como ofrecer un pacto ventajoso a la compañía para la adquisición del canal satélite Yes. De acuerdo a a la investigación de la policía israelí, a cambio de estos favores Bejamín Netanyahu habría intervenido de manera «flagrante y continua, a veces incluso a diario, en el contenido publicado por el sitio web Walla News«, además de intentar influir «en el nombramiento de altos funcionarios (editores y pedioristas)». En su escrito, publicado a finales de 2018, la policía pidió presengtar cargos contra el ahora primer ministro.
A principios de 2019, la Fiscalía General del país, imputó formalmente a Benjamín Netanyahu por los presuntos delitos de cohecho (soborno), fraude y abuso de confianza. En este caso también está imputada la esposa de Netanyahu, Sara Netanyahu, y la del propietario de Bezeq, Iris Elovitch. A la acusación se han ido sumando, como testigos, antiguos cargos políticos como Shlomo Filber, jefe del Ministerio de Comunicación durante el tiempo que Netanyahu dirigía esta cartera. El actual primer ministro de Israel siempre ha negado los cargos.
Este fue el primer caso por el que se investigó al mandatario de extrema derecha y a su esposa. El escándalo estalló en 2016, cuando la televisión Channel 2 publicó un reportaje en el que se explicaba que Benjamín y Sara Netanyahu habían recibido regalos de lujo -puros y champagne- del productor de Hollywood, Arnon Milchan, y su amigo, el empresario multimillonario James Packer. En 2019, Milchan admitió haber enviado dichos presentes a la pareja, aunque aseguró que no creía que pudiera ser visto como algo negativo.
Las investigaciones, sin embargo, relacionaron estos regalos con una serie de decisiones políticas de Benjamín Netanyahu. En concreto: facilitar la consecución de un visado estadounidense para Milchan y pedir al entonces jefe de Comunicaciones, Shlomo Filber (testigo en el Caso 4000), que tuviera en cuenta al productor en el acuerdo de fusión entre dos empresas de comunicación en las que Milchan deseaba invertir. Presuntamente, Netanyahu también presionó para ampliación de execciones fiscales para residentes que regresaban a Israel, como era el caso de productor. Sin embargo, la ampliación no se logró.

A principios de 2017 se filtraron a la prensa las conversaciones secretas entre Benjamín Netanyahu y el heredero y propietario del diario Yediot Aharnot (Yediot), Arnon «Noni» Mozes. En ellas, el empresario israelí habría ofrecido al mandatario mejorar el trato que el periódico impreso le daba a su Gobierno.
A cambio le pedía reducir la difusión de uno de los medios competencia del Yediot, el periódico gratuito, Israel Hayom. Para ello, Netanyahu se ofrecía a aprobar una ley que obligara a reducir «en dos tercios» la tirada de Hayom. Además, barajó la posibilidad de limitar la publicidad del periódico, lo que afectaba a su financiación.
Creado en 1939, Yediot Aharonot es uno de los periódicos más antiguos y más leídos en Israel. Su línea editorial conservadora comparte ecosistema con otras muchas cabeceras consideradas cercanas a la derecha, entre las que se encuentra el Israel Hayom. 
De hecho, este periódico ha sido siempre amable con Netanyahu e incluso uno de los mayores inversores del medio, Sheldon Adelson, fue considerado cercano al mandatario. Unos años después de su lanzamiento en 2010, la nueva publicación desplazó a Ynet del podium durante un tiempo. Supuestamente, las conversaciones entre Netanyahu y Mozes se produjeron en ese momento. Finalmente, el plan para acabar con esta publicación nunca se materializó.